martes, 5 de abril de 2011

Ecos de la sabana (01)

¡Hola!
Ya sabéis, muchos de vosotras/vosotros, que Ángel, de la comunidad de Murcia, ya está en su nuevo destino : el Chad. Ha tenido justo el tiempo de llegar y, desde su nueva/antigua tierra, nos ha enviado la carta que podéis leer. Quizás haya quien la lea con un poco de envidia por el deseo de poder estar con él, otros con la curiosidad de ver cómo van las cosas por ahí, todos, pienso, deseando a Ángel de ser un verdadero (y por supuesto que lo es …) testigo de Jesús.

Hasta pronto,
Gigi

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Gunu-Gaya 22 sept 09

Ecos de la sabana nº 1

Creo que esta es una deuda que me he tomado con muchos de vosotros al marcharme de España y al mismo tiempo un compromiso personal que quiero tener de seguir en contacto con vosotros acercándoos a mi experiencia misionera en Chad, aunque sea a través de un correo de vez en cuando.
Después de los saludos, despedidas y adioses, muchas veces muy emotivos y llenos de sentimiento, ya que uno es de carne y hueso, heme aquí de nuevo, a unos cuantos kilómetros al sureste de Murcia, pero casi en otro mundo con otra realidad totalmente distinta.
Antes de nada, tengo que agradecer las oraciones y algunas velas encendidas de más de uno de vosotros que nos acompañaron en el viaje. Con Fernando, con quien viajaba, decíamos que fue casi un milagro el llegar al destino, a pesar de tantos controles rigurosos, llevando más peso de lo permitido, sin tener que pagar nada y sin sufrir demasiados contratiempos. Así que seguid recordándonos.
Después de los pasillos, idas y venidas por Madrid y Paris, llegamos a Ndjamena y solo bajar del avión uno se sorprende de la calurosa bienvenida que nos brindaron con esos 30ºC a las 9 y media de la noche. En el aeropuerto nos esperaba Antonio, un compañero mejicano que lleva aquí ya 7 años. Alegría de vernos de nuevo y de saber que ya hemos llegado y las actividades retoman su rumbo.
Al día siguiente durante el viaje en coche es tiempo para compartir, preguntar, charlar y dejarme sorprender por la hermosura de la sabana que parece no acabar nunca. Todo está verde ya que según nos cuenta Antonio, las lluvias llegaron con retraso pero han sido muy abundantes.
Me sorprende ver a tanta gente sentando al borde del camino viendo pasar los coches, el día, la vida… o quizás descansando del duro trabajo del campo. La carretera no tiene demasiado tráfico pero en cambio hay bicicletas y peatones por todos los sitios. ¡Este es un pueblo en camino!
Después de 250 Km llegamos a Bongor hacia el mediodía y allí vamos a visitar a 3 javerianos que residen y trabajan en esa zona. Uno de ellos es Jesús, el canario, que llevo varios años sin ver y que encuentro muy bien y en forma. Allí hacemos el avituallamiento y también charlamos durante un buen rato pero no todo lo que querríamos pues debemos ponernos en camino ya que nos queda casi otro tanto.
El paisaje magnífico y el tiempo también, pues ha llovido por la mañana y no hace mucho calor. La carretera está asfaltada, aunque necesita muchos “planes E” para arreglar los agujeros que se van haciendo por el mal uso que se hace de ella con camiones pesadísimos y ninguna mejora ni cuidado. Comentamos cómo teniendo el país actualmente tantos ingresos gracias al petróleo no se vean demasiadas inversiones ni mejoras. Son cosas que cuesta entender.
Hacia las 5 llegamos a Berem, una de las parroquias en donde trabajé antes y vamos a saludar a las monjas y ver los cambios que se han hecho en estos años. Una biblioteca muy hermosa y un granero para almacenar mijo muy majo. Las monjas nos reciben con una tartica y eso endulza el viaje que se va haciendo largo. Solo quedan 22 km para llegar y estos los hacemos con mucha agua a los 2 lados del camino. Ha llovido mucho y todos los campos están inundados, incluso el agua atraviesa el camino o carretera y parece un rio, menos mal que Antonio conoce esos agujeros y sabe por dónde hay que ir.
Llegamos de noche, aunque sean las 6 y media y nos acogen Richard, un javeriano camerunés y René, un diacono chadiano con los que formaremos equipo Antonio y yo. 4 nacionalidades, 3 continentes y esperemos que caminando por el mismo camino.
Alegría de llegar después de un largo viaje y también un poco de miedo por comenzar esta nueva aventura en este rincón de África después de estos 6 años pasados por Murcia. Hay que reaprender a hablar, comer y vivir como se hace aquí y tener la paciencia de caminar con la gente.
Durante un mes Fernando se quedará con nosotros y nos irá presentando la gente, las actividades, los grupos y todo lo que él hacía para que podamos continuar este camino que otros comenzaron antes.
El domingo 20 hemos tenido la primera misa con la gente, no muy numerosos pues durante la noche ha llovido mucho y los caminos están muy inundados. Casi 2 horas con cantos, algún baile y mucho calor húmedo a lo que habrá que comenzar a acostumbrarse. Y luego los saludos con algunas personas que me conocen y que se alegran de volver a verme. Me cuentan cosillas de estos años de ausencia y veo en bastante de ellos problemas y sufrimientos grandes por enfermedades y muertes, así como las ganas de seguir luchando y de no cruzar los brazos.
La sensación que tengo es que aquí el tiempo no ha pasado: los caminos, las casas, la gente… es como si nada o casi hubiera cambiado. Ah sí, ahora muchos tienen teléfono y mandan mensajes que cuestan muy poco, menos de un céntimo, pero una llamada en cambio cuesta mucho en relación al nivel de vida y al poder adquisitivo que ellos tienen. Es cierto que es un gran instrumento para salir del aislamiento y estar en contacto. Mi número es 00 235 671 77 38 y funciona bastante bien. El internet en cambio es algo que funciona muy mal y que cuesta mucho, así que no penséis que me he vuelto perezoso si no os escribo y contesto a vuestros mensajes sino que no he podido conectarme.
Ayer vine con Fernando a Pala, ciudad importante en donde también reside nuestro obispo, pues él tenía una reunión con el obispo. Una ocasión para saludarlos, arreglar algunos papeles y ver si puedo conectarme, pero nos dicen que un aparato está averiado y no hay conexión internet, así que mi gozo en un pozo, les dejo el mensaje a ver si ellos lo pueden enviar.
Esta semana me toca ir a la otra parroquia de Domo y hacer el bautismo, pero en el camino, ya que dicen que hay mucha agua, solo se puede ir en bici y en ciertos lugares el agua llega más arriba de la rodilla. Ya veremos.
Es cierto que el volver aquí y retomar esta vida es un desafío y una prueba de fe, que el Señor nos siga acompañando y sintamos que somos instrumentos en sus manos. Os saludo hasta la próxima y perdonad si no contesto a vuestros correos pues no los puedo leer todavía. Seguimos unidos en la oración, un saludo fuerte y caluroso desde Gunu-Gaya.

Ángel

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