"Mientras algunos intentan ir a la luna, otros intentamos llegar a los poblados. Ecos de la vida cotidiana de los poblados de Chad y de Camerún"
viernes, 31 de diciembre de 2021
viernes, 24 de diciembre de 2021
ECOS DE LA SABANA nº 148
viernes, 17 de diciembre de 2021
ECOS DE LA SABANA nº 147
Viernes 17 Diciembre 2021El
drama de los niños mineros de Camerún
Estamos a unos días de Navidad, y de la
fiesta de los reyes magos, fiestas mágicas para todos pero en especial para los
más pequeños de la casa. Hace unas semanas leía un artículo sobre la cruda
realidad de los niños mineros en Camerún y quiero compartir con vosotros el
fruto de estas lecturas. Sé que en estos días quizás sea algo no políticamente
muy correcto, y vendría mejor poner alguna historia más feliz y más navideña,
pero me parece que pueda ayudarnos a vivir con más profundidad estos días de
Navidad y a darnos cuenta de lo privilegiados que somos y de la suerte que
tienen nuestros hij@s por el mero hecho de haber nacido aquí en España. No todos
los niños tienen la dicha de jugar como ellos lo hacen, o de escribir una carta
a los Reyes Magos, o de ir a la escuela y poder disfrutar dentro de unos días de
unas semanas de vacaciones.
La pobreza extrema y la ausencia de
educación obligan a muchos niños a ganarse la vida extrayendo oro en las minas
de Camerún y de muchos otros países africanos. Aunque os parezca mentira la
pobreza extrema sigue golpeando a la infancia en el mundo. Son muchos los niños
que buscan oro, cobalto y otros muchos minerales en las minas de Camerún y de
muchos países de África.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que
más de un millón de niños de entre 5 y 17 años trabajan en minas
de oro de todo el mundo. En el este de Camerún, miles de niños pasan sus
días en minas improvisadas, arriesgando su salud por pequeñas cantidades de oro
que luego venden por una miseria en el mercado negro local. La mayoría de
estos niños nunca han ido a la escuela, sacrificando su educación por la
supervivencia de sus familias y perpetuando así un ciclo de pobreza. Es cierto
que son actividades difíciles de medir porque se hacen en la oscuridad y en la
ilegalidad. Son muchos los que trabajan de lunes a domingo para intentar
ganar algo de dinero con el que poder ayudar a sus familias o para poder ir al
colegio.
La Republica Democrática del Congo (RDC)
es un país situado en el centro de África, casi 5 veces mayor que España, que
posee todo tipo de minerales y en especial de minerales raros hoy muy buscados
para las nueves tecnologías de los teléfonos, tabletas, ordenadores, baterías de
coches eléctricos… Quizás hayáis oído hablar del Coltán o del Cobalto… la mayor
parte de las reservas mundiales de estos minerales estratégicos se encuentran
en este país, la RDC. A pesar de tantas riquezas es un país en donde parte de
la población sufre y vive día a día. Y lo que es más triste todavía es que muchas
de esas minas se explotan gracias a la mano de obra de niños y menores de edad.
Lo que es más triste todavía es saber que
grandes multinacionales como Apple,
Microsof, Dell, Alphabet y Tesla fueron denunciadas por la
organización de defensa de los derechos humanos International Rights Advocates
por ser cómplices del trabajo infantil y con acusaciones claras por
explotación y trabajo infantil. En el documento que esta organización internacional
presentó se denuncia que estos gigantes tecnológicos son cómplices en el uso de
fuerza de trabajo infantil en la extracción de cobalto que utilizan en sus
productos.
Según una ong que trabaja en Camerún los accidentes en estas minas artesanales
son habituales: entre 2014 y 2021al menos 157 niños y adultos se ahogaron o
fueron enterrados por deslizamientos de tierra en excavaciones abandonadas.
Y lo que es más curioso y que debemos conocer es que según el Informe
Transparencia de las Industrias Extractivas de 2017 de Camerún, se
contabilizaron 115 empresas dedicadas a la extracción de oro, el 95% de
propiedad extranjera, principalmente de China, Corea del Sur, Grecia y
Sudáfrica y el primer importador es Emiratos Árabes Unidos.
Quiero acabar con estas palabras que el papa Francisco escribía hace 8 años en su encíclica Evangelii Gaudium, la Alegría del Evangelio, y que siguen siendo muy actuales:
La dignidad de cada persona humana y el
bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica,
pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un
discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo
integral. ¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta
que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que
se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las
fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta
que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia. Otras veces
sucede que estas palabras se vuelven objeto de un manoseo oportunista que las
deshonra. La cómoda indiferencia ante estas cuestiones vacía nuestra vida y
nuestras palabras de todo significado. Evangelii Gaudium n.203.
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viernes, 10 de diciembre de 2021
EL VIDEO DEL PAPA DICIEMBRE 2021, LOS CATEQUISTAS Y VIDEOS SOBRE EL ADVIENTO
Los
catequistas tienen una misión insustituible en la transmisión y profundización
de la fe.
El
ministerio laical del catequista es una vocación, es una misión. Ser catequista
significa que uno ‘es catequista’, no que ‘trabaja de catequista’. Es todo un
modo de ser, y hacen falta buenos catequistas que sean a la vez acompañantes y
pedagogos.
Hacen falta personas creativas que anuncien el Evangelio, pero que lo anuncien,
no digo con sordina pero no con bocina, sino con su vida, con mansedumbre, con
un lenguaje nuevo y abriendo caminos nuevos.
Y en tantas
diócesis, en tantos continentes, la evangelización fundamentalmente está en
manos de un catequista.
Demos las
gracias a los catequistas, a las catequistas, por el entusiasmo interior con
que viven esta misión al servicio de la Iglesia.
Recemos
juntos por los catequistas, llamados a proclamar la Palabra de Dios: para que
sean testigos de ella con valentía, con creatividad, con la fuerza del Espíritu
Santo, con alegría y con mucha paz.
viernes, 3 de diciembre de 2021
ECOS DE LA SABANA nº 146
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Viernes 3 Diciembre 2021
CAMPAÑA DE CARITAS con lema NO NOS OLVIDEMOS
DEL SAHEL
En
el norte de África existe una enorme franja de tierra que va de este a oeste
del continente y es llamada SAHEL, palabra
árabe que significa “borde o costa”.
