martes, 21 de abril de 2020

DOS HERMOSAS CANCIONES DE ISMAEL LO, CANTANTE SENEGALES


Y aqui pongo estas 2 bonitas canciones de un cantante senegalés ISMAEL LO, ya tienen unos añicos pero son muy bonitas la de arriba TAJABONE está subtitulada 
Tajabone es una fiesta que se celebra en Senegal después del Ramadán musulmán. Después de un duro mes de ayuno los niños musulmanes salen a la calle a pedir algo así como el aguinaldo. También se intercambian comida, bebidas, telas, y los niños se visten de niña, y las niñas de niño.
la de abajo AFRICA es sobre la paz en Africa, también subtitulada en español

sábado, 18 de abril de 2020

BONITA CANCION AFRICANA DE KHADJA NIN: “Sina Mali, Sina Deni (Free)”



En estos tiempos de confinamiento he encontrado esta bonita canción con una letra también bonita:

"Soy libre como el agua.
Que fluya hasta el corazón de la sabana.
Como el viento, como ojos, como una estrella fugaz.
Como el agua, como yo ahora estoy a salvo".

ENTREVISTA HECHA POR LA REVISTA "VIDA NUEVA"

Misioneros en tiempos de coronavirus: Ángel de la Victoria León (Camerún)
·         Este javeriano navarro llegó hace 30 años a África, pasando también mucho tiempo en Chad

El javeriano Ángel de la Victoria León lleva más de 30 años encarnado en África. “Algunos me dicen –cuenta son sorna– que el nombre suena un poco rimbombante, pero no es por mérito mío, ni mucho menos, es solo herencia de mi familia. Soy natural de un pueblico de la ribera de Navarra llamado Milagro, conocido por sus cerezas y por la nobleza de su gente. Es allí donde nací, crecí y en donde paso algunos meses de vez en cuando vuelvo de vacaciones”.
Su historia misionera comenzó a bosquejarse ya en su juventud: “Un día tuve la suerte de conocer a un misionero javeriano que vino al instituto de Marcilla, en donde yo estudiaba el bachillerato, para hablar de la misión que estos llevaban adelante. Ese encuentro desencadenó luego algo que no me dejó más tranquilo y que me ha llevado a dar mi vida al Señor Jesús por la misión”.

Un camino para cada uno
“Mirando desde aquí –prosigue–, veo que mi vida no ha sido nada especial; he crecido en una familia sencilla en donde se respiraba el cariño y rodeado de personas que me han querido y de gente sencilla de pueblo, con una fe sencilla. Y me pregunto: ¿por qué me he hecho misionero javeriano y no agustino recoleto, a cuya comunidad he conocido desde pequeño al estar muy presentes en mi parroquia? Esto es un misterio y un signo de que el Señor sabe lo que hace y de que para cada uno tiene preparado un camino. El caso es que a partir de ese encuentro mi vida cambió y el sentido de ésta se focalizó en la misión y en dar mi vida por el anuncio del Evangelio”.
Tras un año en Italia para hacer el noviciado y unos meses en París para aprender el francés, el 1 de septiembre de 1989 llegó a Yaundé, la capital de Camerún, donde pasó cuatro años, un tiempo en el que pudo estudiar Teología. De la Victoria recuerda nítidamente “cuando llegué por primera vez a África, este continente tan soñado y del que tanto había oído hablar. Mis primeras impresiones fueron de encontrar algo que no me esperaba: una gran ciudad, bastante tráfico, grandes edificios… No era el África de los poblados del que me habían hablado, pero era África. Y por eso mismo descubrí y aprendí a mirar este continente con otros ojos, sin las ideas preconcebidas que llevaba en mí y que me impedían ver la realidad. Fue un período bonito de querer aprender, descubrir, apreciar, empaparme de esta nueva realidad que me rodeaba, y además era joven y con ganas de aprender”.


