viernes, 21 de noviembre de 2014

Fotos Ecos - nº 35

Aquí os dejo esta presentación que ilustra los últimos Ecos publicados.

Ecos de la Sabana - nº 35

Viernes 7 de noviembre 2014
Semana intensa y fructuosa
Como todos sabéis el 5 de noviembre es la fiesta de nuestro fundador san Guido María Conforti y en este día en todas nuestras comunidades se hace, como Dios manda, un poco de fiesta. Aquí la fiesta ha sido grande pues en este día hay siempre un grupo de jóvenes que hacen la renovación de los votos, este año eran diez,  y alguno que hace la profesión perpetua, es decir el compromiso definitivo, y esta vez eran dos: Epitace y Léonidas, los dos burundeses.
Hemos trabajado bastante durante más de una semana para arreglar la casa, cortar los setos, el césped, limpiar y dejarlo todo listo. Es cierto que somos un buen grupo y cada uno ha sido responsable y ha hecho lo que tenía que hacer. Este año ha habido también matanza, pues con los restos de la comida criamos un par de cerdos y había uno que estaba muy lúcido y listo para el sacrificio. No ha sido fácil el matarlo pues uno se encariña con el animal, pero ha habido que hacerlo ya que contábamos con él para la fiesta y el convite de estos días.
La celebración ha sido muy bonita y participada, animada por la coral que suele cantar solo en ewondo, el idioma local de aquí, pero para la ocasión y sabiendo que habría gente que no entiende habíamos preparado con ellos un repertorio en donde se mezclaban los cantos en francés y en ewondo, y lo han hecho muy bien.
Armando, nuestro regional que presidia la celebración, durante la homilía ha hecho la comparación entre la profesión religiosa y la ofrenda de la vida. Ya nuestro fundador Conforti decía que ofrecer algo con voto no es solo ofrecer los frutos sino ofrecer al mismo tiempo el árbol y los frutos. Así Armando ha comparado lo que hacíamos con esa ofrenda del árbol, que para que dé fruto debe estar bien plantado, con raíces profundas que lleguen hasta las aguas subterráneas que lo alimentan. Es gracias a ello que el árbol crece frondoso y que puede dar frutos en abundancia. Para simbolizar y hacer más visible la imagen que él había utilizado, los dos que hacían la profesión perpetua, después de la profesión durante  el ofertorio han traído un pequeño limonero con algunos frutos que colgaban en una maceta, que había preparado, gracias a un amigo que se dedica a hacer semillero de arboles. Ha sido una imagen muy expresiva de todo lo que había dicho en la homilía. Hay alguna foto que da testimonio de lo vivido.
Los cantos han sido alegres, y tampoco podían faltar los bailes durante el gloria de parte de la coral y al final cuando estábamos en el momento de acción de gracias. Justo después, cuando íbamos a saludar y a agradecer a los que habían venido, en cuanto yo he tomado la palabra ha caído una tromba de agua enorme que impedía oír nada y por si fuera poco se ha ido la luz, como suele pasar con cierta frecuencia. Nadie se ha puesto nervioso y al revés hemos bromeado diciendo que esto es la bendición de la lluvia y que dentro de 20 años, como dice el presidente de aquí, en 2035, eso no ocurrirá mas. Pero eso ha dado un toque sencillo y más familiar, si se puede, a la celebración. Al final un grupo de mujeres han repartido un bocadillo y un vaso de refresco tradicional a la mayoría de los presentes para que nadie se fuera con el estomago vacio. Un grupo de unas 140 personas de la parroquia, amigos y algún religioso y sacerdote han bajado a nuestra casa para compartir con nosotros la cena y continuar la fiesta. Allí estábamos un poco prietos pero con un ambiente muy familiar y fraterno. Hemos cantado en diversos idiomas y hasta ha habido un “porrom pon pon” que he tocado junto con Marta, una laica javeriana que trabaja en Chad con los enfermos de Sida y que había venido con otro compañero que debía renovar su pasaporte. Se ha bailado y ha habido un ambientillo muy majo.
Después de saludar y acompañar a los invitados nos hemos puesto manos a la obra para recoger la casa en dos equipos uno para lavar platos y vajilla y el otro para limpiar el salón y arreglarlo bien. Y de verdad que ha sido un trabajo estupendo y todo se ha dejado como se dice “como el oro”. Cuando todo estaba recogido, casi a media noche, nos hemos sentado a tomar algo o a cenar pues la mayoría no habíamos cenado nada ya que cada uno tenía su tarea y no había lugar para la cena.
Hoy viernes ha sido la ordenación diaconal de Epitace y Leonidas. Queríamos hacerla en diciembre para separarla un poco de esta de la profesión pero el obispo nos había invitado a hacerla junto a tres jóvenes cameruneses de una congregación mallorquína llamada “Verbum Dei” que debían ser ordenados sacerdotes en este día. Nos habían invitado a ir ayer jueves a las tres de la tarde para las pruebas y ensayos, y allí estábamos puntuales. Solo que el que tenía que hacerlas llego con un “ligero retraso” de dos horas. Son cosas que cuesta entender y encima ni se disculpo ni nada. En ese momento nos enteramos que el obispo que debía ordenarlos no estaría al día siguiente en la celebración pues lo acababan de nombrar hacia una semana obispo de Yaundé y debía ir a Roma.
Esta mañana, media hora antes de la celebración, hemos conocido el obispo que presidiría la celebración. Hemos tenido suerte pues, aunque es un obispo emérito de unos 80 años, es un hombre muy sencillo, majo y además también él es misionero, misionero espiritano y camerunés. Además tiene lo bueno de no ser muy largo. De hecho la celebración solo ha durado dos horas y cuarto, para estas latitudes es casi nada. También veréis alguna fotico de la celebración para que os deis cuenta de lo guapos que estábamos.
Después de la celebración hemos regresado a casa y con sencillez, entre nosotros, hemos celebrado y festejado lo que Epitace y Leonidas acaban de vivir. Ahora les toca el vivir en actitud de servicio y de disponibilidad, como lo requiere el ser diáconos.