Esta gran franja de tierra aglutina los siguientes países: Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Argelia, Níger, Nigeria, Chad,
Camerún, Sudán y Eritrea. Es una zona de equilibrio precario en donde el
cambio climático afecta muchísimo al ser en gran parte desierto o sabana semidesértica.
La escasez de lluvias, pero también las grandes inundaciones, la
pérdida de cosechas... provocan la subida de precios de los alimentos y
limitan la capacidad de compra o intercambio de productos básicos, aumentando
por lo tanto la vulnerabilidad de las personas.
Una
zona en donde hay varios grupos armados que crean una inseguridad muy grande y
en donde el recrudecimiento de la violencia ha provocado una crisis
humanitaria sin precedentes en la zona fronteriza entre Malí, Burkina Faso y
Níger, así como en la zona fronteriza entre Nigeria, Camerún, Niger y Chad. Estos son los dos polos de la crisis en los que se concentran la
inseguridad, la falta de alimentos, los grandes desplazamientos masivos y la
vulneración de derechos.
El
impacto de esta violencia en esa región junto con el empeoramiento de la
situación provocada por la crisis medioambiental hace que la zona del Sahel
se enfrente a su peor crisis alimentaria.
La violencia permanente
en la región y la presencia de grupos armados ha forzado a más de 2
millones de personas en el Sahel (Mali, Burkina Faso, Níger y Chad) a abandonar
sus hogares y desplazarse a otras zonas que por el momento se perciben
como más seguras. Más de la mitad de estas personas desplazadas se encuentran
en Burkina Faso y son en su mayoría menores de edad.
Esta crisis
afecta especialmente a las personas más vulnerables de las zonas rurales, con
una economía campesina de subsistencia, que se han visto forzadas a
abandonar sus hogares, cultivos y rebaños. Esto ha provocado
perturbaciones en los mercados locales de alimentos aumentando sus precios y
reduciendo su disponibilidad. Además, la mayoría de personas forzadas a
huir de sus hogares se refugian en hogares y comunidades de acogida donde prima
la solidaridad, pero causando una fuerte presión sobre los escasos recursos
alimentarios, el agua potable u otros servicios básicos como la educación o la
salud.
La
situación sanitaria debido a la COVID-19 no ha hecho sino empeorar la situación.
Más
de 5.400 centros escolares, lo que supone 700.000 estudiantes, y 200 centros de
salud se encuentran cerrados tras los ataques y las amenazas sufridas,
reduciendo drásticamente los servicios básicos de los que se disponía en la
zona.
Los
estados y las agencias multilaterales han lanzado planes de respuesta, pero son
insuficientes. En ocasiones ni siquiera el acceso a las personas necesitadas
está garantizado. Más de 9,5 millones de personas viven en situación
de inseguridad alimentaria en la región del Sahel y las cosechas de este año no
auguran mejoría.
Desde
Cáritas Española se ha iniciado una campaña para acompañar a esta gran zona, en
particular a los países de Burkina Faso,
Malí, Senegal, Níger y Chad. El objetivo es asistir a las familias
desplazadas internas de la región a través de programas de distribución de
alimentos para asegurar su seguridad alimentaria y mantener los medios de
vida de las comunidades de acogida.
Debido
a la alta presión demográfica que están sufriendo esas mismas comunidades de
acogida, Caritas intenta mantener la reparación y la construcción de fuentes
de agua potable y la promoción de la higiene como una línea
de actuación prioritaria.
Quizás
nos parezca una tarea inmensa e imposible, pero yo creo que el hecho he
abrirnos los ojos y de darnos a conocer esas necesidades es algo muy importante
y un modo para descubrir que juntando nuestros esfuerzos somos capaces de hacer
mucho.
viernes, 26 de noviembre de 2021
ECOS DE LA SABANA nº 145
Agencia Fides: Hna. Gloria, bienvenida. Hemos rezado mucho por usted y nos
sentimos honorados de que esté aquí. ¿Puede contarnos cómo era su vida antes de
ser secuestrada?
Hna.
Gloria: Antes de ser secuestrada, llevaba a cabo mi misión
en África con mis hermanas de comunidad, donde nos dedicábamos a la promoción
de la mujer. Les enseñábamos a bordar, a coser a máquina, a leer, además de
ofrecerles herramientas para iniciar actividades de microcrédito. Una de
nuestras prioridades siempre han sido los niños, los recién nacidos que a
menudo son abandonados por sus madres el día del parto porque no tienen nada para
alimentarlos. Nos ocupábamos del centro de salud y asistíamos a los enfermos
visitando también a sus familias. Mi vida y mis pensamientos como persona y
como consagrada se centraban en el encuentro y la cercanía.
Agencia Fides: Cuatro años
y ocho meses es mucho tiempo. ¿Cómo pasó sus largos días de prisionera?
Hna. Gloria: Por las mañanas rezaba mientras contemplaba el amanecer en el desierto, algo maravilloso, sentía el viento, a veces violento y a veces suave, que se levanta de la arena. Solía escribir cartas a Dios, con trozos de carbón, expresando mi total e ilimitada confianza en Él. Recogía leña para calentar la poca agua que me daban cada día para preparar el té. Rezaba por la libertad de los numerosos rehenes en todo el mundo y pensaba en el sufrimiento de tantas personas que mueren de hambre. Volvieron a pasar por mi mente, todos los momentos de mi vida, desde el camino recorrido con las hermanas de mi Congregación, mi familia, mi vida como religiosa y la respuesta que estaba dando a la voluntad de Dios. Mi oración era también por los grupos que me tenían secuestrada, por cada uno de ellos. Cuando era el momento de trasladarnos a otro lugar me dedicaba a limpiar el campo.
Agencia Fides: ¿Qué idea se hizo del motivo por el que se prolongaba su cautiverio? ¿Sus captores le explicaron las razones de ello?
Hna. Gloria: Todos los grupos con los que estuve hacían referencia a la religión. Querían poner a prueba mi fe. Para ellos, en Malí, sólo debe existir el Islam. También creo que había problemas entre ellos que retrasaban mi liberación.
