Miércoles 21 Abril 2010
Vuelta al hogar.
Después de estas 2 semanas pasadas en Camerún para hacer la reunión con los javerianos, hay que volver a nuestra casa ya que son muchos días fuera de nuestro lugar de trabajo. Como os decía el encuentro ha sido un momento fraterno muy bonito y luego he podido reencontrar viejos amigos que hacía ya bastantes años que no saludaba. Esto también nos da fuerza y vigor para volver a nuestro quehacer de cada día.
Una cosa que me ha sorprendido ha sido el ver que la vida en las ciudades de África es un sálvese quien pueda. Viniendo de una zona rural uno se queda casi perdido entre tanto coche, tanto desorden y tantas cosas que ver. Pero mi impresión es que la realidad de la mayoría de las personas es difícil, el trabajo seguro y bien remunerado escasea y mucha gente se dedica a vender cosillas por la calle. De hecho descubres calles enteras llenas de personas que venden de todo, casi se puede decir que la calle es un inmenso e interminable mercadillo. Y yo comentaba con un compañero al ver todos esos vendedores: “Aquí todos venden pero ¿quién compra?”. Ellos dicen que es así como se buscan la vida.
La gente se presenta bien vestida, a la moda de Europa, aunque alguien me comentaba que la mayoría se visten de ropa usada que venden en los mercadillos y que llega de Europa. Pero sus casas y su modo de vivir es mucho de fachada, de hacerse ver. En algunas casas que he visitado me ha parecido que en 10 años no se han molestado en arreglar nada, ni en poner un clavo.
Es el contraste entre el África de la ciudad y la de los poblados. En el pueblo la vida se hace difícil porque ciertos productos de la agricultura no tienen salida y sus precios son muy bajos. Esto hace que cada vez tengan menos poder adquisitivo, pero tienen lo necesario para vivir gracias a lo que cultivan y a algunos animales que suelen tener. Pero en la ciudad como os digo, la vida no es del color de rosas. Es mucha la gente que me ha dicho que tiene algún pariente que ha emigrado a Europa y para ellos sigue siendo un sueño el hecho de ir a Europa y de salir de la pobreza.
Precisamente el otro día vimos una película camerunesa que tenía por título “Paris a tout prix”, que sería algo así como “Paris de cualquier manera o a todo precio”. Y en ella se presentaba la realidad de los que emigran y son engañados primero con el visado, luego con los que deberían hacer de intermediarios y por último las dificultades que ellos viven cuando llegan a Europa. Me gustó porque presenta la realidad cruda y cierta de esta emigración con la que muchos sueñan pero que tantas vidas destruye.
Bueno es hora de dejar la ciudad que tiene sus comodidades, su posibilidad de conectarse a internet y comunicar con los amigos y familia; pero os aseguro que me voy contento pues la vida de la ciudad por el momento no la siento mía. A pesar de los pesares uno es de pueblo y se siente a gusto en él.
Jueves 22 Abril 2010
Al ritmo de aquí.
Ayer tarde cogimos el tren de regreso y habíamos hecho planes de llegar hacia las 6 de la mañana, de coger el autobús y así por la tarde poder hacer las compras para salir mañana viernes. El tren salió a la hora a las 18’10, pero en vez de llegar a las 6’10 ha tenido un ligero retraso, hemos llegado a las 13’10. Por la noche un vagón descarriló (creo que no por la velocidad como imagináis sino por lo que comentaban por el exceso de peso) y allí estuvimos un par de horas hasta que pudieron desengancharlo y retomar el camino. Luego por el camino ha habido varias paradas largas por otros motivos. Al llegar a la estación el megáfono decía que se disculpaban por el retraso y esperaban vernos pronto en el tren. Yo creo que no antes de un par de años, por lo menos.
Durante tanta hora ahí encerrados hemos oído los vecinos cómo arreglaban el país, hablaban de la corrupción, de la mala gestión, también de la derrota del Barça y de lo bien que lo hizo Eto… De verdad que han sido muchos discursos en muchas horas. Y claro el programa ha cambiado, hemos llegado a Garoua a las 18’15, al caer el sol y lo justo para lavarnos, sudar pues hace mucho calor y esperar a mañana. Queremos hacer las compras por la mañana y salir en cuanto podamos hacia el medio día para poder estar en casa por la noche. Este es el plan, esperemos no cambie como el de hoy.
