La sobrecarga de trabajo, el estrés laboral hacen que muchas personas experimenten un agotamiento extremo, un agotamiento mental, emocional, afectivo y físico.La tristeza, la apatía, el cansancio espiritual terminan por dominar la vida de las personas que se ven desbordadas por el ritmo de la vida actual.
Procuremos estar cerca de los que están agotados, de los que están desesperados, sin esperanza, muchas veces escuchando simplemente en silencio porque no podemos ir a decirle a una persona: ‘No, la vida no es así. Escúchame, yo te doy la receta’. No hay receta.
Y además, no olvidemos que, junto al imprescindible acompañamiento psicológico, útil y eficaz, las palabras de Jesús también les ayudan. Me viene a la mente y al corazón: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso’.
Recemos para que las personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida.
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