Miércoles 12 de noviembre 2014
Impotencia ante estos niños con cáncer
Hace tres semanas recibí una llamada de Henri, un amigo del Chad, persona muy competente y  preparada, que trabaja como jefe del laboratorio de uno de los mayores hospitales de Ndjamena, la capital. Es un hombre de gran fe, y toda su familia, empezando por su madre, eran muy activos en la parroquia de Gounou-Gaya. De vez en cuando nos llamamos para ver cómo van las cosas.
Esta vez me llamaba desde aquí pues había venido con un sobrino suyo, Noel Ngalona, de unos 12 años, enfermo. En Ndjamena habían hecho unos exámenes sin detectar muy bien lo que tenia, aunque él había enviado muestras con otra sobrina que estudia medicina en China y allí habían detectado el cáncer. Por si fuera poco, la madre de Noel y hermana de Henri acababa de sufrir un accidente en moto en Ndjamena y tenía una gran herida en la cabeza y la muñeca rota. El había dejado su trabajo y acompañado a Noel para hacer exámenes aquí y ver si se podía hacer alguna terapia.
En cuanto me llamo y pude esa misma tarde fui a verlo al hospital de críos. El chaval parecía sano, pero la procesión iba por dentro. Habían hecho ya análisis y pruebas, todas pagando claro está, para poder hacer la quimioterapia cuanto antes. Le habían dado la receta con los productos que tenía que comprar: suero, agujas, betadine, etc. Aquí las cosas son así cuando vas al hospital te recetan lo que tienes que comprar y debes buscarte la vida si no no hay tratamiento. Las farmacias no están muy cerca y como yo estaba con la moto he ido a buscar los medicamentos. En la primera farmacia había dos productos y en la 2ª el resto excepto el producto de la quimio que debe ser raro y caro, unos 50 E el frasco y había que comprar 5. Allí me han indicado dos farmacias en el centro de la ciudad y allí he ido pero en las dos la respuesta ha sido negativa. Me han dicho de ir a un hospital en la otra punta de la ciudad en donde lo suelen tener.
Esa tarde lloviznaba y era viernes con los atascos por todos los sitios, menos mal que con la moto uno se escabulle y  pasa por cualquier lado. Después de media hora de camino en el hospital me dicen que ese producto se ha agotado y no lo tienen. Y me dicen de pasar en una farmacia un poco alejada de allí. Visto que no había otra he ido a esa última esperanza y allí tampoco tenían el dichoso producto pero me han dicho que había otro que es el genérico del mismo, que hace el mismo efecto y encima cuesta cada frasco solo 10 E. No lo he dudado y me he vuelto medio mojado pero dando gracias a Dios por haberlo encontrado. Al mismo tiempo que iba pensando cómo en una ciudad como esta un producto así era casi imposible el encontrarlo y qué acrobacias deben hacer los familiares de los enfermos que encima de saber que es cáncer, de saber que es un producto carísimo deben recorrer toda la ciudad antes de poder encontrarlo y si lo encuentran.
El primer tratamiento que tuvo le sentó muy mal y el pobre crio se paso la noche con vómitos y diarrea sin parar. Cuando fui a verlo estaba agotado. En la misma habitación había otros tres críos más: Fran, un joven como él que ya ha hecho varias quimios y que venía para otra sesión, Blanche, una chiquilla también de unos diez años que venía de Douala, una ciudad a 230 km de aquí y llevaba allí desde mitad de noviembre. Todavía no le habían hecho la quimio pues los análisis daban que tenia anemia y varias veces le habían hecho la transfusión de sangre, que claro está había que pagar. Y por ultimo estaba una Ange, una chiquilla de unos dos años en espera de tratamiento, resulta que su madre es de un barrio cercano al nuestro y conocía a varios compañeros.  Como era domingo les llevé unos buñuelos y una especie de nubes de azúcar y caramelo que encontré que vendían a los críos. Blanche cuando lo vio dijo a su madre si era pollo, pues tenía ganas de comer un buen muslo de pollo.
