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Lunes
26 septiembre 2022De
nuevo violencia en Camerún.
Los hechos se produjeron el viernes 16 de septiembre por la tarde,
un grupo de hombres armados prendió fuego a la parroquia de Santa María en la
localidad de Nchang, diócesis camerunesa de Mamfe. Atacaron e incendiaron la parroquia católica, llevándose tras la
emboscada a cinco sacerdotes, una religiosa y tres laicos (un catequista, una
cocinera y una joven). Tras el incendio, Mons. Aloysius Fondong Abangalo ha ido
a la iglesia incendiada para recoger y llevarse la cruz y las hostias
consagradas que se encontraban en el sagrario.
La Provincia Eclesiástica de Bamenda comprende la
archidiócesis de Bamenda y las diócesis de Kumbo, Kumba, Mamfe y Buea. “Lo que
ha sucedido - ha dicho el obispo en un vídeo publicado tras su visita a la
iglesia incendiada - es una abominación. En pocas palabras, le hemos dicho a
Dios que no lo queremos en nuestra tierra”. En su comunicado los obispos explican que los secuestrados están
en paradero desconocido probablemente retenidos en algún punto de la selva que
rodea Nchang.
Los obispos se confiesan «horrorizados» y «conmocionados» por un
ataque que, en sus propias palabras, «no tiene precedentes», cuya motivación
todavía se desconoce, y del que son víctimas «la casa de Dios» y «los
mensajeros de Dios». En esta nota afirman: “Los autores e instigadores de este crimen,
sean del país que sean, deben arrepentirse y abandonar los malos caminos que
les han colocado en la posición de los que luchan contra Dios y no contra los
hombres. Y nadie lucha contra Dios y gana… Desde el inicio
de la crisis anglófona en 2016, el pueblo ha sufrido terriblemente y los
hombres y mujeres de Dios han sido blanco fácil de secuestradores, torturadores
y pistoleros sin escrúpulos”.
Señalan además que la Iglesia católica no es la única que ha sido objetivo de
estos crímenes, también lo han sido la presbiteriana y la baptista, y lamentan
que «algunos
de los que han atacado estas iglesias tan ferozmente eran personas que, o bien
pertenecían a esas comunidades, o bien se habían beneficiado de la generosidad
de esas iglesias». Los obispos concluyen su comunicado asegurando que
es hora de decir «basta». Apelan a los secuestradores para que liberen a los
rehenes y para que se arrepientan del camino que han emprendido…Rezamos para
que nos protejan y, al mismo tiempo, para que perdonen a los que han actuado
así, como Cristo en la cruz, que rezó: “Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen”».
El ataque todavía no ha sido reivindicado, pero la zona se
encuentra inmersa en un grave conflicto del que ya he hablado en este blog otras
veces desde que en 2016 comenzara la crisis con los separatistas anglófonos. En
octubre de 2017 las reivindicaciones derivaron en un conflicto armado entre los
separatistas y el gobierno que ha provocado una gran inestabilidad en las
provincias anglófonas del país. En muchas ocasiones, estos grupos separatistas
han perpetrado sus ataques o secuestros contra los civiles para obtener un
rápido rescate o forzar las negociaciones con el gobierno. Incluso el anciano cardenal
Tumi, ya fallecido pero entonces con 90 años, fue víctima de un
secuestro exprés por parte de una milicia independentista.
El arzobispo de Bamenda Andrew Nkea fue interrogado el lunes 19
por los periodistas de la BBC sobre la evolución de la situación y dijo que los
terroristas habían pedido en un primer momento un rescate de 100.000€ para
liberar a los 8 rehenes. Poco después bajaron el precio a la mitad y exigían 50.000€
La violencia
se ha cobrado más de 6.000 vidas y ha provocado alrededor de un millón de
desplazados internos. La realidad es que, como siempre, son los civiles los que
peor parados salen y los que sufren con más intensidad las consecuencias de
esta violencia. Vemos cómo otros países de África
ya son lugares peligrosos para los cristianos como Nigeria, Mali y Burkina
Faso. Se puede decir que se está extendiendo una violencia contra los creyentes
que era inédita hasta hace pocos años. Este ataque en Camerún contra una
iglesia se ha producido pocos días después del atentado contra la misión
católica de Chipene en Mozambique donde fue asesinada la misionera comboniana Maria De Coppi.
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