viernes, 31 de diciembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 149


 ¿CUALES SON NUESTROS DESEOS? 
YA VEREIS QUE NO SON LOS MISMOS ANTES DE VER 
EL VIDEO QUE DESPUES. 
FELIZ NAVIDAD
y pincha aquí abajo para ver el deseo de FELIZ NAVIDAD de la misionera Ana Gutiérrez desde Kinshasa en el Congo 



viernes, 24 de diciembre de 2021

viernes, 17 de diciembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 147

 

Viernes 17 Diciembre 2021
El drama de los niños mineros de Camerún

Estamos a unos días de Navidad, y de la fiesta de los reyes magos, fiestas mágicas para todos pero en especial para los más pequeños de la casa. Hace unas semanas leía un artículo sobre la cruda realidad de los niños mineros en Camerún y quiero compartir con vosotros el fruto de estas lecturas. Sé que en estos días quizás sea algo no políticamente muy correcto, y vendría mejor poner alguna historia más feliz y más navideña, pero me parece que pueda ayudarnos a vivir con más profundidad estos días de Navidad y a darnos cuenta de lo privilegiados que somos y de la suerte que tienen nuestros hij@s por el mero hecho de haber nacido aquí en España. No todos los niños tienen la dicha de jugar como ellos lo hacen, o de escribir una carta a los Reyes Magos, o de ir a la escuela y poder disfrutar dentro de unos días de unas semanas de vacaciones.

La pobreza extrema y la ausencia de educación obligan a muchos niños a ganarse la vida extrayendo oro en las minas de Camerún y de muchos otros países africanos. Aunque os parezca mentira la pobreza extrema sigue golpeando a la infancia en el mundo. Son muchos los niños que buscan oro, cobalto y otros muchos minerales en las minas de Camerún y de muchos países de África.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que más de un millón de niños de entre 5 y 17 años trabajan en minas de oro de todo el mundo. En el este de Camerún, miles de niños pasan sus días en minas improvisadas, arriesgando su salud por pequeñas cantidades de oro que luego venden por una miseria en el mercado negro local. La mayoría de estos niños nunca han ido a la escuela, sacrificando su educación por la supervivencia de sus familias y perpetuando así un ciclo de pobreza. Es cierto que son actividades difíciles de medir porque se hacen en la oscuridad y en la ilegalidad. Son muchos los que trabajan de lunes a domingo para intentar ganar algo de dinero con el que poder ayudar a sus familias o para poder ir al colegio.

La Republica Democrática del Congo (RDC) es un país situado en el centro de África, casi 5 veces mayor que España, que posee todo tipo de minerales y en especial de minerales raros hoy muy buscados para las nueves tecnologías de los teléfonos, tabletas, ordenadores, baterías de coches eléctricos… Quizás hayáis oído hablar del Coltán o del Cobalto… la mayor parte de las reservas mundiales de estos minerales estratégicos se encuentran en este país, la RDC. A pesar de tantas riquezas es un país en donde parte de la población sufre y vive día a día. Y lo que es más triste todavía es que muchas de esas minas se explotan gracias a la mano de obra de niños y menores de edad.

Lo que es más triste todavía es saber que grandes multinacionales como Apple, Microsof, Dell, Alphabet y Tesla fueron denunciadas por la organización de defensa de los derechos humanos International Rights Advocates por ser cómplices del trabajo infantil y con acusaciones claras por explotación y trabajo infantil. En el documento que esta organización internacional presentó se denuncia que estos gigantes tecnológicos son cómplices en el uso de fuerza de trabajo infantil en la extracción de cobalto que utilizan en sus productos.

Según una ong que trabaja en Camerún los accidentes en estas minas artesanales son habituales: entre 2014 y 2021al menos 157 niños y adultos se ahogaron o fueron enterrados por deslizamientos de tierra en excavaciones abandonadas.

Y lo que es más curioso y que debemos conocer es que según el Informe Transparencia de las Industrias Extractivas de 2017 de Camerún, se contabilizaron 115 empresas dedicadas a la extracción de oro, el 95% de propiedad extranjera, principalmente de China, Corea del Sur, Grecia y Sudáfrica y el primer importador es Emiratos Árabes Unidos.

Quiero acabar con estas palabras que el papa Francisco escribía hace 8 años en su encíclica Evangelii Gaudium, la Alegría del Evangelio, y que siguen siendo muy actuales:

La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral. ¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia. Otras veces sucede que estas palabras se vuelven objeto de un manoseo oportunista que las deshonra. La cómoda indiferencia ante estas cuestiones vacía nuestra vida y nuestras palabras de todo significado. Evangelii Gaudium n.203.

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viernes, 10 de diciembre de 2021

EL VIDEO DEL PAPA DICIEMBRE 2021, LOS CATEQUISTAS Y VIDEOS SOBRE EL ADVIENTO


Los catequistas tienen una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe.

El ministerio laical del catequista es una vocación, es una misión. Ser catequista significa que uno ‘es catequista’, no que ‘trabaja de catequista’. Es todo un modo de ser, y hacen falta buenos catequistas que sean a la vez acompañantes y pedagogos.
Hacen falta personas creativas que anuncien el Evangelio, pero que lo anuncien, no digo con sordina pero no con bocina, sino con su vida, con mansedumbre, con un lenguaje nuevo y abriendo caminos nuevos.

Y en tantas diócesis, en tantos continentes, la evangelización fundamentalmente está en manos de un catequista.

Demos las gracias a los catequistas, a las catequistas, por el entusiasmo interior con que viven esta misión al servicio de la Iglesia.

Recemos juntos por los catequistas, llamados a proclamar la Palabra de Dios: para que sean testigos de ella con valentía, con creatividad, con la fuerza del Espíritu Santo, con alegría y con mucha paz.




viernes, 3 de diciembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 146

 


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Viernes 3 Diciembre 2021

CAMPAÑA DE CARITAS con lema NO NOS OLVIDEMOS DEL SAHEL

En el norte de África existe una enorme franja de tierra que va de este a oeste del continente y es llamada SAHEL, palabra árabe que significa “borde o costa”. Esta gran franja de tierra aglutina los siguientes países: Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Argelia, Níger, Nigeria, Chad, Camerún, Sudán y Eritrea. Es una zona de equilibrio precario en donde el cambio climático afecta muchísimo al ser en gran parte desierto o sabana semidesértica. La escasez de lluvias, pero también las grandes inundaciones, la pérdida de cosechas... provocan la subida de precios de los alimentos y limitan la capacidad de compra o intercambio de productos básicos, aumentando por lo tanto la vulnerabilidad de las personas.

