viernes, 26 de noviembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 145

 


Viernes 26 Noviembre 2021
"Si Dios me concede la salud, seguiré siendo misionera"


Hace 3 semanas escribía a propósito de la Hermana Gloria Cecilia Narváez, misionera colombiana de la congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada que fue secuestrada por un grupo de hombres armados el 7 de febrero de 2017 en su casa de Karangasso, al sur de Malí, y que estuvo retenida durante 4 años y 8 meses. El 9 de octubre pasado se conoció su liberación, que fue motivo de gozo y de alegría para todos. Mientras estaba a la espera de poder regresar a Colombia, la Hna. Gloria se quedó por un tiempo de descanso en la casa que su congregación tiene en Riano (Italia). Me parece muy interesante muy interesante esta entrevista que ella hizo con la agencia Fides el 12 de noviembre.

Agencia Fides: Hna. Gloria, bienvenida. Hemos rezado mucho por usted y nos sentimos honorados de que esté aquí. ¿Puede contarnos cómo era su vida antes de ser secuestrada?

Hna. Gloria: Antes de ser secuestrada, llevaba a cabo mi misión en África con mis hermanas de comunidad, donde nos dedicábamos a la promoción de la mujer. Les enseñábamos a bordar, a coser a máquina, a leer, además de ofrecerles herramientas para iniciar actividades de microcrédito. Una de nuestras prioridades siempre han sido los niños, los recién nacidos que a menudo son abandonados por sus madres el día del parto porque no tienen nada para alimentarlos. Nos ocupábamos del centro de salud y asistíamos a los enfermos visitando también a sus familias. Mi vida y mis pensamientos como persona y como consagrada se centraban en el encuentro y la cercanía.

Agencia Fides: Cuatro años y ocho meses es mucho tiempo. ¿Cómo pasó sus largos días de prisionera?

Hna. Gloria: Por las mañanas rezaba mientras contemplaba el amanecer en el desierto, algo maravilloso, sentía el viento, a veces violento y a veces suave, que se levanta de la arena. Solía escribir cartas a Dios, con trozos de carbón, expresando mi total e ilimitada confianza en Él. Recogía leña para calentar la poca agua que me daban cada día para preparar el té. Rezaba por la libertad de los numerosos rehenes en todo el mundo y pensaba en el sufrimiento de tantas personas que mueren de hambre. Volvieron a pasar por mi mente, todos los momentos de mi vida, desde el camino recorrido con las hermanas de mi Congregación, mi familia, mi vida como religiosa y la respuesta que estaba dando a la voluntad de Dios. Mi oración era también por los grupos que me tenían secuestrada, por cada uno de ellos. Cuando era el momento de trasladarnos a otro lugar me dedicaba a limpiar el campo.

Agencia Fides: ¿Qué idea se hizo del motivo por el que se prolongaba su cautiverio? ¿Sus captores le explicaron las razones de ello?

Hna. Gloria: Todos los grupos con los que estuve hacían referencia a la religión. Querían poner a prueba mi fe. Para ellos, en Malí, sólo debe existir el Islam. También creo que había problemas entre ellos que retrasaban mi liberación.

 Agencia Fides: Con el paso del tiempo, ¿consiguió dar sentido a esta dura experiencia que estaba viviendo?

Hna. Gloria: Ha sido una experiencia de fe profunda, de reafirmarme en Dios, de aumentar mi confianza en Él aceptando todo tipo de humillaciones y vejaciones para crecer y vivir lo que decía nuestra Fundadora, la Beata Madre Caridad Brader Zahner: 'callar para que Dios nos defienda'. Al mismo tiempo, ha sido una oportunidad para vivir el respeto a otras religiones, en este caso la suya, y me acordé de la encíclica del Papa Benedicto XVI, Deus Caritas est, que habla del respeto a la libertad religiosa y de cómo los cristianos debemos ser mensajeros de paz y reconciliación con nuestras actitudes.

