domingo, 4 de agosto de 2024

ECOS DE LA SABANA º 245: EL CALVARIO DEL DESIERTO


Domingo 28 de Julio 2024
El mediterráneo es un cementerio y el desierto un calvario

Creo que muchos de nosotros estos días hemos leído las distintas reacciones al sarcasmo que se hizo durante la ceremonia de inauguración de los juegos olímpicos de Paris, en donde un grupo muy variopinto hizo una escena en la que se puede intuir la última cena de Leonardo da Vinci pero con muy poco gusto y de un modo grotesco. Muchas han sido las reacciones, las denuncias y hasta las misas celebradas para limpiar ese desagravio.

Está claro que hoy en día que hablamos de libertad y sobre todo de respeto del otro y de la diversidad, parece mentira que algunos sean tan intolerantes y tan insultantes con lo que para otros es muy importante y hasta sagrado.

Pero quizás esto debería ayudarnos a nosotros los cristianos a reaccionar contra todo lo que va en contra de la vida y de la dignidad del ser humano, pues esto sí que ofende a nuestro Dios, que se ha identificado con lo débil, lo humillado, lo dejado de lado. Por eso creo que deberíamos consternarnos mucho más de lo que lo hacemos por todas las víctimas inocentes de las guerras de Ucrania, de la Banda de Gaza y de otras muchas guerras intencionadamente silenciadas; deberíamos consternarnos de la pobreza y el hambre que perdura en tantos rincones de nuestro mundo; deberíamos consternarnos de todas las víctimas inocentes de la pobreza. Precisamente leía estos días en el sitio web del vaticano esta noticia que me dejó sorprendido. Creo que nos vamos acostumbrando a las noticias de la llegada de inmigrantes en pateras y casi ni nos inmutamos ante tantas personas que pierden la vida en busca de una vida mejor. Somos conscientes del drama de los que vienen en pateras y cayucos pero muchos ignoran el drama de los que han recorrido miles de kilómetros hasta llegar a la costa atravesando el desierto del Sahara. Hay una película que tiene como título 14 km, se estrenó hace 17 años, del director Gerardo Olivares, y que habla precisamente del drama de la emigración hasta llegar a la costa del Estrecho de Gibraltar, solo 14 kilómetros de agua pero con cientos de kilómetros antes de accidentes, deshidratación, hambruna y violencia  en la travesía del desierto.

El desierto del Sahara, una frontera mortal para los migrantes
Según un informe de la ONU publicado el 5 de julio de este año, el viaje que emprenden migrantes y refugiados a través del Sahara es más mortífero que cruzar el Mediterráneo. Se calcula que son más de 1.000 personas que han fallecido en el desierto más grande del mundo durante los últimos tres años.


¿Por qué cruzar el desierto del Sahara parece más peligroso que cruzar el Mediterráneo? El primer peligro del que hablan los inmigrantes y refugiados se refiere a los ataques de bandas criminales, salteadores de caminos que vienen a robarles y a despojarles de todas sus posesiones; Para las mujeres, existe un mayor riesgo de sufrir violencia sexual en estas carreteras. Luego viene la violencia que proviene de traficantes que obligan a las personas a hacer un cierto número de cosas en el camino. Se trata de la extorsión, del trabajo forzado y, a veces, de la explotación sexual. Los peligros también provienen de las autoridades en los puestos fronterizos, personas que abusan de su posición para extorsionar también a estos desafortunados inmigrantes y refugiados.

Los hay que se cayeron de camiones o personas enfermas abandonadas en medio de la nada.


Para las organizaciones humanitarias es muy difícil llegar allí debido a las condiciones geográficas extremas, pero también porque los Estados no quieren que estas sean testigos de esta violencia silenciosa y secreta.

Es importante conocer que la mayoría de los migrantes y refugiados africanos permanecen en el continente africano. El 70%, después de lo que han vivido en esa travesía, se arrepienten de haber tomado esta decisión y se quedan en el país vecino a su país de origen con la intención, cuando las cosas mejoren, de regresar a casa.

Desgraciadamente la mayoría de estos países del norte de África no respetan los acuerdos internacionales relacionados con la protección de los refugiados, ni las leyes sobre asilo. Son también frecuentes las expulsiones de Marruecos a Argelia o Mauritania, de Argelia a Níger, de Túnez a Libia o Argelia, de Libia a otros países vecinos. Dejando a los inmigrantes, a veces, en medio de la nada del desierto. 

¡Ojala los cristianos nos consternemos por esta triste realidad que está ocurriendo tan cerca de nosotros; ojalá reaccionemos y protestemos con todos los medios que disponemos para que esto no se repita; ojalá nos consternemos con todo lo que ensucia y degrada la imagen de Dios que hay en cada ser humano!









 

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