A los dos días volví a verlos un rato y esta vez había comprado unos muslos de pollo frito con patatas y se olvidaron por un rato del dolor y de la enfermedad.
Volvieron a hacer una segunda quimio que le afecto menos y después de más de dos semanas y pico lo mandaron a casa para que descansara una semana antes de volver de nuevo.
El domingo Henri me dijo que habían ingresado de nuevo a Noel y que él no podía venir pues estaba trabajando y era un hermano mayor que estudia aquí que se ocuparía de él. Ayer fui a verlo y allí estaba de nuevo retorciéndose de dolores pues le acababan de hacer una quimio el día anterior y había tenido vómitos y diarrea toda la noche. Su hermano lo acompañaba y hacia de madre, padre y hermano. Me puse a hablar con las otras madres y vi que Blanche estaba con la barriga mas hinchada y con bastantes dolores. Todavía no le habían hecho nada pues seguía con anemia aunque le habían recetado los productos que debía comprar para su quimio. La madre había comprado casi todo aunque el producto que a ella le habían recetado, que tampoco lo encontraba por ninguna farmacia, costaba un frasco 460 E, una cifra astronómica allí en España y aquí todavía más, y debía comprar 5 frascos. Una enfermera le dijo que un señor que acababa de estar en el hospital había comprado ese producto pero no podían aplicarlo a su hijo y parece que este señor vendía el frasco a 155 E. Le dije a la madre qué iba a hacer y me dijo que se había movido y encontrado algo de dinero con familiares, aunque no todo. Yo le di lo que llevaba encima pues uno se queda de piedra delante estas situaciones.
Mañana volveré a verlos y llevaré unos muslos de pollo para que olviden la enfermedad y retomen fuerza. Y ahí seguimos confiándolos a nuestra oración que es lo único que podemos hacer.
Miércoles 19 de noviembre 2014
De nuevo con los niños con cáncer
El otro día me llamo la madre de Blanche diciéndome que su hija necesitaba de nuevo hacer una transfusión de sangre y , sin decírmelo, me informaba para ver si podíamos dar sangre. El sábado fui con dos de casa para dar sangre. Carlo era uno de ellos y como tiene más de 65 años no le dejaron darla. Tuvimos que comprar la bolsa en donde iban a meter la sangre y también un botico de leche condensada que piden para que tome el que ha dado la sangre. Esto lo debe pagar la persona que pide. Blanche se retorcía de dolores y se le veía muy cansada pues le habían hecho una sesión de quimio. Antes de marcharnos le dije que nos dijera algo y lo que dijo nos dejo de piedra pues nos dijo: “rezad por mi”. Y sin duda que lo estamos haciendo con confianza en la medicina y en el Señor, aun sabiendo que la vida es un misterio.
El lunes le llamé y me dijo que de nuevo tenían que hacerle otra transfusión. Esta vez fui con tres voluntarios de casa y el proceso fue el mismo. Blanche estaba un poco mejor pero flojilla. Yo pensaba en ella y en su madre que desde hace dos meses esta día y noche con ella, luchando y buscando, pues los gastos son enormes. Me pregunto como hace, y por eso mismo es de admirar.
Ange, la pequeña de dos años, se le veía muy bien después de su sesión de quimio. Su madre vino con el resultado de los análisis hechos hace un mes y no eran muy esperanzadores. Una leucemia muy fuerte. Quizás los medicamentos están haciendo su efecto. Eso es lo que todos esperamos.
Como veis también aquí la vida es una lucha y ante estas enfermedades uno siente la impotencia y solo tenemos muchas preguntas y muchos porqués que todos nos hacemos. Pero lo único que podemos hacer además de luchar y compartir es el pedir por ellos como nos dijo Blanche el sábado pasado.