Agencia Fides: ¿Sus carceleros estaban siempre con usted? ¿Cómo se comportaban, la maltrataron?

Hna. Gloria: En general los grupos me humillaban mucho, me insultaban de forma ofensiva y dura por mi religión o por ser mujer. Pero entre ellos también vi que había gente buena que quería liberarme para que no corriera tanto peligro.

Agencia Fides: ¿Recuerda algún gesto especial de humanidad -o de maldad- por parte de los secuestradores hacia usted?

Hna. Gloria: Sobre todo por la noche podía ver que los grupos estaban muy agitados, gritaban entre ellos, se acercaban a la tienda donde yo estaba. Alrededor de la medianoche, el jefe se acercaba a mí y me decía: ‘¡Gloria! ¿Estás bien?’

Agencia Fides: Su madre murió esperando su regreso. ¿No es demasiado este dolor añadido a la dolorosa historia del secuestro?

Hna. Gloria: Rezaba mucho y pensaba en el hecho de que mi madre ya tenía una edad avanzada. Me acordaba de las palabras que me había dicho cuando fui de vacaciones a casa y luego regresé a Mali: “No te vayas tan lejos, porque Mali es la religión del Islam y puede pasarte algo o puede que no nos veamos más”. Y yo le contesté: “Mamá, que sea lo que Dios quiera. Podría ocurrirte algo a ti o a mí. No estamos seguras de cuál es la voluntad de Dios”.

 Agencia Fides: ¿Qué frase o gesto que el Papa Francisco le ha dirigido le ha impactado más y no olvidará?

Hna. Gloria: Nunca olvidaré su gesto de acogida y su bendición como padre y pastor de nuestra Iglesia. Ni su petición: “reza por mí”.

Agencia Fides: ¿Piensa volver a África y continuar donde lo dejó? ¿Cómo ve su futuro? ¿Qué le espera? ¿Y cómo ha cambiado su experiencia su visión de la vida y del mundo?

Hna. Gloria: Si Dios me concede la salud, seguiré siendo misionera cerca de los más pobres y necesitados, seguiré elevando a Dios mi oración de eterna gratitud, pero más encarnada en el sufrimiento de las personas privadas de libertad, de los que tienen hambre y sed. Seguiré rezando por la paz en tantos países en guerra. Por el Santo Padre Francisco, los sacerdotes, los religiosos y las religiosas de todo el mundo, para que tengamos el valor de dar la vida por los que sufren. Esta experiencia me lleva a ver la vida como una tarea para crear una hermandad universal. No para encerrarnos en nosotros mismos, sino para ser portadores de esperanza y testigos de nuestra vida de fe. No es necesario hacer muchas cosas, sino dar un testimonio de fe, de escucha, valorar a todos los que nos necesitan, a los mayores por toda su sabiduría y por lo que han aportado, a los jóvenes por su valor y profecía. Debemos seguir pidiendo a Dios que suscite vocaciones buenas y santas para la Iglesia que puedan llegar a lugares lejanos donde casi nadie va. Como decía nuestra Fundadora: Dios no se deja superar en generosidad y no debemos olvidar las buenas obras que la Congregación tiene en sus manos; los pobres y mucha caridad y fraternidad con todos. Lo que significa dar la vida por otro.

La Hna. Gloria regresó finalmente el 15 de noviembre a Colombia, donde permanecerá durante un período de descanso con su familia y sus hermanas de comunidad.

 



viernes, 19 de noviembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 144


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Jueves 18 Noviembre 2021
De nuevo más secuestros de misioneros

Hace dos semanas escribía sobre la liberación de la hermana Gloria Cecilia Narváez retenida durante 4 años y 8 meses por grupos extremistas islámicos en Mali. Desgraciadamente de nuevo hace ya diez días se hizo pública la información del arresto y secuestro de 17 misioneros salesianos, esta vez en Etiopia. Allí los salesianos gestionan guarderías, escuelas primarias, centro de bachillerato y centros de formación y orientación profesional. Actualmente sus actividades se desarrollan a través de 3 centros misioneros, 5 parroquias, 6 escuelas técnicas, 13 centros juveniles, 13 escuelas primarias y secundarias y 2 centros para niños de la calle.