Hna. Gloria: Ha sido una experiencia de fe profunda, de reafirmarme en Dios, de aumentar mi confianza en Él aceptando todo tipo de humillaciones y vejaciones para crecer y vivir lo que decía nuestra Fundadora, la Beata Madre Caridad Brader Zahner: 'callar para que Dios nos defienda'. Al mismo tiempo, ha sido una oportunidad para vivir el respeto a otras religiones, en este caso la suya, y me acordé de la encíclica del Papa Benedicto XVI, Deus Caritas est, que habla del respeto a la libertad religiosa y de cómo los cristianos debemos ser mensajeros de paz y reconciliación con nuestras actitudes.
Agencia Fides: ¿Sus carceleros estaban siempre con usted? ¿Cómo se
comportaban, la maltrataron?
Hna. Gloria: En general los grupos me humillaban mucho, me insultaban de forma ofensiva y dura por mi religión o por ser mujer. Pero entre ellos también vi que había gente buena que quería liberarme para que no corriera tanto peligro.
Agencia Fides: ¿Recuerda algún gesto especial de humanidad -o de maldad- por
parte de los secuestradores hacia usted?
Hna. Gloria: Sobre todo por la noche podía ver que los grupos estaban muy agitados, gritaban entre ellos, se acercaban a la tienda donde yo estaba. Alrededor de la medianoche, el jefe se acercaba a mí y me decía: ‘¡Gloria! ¿Estás bien?’
Agencia Fides: Su madre murió esperando su regreso. ¿No es demasiado este
dolor añadido a la dolorosa historia del secuestro?
Hna.
Gloria: Rezaba mucho y pensaba en el hecho de que mi madre
ya tenía una edad avanzada. Me acordaba de las palabras que me había dicho
cuando fui de vacaciones a casa y luego regresé a Mali: “No te vayas tan lejos,
porque Mali es la religión del Islam y puede pasarte algo o puede que no nos
veamos más”. Y yo le contesté: “Mamá, que sea lo que Dios quiera. Podría
ocurrirte algo a ti o a mí. No estamos seguras de cuál es la voluntad de Dios”.
Hna. Gloria: Nunca olvidaré su gesto de acogida y su bendición como padre y pastor de nuestra Iglesia. Ni su petición: “reza por mí”.
Agencia Fides: ¿Piensa volver a África y continuar donde lo dejó? ¿Cómo ve
su futuro? ¿Qué le espera? ¿Y cómo ha cambiado su experiencia su visión de la
vida y del mundo?
Hna. Gloria: Si Dios me concede la salud, seguiré siendo misionera cerca de los más pobres y necesitados, seguiré elevando a Dios mi oración de eterna gratitud, pero más encarnada en el sufrimiento de las personas privadas de libertad, de los que tienen hambre y sed. Seguiré rezando por la paz en tantos países en guerra. Por el Santo Padre Francisco, los sacerdotes, los religiosos y las religiosas de todo el mundo, para que tengamos el valor de dar la vida por los que sufren. Esta experiencia me lleva a ver la vida como una tarea para crear una hermandad universal. No para encerrarnos en nosotros mismos, sino para ser portadores de esperanza y testigos de nuestra vida de fe. No es necesario hacer muchas cosas, sino dar un testimonio de fe, de escucha, valorar a todos los que nos necesitan, a los mayores por toda su sabiduría y por lo que han aportado, a los jóvenes por su valor y profecía. Debemos seguir pidiendo a Dios que suscite vocaciones buenas y santas para la Iglesia que puedan llegar a lugares lejanos donde casi nadie va. Como decía nuestra Fundadora: Dios no se deja superar en generosidad y no debemos olvidar las buenas obras que la Congregación tiene en sus manos; los pobres y mucha caridad y fraternidad con todos. Lo que significa dar la vida por otro.
La Hna. Gloria regresó finalmente el 15
de noviembre a Colombia, donde permanecerá durante un período de descanso con
su familia y sus hermanas de comunidad.
viernes, 19 de noviembre de 2021
ECOS DE LA SABANA nº 144
Hace dos
semanas escribía sobre la liberación de la hermana Gloria Cecilia Narváez
retenida durante 4 años y 8 meses por grupos extremistas islámicos en Mali.
Desgraciadamente de nuevo hace ya diez días se hizo pública la información del
arresto y secuestro de 17 misioneros salesianos, esta vez en Etiopia. Allí los
salesianos gestionan guarderías, escuelas primarias, centro de bachillerato y
centros de formación y orientación profesional. Actualmente sus
actividades se desarrollan a través de 3 centros misioneros, 5 parroquias, 6
escuelas técnicas, 13 centros juveniles, 13 escuelas primarias y secundarias y
2 centros para niños de la calle.
Diecisiete misioneros
salesianos, sacerdotes, diáconos y laicos, etíopes y eritreos, fueron
arrestados el pasado viernes 5 de noviembre en el centro de los salesianos en
el barrio de Gottera, en Adís Abeba, según Fides. Y fueron
deportados a un lugar desconocido por las fuerzas militares
gubernamentales, en medio del conflicto con los rebeldes de la región de
Trigray (norte). "No entendemos los motivos de un acto tan grave. ¿Por qué
arrestar a sacerdotes que desarrollan su misión de educación en un centro en
donde siempre se hizo el bien, al que acuden muchos niños?", lamentó
el presidente de la agencia humanitaria "Habeisha", Mussie
Zerai.
Los salesianos llegaron a
Etiopía en 1975 y desde entonces tienen una presencia significativa en cinco
regiones de este país africano, entre estas Tigray, donde
hace un año, el 4 de noviembre de 2020, estalló un conflicto contra el Gobierno
central del país.
Fue entonces
cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali, ordenó una
ofensiva contra el Frente Popular de
Liberación Tigray en represalia por un ataque contra una base militar
federal y después de una escalada de tensiones políticas. Esta provincia de
Tigray es lugar de conflicto y en un solo año se convirtió en escenario de una
de las peores guerras en el mundo, con infinidad de refugiados y con casi toda
la población en una situación extrema.
Desde entonces miles de personas han muerto, unos dos
millones se han visto desplazadas internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán,
según datos oficiales. Además, casi siete millones de personas afrontan
una "crisis de hambre" por la guerra, según advirtió en
septiembre el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.
