viernes, 21 de noviembre de 2014

Ecos de la Sabana - nº 35

Viernes 7 de noviembre 2014
Semana intensa y fructuosa
Como todos sabéis el 5 de noviembre es la fiesta de nuestro fundador san Guido María Conforti y en este día en todas nuestras comunidades se hace, como Dios manda, un poco de fiesta. Aquí la fiesta ha sido grande pues en este día hay siempre un grupo de jóvenes que hacen la renovación de los votos, este año eran diez,  y alguno que hace la profesión perpetua, es decir el compromiso definitivo, y esta vez eran dos: Epitace y Léonidas, los dos burundeses.
Hemos trabajado bastante durante más de una semana para arreglar la casa, cortar los setos, el césped, limpiar y dejarlo todo listo. Es cierto que somos un buen grupo y cada uno ha sido responsable y ha hecho lo que tenía que hacer. Este año ha habido también matanza, pues con los restos de la comida criamos un par de cerdos y había uno que estaba muy lúcido y listo para el sacrificio. No ha sido fácil el matarlo pues uno se encariña con el animal, pero ha habido que hacerlo ya que contábamos con él para la fiesta y el convite de estos días.
La celebración ha sido muy bonita y participada, animada por la coral que suele cantar solo en ewondo, el idioma local de aquí, pero para la ocasión y sabiendo que habría gente que no entiende habíamos preparado con ellos un repertorio en donde se mezclaban los cantos en francés y en ewondo, y lo han hecho muy bien.
Armando, nuestro regional que presidia la celebración, durante la homilía ha hecho la comparación entre la profesión religiosa y la ofrenda de la vida. Ya nuestro fundador Conforti decía que ofrecer algo con voto no es solo ofrecer los frutos sino ofrecer al mismo tiempo el árbol y los frutos. Así Armando ha comparado lo que hacíamos con esa ofrenda del árbol, que para que dé fruto debe estar bien plantado, con raíces profundas que lleguen hasta las aguas subterráneas que lo alimentan. Es gracias a ello que el árbol crece frondoso y que puede dar frutos en abundancia. Para simbolizar y hacer más visible la imagen que él había utilizado, los dos que hacían la profesión perpetua, después de la profesión durante  el ofertorio han traído un pequeño limonero con algunos frutos que colgaban en una maceta, que había preparado, gracias a un amigo que se dedica a hacer semillero de arboles. Ha sido una imagen muy expresiva de todo lo que había dicho en la homilía. Hay alguna foto que da testimonio de lo vivido.
Los cantos han sido alegres, y tampoco podían faltar los bailes durante el gloria de parte de la coral y al final cuando estábamos en el momento de acción de gracias. Justo después, cuando íbamos a saludar y a agradecer a los que habían venido, en cuanto yo he tomado la palabra ha caído una tromba de agua enorme que impedía oír nada y por si fuera poco se ha ido la luz, como suele pasar con cierta frecuencia. Nadie se ha puesto nervioso y al revés hemos bromeado diciendo que esto es la bendición de la lluvia y que dentro de 20 años, como dice el presidente de aquí, en 2035, eso no ocurrirá mas. Pero eso ha dado un toque sencillo y más familiar, si se puede, a la celebración. Al final un grupo de mujeres han repartido un bocadillo y un vaso de refresco tradicional a la mayoría de los presentes para que nadie se fuera con el estomago vacio. Un grupo de unas 140 personas de la parroquia, amigos y algún religioso y sacerdote han bajado a nuestra casa para compartir con nosotros la cena y continuar la fiesta. Allí estábamos un poco prietos pero con un ambiente muy familiar y fraterno. Hemos cantado en diversos idiomas y hasta ha habido un “porrom pon pon” que he tocado junto con Marta, una laica javeriana que trabaja en Chad con los enfermos de Sida y que había venido con otro compañero que debía renovar su pasaporte. Se ha bailado y ha habido un ambientillo muy majo.
Después de saludar y acompañar a los invitados nos hemos puesto manos a la obra para recoger la casa en dos equipos uno para lavar platos y vajilla y el otro para limpiar el salón y arreglarlo bien. Y de verdad que ha sido un trabajo estupendo y todo se ha dejado como se dice “como el oro”. Cuando todo estaba recogido, casi a media noche, nos hemos sentado a tomar algo o a cenar pues la mayoría no habíamos cenado nada ya que cada uno tenía su tarea y no había lugar para la cena.