Una zona en donde hay varios grupos armados que crean una inseguridad muy grande y en donde el recrudecimiento de la violencia ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en la zona fronteriza entre Malí, Burkina Faso y Níger, así como en la zona fronteriza entre Nigeria, Camerún, Niger y Chad. Estos son los dos polos de la crisis en los que se concentran la inseguridad, la falta de alimentos, los grandes desplazamientos masivos y la vulneración de derechos.

El impacto de esta violencia en esa región junto con el empeoramiento de la situación provocada por la crisis medioambiental hace que la zona del Sahel se enfrente a su peor crisis alimentaria.

La violencia permanente en la región y la presencia de grupos armados ha forzado a más de 2 millones de personas en el Sahel (Mali, Burkina Faso, Níger y Chad) a abandonar sus hogares y desplazarse a otras zonas que por el momento se perciben como más seguras. Más de la mitad de estas personas desplazadas se encuentran en Burkina Faso y son en su mayoría menores de edad.

Esta crisis afecta especialmente a las personas más vulnerables de las zonas rurales, con una economía campesina de subsistencia, que se han visto forzadas a  abandonar sus hogares, cultivos y rebaños. Esto ha provocado perturbaciones en los mercados locales de alimentos aumentando sus precios y reduciendo su disponibilidad. Además, la mayoría de personas forzadas a huir de sus hogares se refugian en hogares y comunidades de acogida donde prima la solidaridad, pero causando una fuerte presión sobre los escasos recursos alimentarios, el agua potable u otros servicios básicos como la educación o la salud.

La situación sanitaria debido a la COVID-19 no ha hecho sino empeorar la situación.

Más de 5.400 centros escolares, lo que supone 700.000 estudiantes, y 200 centros de salud se encuentran cerrados tras los ataques y las amenazas sufridas, reduciendo drásticamente los servicios básicos de los que se disponía en la zona.

Los estados y las agencias multilaterales han lanzado planes de respuesta, pero son insuficientes. En ocasiones ni siquiera el acceso a las personas necesitadas está garantizado. Más de 9,5 millones de personas viven  en situación de inseguridad alimentaria en la región del Sahel y las cosechas de este año no auguran mejoría.

Desde Cáritas Española se ha iniciado una campaña para acompañar a esta gran zona, en particular a los países de Burkina Faso, Malí, Senegal, Níger y Chad. El objetivo es asistir a las familias desplazadas internas de la región a través de programas de distribución de alimentos para asegurar su seguridad alimentaria y mantener los medios de vida de las comunidades de acogida.

Debido a la alta presión demográfica que están sufriendo esas mismas comunidades de acogida, Caritas intenta mantener la reparación y la construcción de fuentes de agua potable y la promoción de la higiene como una línea de actuación prioritaria.

Quizás nos parezca una tarea inmensa e imposible, pero yo creo que el hecho he abrirnos los ojos y de darnos a conocer esas necesidades es algo muy importante y un modo para descubrir que juntando nuestros esfuerzos somos capaces de hacer mucho.

 


viernes, 26 de noviembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 145

 


Viernes 26 Noviembre 2021
"Si Dios me concede la salud, seguiré siendo misionera"


Hace 3 semanas escribía a propósito de la Hermana Gloria Cecilia Narváez, misionera colombiana de la congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada que fue secuestrada por un grupo de hombres armados el 7 de febrero de 2017 en su casa de Karangasso, al sur de Malí, y que estuvo retenida durante 4 años y 8 meses. El 9 de octubre pasado se conoció su liberación, que fue motivo de gozo y de alegría para todos. Mientras estaba a la espera de poder regresar a Colombia, la Hna. Gloria se quedó por un tiempo de descanso en la casa que su congregación tiene en Riano (Italia). Me parece muy interesante muy interesante esta entrevista que ella hizo con la agencia Fides el 12 de noviembre.

Agencia Fides: Hna. Gloria, bienvenida. Hemos rezado mucho por usted y nos sentimos honorados de que esté aquí. ¿Puede contarnos cómo era su vida antes de ser secuestrada?

Hna. Gloria: Antes de ser secuestrada, llevaba a cabo mi misión en África con mis hermanas de comunidad, donde nos dedicábamos a la promoción de la mujer. Les enseñábamos a bordar, a coser a máquina, a leer, además de ofrecerles herramientas para iniciar actividades de microcrédito. Una de nuestras prioridades siempre han sido los niños, los recién nacidos que a menudo son abandonados por sus madres el día del parto porque no tienen nada para alimentarlos. Nos ocupábamos del centro de salud y asistíamos a los enfermos visitando también a sus familias. Mi vida y mis pensamientos como persona y como consagrada se centraban en el encuentro y la cercanía.

Agencia Fides: Cuatro años y ocho meses es mucho tiempo. ¿Cómo pasó sus largos días de prisionera?

Hna. Gloria: Por las mañanas rezaba mientras contemplaba el amanecer en el desierto, algo maravilloso, sentía el viento, a veces violento y a veces suave, que se levanta de la arena. Solía escribir cartas a Dios, con trozos de carbón, expresando mi total e ilimitada confianza en Él. Recogía leña para calentar la poca agua que me daban cada día para preparar el té. Rezaba por la libertad de los numerosos rehenes en todo el mundo y pensaba en el sufrimiento de tantas personas que mueren de hambre. Volvieron a pasar por mi mente, todos los momentos de mi vida, desde el camino recorrido con las hermanas de mi Congregación, mi familia, mi vida como religiosa y la respuesta que estaba dando a la voluntad de Dios. Mi oración era también por los grupos que me tenían secuestrada, por cada uno de ellos. Cuando era el momento de trasladarnos a otro lugar me dedicaba a limpiar el campo.

Agencia Fides: ¿Qué idea se hizo del motivo por el que se prolongaba su cautiverio? ¿Sus captores le explicaron las razones de ello?