lunes, 10 de noviembre de 2014

Ecos de la Sabana - nº 34

Sábado 25 Octubre 2014
El desamor puede conducir a la prisión
El miércoles a la tarde Blandine e Yves, una madre con su hijo de unos 18 años, han venido a verme. No los conocía aunque ellos sí que me conocían, pero es mucha la gente que viene y no se conoce a todos. Querían hablar ya que en su familia hay problemas. Solo sentarse Blandine ha tomado la palabra y durante media hora no la ha dejado; su hijo y yo escuchábamos atentos y sin hacer ruido. Y conforme la iba escuchando me daba cuenta de los traumas que Yves ha vivido desde casi su infancia.
Blandine fue contando como un rio que fluye sin parar la historia de su hijo. Ella está casada con Roger con el que tiene tres hijos pero antes de casarse con este tuvo a Yves en una relación de juventud con otro hombre, algo muy frecuente por estos rincones. Yves vivió con su madre y con su padre adoptivo hasta la edad de diez años, fue entonces que su padre natural vino a buscarlo y se lo llevo con él. Este vivía con otra mujer y desde el principio esta señora vio en Yves una ocasión para descargar sobre él los pequeños trabajos y tareas de la casa: limpieza de la casa, lavar la ropa, lavar los platos, buscar el agua, etc. Poco a poco Yves empezó a sentir repulsión hacia su madrastra y a tener ganas de hacerle daño, pero como no podía al ser pequeño y al sentir la amenaza de su padre, su modo de vengarse hacia ella fue de empezar a robarle el dinero que ella guardaba en su bolos o que ella escondía pero que Yves siempre encontraba.
La relación empeoro y el padre lo llevo de nuevo a casa de Blandine para que se quedara allí, no sabiendo lo que hacer con él. De nuevo en casa de Blandine fue creciendo y se acostumbro a seguir robando dinero de la cartera de Roger, el marido de su madre. Y eso hizo que en la casa no fuera muy bien recibido y que a menudo hubiera problemas y discusiones. En enero de este año hubo un robo en el barrio e Yves fue detenido junto a otros jóvenes y acusado de robo, aunque él afirma que no fue él quien robó. Ha pasado unos ocho meses en la cárcel central de Yaundé, un lugar que no se puede desear ni al peor de tus enemigos. Y solo hacia una semana  salía de la cárcel y regresaba a casa.
Ella no paro de hablar todo el rato. Justo ese día tenía una reunión que me esperaba y cuando el discurso se calmo, le dije que no podía darle más tiempo y que prefería que vinieran el sábado primero Yves solo y luego ella para hablar con cada uno a solas.
Esta mañana a la hora en punto ha venido Yves y me ha contado lo que su madre decía con pelos y señales. Se le ve un chaval bueno y que se da cuenta de lo que ha hecho y de las travesuras que ha vivido. La experiencia de la cárcel le ha dejado una marca profunda y no quisiera regresar a ese sitio. Se siente culpable y percibe que en la casa ahora todos desconfían de él. Él reconoce que no quiere vivir como lo ha hecho hasta ahora. Yo le he escuchado y animado a demostrar que puede vivir de otro modo. El que los otros desconfíen en él es normal, pues en musey se decía “aquel que ha sido picado por una víbora, tiene miedo de una cuerda que se encuentra en su camino por la noche”. Es él el que tiene que ganarse la confianza y hacer ver que puede y saber vivir de otro modo. Hemos hablado casi una hora y le he visto sincero y con ganas de vivir de otro modo.
