jueves, 29 de octubre de 2020

ECOS DE LA SABANA nº 112


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Jueves 29 octubre 2020 
Víctimas inocentes que no son noticia 

Muchos recordamos hace unos años cuando se produjo un atentado terrorista en París en la sede de un periódico satírico llamado “Charly Hebdo”. Hubo 12 víctimas y al día siguiente se produjo una reacción en contra del terrorismo, no solo en Francia sino en el mundo entero con una manifestación monstruo en contra de esos que siembran el miedo y el terror, y que solo quieren imponer un pensamiento único. Todo el mundo caminaba diciendo “JE SUIS CHARLY = YO SOY CHARLY”. Recuerdo que hubo incluso presidentes y ministros africanos que se desplazaron hasta París para participar en esa manifestación como signo de apoyo y solidaridad. Esto me parece muy bien y muestra la solidaridad de los pueblos y la unión para combatir toda clase de extremismos y terrorismos. Pero a veces me da la impresión que depende en donde uno haya nacido o muera para que esa noticia sea verdaderamente noticia y para que se le dé al hombre-mujer un valor o una importancia y una celebración con bombo y platillo o por el contrario sin que casi nada se entere. No quiero ser radical ni extremista, pero es como si los hombres no tuvieran un mismo valor o dependieran del lugar en el que viven.

Digo esto por todo lo que he vivido en Camerún en estos últimos años y que desgraciadamente allí siguen viviendo y que no es noticia ni casi importa a nadie, empezando por los que allí gobiernan el país y terminando por nuestros países de occidente.

Ya he escrito otras veces sobre el conflicto que se vive en Camerún entre la parte anglófona que se opone al sistema que se les quiere imponer por un grupo de francófonos que no reconocen las especificidades del sistema anglosajón. Estos se sienten marginados y discriminados por esa gran mayoría. Conflicto que, en realidad, tiene su origen debido a la colonización europea de comienzos del siglo XX. Pero este conflicto volvió a la luz de modo violento a finales del 2016 y ha causado muchísimas víctimas inocentes y el desplazamiento de cientos de miles de personas de esa zona hacia otros lugares más seguros. De ello hablaba en los ecos nº 74, en noviembre de 2018 en donde escribía sobre el origen de este conflicto armado y los problemas que estaba ocasionando. En junio del 2019 escribía en los ecos nº 80 sobre el incendio de la mayor refinería de petróleo de Camerún, situada en esa zona anglófona y que se atribuía a los separatistas. En Octubre del 2019 en los ecos nº 86 escribía sobre una gran conferencia que organizó el gobierno para buscar soluciones a este conflicto, llamada gran debate nacional. Desgraciadamente se organizó de prisa y mal y no sirvió para nada o casi nada. Hace unos meses, en el mes de febrero de este año, en los ecos nº 94 escribía sobre una masacre que se produjo en esa zona anglófona, precisamente en Ngarbuh. Esta vez fue un error de los militares que querían destruir un escondite de armas de los separatistas pero que ocasionó unas 34 víctimas, de las cuales 14 niños (aunque hasta hoy en día se ignora la cifra exacta). Y desgraciadamente hoy otros lugares en donde en estos 2 últimos años ha habido masacres y muerte de muchos inocentes: MUYUKA, MENKA, PINYING, MUNTENGUENE… Ya veis que nadie ha organizado manifestaciones en Camerún ni en el extranjero para decir “YO SOY NGARBUH” o “YO SOY…” uno de estos lugares que he citado, a pesar del gran número de víctimas y de inocentes que han ocasionado. Parece como si los pobres no fueran noticia ni motivo de protesta ni de solidaridad.

El sábado, 24 de octubre, muchos pendientes del clásico Barça-Real Madrid, salió a la luz la noticia que un grupo de personas armadas hicieron irrupción hacia las 11 de la mañana en la escuela «Mother Francisca International  Bilingual Academy», situada en el barrio Fiango de la ciudad de KUMBA, en esa región anglófona de Camerún. Estos insensatos llegaron en motos y se pusieron a abrir fuego con frialdad sobre los alumnos que se encontraban en clase. Os podéis imaginar el resto.