Aprendió el musey
Tras acabar Teología en 1993, solicitó poder hacer “una experiencia como diácono antes de ser ordenado sacerdote, para crecer y madurar un poco más”. Sus superiores le enviaron a Gunu Gaya, en Chad, “uno de los países más pobres del mundo y con una cultura totalmente distinta de la nuestra. Los primeros tiempos fueron un poquico difíciles, sobre todo por no entender nada de su idioma, pero, al mismo tiempo, fue un desafío ir avanzando paso a paso, como un niño que empieza a caminar. Aprender el musey fue una tarea ardua, pero muy gratificante. Y, después de muchos meses y de mucho esfuerzo, se produce el gran milagro de poder hablar con la gente en su idioma y comprender lo que ellos dicen y viven, lo que nos abre las puertas para profundizar sus costumbres y tradiciones”.
En Chad, “la tierra de primer anuncio, con gran parte de la población no cristiana, fue donde aprendí a amar la Palabra de Dios y la importancia de esta en la vida de cada persona. Los misioneros que me precedieron instauraron el método oral del anuncio del Evangelio aprovechando las tradiciones orales de esta gente y estos pueblos en donde todo se memoriza y todo se transmite oralmente. Cuántas horas pasé debajo de los grandes árboles repitiendo y memorizando, casi sin darme cuenta, los textos evangélicos y luego intentando sacarles el jugo y las repercusiones que ellos tienen en la vida de cada día. Fueron diez años muy bonitos, aunque con sus dificultades: la pobreza, el clima tan duro (con varios meses con unas temperaturas casi infernales), la malaria que de vez en cuando disminuía las fuerzas y el entusiasmo, los problemas políticos y sociales… Pero es curioso que el recuerdo es siempre positivo y muy entrañable”.


Vuelta a Chad
Tras esta primera experiencia misionera en África, sus superiores le pidieron regresar a España, fomentando el espíritu de lo vivido en Murcia y Andalucía. Después de otros “seis años de gracia” y, “aunque estaba a gusto, al mismo tiempo pedía poder regresar a África”. Fue en septiembre del 2009 cuando lo consiguió, “llegando de nuevo a Chad, y precisamente a Gunu Gaya, esta vez para trabajar en otras parroquias distintas, pero siempre con museys y en musey”.
De esa época viene su blog, Ecos de la sabana, “donde escribo de vez en cuando pequeñas historias de la vida cotidiana, que enviaba por Internet (toda una hazaña y una aventura), siendo mi hermana la que, desde el pueblo, publica lo que yo envío y cuelga algunas fotos”.


Formación de jóvenes misioneros
En Chad pasó otros tres años y medio, deparándole el destino “volver de nuevo à Yaundé, que había dejado casi 20 años atrás. No fue fácil dejar Chad para venir aquí, un verdadero acto de fe, pero yo me decía: ‘Si el Señor me ha acompañado hasta aquí, sin duda que lo seguirá haciendo’. Dejé la sabana por el bosque ecuatorial-tropical de Camerún y el trabajo a 100% con la gente de pueblo para consagrarme a la tarea de la formación de jóvenes misioneros que se preparan para su futuro trabajo. Mi presencia aquí es la de acompañar a estos jóvenes que se preparan para ser misioneros y os aseguro que es todo un desafío. Este año somos 20 de ocho nacionalidades distintas; casi como la ONU”.
Este 2020 celebrará los 25 años de su ordenación sacerdotal y, también, de su llegada a África. Un momento agridulce, pues, como todos, también ellos padecen los tristes efectos del coronavirus: “Los primeros casos eran todos ellos de gente que venía de Europa. Es cierto que, en medio de esta epidemia mundial, aquí la vida seguía normal y todos creíamos que, como nos decían los medios, la temperatura nos protegía, ya que tenemos unos 30ºC y, según decían, este virus no resistía a más de 26ºC. Pero al poco empezaron a desmentir esta teoría y el número de casos oficiales fue en aumento”.


Restricciones
Así hasta que el primer ministro decretara varias medidas contundentes, como el cierre de las fronteras o de las escuelas o la prohibición de reuniones de más de 50 personas. Pese a ello, “la vida continuó como si nada: personas por todos los sitios, mercados en donde la gente se amontona sin ninguna protección, coches y motos sobrecargados, reuniones que se han seguido haciendo, cuarentena no respetada por muchas personas, empezando por las autoridades… Nosotros paramos las reuniones y la catequesis, pero continuamos con las misas”.
Esos primeros días llegó a celebrar un funeral donde se concentraron más de 200 personas… Al final, optaron por “celebrar las misas del domingo, pero multiplicadas por cinco y en distintos espacios, con grupos de 50-70 personas, aprovechando cada celebración para insistir en la responsabilidad, en las medidas de prevención y en el estar en casa lo más posible”. 

