Lunes 19 septiembre 2022La virgen de la Merced acompaña a
los presos.Entre alambradas y concertinasLos presos nos encomendamosA nuestra virgen más bonitaY alabanzas le dedicamos. Guíanos oh virgen buena!En este arduo caminoAcompáñanos en nuestra condenaNo nos dejes en el olvido. Santa Merced patrona míaHoy te dedico con esmeroEsta humilde poesíaDesde la cárcel preso. Duros son los llantosAmargas son las penasOye mis quebrantosVirgen santa y buena. Llena de esperanza mi caminoQue tan largo me acechaCúbrelo con tu manto divinoSanta Merced mi compañera. Bendita seas virgen MaríaRosa perfumada del edénTiéndeme la mano cada díaNo me permitas enloquecer. Tu eres mi gran consueloOh! Virgen de la MercedDesde mi celda estoy presoRezando hasta el amanecer. Te pido perdón madre míaMe postro ante ti avergonzadoLlena de luz mi triste vidaYo confieso que he pecado. Oh! Virgen de la MercedTe siento cada díaOjalá vuelva a poderSentir de nuevo la vida.
Hoy escribiendo te recuerdo con tu boina
calada y tu cara arrugada, tus manos ásperas llenas de callos por haber
trabajado duramente durante casi toda tu vida. Sentado en aquel sillón donde
cansado de haber vivido tu vida llena de hambre, miserias, guerras… dormitabas
la mayor parte del día con la poca esperanza de que alguien fuese a verte,
apenas tenías las fuerzas necesarias para levantarte y necesitabas ayuda, pero
estabas solo. Esa maldita soledad ¿verdad? Tú que diste todo por tus hijos y
ahora son ellos los que no te ayudan. ¡Qué injusta es la vida y que poco corazón
tiene el ser humano! ¿Verdad abuelo?
No me quisiste contestar pero tus ojos llenos
de lágrimas me lo dijeron todo. El amor de un padre es capaz de pasar por alto
tan grave como puede ser eso. Recuerdo que me contabas esa misma historia de
cuando fuiste joven, cientos y cientos de veces, pero de igual manera nos reíamos
siempre, porque para ti cada día era distinto y yo una persona diferente que
iba a verte cada día.
Siempre me llamabas por un nombre diferente,
aunque fuese siempre el mismo tu nieto que tanto te quiso.
Abuelo allá donde estés quiero que sepas que algún día volveré a verte para que me cuentes de nuevo esa misma historia que tanto nos hizo reír juntos.
José Carlos, interno Centro penitenciario Murcia 1, Sangonera la Verde.
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