Al rato ha venido también Blandine, esta vez estaba más tranquila. Le he hecho comprender que en gran parte lo que Yves ha hecho durante su vida es fruto del desamor y de este va y ven entre su padre y su madre. Yo lo veo más como una víctima que como un bandido. Ella se ha puesto a llorar reconociendo que la vida de su hijo no ha sido fácil. Hemos hablado de la necesidad de darle confianza y cariño para que este recupere su confianza perdida y pueda tener un poco de autoestima. Ella ha dicho que hará todo lo posible para que Yves se sienta acogido y más querido. Con ellos he quedado para vernos de aquí a un par de semanas para ver cómo va la cosa y he invitado también a Yves a integrar alguno de los grupos de jóvenes de la parroquia para poder conocer otras personas distintas de su grupo de gamberrillos. Esperemos que se vaya integrando y dando pasos.
Yo pensaba en mis adentros sobre la vida tan dura que muchos críos viven aquí al nacer en familias separadas, desestructuradas o que nunca han vivido juntas y al sentir desde pequeños que no son queridos sino que viven como la pelota de ping pong de una casa a otra según las circunstancias.

Lunes 27 de octubre 2014
Martial el chapucillas.
Llevamos más de un mes con un hierro roto en la puerta de la entrada de nuestra casa y con varias cosillas que hay que arreglar. Ayer por fin estuve con Martial que tiene un taller de soldadura cerca de casa y le dije que pasara para ver si podía hacer esas chapucillas. Vino y dijo que eso estaba chupao, pues la mayoría en ese sentido tienen poca humildad, no saben decir que no lo pueden hacer o que no tienen los medios.
Esta mañana ha venido con una carretilla y su material para soldar. Cuando he visto el aparato, los cables todo picados y con hilos al aire y las condiciones de trabajo le he vuelto a preguntar si podría hacerlo y ha insistido que eso era poca cosa para él. Ya veréis en la foto su soldadura “moderna”, que parece que la han sacado de algún museo de los restos del bombardeo de Hiroshima. Por supuesto no llevaba gafas para soldar aunque un rato se ha puesto unas de sol oscuras que llevaba en un bolsillo para disimular. El caso es que ha arreglado todas las chapucillas que tenía que arreglar y no ha habido ningún percance; pero lo que ha pasado con Martial aquí pasa muy a menudo. La gente trabaja en condiciones que no son buenas, sin ninguna medida de seguridad y con un gran riesgo para su salud. Luego a veces ocurre algún percance y entonces empiezan a hacer conjeturas y a preguntarse el porqué de los accidentes y de la muerte; en vez de preocuparse por poner un poco mas de seguridad y de hacer las cosas mejor.
Hablando de seguridad, ayer pasaba delante de “la escuela nacional de grandes trabajos  y de arquitectura”, se supone que es de allí de donde salen los futuros arquitectos y constructores del país. En un lado de este centro se veía que estaban haciendo una construcción, un edificio a varios pisos. Los andamios eran unos palos puestos en el muro agujereado con un equilibrio inestable, y arriba del todo había un obrero que trabajaba apoyado en uno de estos palos sin ninguna cuerda ni ninguna seguridad. Todos hicimos un comentario sobre el riesgo que corría y ganas me hubieran dado de hacerle la foto pero la circulación no lo permitía. Esto justo para decir que si en “la escuela nacional de grandes trabajos  y de arquitectura” se trabaja así ¿qué será de las obras en los suburbios como los nuestros?