En clave de oración
Ahora, la situación es diferente: se han suprimido todas las misas, reuniones y encuentros con la gente. Y no hay fecha de vuelta… Su propia comunidad, compuesta por 21 personas, ha convertido la parroquia “en un lugar de oración por los demás, cercanos y lejanos, gente que sufre la enfermedad, cuidadores, personas solas, personas fallecidas y personas que nos piden de recordarlas en nuestra oración. Tras la misa, a las seis y media de la madrugada, hacemos la exposición del Santísimo, durante todo el día. Hemos hecho una lista para que, cada media hora, haya uno distinto de la comunidad que esté presente, y hay también algún vecino del barrio que viene a rezar. Al mediodía tocamos la campana y hacemos el ángelus y un momento de oración y de solidaridad por todos los afectados de la pandemia. Luego la adoración continúa hasta las siete de la tarde, cuando hacemos una oración y concluimos con la adoración”.
“Sabemos que es poco –lamenta–, pero es lo que pensamos que tenemos que hacer y es nuestro modo de colaborar en estos momentos”. En cuanto a la Semana Santa, “la hemos celebrado con intensidad, pero entre nosotros, con la presencia de alguna persona del barrio, pues dijimos que sería en privado. Hemos preparado cada día unas fichas y unos materiales que he enviado por WhatsApp a cientos de personas para poder vivir y celebrar en familia. Muchos han dado las gracias, pues les ha ayudado mucho. Quizás esta sea una de las cosas bonitas que podemos guardar de este periodo difícil de encierro: el descubrir la importancia de la Iglesia doméstica, de la Iglesia en familia. Descubrir que es en la familia en donde hemos recibido la fe, en donde hay que alimentarla y hay que celebrarla”.


Necesidad de salir…
Un ambiente diferente es el que se vive en las zonas rurales, donde “mucha gente sigue despreocupada y como si nada; mercados llenos, gente por muchos sitios, críos que no van a la escuela pero que venden cosillas por la calle. Nos preguntamos cómo evolucionará la cosa, pues aquí estamos en el reino de la indisciplina”.
“También es cierto –concluye– que uno se pregunta: ¿cómo va a hacer muchísima gente que vive el día al día? ¿Qué harán miles de mujeres que, de madrugada, están haciendo los buñuelos que luego venden en las calles o en la puerta de las escuelas y con los que logran alimentar a muchas personas en sus familias? ¿Qué harán miles de mujeres que pasan el día en la calle al borde de la acera vendiendo lo que tienen o pueden? ¿Qué harán las familias que no tienen nada o casi nada en la despensa, ni ninguna cuenta corriente ni ningún ahorro en el banco? ¿Cómo harán muchas familias numerosas si obligaran a pasar el día encerrados, pues viven muchas veces en una habitación o en dos, ya que no disponen de más espacio? ¿Qué harán muchas familias que no disponen de agua corriente en el barrio y que deben ir con un cubo a buscar el agua al pozo? ¿Qué harán muchas personas aquí, en donde es frecuente el que nos corten la luz y a veces durante varias horas seguidas? ¿Qué haremos si los contaminados aumentan y necesitan de una atención sanitaria muy precaria o casi inexistente?”.


Fondo de emergencia
Este religioso javeriano es un fiel ejemplo de la Iglesia en salida a la que el Papa quiere ayudar en un momento de gran dificultad. De hecho, Francisco ha creado un fondo de emergencia misionero con 700.000 euros para paliar el coronavirus. Estos recursos se distribuirán por medio de Obras Misionales Pontificias (OMP) en los territorios de misión más necesitados como consecuencia de la pandemia.

miércoles, 15 de abril de 2020

EL CORONAVIRUS DEVUELVE AL CIELO DE ÁFRICA A LA MISIONERA CAROLINA MARTÍNEZ


 Agradezco a Miguel Ángel Malavia de la revista VIDA NUEVA por este hermoso articulo que ha escrito sobre una gran misionera  CAROLINA MARTÍNEZ que acaba de fallecer y que dio 40 años de su vida a África. Nos conocimos y puedo afirmar que era una gran mujer. Angel



El coronavirus se ha cobrado la vida de la misionera leonesa Carolina Martínez Fuertes, enterrada hoy tras fallecer en Madrid a los 83 años. Religiosa de la Sagrada Familia de Burdeos, llevaba un lustro en la capital tras pasar 40 años de su vida en África, 15 en Chad y 25 en Camerún.
Martínez entró como aspirante de la congregación en 1955. Al presenciar un ataque epiléptico en plena calle, decidió que compaginaría la vida religiosa con la enfermería. Recorrió varios puntos de España, pasando un tiempo en la Clínica Loreto de Madrid. Un día, “al comprobar cómo sacaron un dineral a una mujer a la que el parto se le complicó, sentí que tenía que irme a las misiones”.

