martes, 5 de abril de 2011

Ecos de la sabana (08)

Martes 8 Diciembre 09
Compartir o contagiar la fe
Algunos me preguntan cómo hacemos para llegar a todos los pueblos que forman parte de las 2 parroquias, dado que son muchos y nosotros solo 2. En realidad nos es imposible el recorrerlos todos los pueblos con regularidad y por eso intentamos al menos 2 veces al año hacernos presentes y pasar aunque no sea por todos los pueblos si al menos por un buen número. Pero son los catequistas y los encargados de distintos servicios de la comunidad: animador de los jóvenes, animador de la liturgia, del encuentro de los cristianos entre semana, de la gestión, de caritas… los que hacen el verdadero trabajo.
Esta tarde han venido los catecúmenos a la catequesis como suelen hacer cada martes y cada jueves por la tarde en Gunu Gaya. Aquí los catecúmenos son muchos y es bonito el ver a tanto crio y a algunos adultos sentados alrededor del catequista aprendiendo la palabra que les toca esa semana.
Yo me he sentado un rato con David, uno de los pocos funcionarios, recaudador de impuestos como Zaqueo, que es fiel y está comprometido ayudando a la comunidad. Él es el catequista en francés de los jóvenes estudiantes los domingos por la mañana después de la misa o de la oración de las 7. Y también está, desde hace unos meses, ayudando a Jean, otro funcionario, jefe de la policía de la región, en este camino de descubrimiento y seguimiento de Jesús. Cuando puedo me siento con ellos y charlamos un rato sobre la palabra que están reflexionando. Hoy habían leído la palabra de José al servicio de Potifar, de su gestión honesta pero al mismo tiempo de la dificultad ante la mentira de la mujer de este ultimo. Un texto muy bonito de Génesis 37-39, que no tiene desperdicio. Hemos hablado de hacer el trabajo con conciencia, del bien público, de las tentaciones de todo tipo que nos rodean y de cómo Dios está presente aún sin darnos cuenta. Jean decía que todo esto le parece muy difícil y exigente en este camino que está haciendo de conversión y de seguimiento de Jesús, pero confía que con la ayuda de Dios lo podrá recorrer. Hemos tenido un intercambio muy bonito y profundo, descubriendo cómo la fe nos pide gestos concretos y actitudes de conversión en nuestro día a día. Es por eso que es un desafío grande el llevar la presencia de Jesús a otras personas y a tantas comunidades, y por eso también yo, como Jean, sintiéndome pequeño e impotente pido la ayuda de Dios para caminar cada día compartiendo y contagiando esta fe que yo también recibí un día de otros.