Viernes 31 de octubre 2014
Pobreza con dignidad
Es rara la semana que no tenemos algún funeral que celebrar el jueves por la noche o el sábado por la noche. Hay días que hay hasta dos y tres en el mismo día. La razón no es que se pongan de acuerdo para morir el fin de semana sino que cuando uno fallece por lo general llevan el cuerpo a la morgue o frigorífico y allí lo dejan dos, tres y hasta cuatro semanas mientras se organizan para celebrar el funeral. Creo que ya os he hablado otras veces de ello. Durante este tiempo la familia se concierta, busca el dinero necesario para organizar todo y hace las invitaciones que envía a los familiares y amigos. Por lo general suelen sacar el cuerpo el jueves por la tarde o el viernes según la lejanía del pueblo o el programa del entierro.
Ayer estuve celebrando el funeral de Joseph Mvogo nacido en 1964, es decir que falleció con apenas 50 años recién cumplidos. Yo no lo conocía y mientras me acompañaba su hija a su casa para celebrar el funeral me fue contando un poco de la historia de su padre. Joseph era chofer de taxi y llevaba dos años enfermo. Habían vendido el coche que tenia y sin duda que esos dos años habían debido ser bastante duros para todos. No sé muy bien cuál era su enfermedad pero sí que vi que vivían en una situación de gran pobreza.
Hicimos la misa en una especie de patio con un buen grupo de jóvenes ya que la hija participaba mucho en la parroquia y los jóvenes la apreciaban. Uno de los hijos dio un testimonio muy bonito y conmovedor del padre y al final de la misa los jóvenes se pusieron a animar la velada con cantos.
Yo estaba con dos seminaristas y nos invitaron a entrar en el salón. Digo salón por decir pues no tendría más de tres metros por tres, y allí estaba una pequeña cocina de gas, un par de sillones viejos y destartalados y poco más. Nos sacaron en una bandeja con unos panes y un platico de cacahuetes para que comiéramos un poco. De verdad que me toco el corazón y comí casi obligado el pan seco y los cacahuetes como signo de agradecimiento. Es cierto que los pobres suelen tener esa grandeza y esa  dignidad de saber compartir a pesar de la pobreza.