El pasado domingo el papa
Francisco expresó su preocupación por este conflicto y llamó a apostar por
"la concordia fraterna y la vía pacífica del diálogo", en
un mensaje al mundo después del rezo del Ángelus dominical, desde el Palacio
Apostólico. Durante el ángelus el papa Francisco se refirió a
la terrible situación que vive el país
africano: “Sigo con preocupación las noticias que llegan desde la región
del Cuerno de África, en particular de Etiopía, sacudida por un conflicto que se prolonga desde hace más de un año y
que causó numerosas víctimas y una grave crisis humanitaria. Invito a todos
a la oración por esa población tan duramente probada, y renuevo mi llamamiento
para que prevalezcan la concordia fraterna y el camino pacífico del diálogo”.
Según fuentes de
Fides, el avance de los rebeldes separatistas continúa hacia la capital, Addis
Abeba. A los combatientes del Frente de Liberación Popular de Tigray, el TPLF,
se han sumado otros grupos de combatientes como el Ejército de Liberación de
Oromo (OLA). Según uno de sus miembros, la conquista de Addis Abeba sería
"cuestión de meses, si no es de semanas".
Ayer
recibí un mensaje de un amigo salesiano que me reenviaba un mensaje enviado por el Rector
Mayor de los salesianos sobre la situación de los hermanos de Etiopía: "Mis queridos hermanos, en
esta tarde romana, a las 19,30 me llamó el P. Ignacio (Vicario Provincial) para
decirme que ya estaban en casa todos nuestros hermanos salesianos. Habían sido
devueltos a casa, después de pagar una fianza. Son acusados 'confusamente' de
ayudar a la región del Tigrai por el dinero que los hermanos han hecho llegar
(en dólares y euros) para hacer el bien y dar de comer a miles de familias. Lo
importante de esto es que ya no dependen de un puesto militar sino que tendrán
que comparecer ante la el tribunal o la corte y lo harán con la defensa de los
abogados que ya estamos buscando.
Están bien
de salud aunque muy cansados.
También ha
sido liberado el Voluntario italiano del VIS y la señora del Tigrai que estaba
en prisión. Siguen retenidos los otros laicos.
Queridos
hermanos, sigamos acompañando con nuestro afecto y oración a nuestros hermanos
y a todas estas personas que están viviendo tan difícil situación.
Mi saludo
afectuoso y mi oración también por vosotros".
Ángel-Rector
Mayor
Damos gracias al Señor por el desenlace afortunado de este secuestro, pero seguimos recordando a tantas personas que sufren del destierro, de la persecución, de la pobreza e incluso de la hambruna. En realidad me parece que en situaciones así no existe el lado de los buenos y el otro de los malos. Solo existen las víctimas de cada lado y ya va siendo hora de bajar las armas y luchar por la vida de todos.
viernes, 12 de noviembre de 2021
EL VIDEO DEL PAPA NOVIEMBRE 2021, LAS PERSONAS QUE SUFREN PROBLEMAS DE SALUD MENTAL
La sobrecarga de trabajo, el estrés laboral hacen que muchas personas experimenten un agotamiento extremo, un agotamiento mental, emocional, afectivo y físico.La tristeza, la apatía, el cansancio espiritual terminan por dominar la vida de las personas que se ven desbordadas por el ritmo de la vida actual.
Procuremos estar cerca de los que están agotados, de los que están desesperados, sin esperanza, muchas veces escuchando simplemente en silencio porque no podemos ir a decirle a una persona: ‘No, la vida no es así. Escúchame, yo te doy la receta’. No hay receta.
Y además, no olvidemos que, junto al imprescindible acompañamiento psicológico, útil y eficaz, las palabras de Jesús también les ayudan. Me viene a la mente y al corazón: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso’.
Recemos para que las personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida.
viernes, 5 de noviembre de 2021
ECOS DE LA SABANA nº 143
Jueves 4 Noviembre 2021CUENTA LO QUE HAS VISTO
Y OIDO: liberación después de un largo secuestro
Hemos acabando este mes de Octubre, mes de la
misión, que nos ha invitado a “CONTAR LO
QUE HEMOS VISTO Y OIDO”, y creo que es una bendición de Dios el poder contar
con la historia y el testimonio de una misionera que nos muestra que lo ha dado
todo al Señor y a sus herman@s a los que ella fue enviada hace unos años en
Mali, en el centro de África.
La hermana Gloria Cecilia Narváez, es una religiosa colombiana de la comunidad de las Franciscanas de
María Inmaculada de 59 años de edad, que hasta el 2017 llevaba seis años como
misionera en Mali en la parroquia de Karangasso, en la zona fronteriza entre
Mali y Burkina Faso, a unos 400 kilómetros al sur de la capital Bamako, y que antes
de llegar allí estuvo otros 6 años en Benín.
El 7 de febrero de 2017, sin duda alguna, es una fecha que nunca olvidará pues fue secuestrada
por cuatro hombres armados pertenecientes a un grupo extremista islámico que
tanto daño está haciendo en esos países del África central-occidental. Unos meses después de su secuestro, en
julio de 2017, apareció en un vídeo
reivindicado por Al Qaeda. Desde entonces la comunidad cristiana de Bamako rezaba
por ella, y en 2020 la Iglesia católica del país organizó una jornada de
oración por su liberación.
Han sido 4
años y 8 meses de secuestro, de privación de libertad, de miedo por su
estado de salud frágil, de oraciones y llamadas de líderes políticos y
religiosos y de esfuerzos conjugados de varios servicios de inteligencia. Y
podemos decir, gracias a Dios, que se han visto coronados por un final feliz el
sábado 9 de octubre, día de su liberación. La noticia corrió como la pólvora
después de un comunicado de parte de la presidencia de Malí en donde anunciaban
su liberación y saludaban "el coraje y la valentía de la hermana Gloria
Cecilia".
Las primeras imágenes que tenemos de la hermana en
su visita al presidente de Mali acompañada por el obispo de Bamako, la vemos
con su vestido amarillo chillón y nos cuesta un poco reconocerla. Las palabras
que allí pronunció fueron “que Dios bendiga a todos los que han
colaborado para permitir mi liberación, que Dios bendiga a Mali” Ese
mismo día fue llevada a Roma, sede central de su congregación y al día
siguiente, domingo 10, participo en la eucaristía presidida por el papa
Francisco quien la saludó, abrazó, bendijo y dio gracias por su liberación. Ya
en 2019 el mismo papa había hecho un vídeo pidiendo por su liberación. Allí en
Roma sus primeras palabras fueron pocas pero profundas: "Siempre me aferré a Dios”.
