Domingo 3 Enero 2021
Ana Gutiérrez, premio bien merecido.
Quiero compartir con vosotros una entrevista que le han hecho hace poco al recibir el premio de la comunidad de Cantabria a la cooperación 2020.
-Médico, monja y misionera. Muchas
vocaciones que parecen compatibles ¿lo son?
Creo que sí son
compatibles, todas son vocaciones de servicio, hice medicina para servir a los
demás y en los últimos años decidí que esa vocación de servicio también la iba
a desarrollar como religiosa. En nuestra congregación, Esclavas del Sagrado Corazón, somos 6 médicos, y cuando
te mueves en el Tercer Mundo te vas encontrando con más, aunque no es tan
habitual. Tener la carrera y la vocación no es frecuente pero es compatible.
-La medicina ha cambiado mucho en
Occidente ¿también en África?
Han cambiado mucho los
métodos diagnósticos. Hace 10 años no había aparatología y en la actualidad hay
ecógrafos, se pueden hacer radiografías y hasta hay hasta algún escáner, algo
que hace una década era impensable y ha cambiado muchísimo. Sin embargo, allí
todo se paga, el paciente tiene que pagar por todas las pruebas de salud, y
estamos en un medio sociológicamente pobre donde no hay posibilidad para que la
gente se pague las pruebas, pero sí se puede decir que se hacen más
diagnósticos que antes, ahora se ve más cáncer, por ejemplo, y puede ser que
haya subido la incidencia, pero también vemos más porque hay más métodos
diagnósticos. Aunque hay que tener en cuenta que la realidad ante un
diagnóstico de cáncer es dura porque no se pueden permitir un tratamiento de
radioterapia, si es que la hay, y la quimioterapia que se aplica es la que
podía existir aquí hace 30 años
Vivimos en un mundo global
pero en el que las diferencias cada vez se muestran más. África es un
continente olvidado con un abismo tecnológico y de tratamientos, esa “brecha”
es cada vez mayor. Si hubiese interés de los países más pudientes y la
colaboración de los países africanos, podría solucionarse pero es complejo.
Habría que sanear la corrupción por ambas partes y crear unas medidas para
controlar las ayudas, porque ayudas hay pero en Camerún, por ejemplo, de cada
tres trillones que llegan al país del Fondo Monetario Internacional para
erradicar el SIDA, solo llega uno a los enfermos. La corrupción es un freno
terrible para poder avanzar.
-¿Cree que la medicina se ha
deshumanizado?
Creo que sí, ahora que
vivimos la pandemia ha sido un momento clave para ver que estamos muy
deshumanizados, en el siglo XXI tenemos medios para no permitir que los mayores
mueran solos y no los hemos sabido gestionar. Creo que es momento de releer lo
que hemos hecho y aprender: debemos apostar por una atención personalizada, por
la atención a las familias, y permitir tener un familiar cerca en el momento de
la muerte.
-El Covid-19 no ha afectado tanto en los
países africanos como en Europa ¿por qué puede ser?
Creo que es porque la
población es muy joven, el 60 por ciento tiene menos de 30 años, y es una
población muy fuerte, acostumbrada a luchar contra virus y parásitos, que puede
generar cierta inmunidad. Además, ellos han respetado muchísimo las medidas de
seguridad y en todos los viajes internacionales han pedido PCR o test para
entrar y salir del país.
– El mundo actual está muy vinculado al
consumo y lo material, sin embargo parece que el voluntariado aumenta ¿Cuál es su
opinión?
Es verdad que yo siempre he
tenido muchos voluntarios que se ofrecen en la Misión, aunque sea para periodos
cortos, aunque también hemos tenido de dos años. Creo que todo ser humano tiene
la sensibilidad de combatir la pobreza ajena, y los momentos de crisis nos
hacen descubrir lo esencial y te planteas hacer algo por los demás. Es un hecho
que hay más voluntarios. Para mí es una enorme satisfacción y una gran ayuda. Y
el temas de las campañas es fundamental, el que vaya un grupo de especialistas
que vengan a operar, o un grupo de dentistas, para mí es buenísimo. Son
especialidades que allí no son fácilmente accesibles.
-El Colegio de Médicos le ha concedido su
Premio Anual de Cooperación ¿Qué supone para usted?
Estoy muy agradecida al
Colegio y supone el reconocimiento no solo a mí, sino a mucha gente que trabaja
en países emergentes y intentamos un trabajo en equipo para mejorar las
condiciones de mucha gente.
-¿Cuál es el estado de salud de la
cooperación de los países desarrollados con los que están en vías de
desarrollo?
Queda muchísimo por hacer.
Hemos avanzado en muchas cosas pero hay mucha gente que no tiene acceso ni al
agua potable, en la capital del Congo el 40 por ciento de las personas no tiene
acceso a agua potable, y muchos son niños. Ellos son felices con mucho menos
que nosotros, no tienen nada y son felices pero cuando llegan dificultades,
como la enfermedad, son muy sensibles y dicen que si vivieran en España o en
otro país rico no se morirían. La solución es que los países con medios invirtamos
allí, es muy fácil decir que no queremos inmigrantes, pero para evitar que
estas corrientes migratorias hay que invertir en los países pobres.
–¿Sus
proyectos a medio y largo plazo?
La experiencia te da una
visión de la vida más realista. Yo creo que en este momento nuestra aportación
es humilde pero efectiva, y, para mí, pasa por formar el personal local y
crear infraestructuras locales, este objetivo es muy interesante. Y tenemos que
menguar nosotros para que ellos crezcan, dar poder a la gente de allí, ir
creando centros de salud, formar a los jóvenes. Esa es nuestra misión.
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