El ministro de la comunicación de Camerún hablaba el domingo, en un comunicado oficial del gobierno, de 6 alumnos fallecidos, entre 9 y 12 años,  y de 13 heridos, de los cuales 7 muy graves. Otras fuentes hablan de 8 fallecidos. Un amigo, que está de profesor de universidad en esa zona, me decía que son al menos 12 los fallecidos y os aseguro que, por haber vivido allí unos años, nunca conoceremos el verdadero número de fallecidos ni cómo se ha acompañado y ayudado a los heridos y a todas estas familias afectadas por esta violencia inusual. Esto allí es algo muy normal, el esconder las cifras y el camuflar la verdad.

En su comunicado, el ministro hablaba de la gran indignación que sentían por este acto odioso realizado sobre inocentes. El presidente no dijo nada hasta el lunes 26 por la tarde, dos días después, en donde se hizo público un comunicado suyo en el que mostraba su consternación por lo ocurrido, daba el pésame a las familias que habían perdido a sus hijos y daba muestras de apoyo a las familias de los heridos. Claro está él no se desplazó ni salió en la televisión, es algo a lo que allí están acostumbrados pues lo viene haciéndolo desde hace años: ni una declaración, ni un desplazamiento al lugar de los sucesos para acompañar a las familias afectadas, todavía menos convocar una manifestación nacional rechazando la violencia y en apoyo a las víctimas; y ni tan siquiera el difundir esta noticia a todos los países para informar y crear conciencia. Y eso ante matanzas, accidentes gravísimos con muchos muertos, desgracias naturales…  

Al día siguiente el ministro de la salud hizo otro comunicado en el que decía que se iba a dar asistencia médica gratuita a los afectados y apoyo psicológico a las familias de las víctimas. Pero eso mismo se dijo en el accidente de tren en el 2016 cuando falleció Carlo, el compañero, y nunca vimos a nadie ni hubo apoyos de ningún tipo en esos días.

Después de las atrocidades cometidas allí en Kumba muchos están condenando a los autores de esta barbaridad indecible. En realidad no se sabe quiénes hayan sido. Pero casi nadie recuerda o se da cuenta que es también culpa del gobierno que al principio no quiso negociar pacíficamente y que en última instancia falla en su deber de proteger a los ciudadanos cameruneses. Es cierto que el mismo sábado por la tarde muchos amigos de Camerún publicaron en sus wasahp fotos con la frase “JE SUIS KUMBA = YO SOY KUMBA”, supuestamente en apoyo a las familias directamente afectadas por esta tragedia. En realidad para nada sirve esto y casi podemos decir que forma parte de las estrategias desarrolladas para mantener a la gente lejos de cualquier verdadera iniciativa de indignación como la de protestar contra el gobierno por su mala gestión de la crisis y su incapacidad para proteger a sus ciudadanos.



Me gustó mucho lo reflexión que un amigo mío hacia y que quiero compartir con vosotros:
“¡YO NO SOY KUMBA! No. Me niego a ser una canción popular y desastrosa que se repite sin cesar cambiando solo de tema.
No. Me niego a cantar este estribillo, porque al final podría adormecerme, darme la impresión de que he contribuido para poder acabar con este salvajismo indecible.
No. Me niego a ser Kumba, porque es la misma canción macabra que precedió a Ngarbuh y a la mujer fusilada con su hijo en sus espaldas, Florence Ayafor... es como si nadie, en ningún sitio del mundo, fuese impactado por la repetición y la escalada de estas barbaridades.
No. Me niego a seguir este lema porque son mejores las acciones mientras uno vive que a título póstumo.
No. Yo no soy Kumba. Yo soy Gildas Douanla un cobarde, como tú también, que mira este país que se hunde y se contenta con escribir y repetir consignas en las redes sociales.
¿Cuántos de los que repiten hoy esta consigna serán mañana el objeto de otra canción con la misma melodía fúnebre?
Entonces, ¿estamos aquí para agarrarnos de la mano mientras cantamos en este camino que conduce directamente al abismo sin pensar en cambiar de rumbo?
Hay que hacer algo. Algo que no sea "Yo soy Kumba".

viernes, 23 de octubre de 2020

ECOS DE LA SABANA, FOTOS Y VIDEOS, nº 111

 


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Domingo 18 octubre 2020

DOMUND Domingo de la Misión y Dia de Donación

Creo que para todos es bien conocido el día del DOMUND: Domingo Mundial de las Misiones; un día en el que la iglesia nos recuerda la importancia de la misión y del trabajo que hacen los misioneros. De hecho, somos conscientes del gran regalo que Jesús y su evangelio es para nuestro mundo y para todos los hombres, y también sabemos que son muchísimas las personas que desgraciadamente ignoran todo esto. Así que la Misión sigue siendo muy actual y algo que nuestro mundo necesita.