La hermana Gloria Cecilia permaneció en su comunidad franciscana de Roma
durante unos días, y allí realizó los
correspondientes exámenes médicos y psicológicos antes de regresar a su país, Colombia.
Después de unos días de su llegada a Colombia hizo estas declaraciones: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que
me ha hecho?”, comenzaba la hermana Gloria Cecilia y enseguida
elevó una “acción de gracias a Dios porque lo he sentido cercano en este
cautiverio”. Después continuó agradeciendo al papa Francisco, así
como a los gobiernos de Italia, Mali, al de Colombia y a su familia. “A todas aquellas personas que oraron por mí
e hicieron posible mi liberación y a aquellas que me han fortalecido con sus
detalles y gestos de fraternidad un sincero Dios les pague”, culminó.
Edgar una de sus hermanas, comentaba que
fue muy doloroso darle la noticia de la muerte de nuestra madre Rosa había
fallecida en noviembre de 2020”. Y comentaba: “mi madre era como mi amiga, más
que una mamá era como mi compañera, una señora de buen carácter, como Gloria,
creo que de ahí lo heredó. Muy buena gente, con un corazón enorme. Mi madre
nunca tuvo problemas con nadie; ella rezaba todas las noches, y rezó como
más de 1.600 rosarios por su liberación, y creo que ella también tiene parte en
esto. Rosita –como la llamaban cariñosamente– ya estaba cansada y “muy viejita,
empezó a bajar de peso, a complicarse físicamente. Ella me dijo, horas antes de
morir, que, cuando recibiera a mi hermana, le dijera que siempre la estuvo
esperando, que rezó por ella en estos años: ‘Recíbanla con todo el amor
que no podré’, fue su última voluntad”.
El padre Gigi
Maccalli, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas, fue secuestrado
en su misión en Níger el 17 de septiembre de 2018 y luego liberado el 8 de
octubre de 2020, al enterarse de la liberación de la hermana Gloria Cecilia hablaba
con las siguientes palabras: "Alegría, alegría, alegría". El
padre Gigi publicaba hace poco un libro con el título "Cadenas de libertad". Dos años
secuestrado en el Sahel", en el
que narra toda su experiencia, el haber pasado meses en el desierto, el
silencio y el llanto, pero con la experiencia de llevar cadenas que liberaron
su espíritu. Y afirma: "mis pies estaban encadenados, pero mi
corazón no. Se abrió un espacio que me llevó a vivir la misión de una manera
nueva. Mi corazón caminó".
El padre Gigi hacía una entrevista en los días
posteriores a la liberación de la hermana Gloria Cecilia en la que decía: “Sentí
una inmensa alegría cuando me enteré de su liberación; para mí fue como
revivir, hace apenas un año, mi liberación. No hay palabras, mi corazón saltó
de alegría, comencé a enviar mensajes a amigos, a personas a las que había
pedido que siguieran rezando por la liberación de los rehenes. Alegría,
alegría, alegría. Una inmensa alegría cuando me llegó esta noticia”.
A la pregunta “habiendo vivido una experiencia
similar, ¿qué significa volver a la libertad y qué cree que sintió la hermana
Gloria cuando se sintió libre?”, el padre Gigi respondió: “Uno comprende el valor de la
libertad cuando se pierde. La experiencia del encierro, de la soledad, nos hace
crecer en la conciencia de lo hermosa que es la vida cuando está llena de amor
y libertad. Volver a encontrar la libertad, después de una experiencia de
encierro, es volver a la vida, a vivir plenamente, y es una experiencia única
cuando se ha experimentado la soledad. Es una experiencia única cuando se ha
experimentado la soledad, se comprende que no es bueno que el hombre esté solo,
estamos entrelazados con el amor y la libertad, la relación con los seres
queridos, con Dios, con el mundo, ¡esto es la vida! El cautiverio nos quita lo
esencial, como poder abrazar, conocer, poder ir libremente y abrazar a las
personas que queremos. Para mí esto es ser libre, poder amar, poder vivir
plenamente, este tejido hace que la vida sea bella: el amor y la libertad.
Yo digo que nada es imposible para
los que rezan, para los que creen, para los que esperan. La oración es energía
positiva, es espacio, es vacío disponible para la llegada de Dios. El Evangelio
del domingo también decía que lo que es imposible para los hombres no es
imposible para Dios. Creo que la oración permite que Dios entre en los
corazones de la gente en el mundo, seguimos rezando, seguimos apoyando a los
que sufren, a los que están solos, a los que están olvidados. Los frutos de
tanta oración -lo he experimentado- han calentado mi corazón, han sostenido mi
encierro y hoy estoy aquí para testimoniar que gracias a esta oración coral e
incesante, he vuelto a encontrar la libertad. Para mí el icono de esto es lo
que encuentro en los Hechos de los Apóstoles donde se dice que, mientras Pedro
estaba en la cárcel, una oración incesante subía de la Iglesia por él. Esta
oración incesante rompe las cadenas y produce frutos de libertad. Nada es
imposible para los que rezan”.
Y
quiero concluir con esta oración que fue compuesta por una religiosa justo el
día siguiente de la liberación de la hermana Gloria Cecilia.
TE
ESPERÁBAMOS
Te
esperábamos,llegaste
vestida de pluralidad,amarillo
tu traje,verde
e intacta tu esperanza,curtida
tu piel,y
color sangre ofrenda tu experiencia.
Llegaste
justo hoy,
cuando
el Espíritu aletea
sinfonías
sinodales;
cuando
nos urge a lo común
y
nos dispone a la escucha.
Volviste
para recordarnos,
donde
debemos estar los consagrados:
en
el lugar del riesgo,
en
los recodos
en
los que se expresa plural la vida,
en
los espacios en los que la sororidad,
implica
darse
hasta
las últimas consecuencias.
¡Llegaste
y estamos alegres!
Hermana
Gloria,
hermana
de todos
tus
hermanos y hermanas,
hermana
de los últimos
y
los desheredados.
Narración
viva
de
lo más auténticamente cristiano.
Hoy,
tú eres la Palabra,
y
tu testimonio confirma,
más
allá de la retórica ,
lo
que significa ser discípulos misioneros.
