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Viernes 3 Diciembre 2021
CAMPAÑA DE CARITAS con lema NO NOS OLVIDEMOS
DEL SAHEL
En
el norte de África existe una enorme franja de tierra que va de este a oeste
del continente y es llamada SAHEL, palabra
árabe que significa “borde o costa”.
Esta gran franja de tierra aglutina los siguientes países: Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Argelia, Níger, Nigeria, Chad,
Camerún, Sudán y Eritrea. Es una zona de equilibrio precario en donde el
cambio climático afecta muchísimo al ser en gran parte desierto o sabana semidesértica.
La escasez de lluvias, pero también las grandes inundaciones, la
pérdida de cosechas... provocan la subida de precios de los alimentos y
limitan la capacidad de compra o intercambio de productos básicos, aumentando
por lo tanto la vulnerabilidad de las personas.
Una
zona en donde hay varios grupos armados que crean una inseguridad muy grande y
en donde el recrudecimiento de la violencia ha provocado una crisis
humanitaria sin precedentes en la zona fronteriza entre Malí, Burkina Faso y
Níger, así como en la zona fronteriza entre Nigeria, Camerún, Niger y Chad. Estos son los dos polos de la crisis en los que se concentran la
inseguridad, la falta de alimentos, los grandes desplazamientos masivos y la
vulneración de derechos.
El
impacto de esta violencia en esa región junto con el empeoramiento de la
situación provocada por la crisis medioambiental hace que la zona del Sahel
se enfrente a su peor crisis alimentaria.
La violencia permanente
en la región y la presencia de grupos armados ha forzado a más de 2
millones de personas en el Sahel (Mali, Burkina Faso, Níger y Chad) a abandonar
sus hogares y desplazarse a otras zonas que por el momento se perciben
como más seguras. Más de la mitad de estas personas desplazadas se encuentran
en Burkina Faso y son en su mayoría menores de edad.
Esta crisis
afecta especialmente a las personas más vulnerables de las zonas rurales, con
una economía campesina de subsistencia, que se han visto forzadas a
abandonar sus hogares, cultivos y rebaños. Esto ha provocado
perturbaciones en los mercados locales de alimentos aumentando sus precios y
reduciendo su disponibilidad. Además, la mayoría de personas forzadas a
huir de sus hogares se refugian en hogares y comunidades de acogida donde prima
la solidaridad, pero causando una fuerte presión sobre los escasos recursos
alimentarios, el agua potable u otros servicios básicos como la educación o la
salud.
La
situación sanitaria debido a la COVID-19 no ha hecho sino empeorar la situación.
Más
de 5.400 centros escolares, lo que supone 700.000 estudiantes, y 200 centros de
salud se encuentran cerrados tras los ataques y las amenazas sufridas,
reduciendo drásticamente los servicios básicos de los que se disponía en la
zona.
Los
estados y las agencias multilaterales han lanzado planes de respuesta, pero son
insuficientes. En ocasiones ni siquiera el acceso a las personas necesitadas
está garantizado. Más de 9,5 millones de personas viven en situación
de inseguridad alimentaria en la región del Sahel y las cosechas de este año no
auguran mejoría.
Desde
Cáritas Española se ha iniciado una campaña para acompañar a esta gran zona, en
particular a los países de Burkina Faso,
Malí, Senegal, Níger y Chad. El objetivo es asistir a las familias
desplazadas internas de la región a través de programas de distribución de
alimentos para asegurar su seguridad alimentaria y mantener los medios de
vida de las comunidades de acogida.
Debido
a la alta presión demográfica que están sufriendo esas mismas comunidades de
acogida, Caritas intenta mantener la reparación y la construcción de fuentes
de agua potable y la promoción de la higiene como una línea
de actuación prioritaria.
Quizás
nos parezca una tarea inmensa e imposible, pero yo creo que el hecho he
abrirnos los ojos y de darnos a conocer esas necesidades es algo muy importante
y un modo para descubrir que juntando nuestros esfuerzos somos capaces de hacer
mucho.
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