Es cierto que este año para mi todo es nuevo por llevar unos cuantos fuera en Chad y Camerún y también porque, como todos dicen, se está viviendo de manera muy distinta a causa de la Covid 19. Normalmente era un tiempo de ir a muchos sitios: diócesis, parroquias, escuelas e institutos para dar a conocer lo que es el domund y para dar un testimonio de nuestra experiencia misionera; pero este pequeño virus nos ha cambiado todo y ha hecho que la mayoría de los encuentros se anulen o se hagan de un modo virtual aprovechando de las nuevas tecnologías y de los medios de comunicación. No podemos ir en contra de las medidas que se están tomando pues la situación es muy preocupante pero no podemos olvidar que la misión también lo es.

Os quiero compartir cómo la han celebrado allí en Camerún, en el barrio de Oyom-Abang en donde yo vivía hasta hace poco y sobre todo en la parroquia de Jesus el Buen Pastor. Allí el domund desde hace 4 años coincide casi con el aniversario de un gran accidente de tren, el 21 de octubre de 2016, que provocó muchísimas víctimas, hasta hoy no se sabe el número exacto pues el gobierno sigue escondiendo las cifras y la realidad. Hoy todavía, aún sigue habiendo familias que no han encontrado a sus familiares desaparecidos. Entre esas muchas víctimas estaba nuestro compañero Carlo Girola y debido a lo que vivimos y como recuerdo suyo y de todas las víctimas vio la luz la FOCAGI, Fundación padre Carlo Girola y otras Víctimas del Accidente de Eseka. El objetivo era y es honrar la memoria de las víctimas de ese trágico accidente, hacer acciones en favor de la vida y en defensa de tantas personas que siguen siendo víctimas de tantos accidentes, concientizar sobre los derechos de los hombres… Elegimos como lema: LA VIDA ES UN DON DE DIOS… AVANCEMOS. Esta palabra era precisamente la última palabra que Carlo me escribió en su último sms que él me envió a través  del teléfono cuando por fin el tren de la muerte salió de la estación de Yaundé, con 17 vagones en vez de 9, repleto de gente, muchísimos de ellos de pie al no tener sitio para sentarse, después de haberse peleado para poder subir al tren. Dos horas después del mensaje se produjo el accidente.

Es por eso que desde entonces allí el domund se vive también como recuerdo y conmemoración de esta fecha y de este trágico accidente, intentando hacer algo para que el olvido no devore una segunda vez a todas estas víctimas. 

Este año han querido organizar una conferencia que se pasó ayer sábado 17, víspera del domund, sobre el tema: “la dignidad de la vida humana”. Fue Bernard, un gran amigo de Carlo, vecino del barrio, parroquiano y gran profesor de universidad que la animó y parece que la participación fue buena, como veréis por las fotos que he colgado. Es cierto que allí en nuestro barrio nunca ha habido grandes multitudes en las conferencias, a pesar de la animación que se hace. Y hoy domingo del Domund lo han querido celebrar además de con una buena animación y testimonios misioneros en cada misa, organizando una donación de sangre, la 2ª, pues la covid 19 nos impidió hacerla a finales de abril como estaba organizada. Me ha parecido muy bonito el hacer coincidir estos dos acontecimientos. En la animación que hicieron y en los carteles que pusieron habían escrito: “PORQUE LA VIDA ES UN DON DE DIOS, YO DOY SANGRE, YO SALVO VIDAS”. El año pasado os contaba como esta era la 1ª vez que se organizaba una donación de sangre en el barrio pues allí no hay cultura de ser donante de sangre. Cuando una persona necesita sangre deben buscar a familiares que lo hacen para ayudar al familiar necesitado, pero sino es algo muy raro. El año pasado fueron 30 personas que dieron unos 15 litros de sangre y según me han dicho este año han superado los 40, dando mas de 20 litros de sangre. Un éxito pues parece que poco a poco este gesto se va entendiendo, extendiendo y haciendo mas fuerte.