Domingo 13 Diciembre 09
El mijo, la savia de la tierra
Desde hace 4 días estoy recorriendo todos los sectores de las 2 parroquias celebrando la fiesta de la cosecha. Un sector es un grupo de pueblos entre 3 y 7 que están relativamente cerca y que constituyen una realidad más o menos homogénea, aunque cada pueblo es distinto, pero eso nos facilita el hacernos presentes. En la parroquia de Gaya hay 9 y en la de Domo 8, así que ya veis que llegaré justo para acabar este recorrido antes de Navidad.
Aquí vivimos en una realidad eminentemente agrícola. Todo gira alrededor de la lluvia, de la siembra, de los distintos trabajos campestres y de la cosecha. Es cierto que es un trabajo duro y agotador y tantas veces ingrato pues depende de la lluvia y de tantas cosas que no se pueden prever ni calcular. Ahora estamos en esta época de la siega y de traer a casa los frutos del trabajo para almacenarlos y que puedan servir para alimentar a la familia el resto del año. Como dice el salmo “van llorando llevando las semillas y vuelven a casa cantando trayendo las gavillas”. Creo que es la realidad que aquí vivimos. Cada año en esta época celebramos en las distintas comunidades la fiesta de la cosecha que aquí se dice “yam wana” o lo que es lo mismo “la cabeza del mijo”. Ya en la tradición se hacía esto y cada familia llevaba al sacerdote tradicional un cesto con un poco de mijo y de los distintos productos cosechados para agradecerle por su oración e intercesión, eso se llama ofrecer la cabeza del mijo o lo que es lo mismo las primicias. En la biblia es algo muy presente y se habla del diezmo que es devolver a Dios una parte de lo que Él nos ofrece con su generosidad. Sé que en vuestro mundo del consumo y del cálculo, eso del diezmo suena muy fuerte, pero también hay personas que lo hacen y que comparten un sueldo al año con caritas o con asociaciones comprometidas con los más pobres, o con nosotros los misioneros.
Hay un texto de san Pablo que hemos puesto para ayudar a comprender lo que hacemos y tampoco tiene desperdicio, es 1Co 9,6-8. Ese día la comunidad se reúne y cada uno trae lo que quiere ofrecer al Señor: mijo, cacahuetes, arroz, sésamo, alubias… lo importante es querer ofrecer algo y dar gracias al Señor por todo lo que Él nos regala continuamente. Después de escuchar un texto del Deuteronomio 26 que nos habla de ofrecer a Dios las primicias, también nosotros con cantos y bailes ofrecemos lo que hemos traído. Es un momento de confusión, ruido pero al mismo tiempo muy bonito y alegre. Después de escuchar la homilía, uno de la comunidad pide perdón en nombre de todos por todo el mal que hacemos con los dones que el Señor nos regala, sobre todo por la mala gestión, los derroches que hacen vendiendo el mijo para beber o para cosas que no son importantes. Yo insisto que al mismo tiempo que damos gracias tenemos que pedir a Dios la sabiduría para hacer una buena gestión de todo lo que la tierra nos ofrece. Aquí hay una expresión muy bonita que dice que el mijo, el alimento base de la mayoría de la gente, es la savia de la tierra y Dios nos lo da gracias al sudor de los hombres y mujeres que hacen posible que la tierra produzca fruto.
Hoy domingo he celebrado la eucaristía en un sector llamado Lew y para la ocasión nos desplazamos unos 4 km del lugar en donde hacemos siempre la eucaristía, en un descampado a pleno sol junto a un pequeño lago o estanque. Dicen que ellos tienen la costumbre de hacerlo allí, y yo nuevo no puedo discutir demasiado. Allí había un solo árbol con una sombra miserable ocupada ya cuando llegué por unos hombres. Menos mal que estaban construyendo con unas cañas un cobertizo para que me protegiera del lorenzo que aquí sigue siendo fuerte, y poco a poco fue llegando la gente. Claro está que todos bajo un sol de justicia y así estuvieron varias horas, unas 2 horas que duró la misa pero luego otras tantas comiendo y bailando. A ver si puedo enviar alguna foto del momento para que veáis el ambiente. Esa es la zona en donde se produce mucho arroz y de hecho fueron generosos ya que se recogieron 13 sacos y medio de arroz con cascara, es decir sin limpiar.
Insistimos que este tiene que ser un día de fiesta y hasta ahora en todas las comunidades se han organizado para que todo el mundo que participa a la celebración luego pueda comer algo. Unos matan alguna cabra, otros con menos medios, algún pollo, otros hacen con cacahuetes o sésamo pero todos hacen algo que es lo que importa. Aquí es sorprendente el ver cómo se organizan y cómo en cualquier sitio con cuatro cosillas te preparan unas comidas que te hacen chupar los dedos. Aún quedan unas cuantas comunidades que visitar y esperemos tener la fuerza de poder celebrar por todos los sitios la alegría de dar gracias a Dios por esta savia de la tierra que nos hace vivir y nos mantiene con fuerza.

Jueves 17 Diciembre 09
Lámpara es tu palabra en mi camino
Como os decía estoy recorriendo los pueblos para celebrar la fiesta de la cosecha con las distintas comunidades. Para mí es una bonita ocasión de conocer lugares que todavía no había visitado y ver allí donde ellos residen. Es cierto que a veces es difícil encontrar el camino justo para llegar a ciertos pueblos.
Aquí no tenemos la suerte de tener de señalización en los caminos que indican la dirección que hay que tomar para ir a un pueblo u otro, y muchas veces uno se encuentra en los cruces de caminos o senderos y el ir hacia un lado u otro es como la lotería, hay que lanzarse y que la suerte nos acompañe. Hoy mismo iba a un pueblo que nunca había visitado antes, más o menos sabía por dónde ir, pero me he perdido un par de veces y una de ellas me he encontrado en medio de altas hierbas rodeado por todos los lados, por un senderillo que apenas se veía y no sabía a donde llevaba. Después de un rato he decido dar media vuelta y regresar para buscar el sendero más amplio que había perdido. Por fin he encontrado una aldea y he preguntado en donde me encontraba, pero, como yo pensaba, me había equivocado y ese no era el pueblo ni el camino. Un hombre ha dejado lo que estaba haciendo, ha cogido la bici y me ha acompañado hasta el camino que debía tomar, ha sido un buen tramo. Eso aquí es muy normal y es un signo de acogida; cuando alguien viene a tu casa la tradición dice que hay que acompañar al huésped, a veces durante varios kilómetros para, como ellos dices, “ponerlo en camino” y que se vaya en paz. Y esto también se hace con el que anda perdido y busca un sendero.
Por fin he llegado al destino, tarde pero aquí nunca es tarde y he encontrado la gente reunida, eso te quita el cansancio del camino y te devuelve las fuerzas para seguir trabajando y poder decir como el salmista “lámpara es tu palabra en mi camino”. Así es, en el día a día uno descubre cuantas veces el Señor nos conduce y nos lleva por caminos desconocidos a donde él quiere y como él quiere.