Hoy viernes ha sido la ordenación diaconal de Epitace y Leonidas. Queríamos hacerla en diciembre para separarla un poco de esta de la profesión pero el obispo nos había invitado a hacerla junto a tres jóvenes cameruneses de una congregación mallorquína llamada “Verbum Dei” que debían ser ordenados sacerdotes en este día. Nos habían invitado a ir ayer jueves a las tres de la tarde para las pruebas y ensayos, y allí estábamos puntuales. Solo que el que tenía que hacerlas llego con un “ligero retraso” de dos horas. Son cosas que cuesta entender y encima ni se disculpo ni nada. En ese momento nos enteramos que el obispo que debía ordenarlos no estaría al día siguiente en la celebración pues lo acababan de nombrar hacia una semana obispo de Yaundé y debía ir a Roma.
Esta mañana, media hora antes de la celebración, hemos conocido el obispo que presidiría la celebración. Hemos tenido suerte pues, aunque es un obispo emérito de unos 80 años, es un hombre muy sencillo, majo y además también él es misionero, misionero espiritano y camerunés. Además tiene lo bueno de no ser muy largo. De hecho la celebración solo ha durado dos horas y cuarto, para estas latitudes es casi nada. También veréis alguna fotico de la celebración para que os deis cuenta de lo guapos que estábamos.
Después de la celebración hemos regresado a casa y con sencillez, entre nosotros, hemos celebrado y festejado lo que Epitace y Leonidas acaban de vivir. Ahora les toca el vivir en actitud de servicio y de disponibilidad, como lo requiere el ser diáconos.

Miércoles 12 de noviembre 2014
Impotencia ante estos niños con cáncer
Hace tres semanas recibí una llamada de Henri, un amigo del Chad, persona muy competente y  preparada, que trabaja como jefe del laboratorio de uno de los mayores hospitales de Ndjamena, la capital. Es un hombre de gran fe, y toda su familia, empezando por su madre, eran muy activos en la parroquia de Gounou-Gaya. De vez en cuando nos llamamos para ver cómo van las cosas.
Esta vez me llamaba desde aquí pues había venido con un sobrino suyo, Noel Ngalona, de unos 12 años, enfermo. En Ndjamena habían hecho unos exámenes sin detectar muy bien lo que tenia, aunque él había enviado muestras con otra sobrina que estudia medicina en China y allí habían detectado el cáncer. Por si fuera poco, la madre de Noel y hermana de Henri acababa de sufrir un accidente en moto en Ndjamena y tenía una gran herida en la cabeza y la muñeca rota. El había dejado su trabajo y acompañado a Noel para hacer exámenes aquí y ver si se podía hacer alguna terapia.
En cuanto me llamo y pude esa misma tarde fui a verlo al hospital de críos. El chaval parecía sano, pero la procesión iba por dentro. Habían hecho ya análisis y pruebas, todas pagando claro está, para poder hacer la quimioterapia cuanto antes. Le habían dado la receta con los productos que tenía que comprar: suero, agujas, betadine, etc. Aquí las cosas son así cuando vas al hospital te recetan lo que tienes que comprar y debes buscarte la vida si no no hay tratamiento. Las farmacias no están muy cerca y como yo estaba con la moto he ido a buscar los medicamentos. En la primera farmacia había dos productos y en la 2ª el resto excepto el producto de la quimio que debe ser raro y caro, unos 50 E el frasco y había que comprar 5. Allí me han indicado dos farmacias en el centro de la ciudad y allí he ido pero en las dos la respuesta ha sido negativa. Me han dicho de ir a un hospital en la otra punta de la ciudad en donde lo suelen tener.
Esa tarde lloviznaba y era viernes con los atascos por todos los sitios, menos mal que con la moto uno se escabulle y  pasa por cualquier lado. Después de media hora de camino en el hospital me dicen que ese producto se ha agotado y no lo tienen. Y me dicen de pasar en una farmacia un poco alejada de allí. Visto que no había otra he ido a esa última esperanza y allí tampoco tenían el dichoso producto pero me han dicho que había otro que es el genérico del mismo, que hace el mismo efecto y encima cuesta cada frasco solo 10 E. No lo he dudado y me he vuelto medio mojado pero dando gracias a Dios por haberlo encontrado. Al mismo tiempo que iba pensando cómo en una ciudad como esta un producto así era casi imposible el encontrarlo y qué acrobacias deben hacer los familiares de los enfermos que encima de saber que es cáncer, de saber que es un producto carísimo deben recorrer toda la ciudad antes de poder encontrarlo y si lo encuentran.
