miércoles, 29 de julio de 2020

ECOS DE LA SABANA nº 105


Domingo 19 de Julio 2020
Comenzando las despedidas
Como la mayoría sabréis estoy viviendo las últimas semanas aquí en Yaundé pues a finales de agosto regresaré a España, no de vacaciones sino para pasar una temporada de varios años. Los superiores han decidido que así sea y aunque no haya sido de mi agrado al principio he aceptado con serenidad este nuevo destino. Claro está que eso significa el dejar esta comunidad en donde llevo ya más de 7 años y medio, y el dejar a la gente con la que he entablado amistad y he trabajado en estos años.
Las despedidas no son nunca fáciles y me toca también el vivir estas últimas semanas diciendo adiós y hasta la próxima a unos y a otros. El primer grupo que ha querido hacerlo de un modo oficial y muy entrañable ha sido el GAMIX, Grupo de los Amigos de los Misioneros Javerianos, con los que nos encontramos una tarde al mes y con los que acabo de pasar un fin de semana de ejercicios espirituales. Para acabar han querido preparar una comida para toda nuestra comunidad y así saludar a los 8 diáconos que también están marchándose y a mí también. Estuvieron toda la noche del sábado cocinando sin dormir, desde las 9 de la noche hasta las 6 de la mañana, para poder participar por la mañana a la conclusión de los ejercicios y a la misa. Y ya veréis en las fotos que lo prepararon muy bien y con mucho cariño. Y no solo eso sino que al final tuvieron un detalle con los 8 diáconos una estola muy bonita bordada para cada uno y a mí me regalaron una camisa de las de aquí colorida como me gusta y que estaba hecha que ni a medida con un par de gorros, que los guardo para regalar alguno de vosotros cunado nos veamos por la tierra.
En estos momentos me viene natural el decir gracias a tantas personas por tantos pequeños gestos de amor y de atención y es un compromiso el que me llevo de seguir recordando a todas estas personas y teniéndolas presentes en mi oración.

Lunes 27 de Julio 2020
Encaramada en lo alto de la colina sin casi poder caminar
El ayuntamiento de Yaundé ha querido copiar la publicidad de Roma diciendo que Yaundé es la ciudad de las 7 colinas, pero yo creo que tienen algún problema con las matemáticas pues solo en nuestro barrio y alrededores yo puedo contar más que 7. Está claro que suena bien y lo que importa hoy es la publicidad y la comunicación. Es bonito para la vista pero un poco menos para los que viven encaramados en algunas de estas colinas. Imaginaros los senderos que cada día deben recorrer los que viven en esos lugares, por la noche a oscuras y cuando llueve con un barro que no os podéis ni imaginar. Claro está que los tubos de agua corriente no llegan hasta allí, y deben caminar un poco hasta algunos manantiales en donde se abastecen en agua. Y esto en un barrio de la capital. El ayuntamiento que debería organizar los barrios y las construcciones desgraciadamente no hace nada o casi nada, a no ser obligar a pagar para impedir que la casa sea demolida.
En lo alto de una de estas colinas vive Henriette una mujer de unos 50 y pico, enferma desde hace ya bastante años, al menos 8, que yo conozca. Tiene un problema en sus pies o piernas que le impiden casi andar, se mueve poco con 2 muletas, arrastrando casi sus pies. E imaginaros a esta mujer encaramada en lo alto de su colina. Solo las motos llegan hasta allí y para hacerlo y más con una persona un poco obesa hay que ser un piloto muy experimentado. Físicamente se le ve bien y si no se mueve de su silla uno no sabe que está enferma. Ella la encuentro siempre serena y haciendo algo. Un plato muy apreciado aquí es el de las pipas de calabaza cocinadas al baño María con carne o pescado dentro. Y para ello hay que romper las pipas de calabaza una a una. Muchas mujeres y a veces niños los ves hacer este trabajo con mucha paciencia, y Henrirette es una experta en el oficio. Otras veces la veo cortando verduras con cortes muy pequeños y calculados, otras con la mandioca rallándola, otras peinando y haciendo trenzas a sus nietas… Rara es la vez que la encuentro con los brazos cruzados. Por un lado eso me alegra pues la distrae y al mismo tiempo se siente útil y colabora con la economía de la casa, que no es floreciente en absoluto. Me alegra mucho también el verla rodeada de nietos y de ver la paciencia que tiene con todos estos críos, y su modo de educarlos enseñándoles pequeños trabajos que ellos también hace siguiendo el ejemplo de la abuela.
Precisamente hace 2 o 3 años viví en mi propia carne una anécdota simpática un domingo llevando la comunión a Henriette. Recuerdo que durante toda la noche del sábado había caído una tromba de agua enorme y yo después de la misa me puse en camino para llevarle la comunión como cada domingo, pero no calculé bien y en vez de ir con las zapatillas fue con sandalias. Conforme iba subiendo el sendero, el barro se iba pegando a mis sandalias y cada vez pesaban más. Las limpié un par de veces de varios kilos de barro pegados, pero no esperaba que me sorprendieran. Todavía estaba a medio camino cuando la suela de una de ellas se despegó completamente debido al barro pegado y a su peso, así que me quedé descalzo. Gracias a Dios que muy cerca de allí estaba la casa de un amigo de la parroquia y allí me dirigí inmediatamente. Viéndome con un pie descalzo entendió enseguida y le pedí si me podía prestar unas chancletas y gracias a ellas pude llegar a casa de Henriette y volver a casa como Dios manda. Como veis esta anécdota que yo viví son cosas que la gente vive cada día en su piel, sin quejarse ni hacer ninguna denuncia, porque nadie les dará una solución inmediata.