Nos
alegra tu libertad,
…¿será
que verte,
y
verlo a Él en ti,
también
a nosotros nos libera?
Liliana Franco Echeverri, odn
Parábola
hindú.
Un príncipe oriental, para dar una
lección a sus súbditos sobre la búsqueda de Dios, hizo reunir un día a muchos
ciegos. Después ordenó que se les mostrase el mayor de sus elefantes sin
decirles qué animal tenían delante. Cada ciego se acercó al elefante y le
tocaron en diversas partes de su cuerpo. Al final el príncipe preguntó qué
había palpado cada uno. El que había tocado las piernas dijo que un tronco
arrugado de un árbol. El que había tocado la trompa, una gruesa rama nudosa. El
que había tocado la cola, una serpiente desconocida. Un muro, dijo el que había
tocado el vientre. Una pequeña colina, el que había tocado el lomo. Como no se
ponían de acuerdo entre ellos, comenzaron a discutir. El príncipe interrumpió
la discusión: - Esta pequeña muestra os hacer ver cómo de las grandes cosas
conocemos muy poco, y de Dios casi nada
viernes, 29 de octubre de 2021
ECOS DE LA SABANA Nº 142
Jueves
28 Octubre 2021CUENTA
LO QUE HAS VISTO Y OIDO: Testimonio de la hermana Ana Gutiérrez desde el Congo
Estamos ya en los últimos días de este
mes de Octubre, mes de la misión, que nos ha invitado a “CONTAR LO QUE HEMOS VISTO Y OIDO”, y quiero compartir con vosotros
este testimonio lleno de vida, de experiencias concretas, de esperanza y de
ilusión que he recibido de la amiga misionera Ana Gutiérrez, religiosa esclava
del sagrado corazón de Jesús, misionera y médico que después de más de 12 años
de trabajo en Camerún desde hace un año se encuentra en la RDC, República
Democrática del Congo. Allí acompaña a jóvenes congolesas que quieren consagrar
su vida a la misión y sigue ejerciendo su pasión que es también su ministerio
de médico. Vive en un barrio periférico de Kinshasa, la capital de este inmenso
país casi 5 veces mayor que España, y es desde allí que nos escribe contándonos
LO QUE HA VISTO Y OIDO. Le dejo la palabra a ella para que veamos y oigamos con
sus ojos y con sus oídos.
“Qué bonito es este lema propuesto para
la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones.
Voy a intentar contaros algo de lo que yo he visto y oído en estos 13 años de experiencia misionera en África como Esclava
de Sagrado Corazón de Jesús.
HE VISTO Y OÍDO la presencia sobreabundante de Dios en
mi vida y en la de los demás. Un Dios que me habita, que me crea y me
recrea cada día. Un Dios que me consuela para poder consolar a
otros, un Dios que es alegría, paz, gozo, refugio y fortaleza.
HE VISTO, OÍDO Y VIVIDO una fraternidad
universal, he vivido y trabajado mano a mano, en momentos críticos a veces, con
gente de distintas razas, edades, naciones, culturas, etcétera y eso no ha sido
impedimento, al contrario, cada una aporta desde lo que es y eso crea riqueza,
diversidad, amplitud, creatividad que hace avanzar las cosas.
HE VISTO, OÍDO Y TOCADO mucho sufrimiento,
enfermedad, muerte, en algunos casos exceso de mal, pero unido a eso he
visto exceso de vida, he visto luchar cada día para buscar algo
que comer o pagar unas medicinas.
HE VISTO Y OÍDO mucha vida que
nace, vidas humanas y vida espiritual, oportunidades nuevas, experiencias
nuevas. Dios nos provoca siempre novedad, si le dejamos y nos abrimos a su
gracia.
HE VISTO Y OÍDO gente
maravillosa religiosos y religiosas, laicos y laicas, sacerdotes, personas
creyentes y no creyentes que dan su vida cada día de manera
callada sin hacer ruido pero que realizan obras maravillosas.
Personas que luchan por un mundo nuevo que dan su tiempo, dinero, valores y su
vida entera a favor de los que más sufren. Hombres y mujeres que entregan su
vida, su cuerpo hasta el extremo, diezmados muchas veces por enfermedades
tropicales que quitan vida, pero ahí siguen dándose y entregando cada día su
cuerpo y su sangre.
HE VISTO Y OÍDO las semillas del
Verbo expandidas en el mundo, en distintas confesiones religiosas,
distintas creencias, pero todas habitadas por una sed de lo divino y por
un deseo de ser mejores y construir un mundo mejor.
HE VISTO Y OÍDO a muchos profesionales
de la salud que luchan cada día por salvar vidas, luchando contra tanta
mortalidad materna e infantil, luchando contra la estigmatización provocada por
ciertas enfermedades como el SIDA, el cáncer, la esterilidad, luchando contra
las acusaciones de brujería, luchando contra la violencia contra la Mujer y
contra los niños, sobre todo la violencia sexual.
HE VISTO Y OÍDO crecer a mucha gente a nivel profesional, contentos de
aprender, he visto cómo han ido cambiando ciertas prácticas por el
bien de los enfermos y de los alumnos; eso es educación evangelizadora.
HE VISTO Y OÍDO verdaderas estructuras
de gracia: colegios, hospitales, centros sociales, centros de desarrollo en
medio de lugares de extrema pobreza qué son verdaderos lugares de gracia,
incluidos los de nuestra Congregación, a los que seguro que Santa Rafaela María
le gustaría llamar “Casas de Reparación”
HE VISTO nuestro carisma extenderse en distintos países, echando
raíces en tierras africanas viviendo intensamente la Reparación, la
Educación Evangelizadora, la Adoración apostólica.
HE VISTO una Iglesia local que busca su propia identidad,
que busca hacerse presente en las familias concretas, qué lleva la celebración
eucarística a las casas y personas concretas intentando poner a Cristo en el centro
de la vida de cada persona.
Siento que es una gracia todo lo
que HE PODIDO VER Y ESCUCHAR en mi vida. Hay muchas imágenes que se
quedan grabadas en la memoria. Los misioneros lo más fuerte que vivimos no
lo contamos, pero se queda grabado en nuestro cerebro y en
nuestro corazón como experiencias de gracia, aunque sea un misterio
pascual. Os invito a que cada uno de vosotros sea capaz de preguntarse hoy :
¿Qué he visto y oído en mi vida
que me habla de Dios? ¿Qué me habla del Reino? ¿Qué
experiencias me hablan de la presencia amorosa de Dios en
mi vida y en la de los demás?