INVITADA A UNA BODA
Fue así como llegó en 1971 a Chad, a un pequeño pueblo de la Diócesis de Pala llamado Tagal. “Recuerdo perfectamente –rememora– los bailes de alegría de la gente al recibirme. ¡Incluso me invitaron a una boda!”. Su día a día era en un centro médico que se componía de una choza con techo de paja, junto a un cura francés y a una monja, donde recibían a todos aquellos que llegaban hasta ellos. Era una actividad incesante: “No conocía el idioma y tratábamos todo tipo de cosas, como el paludismo, el sarampión, la meningitis, partos, mordeduras de serpiente… La gente venía incluso de madrugada, andando durante kilómetros cargando a los enfermos en camillas construidas con trozos de palos. Era toda una aventura. Otras veces, éramos nosotros los que viajábamos a atender urgencias. Te podía pasar de todo por aquellas carreteras, desde que te sorprendiera un incendio hasta que te asaltaran unos soldados”.
A nivel de fe, era testigo de “un gran movimiento. Había unos 300 catequistas y unos 200 bautizos al año. Muchos por agradecimiento a nuestra labor. Recuerdo que salvamos a una mujer en un parto de gemelos. Ya tenía a otros 10 hijos y costó, pero salió adelante. Al domingo siguiente, vino toda la familia a la iglesia y dejó en el ofertorio todos sus símbolos paganos, convirtiéndose al cristianismo. Era una familia amplia…, comandada por el esposo, que era polígamo y venía con todas sus mujeres. Para bautizarles debían abandonar la poligamia, pero sí hacían vida de fe. Y no eran pocos los polígamos que se convertían; algunos, incluso, ¡con más de 100 mujeres!”.

Carolina Martínez, misionera en África
LA SOMBRA DE LA GUERRA
Fue un tiempo “de gozo, maravilloso”, pero siempre condicionado por la guerra. En 1978, saquearon su comunidad y las dejaron sin nada, teniendo que salir fuera del país unos meses. Pudieron volver y estar ocho años más, hasta que su congregación la mandó a Camerún. Se fue con la alegría de conseguir la erradicación de varias enfermedades, como la viruela o la lepra.
En Camerún estuvo en una población mucho más grande, en Sir, en una región de montaña. “Contaba con un equipo –ilustra– de ayudantes, a los que mandaba a formarse a Yaoundé. La diócesis estaba muy implicada y contábamos con varias farmacias y centros de salud repartidos en varios puntos. Desarrollamos un buen programa en atención a los leprosos, pero, al sufrir unos cuantos asaltos, nos mudamos a la ciudad más cercana, Mokolo”.

PASTORAL PENITENCIARIA
Allí, además de sus charlas de formación a líderes comunitarios, le marcó una pastoral muy especial: “Visitaba a los presos en la cárcel. Era un penal con capacidad para 80 personas, pero había más de 800. Había celdas con 20 internos y tenían que turnarse para dormir. Era muy duro. Les llevaba medicinas, ropa y comida. Muchos estaban enfermos de sarna. Formé a dos voluntarios y creamos un medicamento con aceite de motor, azufre, petróleo y jabón… ¡Y se curaban!”.
Con todo (Martínez cogió varias enfermedades), ella era allí muy feliz. Pero, entonces, la llegada de Boko Haram a la zona acabó con todo: “Tras varios secuestros a religiosos, vino el embajador a vernos y nos dijo claramente que estábamos en la zona roja y que, si nos secuestraban, ellos no pagarían un rescate, teniendo que hacerse cargo la comunidad. Al no poder hacer frente, la congregación nos sacó de allí. Tuvimos que marcharnos a la carrera, quemando muchas de nuestras cosas en una hoguera de despedida”.