Diecisiete misioneros salesianos, sacerdotes, diáconos y laicos, etíopes y eritreos, fueron arrestados el pasado viernes 5 de noviembre en el centro de los salesianos en el barrio de Gottera, en Adís Abeba, según Fides. Y fueron deportados a un lugar desconocido por las fuerzas militares gubernamentales, en medio del conflicto con los rebeldes de la región de Trigray (norte). "No entendemos los motivos de un acto tan grave. ¿Por qué arrestar a sacerdotes que desarrollan su misión de educación en un centro en donde siempre se hizo el bien, al que acuden muchos niños?", lamentó el presidente de la agencia humanitaria "Habeisha", Mussie Zerai.

Los salesianos llegaron a Etiopía en 1975 y desde entonces tienen una presencia significativa en cinco regiones de este país africano, entre estas Tigray, donde hace un año, el 4 de noviembre de 2020, estalló un conflicto contra el Gobierno central del país.

Fue entonces cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali, ordenó una ofensiva contra el Frente Popular de Liberación Tigray en represalia por un ataque contra una base militar federal y después de una escalada de tensiones políticas. Esta provincia de Tigray es lugar de conflicto y en un solo año se convirtió en escenario de una de las peores guerras en el mundo, con infinidad de refugiados y con casi toda la población en una situación extrema. 

Desde entonces miles de personas han muerto, unos dos millones se han visto desplazadas internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales. Además, casi siete millones de personas afrontan una "crisis de hambre" por la guerra, según advirtió en septiembre el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.

El pasado domingo el papa Francisco expresó su preocupación por este conflicto y llamó a apostar por "la concordia fraterna y la vía pacífica del diálogo", en un mensaje al mundo después del rezo del Ángelus dominical, desde el Palacio Apostólico. Durante el ángelus el papa Francisco se refirió a la terrible situación que vive el país africano: “Sigo con preocupación las noticias que llegan desde la región del Cuerno de África, en particular de Etiopía, sacudida por un conflicto que se prolonga desde hace más de un año y que causó numerosas víctimas y una grave crisis humanitaria. Invito a todos a la oración por esa población tan duramente probada, y renuevo mi llamamiento para que prevalezcan la concordia fraterna y el camino pacífico del diálogo”.

Según fuentes de Fides, el avance de los rebeldes separatistas continúa hacia la capital, Addis Abeba. A los combatientes del Frente de Liberación Popular de Tigray, el TPLF, se han sumado otros grupos de combatientes como el Ejército de Liberación de Oromo (OLA). Según uno de sus miembros, la conquista de Addis Abeba sería "cuestión de meses, si no es de semanas".

Ayer recibí un mensaje de un amigo salesiano que me reenviaba un mensaje enviado por el Rector Mayor de los salesianos sobre la situación de los hermanos de Etiopía: "Mis queridos hermanos, en esta tarde romana, a las 19,30 me llamó el P. Ignacio (Vicario Provincial) para decirme que ya estaban en casa todos nuestros hermanos salesianos. Habían sido devueltos a casa, después de pagar una fianza. Son acusados 'confusamente' de ayudar a la región del Tigrai por el dinero que los hermanos han hecho llegar (en dólares y euros) para hacer el bien y dar de comer a miles de familias. Lo importante de esto es que ya no dependen de un puesto militar sino que tendrán que comparecer ante la el tribunal o la corte y lo harán con la defensa de los abogados que ya estamos buscando.

Están bien de salud aunque muy cansados.

También ha sido liberado el Voluntario italiano del VIS y la señora del Tigrai que estaba en prisión. Siguen retenidos los otros laicos.