Hna. Gloria: Todos los grupos con los que estuve hacían referencia a la religión. Querían poner a prueba mi fe. Para ellos, en Malí, sólo debe existir el Islam. También creo que había problemas entre ellos que retrasaban mi liberación.

 Agencia Fides: Con el paso del tiempo, ¿consiguió dar sentido a esta dura experiencia que estaba viviendo?

Hna. Gloria: Ha sido una experiencia de fe profunda, de reafirmarme en Dios, de aumentar mi confianza en Él aceptando todo tipo de humillaciones y vejaciones para crecer y vivir lo que decía nuestra Fundadora, la Beata Madre Caridad Brader Zahner: 'callar para que Dios nos defienda'. Al mismo tiempo, ha sido una oportunidad para vivir el respeto a otras religiones, en este caso la suya, y me acordé de la encíclica del Papa Benedicto XVI, Deus Caritas est, que habla del respeto a la libertad religiosa y de cómo los cristianos debemos ser mensajeros de paz y reconciliación con nuestras actitudes.

Agencia Fides: ¿Sus carceleros estaban siempre con usted? ¿Cómo se comportaban, la maltrataron?

Hna. Gloria: En general los grupos me humillaban mucho, me insultaban de forma ofensiva y dura por mi religión o por ser mujer. Pero entre ellos también vi que había gente buena que quería liberarme para que no corriera tanto peligro.

Agencia Fides: ¿Recuerda algún gesto especial de humanidad -o de maldad- por parte de los secuestradores hacia usted?

Hna. Gloria: Sobre todo por la noche podía ver que los grupos estaban muy agitados, gritaban entre ellos, se acercaban a la tienda donde yo estaba. Alrededor de la medianoche, el jefe se acercaba a mí y me decía: ‘¡Gloria! ¿Estás bien?’

Agencia Fides: Su madre murió esperando su regreso. ¿No es demasiado este dolor añadido a la dolorosa historia del secuestro?

Hna. Gloria: Rezaba mucho y pensaba en el hecho de que mi madre ya tenía una edad avanzada. Me acordaba de las palabras que me había dicho cuando fui de vacaciones a casa y luego regresé a Mali: “No te vayas tan lejos, porque Mali es la religión del Islam y puede pasarte algo o puede que no nos veamos más”. Y yo le contesté: “Mamá, que sea lo que Dios quiera. Podría ocurrirte algo a ti o a mí. No estamos seguras de cuál es la voluntad de Dios”.

 Agencia Fides: ¿Qué frase o gesto que el Papa Francisco le ha dirigido le ha impactado más y no olvidará?

Hna. Gloria: Nunca olvidaré su gesto de acogida y su bendición como padre y pastor de nuestra Iglesia. Ni su petición: “reza por mí”.

Agencia Fides: ¿Piensa volver a África y continuar donde lo dejó? ¿Cómo ve su futuro? ¿Qué le espera? ¿Y cómo ha cambiado su experiencia su visión de la vida y del mundo?

Hna. Gloria: Si Dios me concede la salud, seguiré siendo misionera cerca de los más pobres y necesitados, seguiré elevando a Dios mi oración de eterna gratitud, pero más encarnada en el sufrimiento de las personas privadas de libertad, de los que tienen hambre y sed. Seguiré rezando por la paz en tantos países en guerra. Por el Santo Padre Francisco, los sacerdotes, los religiosos y las religiosas de todo el mundo, para que tengamos el valor de dar la vida por los que sufren. Esta experiencia me lleva a ver la vida como una tarea para crear una hermandad universal. No para encerrarnos en nosotros mismos, sino para ser portadores de esperanza y testigos de nuestra vida de fe. No es necesario hacer muchas cosas, sino dar un testimonio de fe, de escucha, valorar a todos los que nos necesitan, a los mayores por toda su sabiduría y por lo que han aportado, a los jóvenes por su valor y profecía. Debemos seguir pidiendo a Dios que suscite vocaciones buenas y santas para la Iglesia que puedan llegar a lugares lejanos donde casi nadie va. Como decía nuestra Fundadora: Dios no se deja superar en generosidad y no debemos olvidar las buenas obras que la Congregación tiene en sus manos; los pobres y mucha caridad y fraternidad con todos. Lo que significa dar la vida por otro.

La Hna. Gloria regresó finalmente el 15 de noviembre a Colombia, donde permanecerá durante un período de descanso con su familia y sus hermanas de comunidad.

 



viernes, 19 de noviembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 144


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Jueves 18 Noviembre 2021
De nuevo más secuestros de misioneros

Hace dos semanas escribía sobre la liberación de la hermana Gloria Cecilia Narváez retenida durante 4 años y 8 meses por grupos extremistas islámicos en Mali. Desgraciadamente de nuevo hace ya diez días se hizo pública la información del arresto y secuestro de 17 misioneros salesianos, esta vez en Etiopia. Allí los salesianos gestionan guarderías, escuelas primarias, centro de bachillerato y centros de formación y orientación profesional. Actualmente sus actividades se desarrollan a través de 3 centros misioneros, 5 parroquias, 6 escuelas técnicas, 13 centros juveniles, 13 escuelas primarias y secundarias y 2 centros para niños de la calle.

Diecisiete misioneros salesianos, sacerdotes, diáconos y laicos, etíopes y eritreos, fueron arrestados el pasado viernes 5 de noviembre en el centro de los salesianos en el barrio de Gottera, en Adís Abeba, según Fides. Y fueron deportados a un lugar desconocido por las fuerzas militares gubernamentales, en medio del conflicto con los rebeldes de la región de Trigray (norte). "No entendemos los motivos de un acto tan grave. ¿Por qué arrestar a sacerdotes que desarrollan su misión de educación en un centro en donde siempre se hizo el bien, al que acuden muchos niños?", lamentó el presidente de la agencia humanitaria "Habeisha", Mussie Zerai.

Los salesianos llegaron a Etiopía en 1975 y desde entonces tienen una presencia significativa en cinco regiones de este país africano, entre estas Tigray, donde hace un año, el 4 de noviembre de 2020, estalló un conflicto contra el Gobierno central del país.