ADIÓS EN MADRID
Tras un breve tiempo en Yaoundé, la misionera volvió a Madrid en 2014. Intuía que ya no volvería a pisar el continente negro. Pero nada hacía pensar que, apenas unas semanas después, moriría afectada de coronavirus. Tras toda una vida derribando molinos de viento y dedicada a ser semilla que da fruto, Carolina Martínez, con toda certeza, ya respira el cielo de su África amada.

martes, 14 de abril de 2020

FOTOS Y VIDEOS ECOS DE LA SABANA nº 98


PINCHA EN LA FOTO DE ARRIBA PARA VER LAS FOTOS Y EN LA DE ABAJO PARA VER LOS VÍDEOS.

ECOS DE LA SABANA nº 98


Lunes 13 de Abril 2020
Seguimos CONFI(n)ADOS.
Es difícil el escribir algo interesante en estos tiempos que estamos viviendo, sin demasiado contacto fuera con la gente y viviendo de lejos los problemas que muchos de ellos experimentan. En realidad aquí no estamos en confinamiento total pues el gobierno sigue con las mismas medidas de las que os hablaba en los ecos de final de marzo: cierre de fronteras, de establecimientos escolares, de bares a partir de las 6 de la tarde, suspensión de vuelos, prohibición de reuniones de más de 50 personas, y evitar que los taxis y las motos vayan sobrecargados. En realidad esto se vive de un modo muy relajado y tropicalizado: varias veces he tenido que ir al centro a hacer alguna comisión y había que ver cómo estaba el mercado, con gente por todos los sitios, amontonados, despreocupados y como si nada. Los bares siguen estando bien frecuentados y son pocos los que cierran a las 6 de la tarde y si lo hacen es cara afuera pues parece que dentro se sigue luchando contra el corona virus con la cerveza y el alcohol, pues como dicen este sirve para matar los virus.
Lo único que se respeta un poco, y solo en la ciudad es que los taxis no van sobrecargados, 2 personas detrás y 2 delante. La policía para los coches para que esto se respete. No ocurre lo mismo con los que van a los pueblos pues salen de la ciudad con pocas personas, pero a penas pasado el control se llenan de personas como antes. Pero claro son los conductores de taxis los que han salido perdiendo, es por eso que han aumentado el precio pues sino no logran poder ganar algo al final del día. Y el taxi que antes costaba 250 fcfa = 0’40 céntimos ahora hay que pagarlo a 300 o 350 fcfa = 0’45-0’55 céntimos de E. Os puede parecer insignificante pero aquí la vida es difícil y eso significa mucho.
La semana pasada tuve que celebrar el entierro de una amiga, mujer de un buen amigo, fallecida con solo 42 años a causa de un ictus o de un derrame cerebral. Era una mujer oficial en la armada con un gran cargo de responsabilidad. Cuando el derrame cerebral ocurrió fue trasladada al hospital militar, a los días le hicieron el escáner y vieron que sufría de una gran hemorragia en la cabeza, pero a pesar de todo y de su puesto de responsabilidad, fue dejada sin ninguna intervención hasta que falleció a los 8 días. Un gran dolor y una gran pérdida y más sabiendo que ha dejado 5 hijos que van de los 15 a los 4 años. Durante la celebración del funeral había bastante gente pero se hizo en una explanada cercana a su casa y por eso había mucha distancia de unos a otros. Celebramos la misa, su esposo y la familia hicieron un testimonio muy bonito de ella y se hizo también el saludo y la despedida militar. De ahí debíamos ir a enterrarla a unos kilómetros en un terreno que poseen y en el que habían proyectado construir la casa. Dijeron que esto lo haríamos solo un pequeño grupo en la más estricta intimidad, pero había que ver cómo la gente se apretaba como pulgas en los coches, camiones y motos para ir al lugar en donde íbamos a enterrarla, sin demasiada preocupación o totalmente despreocupados. Esto lo digo para que os deis cuenta de cómo se vive aquí en este periodo de pandemia.
Antes de ayer el 1er ministro añadió alguna medida más a las de hace un par de semanas y la más importante era que a partir de ayer lunes era obligatorio el llevar la mascarilla siempre que uno se moviera y se desplazara, y si no se hacía se multaría a las personas. Y parece que la gente está respetando bastante pues cuando hay multas hay que espabilar. Ya veréis en las fotos que he colgado en el blog una multa que pusieron a un amigo y la gran creatividad y modelos distintos de mascarillas, como veis aquí no dependemos de China sino que la creatividad local es bastante grande.
La Semana Santa la hemos celebrado con intensidad pero entre nosotros con la presencia de alguna persona del barrio, pues dijimos que sería en privado. Hemos preparado cada día unas fichas y unos materiales que he enviado por wasahp a cientos de personas para poder vivir y celebrar en familia. Os aseguro que bastante las reclamaban si tardaba en enviarlas y muchos han dado las gracias pues les ha ayudado bastante. Quizás esta sea una de las cosas bonitas que podemos conservar de este periodo difícil y de encierro; el descubrir la importancia de la iglesia doméstica, de la iglesia en familia. Descubrir que es en la familia en donde hemos recibido la fe, en donde hay que alimentarla y hay que celebrarla.  
Este domingo de Resurrección, siguiendo las directivas de nuestro obispo, hemos celebrado la pascua de resurrección multiplicando las misas en grupos no muy grandes y respetando las medidas gubernamentales. A las 6h30 celebramos en 4 lugares de nuevo, y os aseguro que la gente antes de las 6h00 ya estaban ocupando sus lugares por  miedo a no tener sitio. Y luego a las 10h00 celebramos de nuevo en 2 lugares. En medio del miedo, de la incertidumbre por lo que ocurrirá en el futuro, de la falta de información por como la enfermedad está avanzando y por donde está afectando más, de la dificultad económica de muchas personas que viven el día a día y que esto les crea muchísimos problemas… en medio de todo esto quisimos ser testigos de la ESPERANZA  y de la VIDA en este mundo asustado, atemorizado y un poco desesperanzado. Y por eso mi felicitación pascual fue PROTEGIDOS PERO ESPERANZADOS FELIZ PASCUA DE RESURRECCION 2020.