El primer tratamiento que tuvo le sentó muy mal y el pobre crio se paso la noche con vómitos y diarrea sin parar. Cuando fui a verlo estaba agotado. En la misma habitación había otros tres críos más: Fran, un joven como él que ya ha hecho varias quimios y que venía para otra sesión, Blanche, una chiquilla también de unos diez años que venía de Douala, una ciudad a 230 km de aquí y llevaba allí desde mitad de noviembre. Todavía no le habían hecho la quimio pues los análisis daban que tenia anemia y varias veces le habían hecho la transfusión de sangre, que claro está había que pagar. Y por ultimo estaba una Ange, una chiquilla de unos dos años en espera de tratamiento, resulta que su madre es de un barrio cercano al nuestro y conocía a varios compañeros.  Como era domingo les llevé unos buñuelos y una especie de nubes de azúcar y caramelo que encontré que vendían a los críos. Blanche cuando lo vio dijo a su madre si era pollo, pues tenía ganas de comer un buen muslo de pollo.
A los dos días volví a verlos un rato y esta vez había comprado unos muslos de pollo frito con patatas y se olvidaron por un rato del dolor y de la enfermedad.
Volvieron a hacer una segunda quimio que le afecto menos y después de más de dos semanas y pico lo mandaron a casa para que descansara una semana antes de volver de nuevo.
El domingo Henri me dijo que habían ingresado de nuevo a Noel y que él no podía venir pues estaba trabajando y era un hermano mayor que estudia aquí que se ocuparía de él. Ayer fui a verlo y allí estaba de nuevo retorciéndose de dolores pues le acababan de hacer una quimio el día anterior y había tenido vómitos y diarrea toda la noche. Su hermano lo acompañaba y hacia de madre, padre y hermano. Me puse a hablar con las otras madres y vi que Blanche estaba con la barriga mas hinchada y con bastantes dolores. Todavía no le habían hecho nada pues seguía con anemia aunque le habían recetado los productos que debía comprar para su quimio. La madre había comprado casi todo aunque el producto que a ella le habían recetado, que tampoco lo encontraba por ninguna farmacia, costaba un frasco 460 E, una cifra astronómica allí en España y aquí todavía más, y debía comprar 5 frascos. Una enfermera le dijo que un señor que acababa de estar en el hospital había comprado ese producto pero no podían aplicarlo a su hijo y parece que este señor vendía el frasco a 155 E. Le dije a la madre qué iba a hacer y me dijo que se había movido y encontrado algo de dinero con familiares, aunque no todo. Yo le di lo que llevaba encima pues uno se queda de piedra delante estas situaciones.
Mañana volveré a verlos y llevaré unos muslos de pollo para que olviden la enfermedad y retomen fuerza. Y ahí seguimos confiándolos a nuestra oración que es lo único que podemos hacer.
Miércoles 19 de noviembre 2014
De nuevo con los niños con cáncer
El otro día me llamo la madre de Blanche diciéndome que su hija necesitaba de nuevo hacer una transfusión de sangre y , sin decírmelo, me informaba para ver si podíamos dar sangre. El sábado fui con dos de casa para dar sangre. Carlo era uno de ellos y como tiene más de 65 años no le dejaron darla. Tuvimos que comprar la bolsa en donde iban a meter la sangre y también un botico de leche condensada que piden para que tome el que ha dado la sangre. Esto lo debe pagar la persona que pide. Blanche se retorcía de dolores y se le veía muy cansada pues le habían hecho una sesión de quimio. Antes de marcharnos le dije que nos dijera algo y lo que dijo nos dejo de piedra pues nos dijo: “rezad por mi”. Y sin duda que lo estamos haciendo con confianza en la medicina y en el Señor, aun sabiendo que la vida es un misterio.
El lunes le llamé y me dijo que de nuevo tenían que hacerle otra transfusión. Esta vez fui con tres voluntarios de casa y el proceso fue el mismo. Blanche estaba un poco mejor pero flojilla. Yo pensaba en ella y en su madre que desde hace dos meses esta día y noche con ella, luchando y buscando, pues los gastos son enormes. Me pregunto como hace, y por eso mismo es de admirar.
Ange, la pequeña de dos años, se le veía muy bien después de su sesión de quimio. Su madre vino con el resultado de los análisis hechos hace un mes y no eran muy esperanzadores. Una leucemia muy fuerte. Quizás los medicamentos están haciendo su efecto. Eso es lo que todos esperamos.
Como veis también aquí la vida es una lucha y ante estas enfermedades uno siente la impotencia y solo tenemos muchas preguntas y muchos porqués que todos nos hacemos. Pero lo único que podemos hacer además de luchar y compartir es el pedir por ellos como nos dijo Blanche el sábado pasado.




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