Fue entonces cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali, ordenó una ofensiva contra el Frente Popular de Liberación Tigray en represalia por un ataque contra una base militar federal y después de una escalada de tensiones políticas. Esta provincia de Tigray es lugar de conflicto y en un solo año se convirtió en escenario de una de las peores guerras en el mundo, con infinidad de refugiados y con casi toda la población en una situación extrema. 

Desde entonces miles de personas han muerto, unos dos millones se han visto desplazadas internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales. Además, casi siete millones de personas afrontan una "crisis de hambre" por la guerra, según advirtió en septiembre el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.

El pasado domingo el papa Francisco expresó su preocupación por este conflicto y llamó a apostar por "la concordia fraterna y la vía pacífica del diálogo", en un mensaje al mundo después del rezo del Ángelus dominical, desde el Palacio Apostólico. Durante el ángelus el papa Francisco se refirió a la terrible situación que vive el país africano: “Sigo con preocupación las noticias que llegan desde la región del Cuerno de África, en particular de Etiopía, sacudida por un conflicto que se prolonga desde hace más de un año y que causó numerosas víctimas y una grave crisis humanitaria. Invito a todos a la oración por esa población tan duramente probada, y renuevo mi llamamiento para que prevalezcan la concordia fraterna y el camino pacífico del diálogo”.

Según fuentes de Fides, el avance de los rebeldes separatistas continúa hacia la capital, Addis Abeba. A los combatientes del Frente de Liberación Popular de Tigray, el TPLF, se han sumado otros grupos de combatientes como el Ejército de Liberación de Oromo (OLA). Según uno de sus miembros, la conquista de Addis Abeba sería "cuestión de meses, si no es de semanas".

Ayer recibí un mensaje de un amigo salesiano que me reenviaba un mensaje enviado por el Rector Mayor de los salesianos sobre la situación de los hermanos de Etiopía: "Mis queridos hermanos, en esta tarde romana, a las 19,30 me llamó el P. Ignacio (Vicario Provincial) para decirme que ya estaban en casa todos nuestros hermanos salesianos. Habían sido devueltos a casa, después de pagar una fianza. Son acusados 'confusamente' de ayudar a la región del Tigrai por el dinero que los hermanos han hecho llegar (en dólares y euros) para hacer el bien y dar de comer a miles de familias. Lo importante de esto es que ya no dependen de un puesto militar sino que tendrán que comparecer ante la el tribunal o la corte y lo harán con la defensa de los abogados que ya estamos buscando.

Están bien de salud aunque muy cansados.

También ha sido liberado el Voluntario italiano del VIS y la señora del Tigrai que estaba en prisión. Siguen retenidos los otros laicos.

Queridos hermanos, sigamos acompañando con nuestro afecto y oración a nuestros hermanos y a todas estas personas que están viviendo tan difícil situación.

Mi saludo afectuoso y mi oración también por vosotros".

Ángel-Rector Mayor

 Damos gracias al Señor por el desenlace afortunado de este secuestro, pero seguimos recordando a tantas personas que sufren del destierro, de la persecución, de la pobreza e incluso de la hambruna. En realidad me parece que en situaciones así no existe el lado de los buenos y el otro de los malos. Solo existen las víctimas de cada lado y ya va siendo hora de bajar las armas y luchar por la vida de todos.

 

 

viernes, 12 de noviembre de 2021

EL VIDEO DEL PAPA NOVIEMBRE 2021, LAS PERSONAS QUE SUFREN PROBLEMAS DE SALUD MENTAL


 La sobrecarga de trabajo, el estrés laboral hacen que muchas personas experimenten un agotamiento extremo, un agotamiento mental, emocional, afectivo y físico.

La tristeza, la apatía, el cansancio espiritual terminan por dominar la vida de las personas que se ven desbordadas por el ritmo de la vida actual.
Procuremos estar cerca de los que están agotados, de los que están desesperados, sin esperanza, muchas veces escuchando simplemente en silencio porque no podemos ir a decirle a una persona: ‘No, la vida no es así. Escúchame, yo te doy la receta’. No hay receta.
Y además, no olvidemos que, junto al imprescindible acompañamiento psicológico, útil y eficaz, las palabras de Jesús también les ayudan. Me viene a la mente y al corazón: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso’.
Recemos para que las personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida.

viernes, 5 de noviembre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 143

 

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Jueves 4 Noviembre 2021
CUENTA LO QUE HAS VISTO Y OIDO: liberación después de un largo secuestro

Hemos acabando este mes de Octubre, mes de la misión, que nos ha invitado a “CONTAR LO QUE HEMOS VISTO Y OIDO”, y creo que es una bendición de Dios el poder contar con la historia y el testimonio de una misionera que nos muestra que lo ha dado todo al Señor y a sus herman@s a los que ella fue enviada hace unos años en Mali, en el centro de África.

La hermana Gloria Cecilia Narváez, es una religiosa colombiana de la comunidad de las Franciscanas de María Inmaculada de 59 años de edad, que hasta el 2017 llevaba seis años como misionera en Mali en la parroquia de Karangasso, en la zona fronteriza entre Mali y Burkina Faso, a unos 400 kilómetros al sur de la capital Bamako, y que antes de llegar allí estuvo otros 6 años en Benín.

El 7 de febrero de 2017, sin duda alguna, es una fecha que nunca olvidará pues fue secuestrada por cuatro hombres armados pertenecientes a un grupo extremista islámico que tanto daño está haciendo en esos países del África central-occidental. Unos meses después de su secuestro, en julio de 2017,  apareció en un vídeo reivindicado por Al Qaeda. Desde entonces la comunidad cristiana de Bamako rezaba por ella, y en 2020 la Iglesia católica del país organizó una jornada de oración por su liberación. 

Han sido 4 años y 8 meses de secuestro, de privación de libertad, de miedo por su estado de salud frágil, de oraciones y llamadas de líderes políticos y religiosos y de esfuerzos conjugados de varios servicios de inteligencia. Y podemos decir, gracias a Dios, que se han visto coronados por un final feliz el sábado 9 de octubre, día de su liberación. La noticia corrió como la pólvora después de un comunicado de parte de la presidencia de Malí en donde anunciaban su liberación y saludaban "el coraje y la valentía de la hermana Gloria Cecilia".

