Recemos
por los ancianos que representan las raíces y la memoria de un pueblo, para que
su experiencia y sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza
y responsabilidad.
No podemos hablar de la familia sin hablar de la
importancia que tienen los ancianos entre nosotros.
Nunca
fuimos tan numerosos en la historia de la humanidad, pero no sabemos bien cómo
vivir esta nueva etapa de la vida: para la vejez hay muchos planes de
asistencia, pero pocos proyectos de existencia.
Las
personas mayores tenemos a menudo una sensibilidad especial para el cuidado,
para la reflexión y el afecto. Somos, o podemos llegar a ser, maestros de la
ternura. ¡Y cuánto!
Necesitamos,
en este mundo acostumbrado a la guerra, una verdadera revolución de la ternura.
En
esto tenemos una gran responsabilidad hacia las nuevas generaciones.
Recordemos: los abuelos y los
mayores son el pan que alimenta nuestras vidas, son la sabiduría escondida de
un pueblo, por esto es preciso celebrarlos, y he establecido una jornada dedicada
a ellos.
Recemos por los ancianos, que se conviertan en maestros de ternura para que su experiencia y su sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad.
Papa Francisco – Julio 2022
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