Queridos hermanos, sigamos acompañando con nuestro afecto y oración a nuestros hermanos y a todas estas personas que están viviendo tan difícil situación.

Mi saludo afectuoso y mi oración también por vosotros".

Ángel-Rector Mayor

 Damos gracias al Señor por el desenlace afortunado de este secuestro, pero seguimos recordando a tantas personas que sufren del destierro, de la persecución, de la pobreza e incluso de la hambruna. En realidad me parece que en situaciones así no existe el lado de los buenos y el otro de los malos. Solo existen las víctimas de cada lado y ya va siendo hora de bajar las armas y luchar por la vida de todos.

 

 

viernes, 12 de noviembre de 2021

EL VIDEO DEL PAPA NOVIEMBRE 2021, LAS PERSONAS QUE SUFREN PROBLEMAS DE SALUD MENTAL


 La sobrecarga de trabajo, el estrés laboral hacen que muchas personas experimenten un agotamiento extremo, un agotamiento mental, emocional, afectivo y físico.

La tristeza, la apatía, el cansancio espiritual terminan por dominar la vida de las personas que se ven desbordadas por el ritmo de la vida actual.
Procuremos estar cerca de los que están agotados, de los que están desesperados, sin esperanza, muchas veces escuchando simplemente en silencio porque no podemos ir a decirle a una persona: ‘No, la vida no es así. Escúchame, yo te doy la receta’. No hay receta.
Y además, no olvidemos que, junto al imprescindible acompañamiento psicológico, útil y eficaz, las palabras de Jesús también les ayudan. Me viene a la mente y al corazón: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso’.
Recemos para que las personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida.

viernes, 5 de noviembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 143

 

PINCHA EN LA FOTO DE ARRIBA PARA VER EL ALBUM DE FOTOS Y LOS VIDEOS DE LA HERMANA GLORIA CECILIA

Jueves 4 Noviembre 2021
CUENTA LO QUE HAS VISTO Y OIDO: liberación después de un largo secuestro

Hemos acabando este mes de Octubre, mes de la misión, que nos ha invitado a “CONTAR LO QUE HEMOS VISTO Y OIDO”, y creo que es una bendición de Dios el poder contar con la historia y el testimonio de una misionera que nos muestra que lo ha dado todo al Señor y a sus herman@s a los que ella fue enviada hace unos años en Mali, en el centro de África.

La hermana Gloria Cecilia Narváez, es una religiosa colombiana de la comunidad de las Franciscanas de María Inmaculada de 59 años de edad, que hasta el 2017 llevaba seis años como misionera en Mali en la parroquia de Karangasso, en la zona fronteriza entre Mali y Burkina Faso, a unos 400 kilómetros al sur de la capital Bamako, y que antes de llegar allí estuvo otros 6 años en Benín.

El 7 de febrero de 2017, sin duda alguna, es una fecha que nunca olvidará pues fue secuestrada por cuatro hombres armados pertenecientes a un grupo extremista islámico que tanto daño está haciendo en esos países del África central-occidental. Unos meses después de su secuestro, en julio de 2017,  apareció en un vídeo reivindicado por Al Qaeda. Desde entonces la comunidad cristiana de Bamako rezaba por ella, y en 2020 la Iglesia católica del país organizó una jornada de oración por su liberación. 

Han sido 4 años y 8 meses de secuestro, de privación de libertad, de miedo por su estado de salud frágil, de oraciones y llamadas de líderes políticos y religiosos y de esfuerzos conjugados de varios servicios de inteligencia. Y podemos decir, gracias a Dios, que se han visto coronados por un final feliz el sábado 9 de octubre, día de su liberación. La noticia corrió como la pólvora después de un comunicado de parte de la presidencia de Malí en donde anunciaban su liberación y saludaban "el coraje y la valentía de la hermana Gloria Cecilia".