Las primeras imágenes que tenemos de la hermana en su visita al presidente de Mali acompañada por el obispo de Bamako, la vemos con su vestido amarillo chillón y nos cuesta un poco reconocerla. Las palabras que allí pronunció fueron “que Dios bendiga a todos los que han colaborado para permitir mi liberación, que Dios bendiga a Mali” Ese mismo día fue llevada a Roma, sede central de su congregación y al día siguiente, domingo 10, participo en la eucaristía presidida por el papa Francisco quien la saludó, abrazó, bendijo y dio gracias por su liberación. Ya en 2019 el mismo papa había hecho un vídeo pidiendo por su liberación. Allí en Roma sus primeras palabras fueron pocas pero profundas: "Siempre me aferré a Dios”.

La hermana Gloria Cecilia permaneció en su comunidad franciscana de Roma durante unos días, y allí  realizó los correspondientes exámenes médicos y psicológicos antes de regresar a su país, Colombia. Después de unos días de su llegada a Colombia hizo estas declaraciones: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”, comenzaba la hermana Gloria Cecilia y enseguida elevó una “acción de gracias a Dios porque lo he sentido cercano en este cautiverio”. Después  continuó agradeciendo al papa Francisco, así como a los gobiernos de Italia, Mali, al de Colombia y a su familia. “A todas aquellas personas que oraron por mí e hicieron posible mi liberación y a aquellas que me han fortalecido con sus detalles y gestos de fraternidad un sincero Dios les pague”, culminó.

Edgar una de sus hermanas, comentaba que fue muy doloroso darle la noticia de la muerte de nuestra madre Rosa había fallecida en noviembre de 2020”. Y comentaba: “mi madre era como mi amiga, más que una mamá era como mi compañera, una señora de buen carácter, como Gloria, creo que de ahí lo heredó. Muy buena gente, con un corazón enorme. Mi madre nunca tuvo problemas con nadie; ella rezaba todas las noches, y rezó como más de 1.600 rosarios por su liberación, y creo que ella también tiene parte en esto. Rosita –como la llamaban cariñosamente– ya estaba cansada y “muy viejita, empezó a bajar de peso, a complicarse físicamente. Ella me dijo, horas antes de morir, que, cuando recibiera a mi hermana, le dijera que siempre la estuvo esperando, que rezó por ella en estos años: ‘Recíbanla con todo el amor que no podré’, fue su última voluntad”.

El padre Gigi Maccalli, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas, fue secuestrado en su misión en Níger el 17 de septiembre de 2018 y luego liberado el 8 de octubre de 2020, al enterarse de la liberación de la hermana Gloria Cecilia hablaba con las siguientes palabras: "Alegría, alegría, alegría". El padre Gigi publicaba hace poco un libro con el título "Cadenas de libertad". Dos años secuestrado en el Sahel",  en el que narra toda su experiencia, el haber pasado meses en el desierto, el silencio y el llanto, pero con la experiencia de llevar cadenas que liberaron su espíritu. Y afirma: "mis pies estaban encadenados, pero mi corazón no. Se abrió un espacio que me llevó a vivir la misión de una manera nueva. Mi corazón caminó".

El padre Gigi hacía una entrevista en los días posteriores a la liberación de la hermana Gloria Cecilia en la que decía: “Sentí una inmensa alegría cuando me enteré de su liberación; para mí fue como revivir, hace apenas un año, mi liberación. No hay palabras, mi corazón saltó de alegría, comencé a enviar mensajes a amigos, a personas a las que había pedido que siguieran rezando por la liberación de los rehenes. Alegría, alegría, alegría. Una inmensa alegría cuando me llegó esta noticia”.

A la pregunta “habiendo vivido una experiencia similar, ¿qué significa volver a la libertad y qué cree que sintió la hermana Gloria cuando se sintió libre?”, el padre Gigi respondió: “Uno comprende el valor de la libertad cuando se pierde. La experiencia del encierro, de la soledad, nos hace crecer en la conciencia de lo hermosa que es la vida cuando está llena de amor y libertad. Volver a encontrar la libertad, después de una experiencia de encierro, es volver a la vida, a vivir plenamente, y es una experiencia única cuando se ha experimentado la soledad. Es una experiencia única cuando se ha experimentado la soledad, se comprende que no es bueno que el hombre esté solo, estamos entrelazados con el amor y la libertad, la relación con los seres queridos, con Dios, con el mundo, ¡esto es la vida! El cautiverio nos quita lo esencial, como poder abrazar, conocer, poder ir libremente y abrazar a las personas que queremos. Para mí esto es ser libre, poder amar, poder vivir plenamente, este tejido hace que la vida sea bella: el amor y la libertad.

Yo digo que nada es imposible para los que rezan, para los que creen, para los que esperan. La oración es energía positiva, es espacio, es vacío disponible para la llegada de Dios. El Evangelio del domingo también decía que lo que es imposible para los hombres no es imposible para Dios. Creo que la oración permite que Dios entre en los corazones de la gente en el mundo, seguimos rezando, seguimos apoyando a los que sufren, a los que están solos, a los que están olvidados. Los frutos de tanta oración -lo he experimentado- han calentado mi corazón, han sostenido mi encierro y hoy estoy aquí para testimoniar que gracias a esta oración coral e incesante, he vuelto a encontrar la libertad. Para mí el icono de esto es lo que encuentro en los Hechos de los Apóstoles donde se dice que, mientras Pedro estaba en la cárcel, una oración incesante subía de la Iglesia por él. Esta oración incesante rompe las cadenas y produce frutos de libertad. Nada es imposible para los que rezan”.

Y quiero concluir con esta oración que fue compuesta por una religiosa justo el día siguiente de la liberación de la hermana Gloria Cecilia.

TE ESPERÁBAMOS
Te esperábamos,
llegaste vestida de pluralidad,
amarillo tu traje,
verde e intacta tu esperanza,
curtida tu piel,
y color sangre ofrenda tu experiencia. 

Llegaste justo hoy,
cuando el Espíritu aletea
sinfonías sinodales;
cuando nos urge a lo común
y nos dispone a la escucha.
 
Volviste para recordarnos,
donde debemos estar los consagrados:
en el lugar del riesgo,
en los recodos
en los que se expresa plural la vida,
en los espacios en los que la sororidad,
implica darse
hasta las últimas consecuencias.
 