Sábado 19 Diciembre 09
No quememos el mijo y pensemos en el futuro
Hay un cuento musey que estoy utilizando estos días en las celebraciones de la fiesta de la cosecha, la gente al escucharlo se ríe y responde con entusiasmo, esto me hace pensar que el mensaje está pasando.
Dicen que un día Kada, es un nombre que aparece a menudo en los cuentos y es sinónimo de la persona imbécil y torpe que nunca tiene bastante y muere por su glotonería, estaba paseando por la sábana y encontró un cuerno mágico con poderes especiales. Kada preguntó al cuerno cuáles eran sus poderes y este le respondió que era el cuerno que daba la comida en abundancia. Kada le dijo “dame comida de todo los tipos”. Y de repente encontró delante de él bandejas llenas con puré de mijo, de arroz, de sorgo, y con perolas llenas de carne, de pescado, etc. Kada comió hasta hartarse y se dijo “tengo suerte ya que a partir de ahora no tendré más problemas de hambruna en mi casa”. Cogió el cuerno mágico de la comida y cuando llegó a su casa dijo a su mujer “esposa quema todo el mijo que tenemos en el granero”. Su mujer sorprendida le dijo “cómo voy a quemar el mijo del granero, es lo único que tenemos para comer el resto del año, ¿qué haremos después?”: Kada le dijo “no te preocupes quema el mijo pues he encontrado el cuerno mágico que da comida en abundancia y no tendremos nunca más problemas”. Su esposa obedeció a sus palabras y quemó el mijo. Pero después de unos días el cuerno mágico perdió su poder y cuando Kada le pedía que le diera comida en abundancia no daba nada. En su casa empezaron a pasar hambre así que de nuevo se marchó a buscar en la sabana un cuerno mágico. Al cabo de unos días encontró uno y muy contento se lo llevó a casa sin preguntarle cuáles eran sus poderes. Al llegar a casa Kada dijo al cuerno al cuerno si eres el cuerno que da la comida danos comida en abundancia”. Pero el cuerno no respondió. Entonces le preguntó cuáles eran sus poderes y el cuerno le dijo que era el cuerno que daba latigazos y así empezó a dar latigazos a Kada y a toda su familia….”
Este cuento habla de la gestión y del ahorro, uno de los grandes problemas de aquí. Cuando acaban de cosechar hay cosas en abundancia y hay un peligro de derrochar y “quemar” el mijo con la bebida y la vente abusiva de este a un precio muy bajo. Pero después de unos meses cuando el granero se ha vaciado entonces descubren el látigo de la hambruna y comienzan los lamentos y sufrimientos.
Aprovecho de la sabiduría ancestral de esta gente para decirles que si damos gracias a Dios por los dones recibidos no podemos al mismo tiempo derrochar y tirar lo que Él nos ha dado. Si actuamos así estamos quemando el mijo y no miramos al futuro. Es cierto que Jesús nos dijo de no almacenar y de vivir libres como los pájaros que no se preocupan, pero creo que eso no nos debe llevar a olvidarnos del compromiso que tenemos para hacer una buena gestión, para administrar bien los dones recibidos y conseguir así que en la familia no haya más sufrimientos de los que ya hay por falta de previsión y de gestión.
Me parece que estos días a las puertas de Navidad, más de uno corre el peligro de hacer como Kada, es decir de quemar el mijo y despreocuparse del futuro, de derrochar porque nos lo meten por los ojos y los oídos y parece que no podemos hacer de otro modo. Que el niño que va a nacer sin nada nos ayude a no quemar los dones que hemos recibido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Quizá también te interese:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...