Domingo 25 Abril 2010
Que la mala hierba no crezca, ni la azada hiera a nadie.
Otras veces os he dicho que la vida aquí gira alrededor del campo y de la agricultura. Ahora estamos en los meses de mucho calor y de espera incesante de la lluvia. Ya ha caído algún chaparrón, pero poco abundantes y muy localizados. Para sembrar hace falta que caiga una gran lluvia que refresque la tierra y permita la siembra. Ellos dicen que ahora la tierra está muy caliente y no se equivocan con los 44ºC de estos días al mediodía.
En la tradición durante este mes que precede la lluvia el sacerdote tradicional hacia un rito de bendición de las semillas y de petición a Dios para que alejara los males y permitiera una buena cosecha. Hoy también nosotros habíamos previsto la bendición de las semillas que serán sembradas este año y había una gran muchedumbre con semillas de mijo, maíz, cacahuetes, alubias, sésamo, etc.
Impresiona ver a toda esta gente con sus semillas esperando la bendición y pidiendo a Dios fuerza para el duro trabajo que les espera. Durante la misa después de la homilía hemos salido en procesión a una gran explanada para hacer la bendición. Nosotros hemos readaptado esta bendición tradicional de la que os hablaba, incluso hemos retomado algunas frases literales de la oración que este sacerdote tradicional hacía. Primero he bendecido un gran recipiente de agua que he derramado sobre la tierra sobre los 4 puntos cardinales, y luego he derramado sobre las personas y las semillas que traían, luego uno ha hecho con la azada unos hoyos como se hace en la siembra y una mujer detrás de él ha sembrado un poco de cada cosa. Yo he bendecido esta siembra echando agua sobre lo sembrado y también aspergiendo abundantemente las semillas que todos tenían en sus manos. Después he hecho esta oración que como os decía es una readaptación de la oración tradicional: “Dios Padre Nuestro, Dios de Abraham, de Moisés, de Jesús, Dios de nuestros antepasados. Aquí te presentamos estas semillas que queremos sembrar para que las bendigas. Bendice nuestros campos, y todos nosotros. Envíanos la lluvia abundante para que las semillas broten, crezcan y produzcan fruto. No permitas que la mala hierba crezca demasiado, que la azada hiera a nadie, ni que las plagas destruyan los campos, ni que la desgracia entre en el pueblo, que las serpientes no piquen a nadie en el campo, que las enfermedades, como la bronquitis, la gripe y otras, se pasen de largo. Que la tierra nos ayude a hacer crecer el mijo, que el mijo no se utilice para los funerales, danos fuerza para que podamos trabajar sin desfallecer”.
Os aseguro que es un momento en donde uno se emociona al ver a todas estas personas que confían a Dios el duro trabajo de la estación de lluvias que se anuncia. También al pensar la dureza del trabajo y a veces las dificultades que ellos encuentran durante estos meses hasta conseguir el fruto de la nueva cosecha. Por eso también mi oración ha sido pedir para que el trabajo que se avecina sea no demasiado duro y la tierra pueda dar la esperanza y la comida a todas estas personas que dependen de ella.
Jueves 29 Abril 2010
Aquí a merced del cielo.
El canto y el baile forma parte de la vida de estas personas. Todos los acontecimientos de sus vidas, alegres y tristes, se celebran con cantos y bailes. Es muy bonito el escuchar, sobre todo las noches de luna llena, el canto y el resonar de los tambores de los críos que se reúnen para cantar, bailar y disfrutar un poco de la noche. Sin duda que el ritmo lo llevan en la sangre y no es para sorprendernos ya que cuando las mujeres bailan, muchas de ellas lo hacen con el niño atado en la espalda. Así que desde muy pequeños vibran con ese ritmo que les acompañará el resto de sus vidas.
Ayer tuve el encuentro con los cantores en la parroquia de Domo. Es la primera vez que lo hacía y la respuesta de estos ha sido muy buena pues han venido 25. Como os decía aquí el canto es algo que forma parte de toda celebración y oración pero a veces uno escucha que cantan cualquier cosa en cualquier momento, así que había pensado que era bueno el encontrarlos y comenzar una pequeña formación sobre la importancia del canto en las celebraciones y sobre el sentido de los momentos de la misa y los cantos apropiados. Hemos comenzado a las 9 y eran las 2’30 cuando hemos acabado casi forzando pues algunos seguían con preguntas y comentarios, pero hacía un calor insoportable y había gente que venía desde lejos, más de 16km y claro tenían que regresar a sus casas. Es algo que tenemos que continuar, sobre todo porque la mayoría de los cantores son jóvenes y por eso mismo hay que acompañarlos y no dejarlos solos.