¡Llegaste y estamos alegres!
 
Hermana Gloria,
hermana de todos
tus hermanos y hermanas,
hermana de los últimos
y los desheredados.
Narración viva
de lo más auténticamente cristiano.
 
Hoy, tú eres la Palabra,
y tu testimonio confirma,
más allá de la retórica ,
lo que significa ser discípulos misioneros.
 
Nos alegra tu libertad,
…¿será que verte,
y verlo a Él en ti,
también a nosotros nos libera?
Liliana Franco Echeverri, odn

Parábola hindú.

Un príncipe oriental, para dar una lección a sus súbditos sobre la búsqueda de Dios, hizo reunir un día a muchos ciegos. Después ordenó que se les mostrase el mayor de sus elefantes sin decirles qué animal tenían delante. Cada ciego se acercó al elefante y le tocaron en diversas partes de su cuerpo. Al final el príncipe preguntó qué había palpado cada uno. El que había tocado las piernas dijo que un tronco arrugado de un árbol. El que había tocado la trompa, una gruesa rama nudosa. El que había tocado la cola, una serpiente desconocida. Un muro, dijo el que había tocado el vientre. Una pequeña colina, el que había tocado el lomo. Como no se ponían de acuerdo entre ellos, comenzaron a discutir. El príncipe interrumpió la discusión: - Esta pequeña muestra os hacer ver cómo de las grandes cosas conocemos muy poco, y de Dios casi nada

 


viernes, 29 de octubre de 2021

ECOS DE LA SABANA Nº 142


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 Jueves 28 Octubre 2021
CUENTA LO QUE HAS VISTO Y OIDO: Testimonio de la hermana Ana Gutiérrez desde el Congo

Estamos ya en los últimos días de este mes de Octubre, mes de la misión, que nos ha invitado a “CONTAR LO QUE HEMOS VISTO Y OIDO”, y quiero compartir con vosotros este testimonio lleno de vida, de experiencias concretas, de esperanza y de ilusión que he recibido de la amiga misionera Ana Gutiérrez, religiosa esclava del sagrado corazón de Jesús, misionera y médico que después de más de 12 años de trabajo en Camerún desde hace un año se encuentra en la RDC, República Democrática del Congo. Allí acompaña a jóvenes congolesas que quieren consagrar su vida a la misión y sigue ejerciendo su pasión que es también su ministerio de médico. Vive en un barrio periférico de Kinshasa, la capital de este inmenso país casi 5 veces mayor que España, y es desde allí que nos escribe contándonos LO QUE HA VISTO Y OIDO. Le dejo la palabra a ella para que veamos y oigamos con sus ojos y con sus oídos.

“Qué bonito es este lema propuesto para la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones.
Voy a intentar contaros algo de lo que yo he visto y oído en estos 13 años de experiencia misionera en África como Esclava de Sagrado Corazón de Jesús.

HE VISTO Y OÍDO la presencia sobreabundante de Dios en mi vida y en la de los demás. Un Dios que me habita, que me crea y me recrea cada día. Un Dios que me consuela para poder consolar a otros, un Dios que es alegría, paz, gozo, refugio y fortaleza.

HE VISTO, OÍDO Y VIVIDO una fraternidad universal, he vivido y trabajado mano a mano, en momentos críticos a veces, con gente de distintas razas, edades, naciones, culturas, etcétera y eso no ha sido impedimento, al contrario, cada una aporta desde lo que es y eso crea riqueza, diversidad, amplitud, creatividad que hace avanzar las cosas.

HE VISTO, OÍDO Y TOCADO mucho sufrimiento, enfermedad, muerte, en algunos casos exceso de mal, pero unido a eso he visto exceso de vida, he visto luchar cada día para buscar algo que comer o pagar unas medicinas.

HE VISTO Y OÍDO mucha vida que nace, vidas humanas y vida espiritual, oportunidades nuevas, experiencias nuevas. Dios nos provoca siempre novedad, si le dejamos y nos abrimos a su gracia.

HE VISTO Y OÍDO gente maravillosa religiosos y religiosas, laicos y laicas, sacerdotes, personas creyentes y no creyentes que dan su vida cada día de manera callada sin hacer ruido pero que realizan obras maravillosas. Personas que luchan por un mundo nuevo que dan su tiempo, dinero, valores y su vida entera a favor de los que más sufren. Hombres y mujeres que entregan su vida, su cuerpo hasta el extremo, diezmados muchas veces por enfermedades tropicales que quitan vida, pero ahí siguen dándose y entregando cada día su cuerpo y su sangre.

HE VISTO Y OÍDO las semillas del Verbo expandidas en el mundo, en distintas confesiones religiosas, distintas creencias, pero todas habitadas por una sed de lo divino y por un deseo de ser mejores y construir un mundo mejor.

HE VISTO Y OÍDO a muchos profesionales de la salud que luchan cada día por salvar vidas, luchando contra tanta mortalidad materna e infantil, luchando contra la estigmatización provocada por ciertas enfermedades como el SIDA, el cáncer, la esterilidad, luchando contra las acusaciones de brujería, luchando contra la violencia contra la Mujer y contra los niños, sobre todo la violencia sexual.
HE VISTO Y OÍDO crecer a mucha gente a nivel profesional, contentos de aprender, he visto cómo han ido cambiando ciertas prácticas por el bien de los enfermos y de los alumnos; eso es educación evangelizadora.

HE VISTO Y OÍDO verdaderas estructuras de gracia: colegios, hospitales, centros sociales, centros de desarrollo en medio de lugares de extrema pobreza qué son verdaderos lugares de gracia, incluidos los de nuestra Congregación, a los que seguro que Santa Rafaela María le gustaría llamar “Casas de Reparación”
HE VISTO nuestro carisma extenderse en distintos países, echando raíces en tierras africanas viviendo intensamente la Reparación, la Educación Evangelizadora, la Adoración apostólica.
HE VISTO una Iglesia local que busca su propia identidad, que busca hacerse presente en las familias concretas, qué lleva la celebración eucarística a las casas y personas concretas intentando poner a Cristo en el centro de la vida de cada persona.