El Domund nos recuerda que Jesús y su palabra son vida y dan vida a los que aceptan recibirlos, y este sencillo gesto de donación de sangre ha ayudado a comprender que cada uno de nosotros podemos dar vida a través de este sencillo gesto de dar la sangre.

Avancemos, como padre Carlo nos decía, demos sangre, hagamos pequeños gestos que generan vida como Jesús lo hizo.

sábado, 17 de octubre de 2020

ENTREVISTA CON ANGEL EXPOSITO SOBRE EL DOMUND


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QUE ME HA HECHO ANGEL EXPOSITO SOBRE EL DOMUND 


 

ECOS DE LA SABANA nº 110

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¿Por qué la catástrofe anunciada para África al comienzo de la pandemia Covid-19 no se ha producido?

Muchos recordaremos cómo al principio de la pandemia hubo analistas de Occidente que hicieron siniestras previsiones de la hecatombe que produciría el Covid-19 en África. La realidad es que África del norte y Sudáfrica ha tenido bastantes casos y muertes mientras que la mayoría de países del África negra han sufrido pocos casos y pocas víctimas. Quiero compartir con vosotros una lectura que hacia estos días de un artículo publicado en Camerún sobre este tema y que me ha gustado. 

“Al principio de la pandemia hubo analistas de grandes gobiernos de Europa, en especial de Francia que auguraban una catástrofe en los países africanos a causa del Covid. En realidad parece que han sido pájaros de malos augurios pues nada se ha pasado como estaba previsto. La realidad es que en África negra la tasa de mortalidad por la pandemia es más de 100 veces menor que en Europa. 
La mayoría de la gente no ha visto ningún muerto de corona y los que han fallecido lo han hecho en su mayoría por las enfermedades que aquí tenemos: malaria y otras enfermedades tropicales, con la misma frecuencia y proporción que antes. 
Los políticos, responsables de la salud, de la cooperación, de las ongs… han comenzado diciendo que las cifras publicadas por los países africanos eran falsas. Se han escondido o cambiado las cifras y la realidad de lo que ocurre para no crear pánico que podría ser perjudicial y que mostraría la precariedad del sistema de salud de estos países. 
Otros decían que las cifras no son fiables pues en realidad no hay estadísticas bien hechas de los que nacen y de los que mueren, sobre todo en los pueblos. Claramente todo esto es fruto de prejuicios que vienen de lejos. La realidad es que la enfermedad se ha producido sobre todo en las grandes ciudades y en la zona rural ha habido pocos casos. 
Otros decían que la mayoría de los casos no han sido detectados por no haber realizado muchos test. Pero estos continúan con el argumento de la insuficiencia de medios técnicos en estos países. 
La realidad es que todo esto es un misterio y los científicos proponen otras explicaciones distintas después de haber caminado en la incertidumbre como los científicos del mundo entero. Lo primero que dicen es que la juventud de la población africana es una de las razones de la excepción. El corona mata sobre todo a las personas mayores y como en África la mayoría de la población es joven, el virus no les hace nada o casi nada. En segundo lugar la densidad de población es mucho menor y eso limita la propagación del virus. Además la movilidad de la población allí es mucho menor, y en realidad la mayoría de los casos se han producido en las grandes ciudades. Otros hablan de una hipótesis curiosa llamada “la inmunidad cruzada”, debido a la gran exposición de los africanos a muchas enfermedades. Parece que cuando varios virus están en competición, unos pueden bloquear el desarrollo de otros, y así estamos “blindados” gracias a nuestro modo de vivir y nuestras enfermedades. 
Hay por último, una explicación a la sorprendente resistencia africana al covid-19 y ésta seria de naturaleza religiosa. Para algunos creyentes es Dios quien está detrás de todo esto. El habría enviado el corona para arreglar cuentas con los arrogantes de este mundo. Está claro que esta explicación vale lo que vale pero pone delante de la luz una gran verdad que la sabiduría popular conoce bien: si un pequeño virus invisible puede decimar la población de los países llamados desarrollados, en donde existe todo lo que uno puede soñar materialmente, estos paraísos democráticos de los que se alardea sobre la esperanza de vida gracias a una protección sanitaria ideal. .. pero entonces la riqueza material de Occidente no solucionará nunca todos sus eventuales problemas. Por consiguiente hay que decir que pobreza no es equivalente a enfermedad. Y podemos incluso imaginar que después de haber comprendido esto, los occidentales se lamentarán de no ser pobres africanos para así estar protegidos del corona. 
Esto no debería consolarnos, el hecho de ser países pobres, pero si la pobreza se vuelve una virtud, aunque solo sea sanitaria, es así una pequeña venganza de la historia”. 


