Jueves 2 de Abril 2020
Misioneros
con casta hasta el final.
Es curioso pero este virus invisible ha
quitado de nuestros ojos, de nuestra atención y de los titulares de nuestras
noticias tantas situaciones de sufrimiento que nuestro mundo vive. En estos días
yo pensaba en los miles de
refugiados que hace unas 2 o 3 semanas eran noticia y estaban en la frontera
turca con Grecia deseándose de escaparse de Turquía. La mayoría venían del infierno de la guerra de
Siria e intentaban entrar en Grecia soñando con el paraíso. Todos sabemos que la
frontera se cerró pues se anunciaba peligro de invasión y de desestabilización.
¿Qué será de todas estas personas? Familias enteras que se han ido con lo
puesto. Y ¿qué será de los miles de inmigrantes africanos y asiáticos bloqueados
en Libia y en Marruecos? Es curioso como este enemigo invisible ha callado y
escondido a todas estas personas que la vida ya las había dejado en la cuneta.
Quizás
esto nos sirva para darnos cuenta de lo dura que debe ser la vida de los que
viven en situaciones de crisis continua por violencia, guerra, terrorismo,
hambre, crisis política, inseguridad… y desgraciadamente son muchos los
millones de personas que sufren eso actualmente y muchos desde que nacieron
Parece
mentira cómo ha cambiado todo en unas semanas. La invasión que temíamos de
millones de Sirios que huyen de la guerra y de la violencia no ha llegado, pero
si hemos sido invadidos de un modo escondido y discreto a través del virus invisible
que nadie ve y que todos podemos llevar y expandir a nuestro alrededor. La
grandeza de occidente y de nuestros países de bienestar se ha visto desmoronada
por un virus invisible al ojo humano, y de creernos dioses nos vemos como
simples criaturas.
Nos
hemos acostumbrado a ver películas de todo tipo, muchas de violencia,
apocalípticas… y ahora viendo las noticias nos preguntamos si es ficción o es
la dura realidad. Pero este virus nos ha hecho volver a nuestra realidad y a la
realidad de nuestro mundo.
Disculpar
por esta parrafada pero hoy escribo estos ecos porque quiero presentaros
nuestros compañeros misioneros que han fallecido en estas semanas en Parma,
Italia, a causa del dichoso virus. Como veréis lo habían dado todo por la
misión, habían vivido en situaciones difíciles de pobreza, guerra, enfermedades,
sufrimiento, carencias de todo tipo… y este virus invisible se los ha llevado
uno tras otro. Hoy en estos ecos quiero hacer un homenaje a estos compañeros y
dar las gracias al Señor por todo lo que él ha hecho a través de ellos.
- Pierino
Zoni. De
él os hablé en los ecos pasados como el servidor fiel y leal. Fue el 1º que falleció
el 29 de febrero. Entonces no se pensaba que fuera este virus. 85 años vividos
a tope por Dios y por los demás, de los cuales 36 en África: 9 en Burundi y 27
en Camerún.
- Corrado Stradiotto le siguió el 7 de marzo. Con 86 años, unos cuantos vividos en Indonesia y otros muchos en servicios que la congregación le pidió en Italia sobre todo como ecónomo y gestor.
- Enrico di
Nicolo,
falleció el 11 de marzo y a partir de él los demás fallecieron casi uno al día.
Con 81 años y paso su vida en Italia sobre todo dedicado a la enseñanza.
- Vittorio Ferrari con 88 años paso 14 años en Japón y el resto en
distintos servicios en Italia.
- Giuseppe Rizzi con 77 años de los cuales 42 pasados en África,
4 en Burundi y 38 en Congo/Zaire.
- Guglielmo Saderi con 88 años y muchos pasados también en
Congo/Zaire.
- Pilade Giuseppe Rossini con 84 años y más de 30 pasados en
Sierra Leona, en medio de la guerra y afrontando varias epidemias entre otra la
famosa del Ebola.
- Giuseppe Scintu con 85 años y la gran mayoría pasados en
Congo/Zaire construyendo iglesias, centros de salud y escuelas ya que era
hermano y albañil de profesión.
- Luigi Masseroni con 90 años y unos 20 pasados en Brasil, y con
el que viví el año del noviciado en Ancona. Un hombre bueno y con un corazón
inmenso.
- Stefano Coronose con 88 años y la mayoría vividos en Indonesia,
enamorado de los scouts.
- Gerardo Caglioni con 74 años, pasó primero 3 años en México y
luego 13 en Sierra Leona. Autor de varios libros sobre la cultura y la realidad
de este país.
- Piergiorgio Bettati con 84 años y una decena vividos en Congo/Zaire,
el resto los pasó como profesor y bibliotecario en Parma.
- Lucio Gregato con 79 años y toda su vida en África; 13 años
en Burundi hasta que fue expulsado y luego 37 en Congo/Zaire. Llevaba solo unos
meses en Parma a donde había ido para curar algunos achaques y estaba en espera
de regresar al Congo.
- Angelo Costalonga con 88 años y 15 de ellos vividos en
Congo/Zaire, además de ser el autor de la mayoría de las fotos que publicamos en
nuestra revista, postales y posters de nuestras misiones y ser un estupendo
pintor.
- Nicola Massi con 92 años vividos en Bangladesh, Congo y los
últimos 20 en la zona amazónica de Brasil.
- Piermario Tassi con 90 años de los cuales 35 vividos en
Congo/Zaire en situaciones muy a menudo al límite.
- Francesco
Grasso con
85 años de los cuales 31 pasados en México, 1 en Colombia y 2 en España.
Como veis historias llenas de vida y vidas
vividas con intensidad, muchas veces en medio de dificultades
y pruebas de todo tipo. Creo que es obligación el recordarlos y a través de
ellos dar gracias por tanta generosidad y por tantas vidas entregadas sin hacer
ruido. Otras veces ya he mencionado este proverbio africano: “un árbol que
talan en medio de la selva hace muchísimo ruido cuando se derrumba, pero la
selva que crece lo hace de modo silencioso, sin hacerse notar”. Yo creo que
todos estos compañeros forman parte de estos árboles que crecen en la selva sin
hacer ruido pero que han permitido que la selva sea más hermosa y llena de
vida. Que todos estos compañeros descansen en paz y gocen de la paz que tanto
han llevado a los otros y que tanto se merecen. Y con ellos también pedimos por
todas las victimas que en estas semanas han fallecido. Seguro que muchas de
ellas con historias también que valdría la pena recordar.
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