Ana
Gutiérrez Martínez,
viernes, 22 de octubre de 2021
ECOS DE LA SABANA nº 141
viernes, 15 de octubre de 2021
ECOS DE LA SABANA nº 140
PINCHA EN LA FOTO DE ARRIBA PARA VER EL VIDEO DEL DOMUND DE ESTE AÑO 2021, Y EN LA DE ABAJO PARA VER UN VIDEO DE LOS MARTIRES MISIONEROS JAVERIANOS HECHO POR LOS COMPAÑEROS DE MEJICO, EN LA ULTIMA PODRAS ESCUCHAR EL HIMNO DEL DOMUND DE ESTE AÑO, VERAS QUE TE GUSTARÁ
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2021
«No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20)
Queridos
hermanos y hermanas:
Cuando experimentamos la fuerza del amor de Dios, cuando
reconocemos su presencia de Padre en nuestra vida personal y comunitaria, no podemos dejar de anunciar y compartir lo
que hemos visto y oído. La relación de Jesús con sus
discípulos, su humanidad que se nos revela en el misterio de la encarnación, en
su Evangelio y en su Pascua nos hacen ver hasta qué punto Dios ama nuestra
humanidad y hace suyos nuestros gozos y sufrimientos, nuestros deseos y
nuestras angustias (cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium
et spes, 22). Todo en Cristo nos recuerda que el mundo en el que
vivimos y su necesidad de redención no le es ajena y nos convoca también a sentirnos parte activa de esta misión: «Salid
al cruce de los caminos e invitad a todos los que encontréis» (Mt 22,9).
Nadie es ajeno, nadie puede sentirse
extraño o lejano a este amor de compasión.
La
experiencia de los apóstoles
La historia de la evangelización comienza con una
búsqueda apasionada del Señor que llama y quiere entablar con cada persona,
allí donde se encuentra, un diálogo de
amistad (cf. Jn 15,12-17). Los apóstoles son los primeros en dar cuenta de eso, hasta recuerdan el día y la hora en que
fueron encontrados: «Era alrededor de las cuatro de la tarde»
(Jn 1,39). La amistad con el
Señor, verlo curar a los enfermos, comer con los pecadores, alimentar a los
hambrientos, acercarse a los excluidos, tocar a los impuros, identificarse con
los necesitados, invitar a las bienaventuranzas, enseñar de una manera nueva y
llena de autoridad, deja una huella
imborrable, capaz de suscitar el asombro, y una alegría expansiva y gratuita
que no se puede contener. Como decía el profeta Jeremías, esta experiencia es el fuego ardiente de su
presencia activa en nuestro corazón que nos impulsa a la misión, aunque a
veces comporte sacrificios e incomprensiones (cf. 20,7-9). El amor siempre está en movimiento y nos pone en movimiento para
compartir el anuncio más hermoso y esperanzador: «Hemos encontrado al Mesías»
(Jn 1,41).
Con Jesús
hemos visto, oído y palpado que las cosas pueden ser diferentes. Él inauguró,
ya para hoy, los tiempos por venir recordándonos una característica esencial de
nuestro ser humanos, tantas veces olvidada: «Hemos sido hechos para la plenitud
que sólo se alcanza en el amor» (Carta enc. Fratelli
tutti, 68). Tiempos nuevos que
suscitan una fe capaz de impulsar iniciativas y forjar comunidades a partir de
hombres y mujeres que aprenden a hacerse cargo de la fragilidad propia y la de
los demás, promoviendo la fraternidad y la amistad social (cf. ibíd.,
67). La comunidad eclesial muestra su belleza cada vez que recuerda con
gratitud que el Señor nos amó primero (cf. 1 Jn 4,19). Esa
«predilección amorosa del Señor nos sorprende, y el asombro —por su propia
naturaleza— no podemos poseerlo por nosotros mismos ni imponerlo. […] Sólo así
puede florecer el milagro de la gratuidad, el don gratuito de sí. Tampoco el
fervor misionero puede obtenerse como consecuencia de un razonamiento o de un
cálculo. Ponerse en “estado de misión”
es un efecto del agradecimiento» (Mensaje a las
Obras Misionales Pontificias, 21 mayo 2020).
Sin embargo, los tiempos no eran fáciles; los
primeros cristianos comenzaron su vida de fe en un ambiente hostil y complicado. Historias de postergaciones y
encierros se cruzaban con resistencias internas y externas que parecían
contradecir y hasta negar lo que habían visto y oído; pero eso, lejos de ser
una dificultad u obstáculo que los llevara a replegarse o ensimismarse, los
impulsó a transformar todos los
inconvenientes, contradicciones y dificultades en una oportunidad para la
misión. Los límites e impedimentos se volvieron también un lugar
privilegiado para ungir todo y a todos con el Espíritu del Señor. Nada ni nadie podía quedar ajeno a ese
anuncio liberador.
Tenemos el
testimonio vivo de todo esto en los Hechos de los Apóstoles, libro
de cabecera de los discípulos misioneros. Es el libro que recoge cómo el
perfume del Evangelio fue calando a su paso y suscitando la alegría que sólo el
Espíritu nos puede regalar. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos enseña
a vivir las pruebas abrazándonos a Cristo, para madurar la «convicción de que
Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes
fracasos» y la certeza de que «quien se ofrece y entrega a Dios por amor
seguramente será fecundo» (Exhort. ap. Evangelii
gaudium, 279).