Siento que es una gracia todo lo que HE PODIDO VER Y ESCUCHAR en mi vida. Hay muchas imágenes que se quedan grabadas en la memoria. Los misioneros lo más fuerte que vivimos no lo contamos, pero se queda grabado en nuestro cerebro y en nuestro corazón como experiencias de gracia, aunque sea un misterio pascual. Os invito a que cada uno de vosotros sea capaz de preguntarse hoy :

¿Qué he visto y oído en mi vida que me habla de Dios? ¿Qué me habla del Reino? ¿Qué experiencias me hablan de la presencia amorosa de Dios en mi vida y en la de los demás?

Ana Gutiérrez Martínez,

 

viernes, 22 de octubre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 141

PINCHA EN LA FOTO DE ARRIBA PARA VER EL VIDEO DE LA ENTREVISTA DE ANTXON SERRANO Y EN EL DE ABAJO PARA VER EL TESTIMONIO DE ALEJANDRO BRAMANTE

PINCHA ABAJO ASI PODRAS ESCUCHAR Y VER DE NUEVO LA CANCION DE BEBEN CON SU TRADUCCION SIMULTANEA



 

viernes, 15 de octubre de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 140

 


PINCHA EN LA FOTO DE ARRIBA PARA VER EL VIDEO DEL DOMUND DE ESTE AÑO 2021, Y EN LA DE ABAJO PARA VER UN VIDEO DE LOS MARTIRES MISIONEROS JAVERIANOS HECHO POR LOS COMPAÑEROS DE MEJICO, EN LA ULTIMA PODRAS ESCUCHAR EL HIMNO DEL DOMUND DE ESTE AÑO, VERAS QUE TE GUSTARÁ

 




MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2021
 

«No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20)

Queridos hermanos y hermanas:

Cuando experimentamos la fuerza del amor de Dios, cuando reconocemos su presencia de Padre en nuestra vida personal y comunitaria, no podemos dejar de anunciar y compartir lo que hemos visto y oído. La relación de Jesús con sus discípulos, su humanidad que se nos revela en el misterio de la encarnación, en su Evangelio y en su Pascua nos hacen ver hasta qué punto Dios ama nuestra humanidad y hace suyos nuestros gozos y sufrimientos, nuestros deseos y nuestras angustias (cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22). Todo en Cristo nos recuerda que el mundo en el que vivimos y su necesidad de redención no le es ajena y nos convoca también a sentirnos parte activa de esta misión: «Salid al cruce de los caminos e invitad a todos los que encontréis» (Mt 22,9). Nadie es ajeno, nadie puede sentirse extraño o lejano a este amor de compasión.

La experiencia de los apóstoles

La historia de la evangelización comienza con una búsqueda apasionada del Señor que llama y quiere entablar con cada persona, allí donde se encuentra, un diálogo de amistad (cf. Jn 15,12-17). Los apóstoles son los primeros en dar cuenta de eso, hasta recuerdan el día y la hora en que fueron encontrados: «Era alrededor de las cuatro de la tarde» (Jn 1,39). La amistad con el Señor, verlo curar a los enfermos, comer con los pecadores, alimentar a los hambrientos, acercarse a los excluidos, tocar a los impuros, identificarse con los necesitados, invitar a las bienaventuranzas, enseñar de una manera nueva y llena de autoridad, deja una huella imborrable, capaz de suscitar el asombro, y una alegría expansiva y gratuita que no se puede contener. Como decía el profeta Jeremías, esta experiencia es el fuego ardiente de su presencia activa en nuestro corazón que nos impulsa a la misión, aunque a veces comporte sacrificios e incomprensiones (cf. 20,7-9). El amor siempre está en movimiento y nos pone en movimiento para compartir el anuncio más hermoso y esperanzador: «Hemos encontrado al Mesías» (Jn 1,41).

Con Jesús hemos visto, oído y palpado que las cosas pueden ser diferentes. Él inauguró, ya para hoy, los tiempos por venir recordándonos una característica esencial de nuestro ser humanos, tantas veces olvidada: «Hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor» (Carta enc. Fratelli tutti, 68). Tiempos nuevos que suscitan una fe capaz de impulsar iniciativas y forjar comunidades a partir de hombres y mujeres que aprenden a hacerse cargo de la fragilidad propia y la de los demás, promoviendo la fraternidad y la amistad social (cf. ibíd., 67). La comunidad eclesial muestra su belleza cada vez que recuerda con gratitud que el Señor nos amó primero (cf. 1 Jn 4,19). Esa «predilección amorosa del Señor nos sorprende, y el asombro —por su propia naturaleza— no podemos poseerlo por nosotros mismos ni imponerlo. […] Sólo así puede florecer el milagro de la gratuidad, el don gratuito de sí. Tampoco el fervor misionero puede obtenerse como consecuencia de un razonamiento o de un cálculo. Ponerse en “estado de misión” es un efecto del agradecimiento» (Mensaje a las Obras Misionales Pontificias, 21 mayo 2020).

Sin embargo, los tiempos no eran fáciles; los primeros cristianos comenzaron su vida de fe en un ambiente hostil y complicado. Historias de postergaciones y encierros se cruzaban con resistencias internas y externas que parecían contradecir y hasta negar lo que habían visto y oído; pero eso, lejos de ser una dificultad u obstáculo que los llevara a replegarse o ensimismarse, los impulsó a transformar todos los inconvenientes, contradicciones y dificultades en una oportunidad para la misión. Los límites e impedimentos se volvieron también un lugar privilegiado para ungir todo y a todos con el Espíritu del Señor. Nada ni nadie podía quedar ajeno a ese anuncio liberador.

Tenemos el testimonio vivo de todo esto en los Hechos de los Apóstoles, libro de cabecera de los discípulos misioneros. Es el libro que recoge cómo el perfume del Evangelio fue calando a su paso y suscitando la alegría que sólo el Espíritu nos puede regalar. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos enseña a vivir las pruebas abrazándonos a Cristo, para madurar la «convicción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes fracasos» y la certeza de que «quien se ofrece y entrega a Dios por amor seguramente será fecundo» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 279).