Martes 14 de Abril 2020
¿Porque tenéis miedo? Mi padre es el piloto y todo acabará bien.
Maurice es un compañero camerunés que lleva 12 años trabajando en Colombia. Desde hace un par de meses forma parte de nuestra comunidad pues vino de vacaciones a primeros de febrero y tenía previsto su vuelo de vuelta a finales de marzo, pero también sus planes tuvieron que cambiar y aquí está con nosotros compartiendo nuestra vida y sus experiencias con nosotros. Curiosamente también ha sido puesto a la prueba en estas últimas semanas por un virus invisible, no el gran Corona sino su prima Varicella. Ha pasado su pequeña pasión y ya está recuperado de todo. Fue él quien presidió nuestra celebración de la vigilia pascual y al final de la homilía contó una historia no inventada sino vivida en carne y hueso. Estas palabras el sábado por la noche se convirtieron en palabras de Vida, de Esperanza y de Resurrección.
Hablando de las palabras de Jesús “no tengáis miedo”, hablaba de la vez que más miedo pasó en su vida y en donde vio muy cercana la muerte. Contaba que una vez tomó un vuelo local allí en Colombia en un avión no muy grande con 80 o 90 plazas. Todo se pasaba muy bien, pero de repente entraron en una zona de turbulencias, fuera había una tormenta enorme y el pequeño avión se balanceaba como un columpio de un lado para otro. Las bolsas colocadas encima de los pasajeros se caían por todos los lados y todo el mundo gritaba asustado y se confiaba a su santo. Bueno todos no, junto a él había una chiquilla de unos 12 años que indiferente a lo que pasaba seguía tranquila jugando con su consola como si nada ocurriera. Hasta tenía desatado el cinturón de seguridad. La azafata se dio cuenta, se acercó y asustada le dijo que dejara su juego y se atara el cinturón de seguridad. Pero la niña tranquila le dijo, “yo no tengo miedo pues mi padre es el piloto del avión; él siempre lo hace muy bien y con él todo acabará bien”.
Poco a poco el avión salió de la zona de tormenta y de turbulencia, y al poco llegaron al destino. En cuanto aterrizaron la niña saltó corriendo de su asiento y fue a llamar a la puerta del pilota, este salió y la abrazó pues como ella bien decía “su padre es el piloto y con él todo acababa bien”.
Pues sí estamos pasando todos, sin excepción, por este periodo de turbulencias y de gran tormenta, asustados y con mucho miedo. Nos preguntamos si llegaremos al destino o si nos quedaremos por el camino como otros muchos lo han hecho. El futuro se hace incierto, y no logramos ver donde acaba este túnel oscuro en el que estamos metidos. Pero en este tiempo de Pascua y de Resurrección creo que es bueno el pedir al Señor de vivir con la misma actitud y confianza que la  de esta chiquilla, y poder decir como ella: “yo no tengo miedo pues mi padre es el piloto del avión; él siempre lo hace muy bien y con él todo acabará bien”.