Hoy tenía este mismo encuentro con los cantores de la parroquia de Gunu-Gaya. Durante la noche ha habido truenos y relámpagos y por la mañana a eso de las 5 ha llovido un poco, lo justo para mojar el polvo, traernos un poco de frescura y de reposo en medio del gran calor que nos está haciendo. Como os decía los encuentros suelen empezar a eso de las 9, pero hoy a esa hora no había nadie. Cerca de las 10 han llegado 2 y un poco más tarde otros 2. Hemos esperado casi hasta las 11 y hemos visto que no se podía realizar el encuentro al faltar la mayor parte de los cantores, así que tendré que buscar otro día y esperar que no llueva ese día. Es algo que no depende de nosotros pero que condiciona nuestro trabajo, así que podemos decir que también nosotros estamos a merced del cielo y de la lluvia.
Domingo 2 Mayo 2010
Inesperadas muestras de atención.
Hoy he amanecido en Lew, uno de los 3 lugares de la parroquia de Domo en donde hacemos los encuentros de formación con regularidad y en donde celebramos la misa cada 2 semanas. Aunque querríamos estar más presentes no es fácil por las diversas ocupaciones, pero al menos intentamos la víspera de cada misa estar allí para poder visitar a algunas personas.
Ayer tuve una reunión de formación de catequistas y desde la salida de casa hasta que llegué vine acompañado por un chirimiri suave que me ayudó a venir con la bici. Desde luego que ha sido una bendición de Dios pues estos días atrás desde el punto de la mañana hacía un calor infernal, pero ni ayer, ni hoy al regreso he sufrido demasiado de él. Ayer siguió lloviznando casi toda la mañana y por eso vinieron pocos al encuentro de catequistas que teníamos. Es algo que hay que asumir, aquí vivimos al ritmo de las estaciones y uno ve cómo la gente tiene miedo de la lluvia. Cuando llueve se quedan en sus chozas y siguen durmiendo. Aunque no creías, pero yo también tengo ganas de hacerlo un día…
Después del encuentro, por la tarde, he ido a visitar a André, es el responsable de las comunidades de varios pueblos, ya que me habían dicho que había estado muy mal. Me llamaron el otro día por teléfono diciéndome que casi se muere. De hecho lo he encontrado muy delgado y sin muchas fuerzas, caminaba apoyándose sobre un bastón para ir al baño, y eso que es joven. Me comentaba que sufría de una gran diarrea con sangre. Estuvo en el centro de salud del pueblo y no obtuvo mejoría; luego fue a ver a un tipo que se dice enfermero y que vende medicamentos de origen dudoso y tampoco obtuvo mejoría. Así que se decidieron llevarlo a un hospital, a unos 60 km, en moto y por caminos no muy transitables. Allí estuvo 3 días y parece que le dijeron que tenía fiebres tifoideas. A los 3 días regresó a casa, siempre en moto, pero entre el calor que hacía, el cansancio de la enfermedad y el estado del camino en la moto, llegó a casa muy agotado. Me decían que pensaban que casi se moría esa noche. Hoy lo he visto cansado pero bien. Esperemos que siga mejorando y recuperando sus fuerzas pues las necesitará para cultivar los campos. Hemos rezado un rato y le he llevado la comunión para que el Señor le dé las fuerzas que tanto necesita. Sin darnos cuenta la noche ha llegado y en el camino de regreso a casa uno de los catequistas que me había acompañado me ha invitado a cenar a su casa, en donde hemos pasado un buen rato.
Esta mañana temprano algunas mujeres han venido a barrer el área de oración y una de ellas que fue bautizada el día de Pascua me ha sorprendido con un plato de arroz con una salsa con un poco de carne. No me lo esperaba y por eso mismo me ha sorprendido más. Sin duda que muy a menudo esta gente me sorprende con pequeños gestos de atención, de cariño y de afecto. Es siempre una llamada para no vivir encerrado en mí mismo sino atento hacia los demás.
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