Oración del DOMUND 2020
Señor, me da miedo lo desconocido,
me veo insignificante y débil,
pero me fío de Ti,
que me amas y has querido contar conmigo
para llegar al corazón de otros.
Aquí estoy, envíame.

Tú me muestras la Iglesia entera,
mucho más allá de lo que alcanzo a ver.
Señor, quiero ayudar a que tu Evangelio
siga sanando la dignidad herida
de tantas personas en el mundo.
Aquí estoy, envíame.

Tú puedes hacer de mí un cristal
que te transparente ante quienes no te conocen,
ante quienes sufren la injusticia,
el dolor, la enfermedad, la pobreza,
el hambre de pan, el hambre de Vida.
Aquí estoy, envíame. Amén.

domingo, 11 de octubre de 2020

ENTREVISTA MIA EN RADIO MARIA SOBRE MI EXPERIENCIA EN CHAD Y CAMERUN Y DE GILDAS SOBRE LA SITUACION DE LOS JOVENES EN CAMERUN

 


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domingo, 4 de octubre de 2020

VIDEO MESA REDONDA MES DE OCTUBRE MISIONERO 2020


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ECOS DE LA SABANA Nº 109

 

        MUCHOS AQUÍ ESTOY SEÑOR, ENVÍAME” EN MIS 25 AÑOS DE PRESENCIA 

            EN AFRICA QUE SON TAMBIEN 25 AÑOS DE ORDENACION. 

Son muchas las veces que he dicho en mi vida “aquí estoy Señor, envíame”. Quizás una de las más significativas y que recordaré siempre fue el 1ero de septiembre 1989, fecha de mi 1ª salida misionera y de mi 1ª llegada a Yaundé, capital de Camerún, para hacer los estudios de teología. De siempre había sentido un deseo grande de ir a África y aunque entonces no era obligatorio, yo pedí a mis superiores el poder proseguir mis estudios en Camerún en vez de hacerlos en Madrid. Cuantos son los recuerdos de esos años en los cuales he aprendido a mirar este continente con otros ojos y con una mirada libre de tantos prejuicios que uno lleva consigo mismo y que le impiden ver la realidad tal y como ella es. Mirando atrás me doy cuenta que fue un periodo para aprender, descubrir, apreciar y meterme de lleno en esta nueva realidad que me rodeaba. Formábamos una pequeña comunidad de 10 personas provenientes de 3 continentes y de 4 países distintos.

La 1ª impresión que tuve y que me sigue acompañando hasta hoy en día es la de descubrir que no es fácil el ser diferente. Tú eres el blanco en medio de todos los negros y a cualquier sitio a dónde vas no pasas desapercibido aunque lo intentes. Es sin duda lo mismo que sienten en su piel los millones de inmigrantes que llegan a nuestro país y que son distintos de nosotros. Mirando desde aquí creo que eso me ayudó a relativizar lo mío o lo nuestro, que siempre nos parece lo mejor, a descentrarme y a saber apreciar y valorizar las culturas, costumbres, idiomas que aquí encontré. Al mismo tiempo que me ayudó a vivir, desde el tiempo de mi formación, la pasión por la misión. Al terminar estos 4 años de formación y estudio, que se pasaron rápido, viendo que yo era joven y comprendiendo que en la mayoría de las culturas africanas un joven no es muy considerado en la sociedad ni puede tomar la palabra ante los mayores, pedí a mis superiores el poder hacer una experiencia en misión como diácono antes de ser ordenado sacerdote para crecer y madurar un poco más. Es así como mis superiores decidieron enviarme a Gunu-Gaya en Chad. Hay que decir que al comienzo la cosa no fue fácil: vivir en uno de los países más pobres del mundo, con una cultura totalmente distinta a la nuestra y con un idioma muy difícil de aprender, el musey. Curiosamente es como si uno se volviera un niño que no sabe ni puede decir nada, solo sonreír y poco más. Poco a poco, con el pasar de los meses, se produce el milagro de comenzar a comprender y de lograr comunicar con los otros en su idioma, y como os imaginareis son momentos de gran alegría y satisfacción personal. Os aseguro que sin ese esfuerzo de aprender el idioma local difícilmente uno logra integrarse y luego trabajar. Estoy convencido que el idioma es el que nos abre las puertas para comprender y lograr entrar en esa nueva cultura.