Así también
nosotros: tampoco es fácil el momento
actual de nuestra historia. La situación de la pandemia evidenció y
amplificó el dolor, la soledad, la pobreza y las injusticias que ya tantos
padecían y puso al descubierto nuestras falsas seguridades y las
fragmentaciones y polarizaciones que silenciosamente nos laceran. Los más frágiles
y vulnerables experimentaron aún más su vulnerabilidad y fragilidad. Hemos experimentado el desánimo, el
desencanto, el cansancio, y hasta la amargura conformista y desesperanzadora
pudo apoderarse de nuestras miradas. Pero nosotros «no nos anunciamos a nosotros
mismos, sino a Jesús como Cristo y Señor, pues no somos más que servidores de vosotros
por causa de Jesús» (2 Co 4,5). Por eso sentimos resonar en
nuestras comunidades y hogares la Palabra de vida que se hace eco en nuestros
corazones y nos dice: «No está aquí: ¡ha resucitado!» (Lc 24,6);
Palabra de esperanza que rompe todo determinismo y, para aquellos que se dejan
tocar, regala la libertad y la audacia necesarias para ponerse de pie y buscar
creativamente todas las maneras posibles de vivir la compasión, ese
“sacramental” de la cercanía de Dios con nosotros que no abandona a nadie al
borde del camino. En este tiempo de pandemia, ante la tentación de enmascarar y
justificar la indiferencia y la apatía en nombre del sano distanciamiento social,
urge la misión de la compasión capaz
de hacer de la necesaria distancia un lugar de encuentro, de cuidado y de
promoción. «Lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20), la
misericordia con la que hemos sido tratados, se transforma en el punto de
referencia y de credibilidad que nos permite recuperar la pasión compartida por
crear «una comunidad de pertenencia y solidaridad, a la cual destinar tiempo,
esfuerzo y bienes» (Carta enc. Fratelli
tutti, 36). Es su Palabra la que
cotidianamente nos redime y nos salva de las excusas que llevan a encerrarnos
en el más vil de los escepticismos: “todo da igual, nada va a cambiar”. Y
frente a la pregunta: “¿para qué me voy
a privar de mis seguridades, comodidades y placeres si no voy a ver ningún
resultado importante?”, la respuesta permanece siempre la misma:
«Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder.
Jesucristo verdaderamente vive» (Exhort. ap. Evangelii
gaudium, 275) y nos quiere también vivos, fraternos y capaces de
hospedar y compartir esta esperanza. En el contexto actual urgen misioneros de esperanza que, ungidos por el Señor, sean
capaces de recordar proféticamente que nadie se salva por sí solo.
Al igual que
los apóstoles y los primeros cristianos, también nosotros decimos con todas
nuestras fuerzas: «No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20).
Todo lo que hemos recibido, todo lo que el Señor nos ha ido concediendo, nos lo
ha regalado para que lo pongamos en juego y se lo regalemos gratuitamente a los
demás. Como los apóstoles que han visto, oído y tocado la salvación de Jesús
(cf. 1 Jn 1,1-4), así nosotros hoy podemos palpar la carne sufriente y gloriosa de Cristo en la historia
de cada día y animarnos a compartir con todos un destino de esperanza, esa
nota indiscutible que nace de sabernos acompañados por el Señor. Los cristianos
no podemos reservar al Señor para nosotros mismos: la misión evangelizadora de
la Iglesia expresa su implicación total y pública en la transformación del
mundo y en la custodia de la creación.
Una
invitación a cada uno de nosotros
El lema de la
Jornada Mundial de las Misiones de este año, «No podemos dejar de hablar de lo
que hemos visto y oído» (Hch 4,20), es una invitación a cada uno de nosotros a
“hacernos cargo” y dar a conocer aquello que tenemos en el corazón. Esta misión es y ha sido siempre la identidad de
la Iglesia: «Ella existe para evangelizar» (S. Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii
nuntiandi, 14). Nuestra vida de fe se debilita, pierde profecía y
capacidad de asombro y gratitud en el aislamiento personal o encerrándose en
pequeños grupos; por su propia dinámica exige una creciente apertura capaz de
llegar y abrazar a todos. Los primeros cristianos, lejos de ser seducidos para
recluirse en una élite, fueron atraídos por el Señor y por la vida nueva que
ofrecía para ir entre las gentes y
testimoniar lo que habían visto y oído: el Reino de Dios está cerca. Lo
hicieron con la generosidad, la gratitud y la nobleza propias de aquellos que
siembran sabiendo que otros comerán el fruto de su entrega y sacrificio. Por
eso me gusta pensar que «aún los más débiles, limitados y heridos
pueden ser misioneros a su manera, porque siempre hay que permitir que el bien
se comunique, aunque conviva con muchas fragilidades» (Exhort. ap.
postsin. Christus
vivit, 239).
En la Jornada
Mundial de las Misiones, que se celebra cada año el penúltimo domingo de
octubre, recordamos agradecidamente a todas esas personas que, con su
testimonio de vida, nos ayudan a renovar nuestro compromiso bautismal de ser
apóstoles generosos y alegres del Evangelio. Recordamos especialmente a quienes
fueron capaces de ponerse en camino, dejar su tierra y sus hogares para que el
Evangelio pueda alcanzar sin demoras y sin miedos esos rincones de pueblos y
ciudades donde tantas vidas se encuentran sedientas de bendición.
Contemplar su
testimonio misionero nos anima a ser valientes y a pedir con insistencia «al
dueño que envíe trabajadores para su cosecha» (Lc 10,2), porque
somos conscientes de que la vocación a la misión no es algo del pasado o un
recuerdo romántico de otros tiempos. Hoy,
Jesús necesita corazones que sean capaces de vivir su vocación como una
verdadera historia de amor, que les haga salir a las periferias del mundo y
convertirse en mensajeros e instrumentos de compasión. Y es una llamada que
Él nos hace a todos, aunque no de la misma manera. Recordemos que hay
periferias que están cerca de nosotros, en el centro de una ciudad, o en la
propia familia. También hay un aspecto de la apertura universal del amor que no
es geográfico sino existencial. Siempre, pero especialmente en estos tiempos de
pandemia es importante ampliar la
capacidad cotidiana de ensanchar nuestros círculos, de llegar a aquellos
que espontáneamente no los sentiríamos parte de “mi mundo de intereses”, aunque
estén cerca nuestro (cf. Carta enc. Fratelli
tutti, 97). Vivir la misión es aventurarse a desarrollar los mismos
sentimientos de Cristo Jesús y creer con Él que quien está a mi lado es también
mi hermano y mi hermana. Que su amor de
compasión despierte también nuestro corazón y nos vuelva a todos discípulos
misioneros.
Que María, la
primera discípula misionera, haga crecer en todos los bautizados el deseo de
ser sal y luz en nuestras tierras (cf. Mt 5,13-14).
Roma, San
Juan de Letrán, 6 de enero de 2021, Solemnidad de la Epifanía del Señor. Francisco