Las primeras imágenes que tenemos de la hermana en su visita al presidente de Mali acompañada por el obispo de Bamako, la vemos con su vestido amarillo chillón y nos cuesta un poco reconocerla. Las palabras que allí pronunció fueron “que Dios bendiga a todos los que han colaborado para permitir mi liberación, que Dios bendiga a Mali” Ese mismo día fue llevada a Roma, sede central de su congregación y al día siguiente, domingo 10, participo en la eucaristía presidida por el papa Francisco quien la saludó, abrazó, bendijo y dio gracias por su liberación. Ya en 2019 el mismo papa había hecho un vídeo pidiendo por su liberación. Allí en Roma sus primeras palabras fueron pocas pero profundas: "Siempre me aferré a Dios”.

La hermana Gloria Cecilia permaneció en su comunidad franciscana de Roma durante unos días, y allí  realizó los correspondientes exámenes médicos y psicológicos antes de regresar a su país, Colombia. Después de unos días de su llegada a Colombia hizo estas declaraciones: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”, comenzaba la hermana Gloria Cecilia y enseguida elevó una “acción de gracias a Dios porque lo he sentido cercano en este cautiverio”. Después  continuó agradeciendo al papa Francisco, así como a los gobiernos de Italia, Mali, al de Colombia y a su familia. “A todas aquellas personas que oraron por mí e hicieron posible mi liberación y a aquellas que me han fortalecido con sus detalles y gestos de fraternidad un sincero Dios les pague”, culminó.

Edgar una de sus hermanas, comentaba que fue muy doloroso darle la noticia de la muerte de nuestra madre Rosa había fallecida en noviembre de 2020”. Y comentaba: “mi madre era como mi amiga, más que una mamá era como mi compañera, una señora de buen carácter, como Gloria, creo que de ahí lo heredó. Muy buena gente, con un corazón enorme. Mi madre nunca tuvo problemas con nadie; ella rezaba todas las noches, y rezó como más de 1.600 rosarios por su liberación, y creo que ella también tiene parte en esto. Rosita –como la llamaban cariñosamente– ya estaba cansada y “muy viejita, empezó a bajar de peso, a complicarse físicamente. Ella me dijo, horas antes de morir, que, cuando recibiera a mi hermana, le dijera que siempre la estuvo esperando, que rezó por ella en estos años: ‘Recíbanla con todo el amor que no podré’, fue su última voluntad”.

El padre Gigi Maccalli, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas, fue secuestrado en su misión en Níger el 17 de septiembre de 2018 y luego liberado el 8 de octubre de 2020, al enterarse de la liberación de la hermana Gloria Cecilia hablaba con las siguientes palabras: "Alegría, alegría, alegría". El padre Gigi publicaba hace poco un libro con el título "Cadenas de libertad". Dos años secuestrado en el Sahel",  en el que narra toda su experiencia, el haber pasado meses en el desierto, el silencio y el llanto, pero con la experiencia de llevar cadenas que liberaron su espíritu. Y afirma: "mis pies estaban encadenados, pero mi corazón no. Se abrió un espacio que me llevó a vivir la misión de una manera nueva. Mi corazón caminó".

El padre Gigi hacía una entrevista en los días posteriores a la liberación de la hermana Gloria Cecilia en la que decía: “Sentí una inmensa alegría cuando me enteré de su liberación; para mí fue como revivir, hace apenas un año, mi liberación. No hay palabras, mi corazón saltó de alegría, comencé a enviar mensajes a amigos, a personas a las que había pedido que siguieran rezando por la liberación de los rehenes. Alegría, alegría, alegría. Una inmensa alegría cuando me llegó esta noticia”.