¡Cuántas han sido las cosas que he aprendido y que he recibido en esos años! Una de las más importantes fue la de descubrir y aprender a amar la Palabra de Dios. Los misioneros que me precedieron habían instaurado un método de catequesis llamado “método oral de la transmisión de la Palabra de Dios” que valorizaba la cultura local. Una cultura en donde no existían los libros ni los escritos y todo se transmitía oralmente. Es por eso que la Palabra de Dios también se contaba cómo se cuentan los cuentos, las historias y las tradiciones bajo el resplandor de la luna. Así también ésta se aprendía de memoria. Cuantas horas he pasado sentado bajo los árboles escuchando, repitiendo y aprendiendo, casi sin darme cuenta, el evangelio en musey. Es cierto, que tuve la gran suerte de estar acompañado, guiado y acompañado por un compañero javeriano, que fue mi maestro de iniciación. Con él comenzamos la aventura de ir a los pueblos y de permanecer allí de miércoles a domingo. No solo para hacer las reuniones y encuentros de formación sino para pasar el tiempo con ellos, para permanecer en medio de ellos, poder ir a sus casas, visitarlos y en cierto modo, echar raíces en medio de ellos.

El 25 de agosto 1995 es otra fecha inolvidable, en la que de nuevo dije: “aquí estoy Señor, envíame”. Esta fue fecha en la que fui ordenado sacerdote en mi pueblo por la imposición de manos de Mgr José María Conget, un gran navarro con un gran espíritu misionero, obispo de Jaca. Puedo decir que todo mi pueblo, Milagro, se volcó para que todo se pasara bien, y me sentí con una inmensa alegría rodeado por mi familia, compañeros de comunidad, amigos y vecinos. Fue el momento de volver a decir si al Señor, a la vida misionera y al espíritu de servicio. Esta fecha fue una fecha esperada y deseada por toda mi familia pues al día siguiente, mientras celebraba mi 1ª misa tuve la suerte y la gracia de bendecir los matrimonios de mi hermano Carlos con Isabel su mujer, y de mi hermana Feli con José Félix su marido. Os podéis imaginar la alegría desbordante de toda la familia y de cada uno de nosotros.

Unas semanas más tarde regresé de nuevo a Chad para continuar con mi misión. En las primeras misas que celebré en las parroquias de Berem, Kumu y Pont Carol, en donde trabajaba, los cristianos me ofrecieron una “kawira”, una azada, diciendo: “aquí tienes esta azada que el Señor te ha dado a través del sacerdocio, ya puedes trabajar con fuerza para que el campo del Señor produzca frutos”. Cuantas han sido las reuniones hechas, las amistades creadas, los gestos de atención y de amor recibidos… claro está que no todo fue fácil, el adaptarme a comer el sorgo en cada comida, el soportar las malarias frecuentes, las incomodidades… pero curiosamente uno conserva los buenos recuerdos y son estos los que nos acompañan en nuestro caminar.

En 2003 mis superiores me pidieron regresar a España para un servicio de animación misionera de la iglesia española. Como os imaginareis no fue fácil dejar Chad y lo que allí hacía, pero era un modo de seguir poniendo mi vida en manos del Señor, seguir haciéndole confianza y decir de nuevo “aquí estoy Señor, envíame”. Fui destinado a nuestra comunidad de Murcia y os aseguro que desde el 1er momento me encontré muy a gusto. Fueron 6 años de gracia y de una experiencia muy bonita, de muchísimas personas encontradas y de muchas amistades hechas. Estaba a gusto pero, buscando el ser consecuente con mi opción misionera, pedí a los superiores el poder regresar a África y es así como me destinaron de nuevo. Pero a partir de ahí, como compromiso de hacer partícipes a tantas personas conocidas de mi misión comencé un blog en el que escribía experiencias y vivencias vividas llamado https://ecosdelasabana.blogspot.com en el que sigo escribiendo cosas hasta ahora.