N.B. al homenaje hacia los compañeros que publique en los últimos ecos quiero añadir el de los 3 ultimos que han fallecido en Parma.
Guglielmo Camera de 79 años, 12 años misionero en Sierra Leona, 6 años como rector de la comunidad de teología de Parma y encargado de seguir el proceso de canonización de nuestro fundador st Guido Maria Conforti, seguía también el proceso de beatificación de varios misioneros javerianos mártires.
Alessandro Parmiggiani de 84 años, 3 pasados en Bangladesh, y el resto en Italia asegurando distintos servicios.
P. Ernesto Tomé de 90 años, se hizo javeriano siendo ya adulto y ha pasado 44 en Burundi vividos con intensidad. A ellos nuestro oración y nuestro reconocimiento.

PROTEGIDOS PERO ESPERANZADOS FELIZ PASCUA DE RESURRECCION 2020
SEAMOS TESTIGOS DE LA VIDA Y DE LA ESPERANZA EN MEDIO DE ESTE MUNDO
QUE TANTO LA NECESITA.
Ángel

jueves, 9 de abril de 2020

BONITAS PALABRAS DE ANGEL EXPOSITO


QUIERO AGRADECER A MI TOCAYO ÁNGEL ESTAS BONITAS PALABRAS POR TODOS NOSOTROS, ANIMO Y A SEGUIR LUCHANDO CADA UNO POR SU LADO

