Viernes 19 de
Junio 2020
La triste suerte de
los enfermos mentales
Hace 3 días me llamó por teléfono Victorine,
una mujer muy presente en la parroquia, diciéndome que su sobrino estaba en el
hospital desde hacía un par de semanas, le habían hecho varias pruebas y no le
encontraban nada, pero no estaba bien; me pedía si podía ir a verlo. Enseguida
le dije que iría al día siguiente pues es un hospital que se encuentra lejos de
aquí. Y ayer por la mañana fui a visitar a este chaval. El hospital en el que
estaba internado es uno de los que se han tomado como referencia para
hospitalizar a los enfermos de corona virus, y en la entrada había varias
tiendas de campaña y unos cubos con agua para lavarse las manos, pero yo entré
como si nada, sin que me tomaran la temperatura ni me hicieran ninguna
pregunta. Este hospital fue inaugurado en 1989, y era el hospital de referencia
para enfermedades respiratorias y mentales para todo el país y los países
limítrofes. Ocupa una superficie muy grande con pequeños bloques o pabellones
rodeados de zona verde, pero la sensación que uno tiene cuando llega allí es la
de encontrarse en un lugar abandonado y dejado de la mano de Dios. Edificios
sucios, ventanas y puertas rotas, uralita oxidada, mobiliario destartalado y
paro de contar. Desgraciadamente este es uno de los problemas de aquí, la falta
de cuidado y de manutención de los edificios y de casi todo lo que se
construye. Muchos caen del cielo y, como no han costado nada y aunque lo hubieran
costado, nadie se preocupa de clavar un clavo, de dar una mano de pintura, ni
de arreglar un desperfecto. Estaba pensando que nuestra casa fue construida unos
años antes, en 1987, yo llegué aquí precisamente en el 89, y no tiene nada que
ver con lo que se ve allí, pues cada año intentamos hacer arreglos, pintura,
limpieza…
Volviendo al hospital, después del lavado de
manos y nada más fui buscando el pabellón en el que se encontraba Victorine, y
me encontré con una habitación muy grande, en la que había 5 camas y para de
contar. En una de ellas había un joven tapado completamente con la sabana que dormía
y en otra se encontraba Yoyo, el sobrino de Victorine, un chaval de 18 años
grande y delgado con la mirada perdida no se sabe dónde. Tenía las manos atadas
entre ellas y los pies los habían atado a la parte de abajo de la cama. Junto a
él estaba su madre y Victorine su tía. Me contaron todo lo que ya habían
pasado. Parece que es ya desde hace casi un mes que Yoyo empezó a decir cosas
sin sentido, lo llevaron a Douala, ciudad a 250 km de aquí pues les habían
hablado de alguien que podía curar, pero no mejoró, y desde hace 10 días se
encontraban en este hospital. Parece que le han hecho alguna prueba y no ven
nada pero el chaval esta fuera de él. De verdad que se le cae a uno el alma a
los pies cuando se encuentra con una persona maniatada y con los pies atados al
pie de la cama. El instinto natural es de liberarla pero está claro que es el
único modo que estas dos mujeres tienen de cuidar de ella para que no se haga
mal ni haga mal a los otros.
Son muchas las personas enfermas mentales que
uno encuentra en la ciudad y es rara la parroquia en la que no hay uno o
varios. Hay un centro de salud de religiosas y este hospital en donde se hace
un pequeño seguimiento de estos enfermos mentales. La triste realidad es que
algunos una vez que han estado internados unos días, unas semanas o algunos
unos años allí, luego son dejados y cada uno se busca la vida y hace lo que
puede por sobrevivir. Es sorprendente el ver a algunos de ellos desde hace años
en el mismo sitio, que llueva o haga sol, todos los días del año, algunos medio
desnudos y siempre me pregunto cómo no caen enfermos de malaria o de problemas
estomacales con lo que comen y beben…
Por el momento no hay cambios y ahí sigue
Yoyo maniatado y su familia sufriendo de ver que no hay mejorías. Hoy el
evangelio del día decía “venid a mi
todos los que estáis cansados y agobiados y yo os procuraré el descanso…” y
he pensado en Yoyo y en su familia, que el Señor pueda procurarle la mejoría y
el descanso.
N.B. buscando en internet he encontrado un
documental en español con el título “los
olvidados de los olvidados” una historia increíble de una persona que se
dedicó por completo a la misión de rescatar, curar y reinsertar a estas personas
enfermas y olvidadas con el apoyo de los religiosos camilianos, intentaré
colgarlo en el blog.
Lunes 22 de Junio
2020
Bajando el listón
¿hasta dónde?
Hace unos días se hizo público un comunicado
del ministro de educación que informaba de una decisión tomada para concluir el
año escolar. Solo los alumnos que deben hacer un examen oficial han retomado el
camino de las aulas el 1ero de junio, los demás siguen tranquilos en
sus casas. Y el decreto del ministro de educación anunciaba que se hará la
media de los 2 primeros trimestres y que los alumnos que tengan de medio 8
sobre 20, es decir un 4, podrán pasar de curso.
La reacción no se ha dejado esperar y son
muchos los que han protestado y se han enojado de ver que el gobierno lo que
quiere es presentar cifras y porcentajes buenos pero que lo hace bajando cada
vez más el listón.
