viernes, 4 de marzo de 2022

ECOS DE LA SABANA Nº 158, GRITO DE JOVENES DEL CONGO ANTE LA GUERRA EN UCRANIA.

 

Viernes 4 Marzo 2022
"Nosotros que conocemos la guerra, os lo suplicamos: ¡no lo hagáis!"

Llevábamos varias semanas con la amenaza, la intimidación, las acusaciones de unos y otros, el miedo, las negociaciones, visitas y encuentros diplomáticos de todo tipo. Y lo que parecía imposible y muchos no lo hubiéramos imaginado nunca vemos que, desgraciadamente se ha hecho realidad. De nuevo la guerra, la violencia, la muerte, la destrucción, el odio y todo eso por el capricho o la cabezonería de unos pocos.

El otro día un amigo me enviaba un mensaje con una foto de soldados en la que estaba escrito: “la guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan…” y que cierto es. Además es muy triste lo que está pasando pues esos dos países, Rusia y Ucrania, son dos países con una mayoría enorme de cristianos, allí ortodoxos, y hemos visto muchas veces a Putin en celebraciones públicas, mostrando lo que él era o fingía ser. Viendo los bombardeos, la violencia, el pánico que ésta ha causado en los habitantes de Ucrania, pero también en el resto del mundo, me pregunto en qué creen estas personas que han provocado la guerra, qué es lo que llevan en su corazón y cuáles son los intereses escondidos.

            Desde hace varias semanas, mientras los rusos estaban desplegando todo su arsenal de guerra en la frontera de Rusia con Ucrania, y viendo también la respuesta de estos últimos y el envío armas de las grandes potencias del mundo, yo me decía para mis adentros: “¡Cuánto se podría hacer en países pobres con lo que cuestan todas esas armas y con todos esos dinerales  que se han invertido para la guerra!

Los romanos decían “si vis pacem, para bellum”, que podríamos traducir, “si quieres la paz prepara la guerra”. Pero sabemos que el mensaje de Jesús, que escuchamos hace solo dos semanas, es completamente distinto y revolucionario: “amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian”. Pero parece que estas palabras, Putin y otros muchos como él, no las han debido escuchar nunca.

Justo un día después de que estallara la guerra recibía este mensaje de un compañero que lleva muchos años en Bukavu, una ciudad hermosa pero sufriente o casi agonizante en el este de la República Democrática del Congo, a causa de una guerra o guerrilla interminable. La RDC es un país que lleva muchos años en guerra, en la que muchísimas personas han muerto, otras muchas han tenido que desplazarse perdiéndolo todo para conservar al menos la vida. Un país en donde sí que saben lo que es la guerra y lo que esta produce en la vida de la gente de a pie. El mensaje tenía este título: "NOSOTROS QUE CONOCEMOS LA GUERRA, OS LO SUPLICAMOS: ¡NO LO HAGÁIS!" Fue escrito la víspera en que estalló la guerra. Fueron 60 jóvenes congoleñas de Bukavu, la capital de Kivu del Sur, las que lanzaban este comunicado para evitar que estallara la guerra entre Rusia y Ucrania, que desgraciadamente estalló la madrugada del 24 de febrero. En su llamamiento, las jóvenes decían:

 “Nosotros, los jóvenes de Bukavu, la generación de la guerra, hemos sufrido muchas desgracias y traumas a causa de ella. Por eso os pedimos que no iniciéis la guerra. Alguien escribió:” Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, pero nosotros decimos con el Papa Francisco: “Quien quiera la paz, que prepare la paz”.   

Los estados que hacen la guerra, las multinacionales que producen armas y buscan a toda costa la riqueza de otro país no sufrirán, se enriquecerán, pero son los pobres los que deben sufrir; somos nosotros, los jóvenes, los que sufrimos. Quien quiera la guerra, que nos pregunte qué estamos pasando hoy los congoleños, los que hemos conocido la guerra.

No hay ningún tesoro escondido en la guerra. Con la guerra perdemos a nuestros padres, hermanos y hermanas, nuestras posesiones y la vida. Durante la guerra hemos perdido a muchos de nuestros abuelos, quienes tal vez hoy podrían contarnos su vida pasada y enseñarnos cómo comportarnos en la vida.

En la guerra se entierra a más de diez personas en la misma fosa, como si fueran abono. Las mujeres enviudan, los hombres enviudan, los niños quedan huérfanos, los padres pierden a sus hijos. Muchos niños nunca han conocido a su familia; se quedaron sin hogar, viven en la calle y nunca han ido a la escuela".