Jueves 23 de Julio 2020
Aprovechándose incluso de la pandemia.
En los últimos ecos os hablaba de cómo la corrupción se encuentra por todos los sitios y a todos los niveles y cómo se va convirtiendo en un mal que será muy difícil de extirpar. Precisamente estos días se ha hablado mucho en todos los medios de comunicación de cómo se está gestionando el corona-virus y de cómo se factura al gobierno productos que son comprados para combatir el corona pero a precios desorbitantes en comparación con su verdadero precio en las farmacias. Y de verdad que las cifras sorprenden y hacen temblar. Como se suele decir para muestra vale un botón, y aquí van 4 botones: la caja de guantes látex es facturada al gobierno a 15 Euros cuando en las farmacias cuesta a 5, es decir 3 veces más cara; los termómetros que parecen una pistola, aquí llamados termoflax los facturan a 228 E cada uno cuando en la farmacia valen 38 E, 6 veces más caros; los buzos de plásticos los facturan a 122 E cuando en las farmacias valen 22 E, 5 veces y media más caros; y por ultimo las gafas protectoras las facturan a 22 E cuando en la farmacia se venden a 0’7 E, es decir 31 veces más caras. Creo que poco hay que decir y ya veis que eso multiplicado por miles, pues claro está se compran al por mayor, se convierte en cifras que dan miedo.
También se ha hablado mucho de lo que cuesta cada enfermo de corona virus al gobierno, unos 475 E al día. Eso aquí es mucho pero bueno, no seremos desconfiados, y esa cifra multiplicada por 14 que son los días que en principio debe permanecer el enfermo en el hospital da una friolera de 6400 E, que aquí es mucho dinero. Uno de los hospitales que debían acoger a los enfermos de corona, en el que según fuentes de enfermeros ha habido 10 casos ingresados, ha presentado otras cifras oficiales que no coinciden pues ellos hablan de 150 ingresos, es decir 140 más de los que en realidad ha habido. Y claro si multiplicamos esos 140 por  los  6.400 E veremos que hace una cifra impresionante. Claro está dinero robado a la gente sencilla y que va a los bolsillos de 4 sin vergüenzas que se enriquecen aprovechándose hasta del sufrimiento de sus hermanos.
Hace unas semanas se celebraron los 60 años de independencia del Congo RDC, y leí la homilía que el cardenal de Kinshasa, Fridolin Ambondo, hizo para la ocasión. Me sorprendió su tono profético y de verdad que no tiene desperdicio. Quiero justo copiar algunas de sus palabras que creo ilustran bien lo que hemos contado un poco más arriba: “A esto se suma la cultura de impunidad para los poderosos. Los niños que roban una gallina, una cabra, que golpean a alguien son condenados. Pero para los poderosos, la impunidad es total… Hemos fracasado vergonzosamente. No hemos sido capaces de hacer de Congo un país más bello que antes. No hemos ayudado al pueblo a alzar la cabeza, que hoy está más baja que nunca. En definitiva, hemos fallado colectivamente… No es la clase política la que ayudará al país a salir de la zozobra… Es el pueblo mismo el que debe hacerlo».

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