En muchas partes del mundo
la mujer es tratada como primer material de descarte.
Hay países donde las mujeres tienen prohibido acceder a ayudas para armar un
negocio o ir a la escuela. Incluso, en esos lugares, soportan leyes que las
obligan a vestir de una determinada manera. Y todavía están en uso, en muchos
países, las mutilaciones genitales.
No les neguemos a las
mujeres la voz. No les neguemos a todas esas mujeres víctimas de abuso, la voz.
Son explotadas, son marginadas.
De palabra todos estamos de
acuerdo que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad como personas. Pero
en la práctica eso no ocurre.
Es necesario que los
gobiernos se comprometan a eliminar leyes discriminatorias en todas partes y a
trabajar para que los derechos humanos de las mujeres estén garantizados.
Respetemos a las mujeres.
Respetémoslas en su dignidad, en sus derechos fundamentales. Y si no lo
hacemos, nuestra sociedad no avanzará.
Oremos para que la dignidad
y la riqueza de las mujeres sean reconocidas en todas las culturas, y para que
cese la discriminación que sufren en diversas partes del mundo. Papa
Francisco – ABRIL 2024
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