La guerra desestabiliza a la sociedad, trae hambre y miseria, humilla a las personas, pisotea la dignidad humana, no permite que las personas trabajen ni descansen ni de día ni de noche, impide el progreso, destruye en un instante los recursos ganados con esfuerzo, trae regresión en todas las áreas: espiritual, intelectual, moral, material...

La guerra trae desorden y destruye el medio ambiente: las bombas contaminan el aire y nos traen enfermedades. Se cierran las escuelas, se bloquean los viajes, se destruyen los centros de salud, el país se vuelve inhabitable. Miles de personas huyen dejando todo lo que tienen para vivir miserablemente en un país vecino y a veces hasta se sublevan contra quienes los acogieron y así la guerra sigue extendiéndose.

La guerra crea traumas, incluso a los que estaban en el seno de sus madres. Quienes sobreviven tienen grandes heridas internas y, a menudo, quedan física o mentalmente discapacitados. La violencia contra las mujeres delante de sus hijos y sus maridos se convierte en una herida que nunca cicatriza. Los embarazos no deseados aumentan y los niños abandonados en la calle aumentan.

La guerra nos divide, hiere el corazón de las personas y trae calumnias, celos, acusaciones, venganza y discordia. La persona se siente culpable el resto de su vida, los hay que incluso enloquecen. La guerra extermina a los jóvenes, el mundo del mañana. En la guerra, los soldados buscan jóvenes para llevarlos al bosque y convertirlos en guerrilleros.

La guerra deja paro y hábitos de violencia: asesinatos, violaciones, robos... Son muchos los que aprenden a vivir sin valores. Los niños nacen, crecen y envejecen en la guerra y por eso la guerra se ha convertido en un legado de generación en generación.

La guerra nos aleja de Dios, porque no respetamos la obra de su creación y su proyecto de amor y fraternidad entre los seres humanos. Todos somos hijos del mismo Padre: si supiéramos el valor de nuestra existencia, no nos atreveríamos a derramar la sangre de otro ser humano. ¿Qué es lo que impulsa al hombre a hacer la guerra contra otro hombre? Los que hacen la guerra pagarán por la sangre derramada y por los bienes saqueados. Seremos juzgados por cada provocación de guerra Podemos decir que hoy los animales se han vuelto más sabios que los hombres.

La guerra no es una solución a los problemas, sino un problema más. Después de la guerra hay sufrimiento, arrepentimiento. En la guerra no se gana nada, pero siempre hay pérdidas irrecuperables. El amor, la escucha y el diálogo, son las verdaderas formas de resolver los conflictos! "

Os rogamos, por amor de Dios nuestro Creador, que conoce el número de nuestros cabellos, buscad la reconciliación, olvidad lo que os divide, deponed las armas. Hay muchas formas de encontrar un compromiso sin ir a la guerra. Somos hermanos: ¿por qué hacernos daño a causa de este mundo que pasará? Esta tierra no nos pertenece: tarde o temprano la dejaremos. Tomemos conciencia del don precioso que Dios nos ha dado: ¡la vida!

Debemos ser todos hermanos, como dice el Papa Francisco. Para combatir todos los desafíos de la humanidad, como la pandemia, los desastres naturales, debemos caminar juntos. Vivimos en la justicia, esa que nos hará ver al otro como un hermano y una hermana que debemos amar, con quien caminar y convivir. Queremos conocer la alegría, la paz, la justicia, la fraternidad. ¡Queremos construir un mundo nuevo! Que la paz reine en este año 2022 en Bukavu y en todo el mundo. La virgen María intercede por nosotros". (Agencia Fides 23/2/2022)

Creo que poco más podemos añadir, y termino con esta frase célebre de Ghandi: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino


LA INOCENCIA EN LA GUERRA

Flores que nacen en un campo desierto

Brotes de vida en medio del desaliento

Gritos de la humanidad que con tal desacierto

Huye a lo desconocido sin saber qué ha pasado o si eso es cierto.

 

Días oscuros de pájaros negros

Que llenan de fuego con sus bombardeos

Fuego que calienta a los que solo son de hielo

Poder de aquel que cree que suyo es el reino.

 

Codicia por poseer todo lo ajeno

Movimiento de almas de futuro incierto

Voces sin aliento

Sol que ya no calienta a los que yacen muertos

Nubes negras que adornan el cielo.

 

Resistencia a la vida de todo un pueblo que muere

Y que a sus gentes otro rey condena,

Por la sinrazón de esta maldita guerra.

 

Sirenas de pánico que anuncian la muerte

De aquellos pájaros negros que a inocentes siegan su suerte.

Algunos huyen y otros perecen.

Ojos de los niños que a sus padres pierden

Estado de guerra, destrucción y muerte.

 

José Carlos, Interno Murcia I.




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