Es así como a mitad de septiembre del 2009 llegaba de nuevo a Chad, de nuevo a Gunu Gaya, pero esta vez para trabajar en otras parroquias distintas; Gaya y Domo. Cuantos kilómetros en bicicleta y no precisamente mountain bike, por caminos de arena y durante algunos meses inundados con el agua hasta las rodillas; a veces sobre la piragua para poder visitar unas comunidades que estaban al otro lado del lago. Después de 3 años y medio, cuando comenzaba a conocer la realidad y a la gente, mis superiores me pidieron volver à Yaundé.  Os aseguro que esta vez me costó mucho aceptar la propuesta y decir “aquí estoy Señor, envíame”. Fue a causa de la insistencia que acepté pero no fue fácil dejar el Chad para ir a Yaundé. Dejar la sabana del Chad para ir al bosque ecuatorial del sur de Camerún; dejar el trabajo en los pueblos para ir a una parroquia de ciudad y dar una mano en la formación de los jóvenes misioneros. Un gran desafío a afrontar. Fue a primeros de enero 2013 que llegué a Yaundé, ciudad que había dejado casi 20 años atrás. Puedo decir que he intentado hacerlo lo mejor posible, claro está con mis cualidades y con mis límites, implicándome totalmente y poniéndome al servicio de esta nueva tarea que me habían confiado; la de acompañar a jóvenes javerianos en su camino de formación. Puedo decir que ha sido una bendición el hecho que nuestra comunidad se encuentre inserta en medio de un barrio periférico, sencillo y con muchas carencias de todo tipo. Eso me ha permitido el poder vivir cercano a la gente y compartir  sus preocupaciones, sus alegrías, sus penas y sus esperanzas. Allí he sido el responsable de acompañar una comunidad de jóvenes javerianos de 8 nacionalidades que estudiaban teología y se formaban para un futuro servicio a la misión en los 4 rincones del mundo. Como os imagináis una tarea nada fácil pero también muy bonita.

Y desde hace un mes aquí me encuentro en España, sin haberlo pedido, pero respondiendo a una llamada que los superiores me hicieron para regresar y echar una mano a nuestra comunidad de Murcia en el trabajo de la animación misionera. Esta vez me costó de nuevo mucho el decir  aquí estoy Señor, envíame” y fue un acto de fe y de confianza al Señor. Pero puedo decir que lo hago confiado y sabiendo que es él quien guía nuestros pasos cada día.

Mirando atrás me parece que fue ayer, pero en cambio son ya 25 años los que he estado por el continente africano y también hace poco han sido ya 25 años de mi ordenación sacerdotal. Cuantas experiencias vividas, cuantas aventuras y sorpresas encontradas, cuantas alegrías compartidas, al mismo tiempo cuantas pruebas pasadas, cuantos “aquí estoy Señor, envíame”, pero sigo dando gracias al Señor por su presencia continua a mi lado. Sigo poniendo mi vida entre sus manos dejándome conducir por él. Y quiero terminar con estas palabras de Jesús que me acompañan desde el comienzo de mi vocación: “Bendito seas Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla; si Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bienMt 11,25-26.

 





 

                                            ORACIÓN DEL DOMUND 2020

                                            Señor, me da miedo lo desconocido,

                                                   me veo insignificante y débil,

                                                pero me fío de Ti, que me amas

                                                  y has querido contar conmigo

                                                 para llegar al corazón de otros.

                                                        Aquí estoy, envíame.

                                                Tú me muestras la Iglesia entera,

                                            mucho más allá de lo que alcanzo a ver.

                                            Señor, quiero ayudar a que tu Evangelio

                                                siga sanando la dignidad herida

                                                de tantas personas en el mundo.

                                                        Aquí estoy, envíame.

                                                      Tú puedes hacer de mí

                                                  un cristal que te transparente

                                                    ante quienes no te conocen,

                                                 ante quienes sufren la injusticia,

                                                el dolor, la enfermedad, la pobreza,

                                                el hambre de pan, el hambre de Vida.

                                                    Aquí estoy, envíame. Amén.

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