miércoles, 1 de abril de 2020

FOTOS Y VIDEOS ECOS DE LA SABANA nº 97



PINCHA EN LA FOTO DE ARRIBA PARA ACCEDER AL ÁLBUM DE FOTOS 
EN LA DE ABAJO PARA VER LOS VÍDEOS

ECOS DE LA SABANA nº 97



Jueves 2 de Abril 2020
Misioneros con casta hasta el final.
Es curioso pero este virus invisible ha quitado de nuestros ojos, de nuestra atención y de los titulares de nuestras noticias tantas situaciones de sufrimiento que nuestro mundo vive. En estos días yo pensaba en los miles de refugiados que hace unas 2 o 3 semanas eran noticia y estaban en la frontera turca con Grecia deseándose de escaparse de Turquía.  La mayoría venían del infierno de la guerra de Siria e intentaban entrar en Grecia soñando con el paraíso. Todos sabemos que la frontera se cerró pues se anunciaba peligro de invasión y de desestabilización. ¿Qué será de todas estas personas? Familias enteras que se han ido con lo puesto. Y ¿qué será de los miles de inmigrantes africanos y asiáticos bloqueados en Libia y en Marruecos? Es curioso como este enemigo invisible ha callado y escondido a todas estas personas que la vida ya las había dejado en la cuneta.
Quizás esto nos sirva para darnos cuenta de lo dura que debe ser la vida de los que viven en situaciones de crisis continua por violencia, guerra, terrorismo, hambre, crisis política, inseguridad… y desgraciadamente son muchos los millones de personas que sufren eso actualmente y muchos desde que nacieron
Parece mentira cómo ha cambiado todo en unas semanas. La invasión que temíamos de millones de Sirios que huyen de la guerra y de la violencia no ha llegado, pero si hemos sido invadidos de un modo escondido y discreto a través del virus invisible que nadie ve y que todos podemos llevar y expandir a nuestro alrededor. La grandeza de occidente y de nuestros países de bienestar se ha visto desmoronada por un virus invisible al ojo humano, y de creernos dioses nos vemos como simples criaturas.
Nos hemos acostumbrado a ver películas de todo tipo, muchas de violencia, apocalípticas… y ahora viendo las noticias nos preguntamos si es ficción o es la dura realidad. Pero este virus nos ha hecho volver a nuestra realidad y a la realidad de nuestro mundo.
Disculpar por esta parrafada pero hoy escribo estos ecos porque quiero presentaros nuestros compañeros misioneros que han fallecido en estas semanas en Parma, Italia, a causa del dichoso virus. Como veréis lo habían dado todo por la misión, habían vivido en situaciones difíciles de pobreza, guerra, enfermedades, sufrimiento, carencias de todo tipo… y este virus invisible se los ha llevado uno tras otro. Hoy en estos ecos quiero hacer un homenaje a estos compañeros y dar las gracias al Señor por todo lo que él ha hecho a través de ellos.
  1. Pierino Zoni. De él os hablé en los ecos pasados como el servidor fiel y leal. Fue el 1º que falleció el 29 de febrero. Entonces no se pensaba que fuera este virus. 85 años vividos a tope por Dios y por los demás, de los cuales 36 en África: 9 en Burundi y 27 en Camerún.
  2. Corrado Stradiotto le siguió el 7 de marzo. Con 86 años, unos cuantos vividos en Indonesia y otros muchos en servicios que la congregación le pidió en Italia sobre todo como ecónomo y gestor.
  3. Enrico di Nicolo, falleció el 11 de marzo y a partir de él los demás fallecieron casi uno al día. Con 81 años y paso su vida en Italia sobre todo dedicado a la enseñanza.
  4. Vittorio Ferrari con 88 años paso 14 años en Japón y el resto en distintos servicios en Italia.
  5. Giuseppe Rizzi con 77 años de los cuales 42 pasados en África, 4 en Burundi y 38 en Congo/Zaire.
  6. Guglielmo Saderi con 88 años y muchos pasados también en Congo/Zaire.
  7. Pilade Giuseppe Rossini con 84 años y más de 30 pasados en Sierra Leona, en medio de la guerra y afrontando varias epidemias entre otra la famosa del Ebola.
  8. Giuseppe Scintu con 85 años y la gran mayoría pasados en Congo/Zaire construyendo iglesias, centros de salud y escuelas ya que era hermano y albañil de profesión.
  9. Luigi Masseroni con 90 años y unos 20 pasados en Brasil, y con el que viví el año del noviciado en Ancona. Un hombre bueno y con un corazón inmenso.
  10. Stefano Coronose con 88 años y la mayoría vividos en Indonesia, enamorado de los scouts.
  11. Gerardo Caglioni con 74 años, pasó primero 3 años en México y luego 13 en Sierra Leona. Autor de varios libros sobre la cultura y la realidad de este país.
  12. Piergiorgio Bettati con 84 años y una decena vividos en Congo/Zaire, el resto los pasó como profesor y bibliotecario en Parma.
  13. Lucio Gregato con 79 años y toda su vida en África; 13 años en Burundi hasta que fue expulsado y luego 37 en Congo/Zaire. Llevaba solo unos meses en Parma a donde había ido para curar algunos achaques y estaba en espera de regresar al Congo.
  14. Angelo Costalonga con 88 años y 15 de ellos vividos en Congo/Zaire, además de ser el autor de la mayoría de las fotos que publicamos en nuestra revista, postales y posters de nuestras misiones y ser un estupendo pintor.
  15. Nicola Massi con 92 años vividos en Bangladesh, Congo y los últimos 20 en la zona amazónica de Brasil.
  16. Piermario Tassi con 90 años de los cuales 35 vividos en Congo/Zaire en situaciones muy a menudo al límite.
  17. Francesco Grasso con 85 años de los cuales 31 pasados en México, 1 en Colombia y 2 en España.


Como veis historias llenas de vida y vidas vividas con intensidad, muchas veces en medio de dificultades y pruebas de todo tipo. Creo que es obligación el recordarlos y a través de ellos dar gracias por tanta generosidad y por tantas vidas entregadas sin hacer ruido. Otras veces ya he mencionado este proverbio africano: “un árbol que talan en medio de la selva hace muchísimo ruido cuando se derrumba, pero la selva que crece lo hace de modo silencioso, sin hacerse notar”. Yo creo que todos estos compañeros forman parte de estos árboles que crecen en la selva sin hacer ruido pero que han permitido que la selva sea más hermosa y llena de vida. Que todos estos compañeros descansen en paz y gocen de la paz que tanto han llevado a los otros y que tanto se merecen. Y con ellos también pedimos por todas las victimas que en estas semanas han fallecido. Seguro que muchas de ellas con historias también que valdría la pena recordar.







Quizá también te interese:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...