Así también nosotros: tampoco es fácil el momento actual de nuestra historia. La situación de la pandemia evidenció y amplificó el dolor, la soledad, la pobreza y las injusticias que ya tantos padecían y puso al descubierto nuestras falsas seguridades y las fragmentaciones y polarizaciones que silenciosamente nos laceran. Los más frágiles y vulnerables experimentaron aún más su vulnerabilidad y fragilidad. Hemos experimentado el desánimo, el desencanto, el cansancio, y hasta la amargura conformista y desesperanzadora pudo apoderarse de nuestras miradas. Pero nosotros «no nos anunciamos a nosotros mismos, sino a Jesús como Cristo y Señor, pues no somos más que servidores de vosotros por causa de Jesús» (2 Co 4,5). Por eso sentimos resonar en nuestras comunidades y hogares la Palabra de vida que se hace eco en nuestros corazones y nos dice: «No está aquí: ¡ha resucitado!» (Lc 24,6); Palabra de esperanza que rompe todo determinismo y, para aquellos que se dejan tocar, regala la libertad y la audacia necesarias para ponerse de pie y buscar creativamente todas las maneras posibles de vivir la compasión, ese “sacramental” de la cercanía de Dios con nosotros que no abandona a nadie al borde del camino. En este tiempo de pandemia, ante la tentación de enmascarar y justificar la indiferencia y la apatía en nombre del sano distanciamiento social, urge la misión de la compasión capaz de hacer de la necesaria distancia un lugar de encuentro, de cuidado y de promoción. «Lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20), la misericordia con la que hemos sido tratados, se transforma en el punto de referencia y de credibilidad que nos permite recuperar la pasión compartida por crear «una comunidad de pertenencia y solidaridad, a la cual destinar tiempo, esfuerzo y bienes» (Carta enc. Fratelli tutti, 36). Es su Palabra la que cotidianamente nos redime y nos salva de las excusas que llevan a encerrarnos en el más vil de los escepticismos: “todo da igual, nada va a cambiar”. Y frente a la pregunta: “¿para qué me voy a privar de mis seguridades, comodidades y placeres si no voy a ver ningún resultado importante?”, la respuesta permanece siempre la misma: «Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder. Jesucristo verdaderamente vive» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 275) y nos quiere también vivos, fraternos y capaces de hospedar y compartir esta esperanza. En el contexto actual urgen misioneros de esperanza que, ungidos por el Señor, sean capaces de recordar proféticamente que nadie se salva por sí solo.

Al igual que los apóstoles y los primeros cristianos, también nosotros decimos con todas nuestras fuerzas: «No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20). Todo lo que hemos recibido, todo lo que el Señor nos ha ido concediendo, nos lo ha regalado para que lo pongamos en juego y se lo regalemos gratuitamente a los demás. Como los apóstoles que han visto, oído y tocado la salvación de Jesús (cf. 1 Jn 1,1-4), así nosotros hoy podemos palpar la carne sufriente y gloriosa de Cristo en la historia de cada día y animarnos a compartir con todos un destino de esperanza, esa nota indiscutible que nace de sabernos acompañados por el Señor. Los cristianos no podemos reservar al Señor para nosotros mismos: la misión evangelizadora de la Iglesia expresa su implicación total y pública en la transformación del mundo y en la custodia de la creación.

Una invitación a cada uno de nosotros

El lema de la Jornada Mundial de las Misiones de este año, «No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20), es una invitación a cada uno de nosotros a “hacernos cargo” y dar a conocer aquello que tenemos en el corazón. Esta misión es y ha sido siempre la identidad de la Iglesia: «Ella existe para evangelizar» (S. Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 14). Nuestra vida de fe se debilita, pierde profecía y capacidad de asombro y gratitud en el aislamiento personal o encerrándose en pequeños grupos; por su propia dinámica exige una creciente apertura capaz de llegar y abrazar a todos. Los primeros cristianos, lejos de ser seducidos para recluirse en una élite, fueron atraídos por el Señor y por la vida nueva que ofrecía para ir entre las gentes y testimoniar lo que habían visto y oído: el Reino de Dios está cerca. Lo hicieron con la generosidad, la gratitud y la nobleza propias de aquellos que siembran sabiendo que otros comerán el fruto de su entrega y sacrificio. Por eso me gusta pensar que «aún los más débiles, limitados y heridos pueden ser misioneros a su manera, porque siempre hay que permitir que el bien se comunique, aunque conviva con muchas fragilidades» (Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 239).

En la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra cada año el penúltimo domingo de octubre, recordamos agradecidamente a todas esas personas que, con su testimonio de vida, nos ayudan a renovar nuestro compromiso bautismal de ser apóstoles generosos y alegres del Evangelio. Recordamos especialmente a quienes fueron capaces de ponerse en camino, dejar su tierra y sus hogares para que el Evangelio pueda alcanzar sin demoras y sin miedos esos rincones de pueblos y ciudades donde tantas vidas se encuentran sedientas de bendición.

Contemplar su testimonio misionero nos anima a ser valientes y a pedir con insistencia «al dueño que envíe trabajadores para su cosecha» (Lc 10,2), porque somos conscientes de que la vocación a la misión no es algo del pasado o un recuerdo romántico de otros tiempos. Hoy, Jesús necesita corazones que sean capaces de vivir su vocación como una verdadera historia de amor, que les haga salir a las periferias del mundo y convertirse en mensajeros e instrumentos de compasión. Y es una llamada que Él nos hace a todos, aunque no de la misma manera. Recordemos que hay periferias que están cerca de nosotros, en el centro de una ciudad, o en la propia familia. También hay un aspecto de la apertura universal del amor que no es geográfico sino existencial. Siempre, pero especialmente en estos tiempos de pandemia es importante ampliar la capacidad cotidiana de ensanchar nuestros círculos, de llegar a aquellos que espontáneamente no los sentiríamos parte de “mi mundo de intereses”, aunque estén cerca nuestro (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 97). Vivir la misión es aventurarse a desarrollar los mismos sentimientos de Cristo Jesús y creer con Él que quien está a mi lado es también mi hermano y mi hermana. Que su amor de compasión despierte también nuestro corazón y nos vuelva a todos discípulos misioneros.

Que María, la primera discípula misionera, haga crecer en todos los bautizados el deseo de ser sal y luz en nuestras tierras (cf. Mt 5,13-14).

Roma, San Juan de Letrán, 6 de enero de 2021, Solemnidad de la Epifanía del Señor.   Francisco

 


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