A la pregunta “habiendo vivido una experiencia similar, ¿qué significa volver a la libertad y qué cree que sintió la hermana Gloria cuando se sintió libre?”, el padre Gigi respondió: “Uno comprende el valor de la libertad cuando se pierde. La experiencia del encierro, de la soledad, nos hace crecer en la conciencia de lo hermosa que es la vida cuando está llena de amor y libertad. Volver a encontrar la libertad, después de una experiencia de encierro, es volver a la vida, a vivir plenamente, y es una experiencia única cuando se ha experimentado la soledad. Es una experiencia única cuando se ha experimentado la soledad, se comprende que no es bueno que el hombre esté solo, estamos entrelazados con el amor y la libertad, la relación con los seres queridos, con Dios, con el mundo, ¡esto es la vida! El cautiverio nos quita lo esencial, como poder abrazar, conocer, poder ir libremente y abrazar a las personas que queremos. Para mí esto es ser libre, poder amar, poder vivir plenamente, este tejido hace que la vida sea bella: el amor y la libertad.

Yo digo que nada es imposible para los que rezan, para los que creen, para los que esperan. La oración es energía positiva, es espacio, es vacío disponible para la llegada de Dios. El Evangelio del domingo también decía que lo que es imposible para los hombres no es imposible para Dios. Creo que la oración permite que Dios entre en los corazones de la gente en el mundo, seguimos rezando, seguimos apoyando a los que sufren, a los que están solos, a los que están olvidados. Los frutos de tanta oración -lo he experimentado- han calentado mi corazón, han sostenido mi encierro y hoy estoy aquí para testimoniar que gracias a esta oración coral e incesante, he vuelto a encontrar la libertad. Para mí el icono de esto es lo que encuentro en los Hechos de los Apóstoles donde se dice que, mientras Pedro estaba en la cárcel, una oración incesante subía de la Iglesia por él. Esta oración incesante rompe las cadenas y produce frutos de libertad. Nada es imposible para los que rezan”.

Y quiero concluir con esta oración que fue compuesta por una religiosa justo el día siguiente de la liberación de la hermana Gloria Cecilia.

TE ESPERÁBAMOS
Te esperábamos,
llegaste vestida de pluralidad,
amarillo tu traje,
verde e intacta tu esperanza,
curtida tu piel,
y color sangre ofrenda tu experiencia. 

Llegaste justo hoy,
cuando el Espíritu aletea
sinfonías sinodales;
cuando nos urge a lo común
y nos dispone a la escucha.
 
Volviste para recordarnos,
donde debemos estar los consagrados:
en el lugar del riesgo,
en los recodos
en los que se expresa plural la vida,
en los espacios en los que la sororidad,
implica darse
hasta las últimas consecuencias.
 
¡Llegaste y estamos alegres!
 
Hermana Gloria,
hermana de todos
tus hermanos y hermanas,
hermana de los últimos
y los desheredados.
Narración viva
de lo más auténticamente cristiano.
 
Hoy, tú eres la Palabra,
y tu testimonio confirma,
más allá de la retórica ,
lo que significa ser discípulos misioneros.
 
Nos alegra tu libertad,
…¿será que verte,
y verlo a Él en ti,
también a nosotros nos libera?
Liliana Franco Echeverri, odn

Parábola hindú.

Un príncipe oriental, para dar una lección a sus súbditos sobre la búsqueda de Dios, hizo reunir un día a muchos ciegos. Después ordenó que se les mostrase el mayor de sus elefantes sin decirles qué animal tenían delante. Cada ciego se acercó al elefante y le tocaron en diversas partes de su cuerpo. Al final el príncipe preguntó qué había palpado cada uno. El que había tocado las piernas dijo que un tronco arrugado de un árbol. El que había tocado la trompa, una gruesa rama nudosa. El que había tocado la cola, una serpiente desconocida. Un muro, dijo el que había tocado el vientre. Una pequeña colina, el que había tocado el lomo. Como no se ponían de acuerdo entre ellos, comenzaron a discutir. El príncipe interrumpió la discusión: - Esta pequeña muestra os hacer ver cómo de las grandes cosas conocemos muy poco, y de Dios casi nada

 


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