Quisieron imitar lo que se hace en otros
sitios de hacer cursos en línea y a través de la tele, pero parece que no se
dieron cuenta de la realidad tan distinta que aquí vivimos. Muy pocos son los
que pueden seguir cursos en línea por no disponer de teléfono u ordenador
conectado y si lo tuvieran porque la conexión cuesta cara. Muy a menudo hay
cortes de luz que duran unas horas y a veces varios días, y en las zonas
rurales muchos son los pueblos que no tienen electricidad y muchas las familias
que no disponen de televisión; así que como veis es bastante difícil el seguir
esos cursos y acabar el año escolar en buenas condiciones. Además que son
muchos los críos que desde que se cerraron las escuelas se pasan el día en el
mercado y en las calles vendiendo lo que pueden para sobrevivir y echar una
mano a la maltrecha economía familiar.
Es cierto que el lugar en el que hemos nacido
nos condiciona y mucho, y nos ofrece posibilidades para avanzar o barreras que nos
lo impiden y no nos hacen la vida nada fácil. En la parroquia seguimos
ofreciendo los cursos de apoyo escolar para los jóvenes que deben presentar los
exámenes oficiales en julio y agosto, es poco pero es lo que está a nuestro
alcance.
Jueves 25 de
Junio 2020
Por una chincheta y un
ratón
Edouard es un vecino del barrio, hombre
educado y muy discreto. Acaba de cumplir 62 años y hay que decir que estos
últimos años están siendo muy duros para él. Tiene diabetes y a causa de ella
su vida ha cambiado. Hace 4 años se pinchó en el pié con una chincheta y casi
sin darse cuenta esa pequeña herida fue haciéndose grande hasta que le ocasionó
la gangrena. Le tuvieron que amputar el pie una 1ª vez hacia el tobillo pero
como la herida no cicatrizaba y la infección continuaba se lo amputaron una 2ª
vez un poco más abajo de la rodilla. Gracias a Dios la herida cicatrizo bien y
luego pudo comprar una prótesis que le permitió caminar con relativa
normalidad. La herida cicatrizó en el cuerpo antes que en su cabeza y a pesar
de estar bien y de tener la prótesis le costó mucho aceptar su nueva realidad y
salir de su casa. Yo le visitaba a menudo y le daba ánimos y casi empujaba a
salir. Tardó más de un año pero poco a poco lo aceptó y venía a misa el domingo
caminando despacio con una muleta de apoyo. Él tiene un poco de medios y eso le
permitió el hacer frente a todos los gastos de la operación, curación y
prótesis, pero si no hubiera sido imposible. Creo que otras veces os he hablado
ya de esto, de lo costoso que es el curarse aquí, y por este motivo muchos lo
van dejando y se curan comprando medicamentos en el mercado de origen incierto,
y así poco a poco la enfermedad se va haciendo más grave.
Resulta que hace más o menos un mes, al parecer
durante la noche, un ratón le hizo una pequeña herida en el dedo gordo del pie.
Se dio cuenta al día siguiente y le curaron pero de nuevo la herida se fue
poniendo fea. Hace 10 días habían
programado la amputación del dedo gordo y al operarle vieron que en la planta
del pie había un comienzo de gangrena que no habían visto antes. Le han estado
curando estos días pero al parecer esa gangrena sigue su proceso y está casi
confirmado que la semana que viene le amputaran el otro pie para que la
gangrena no avance.
Ayer estuve en su casa y os podéis imaginar
lo duro que es para Edouard de aceptar de nuevo otra amputación con lo que ya
vivió hace unos años. Pero al mismo tiempo está sereno y no hace pesar eso a
nadie. En situaciones como esta uno se queda sin palabras y lo que importa es
el estar allí y dedicarle un rato. Con él hemos rezado un poco para que viva
eso con serenidad y confianza. Y después le he dicho que se recupere pronto
pues tengo un trabajo que le espera, el poder echar una mano a uno de los
seminaristas indonesios que están estudiando el francés, y quiero que pueda
hacer unos ratos de conversación con Edouard para avanzar con el francés. Creo que
eso servirá para darle confianza y hacerle ver que aun sin pies tiene una misión
en este mundo.
Lunes 29 de Junio
2020
Visita sorpresa de
Yoyo y de su familia
Hace 4 días me llamó de nuevo Victorine
diciéndome que habían salido del hospital y que estaban en casa. El viernes
pasé a ver como estaba Yoyo y me encontré con la enorme sorpresa de verlo de
pie y bastante bien. No se acordaba de nada, ni de mi visita pero parecía otra
persona. Y estuvimos charlando un buen rato con él y con la tía. Ya veréis un
par de fotos que nos hicimos para inmortalizar el momento.
Ayer me dieron la agradable sorpresa de venir
a misa y de verlos bien, serenos y tranquilos. Después de la misa nos sentamos
otro rato a charlar y es cierto que está bien pero aun no del todo curado, por
eso que insistí que descansara y dejara de lado el examen que tenía que hacer
este año. Les dije que un año se puede perder y recuperar el año que viene,
pero la vida cuando se pierde no se recupera.
Como ves en medio de lo que vivimos hay
también grandes alegrías y pequeños oasis de esperanza.
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