Lunes 3 de noviembre 2014
Operada de apendicitis en un cuchitril
Esta mañana han venido a buscarme para que fuera a visitar y a hacer la unción de enfermos a una señora que estaba en un centro de salud cerca de casa. En nuestro barrio hay unos cuantos centros de salud, uno llevado por religiosas y que es bastante serio, pero la mayoría de estos centros funcionan no se sabe cómo ni quien atiende ni lo que recetan. La mayoría de la gente dice que van a estos centros por que allí se paga menos y los medicamentos son más abundantes que en los otros. En realidad cuando te dicen lo que han pagado uno ve que la diferencia no es muy grande y además en esos lugares no se sabe el origen de los medicamentos, muchos de ellos de poca o de mala calidad.
Como os decía han venido a buscarme y he ido a ver de qué se trataba. Nunca había entrado en ese garito y de verdad que es el termino adecuado, aunque también se puede llamar cuchitril. Lo más sorprendente ha sido ver en una pequeña habitación sin techo y con paredes de tierra a esta mujer que habían operado de apendicitis y que su familia quería que le hiciera la unción de enfermos. Yo no creía que una operación de este tipo se hubiera podido realizar en un sitio así, pero era cierto. Llevaba unas dos semanas operada y la herida seguía medio abierta y supurando mucho. La familia estaba allí alrededor de ella y me han dicho que como no tenían medios y la cosa había sido bastante repentina habían decidido operarla aquí pues alguno de la familia había colaborado y costaba menos. Según me decían costo unos 260 E, mucho dinero para aquí y además que en otros hospitales religiosos con mucha más limpieza y seguridad cuesta poco más o menos lo mismo. Pero la pobreza hace que muchas veces no hagan esos cálculos y no piensen en las consecuencias que eso puede tener.
Después de charlar un rato hemos hecho la oración y la unción de enfermos de la señora rodeada de una parte de su familia. ¡Que pueda mejorar, ojala salga de esa y no vuelva allí nunca más! Volviendo a casa pensaba en lo poco que vale la vida por estos lugares y en como ponen su vida en manos de cualquiera con plena confianza o lo hacen debido a la falta de medios y a la pobreza.
Nuestra misión de sacerdotes nos lleva a conocer estos lugares y a entrar a veces en lo profundo de las casas que por lo general no se suele enseñar. Pienso un poco en todos los que se quejan por la lentitud y la atención de la seguridad social, aunque se dice que es mejor no comparar.

Sábado 1 de noviembre 2014
Octubre misionero.
Ayer acabamos este mes de octubre que hemos vivido con intensidad en nuestra parroquia de Oyom-Abang. A mitad de septiembre nos juntamos dos grupos misioneros que hay en la parroquia: uno de jóvenes y otro de adultos, para ver las actividades que queríamos programar para el mes de octubre. Se decidió hacer cada jueves por la tarde un rato de oración por la misión y el mundo con el rosario misionero. En cada misterio del rosario se presenta un continente y se pide por algo de ese continente. Se había colocado un canasto en donde la gente iba metiendo sus oraciones y peticiones que el ultimo día se quemaron durante el ofertorio y su humo llevo muy lejos lo que cada uno había escrito.
También se decidió hacer cada sábado por la tarde una mesa redonda con una pequeña proyección que ilustrara el tema debatir. El primer sábado fue sobre la misión y los misioneros, y hablo Carlos un compañero junto al padre de una misionera de aquí de la parroquia. El segundo sábado fue sobre la misión y el compartir, y ese día fue una religiosa hija de la Caridad brasileña que animo y compartió su experiencia. El tercer sábado fue sobre la misión y la oración, y esta vez hubo un testimonio muy bonito y desde el corazón de una mujer que participa en un grupo de oración de la parroquia y de una joven que canta en la coral y tiene una voz maravillosa. El último sábado fue sobre la misión y nuestras comunidades que deben ser misioneras, y esta vez tuvimos el testimonio de dos personas que participan en las CEBs (comunidades eclesiales de base que hay en la parroquia) y que se preocupan de acercarse a aquellos que no vienen.
Es cierto que la participación no fue masiva, pues los sábados suele haber varias reuniones y catequesis de pequeños y adultos pero lo importante es comenzar, proponer y lanzar iniciativas que se puedan continuar en el futuro. Al menos hemos intentado hacer ruido y recordar la importancia de este mes y de la misión, insistiendo en que no podemos quedarnos tranquilos y con los brazos cruzados como si todo el mundo ya estuviera al corriente del mensaje de Jesús. Sin duda que todavía queda mucho por hacer y esa es tarea de todos.

Martial y soldadura moderna
Martial y soldadura moderna
Nina
Nino



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