Lunes 20 de junio
2022Somos
lo que damos, somos amor.
Ayer domingo
celebramos la fiesta del Corpus Christi, que quiere decir el Cuerpo de Jesús. Antes
se celebraba en jueves y por eso hemos oído de la boca de nuestras madres o abuelas
el refrán: “hay tres jueves en el año
que brillan más que el sol; jueves santo, corpus Christi y el día de la Ascensión”.
En la mayoría de nuestros pueblos y ciudades se ha pasado la fiesta a domingo,
aunque algunos siguen con esa tradición. El jueves estuve en un pueblo cercano,
Archena, y me quedé maravillado de las alfombras de sal de colores que habían hecho
en muchas calles del pueblo por donde, por la tarde iba a pasar la procesión con el santísimo o la comunión que se lleva en la custodia. Podréis ver las
fotos de esas alfombras que he subido.
Es un regalo
inmenso, el que tenemos los cristianos de poder recibir el cuerpo de Jesús en la
comunión. Los hay que logran entender, que no van más allá del trozo de pan que
nuestros ojos ven. Sé que hace falta la fe y quizás no es este el momento de
hacer una gran discusión. Lo que quería hoy es hacer comprender que el cuerpo
de Jesús está presente en la comunión que recibimos en cada misa, y en la comunión
que ayer paseamos por muchos de nuestros pueblos o ciudades a través de la
custodia en donde se lleva esta comunión o este Cuerpo de Cristo. Pero ayer
Caritas nos recordaba que el cuerpo de Cristo está también presente en el cuerpo
de tantas y tantas personas que encontramos en nuestro camino.
Somos lo que damos, somos amor; es el lema que este año Caritas ha elegido para animar este día de la caridad en todas nuestras iglesias, calles y pueblos, y me parece muy acertado. He querido escoger algunos párrafos de la carta que nos han enviado porque me parecen muy interesantes y actuales.
“El amor
recibido, el que damos, y el que somos, es lo que celebramos en esta gran
fiesta de Cáritas, el Día de la Caridad, fiesta del Corpus Christi. Una celebración que para los
cristianos toma cuerpo y forma en el pan y en el vino, en la entrega que hace
de su vida Jesús para salvarnos de una vida abocada a la muerte y al vacío, para
liberarnos de lo que nos hacer vivir sin esperanza y sin horizonte.
Celebramos que el AMOR es lo único que da sentido a nuestra existencia humana.
Celebramos que el amor es el motor que nos hace evolucionar y avanzar,
descubrir y proyectar el bien común para esta Humanidad a la que estamos vinculados
a través de esta Tierra.
Seguimos
transitando tiempos desolados, marcados por una profunda crisis que nos hace
aferrarnos al presente, a lo inmediato, porque la incertidumbre se ha instalado
en nuestra forma de vivir y poco nos deja ver del futuro. La pandemia ha dejado
consecuencias graves en los más débiles de nuestra sociedad. A ello se suma la
gravedad de la guerra en Ucrania y los tres millones de personas que han tenido
que huir del país. Pero no podemos olvidar la realidad de miles de personas que
siguen huyendo de otros conflictos, de la persecución y la pobreza, de los
efectos de las catástrofes climáticas cerca y lejos de nuestra tierra. Son una
cantidad ingente de personas en todo el mundo las que viven desplazadas de sus hogares en una peregrinación continua en busca
de paz, de oportunidad, de futuro.
Vivimos una
creciente inestabilidad global que nos recuerda que somos frágiles y
vulnerables, pero también somos capaces de una solidaridad y una generosidad
que convierte nuestros gestos sencillos y concretos, en vida para otros.
Queremos
poner en valor el amor por los demás como propuesta de vida: un amor concreto y
social, un amor comprometido con todo lo que nos importa. Se trata de vivir y
reflejar un amor que da la vida a otros, que se comparte en fraternidad y que
es fiel. Somos testigos de que este amor mueve los corazones de muchas personas
que quieren ayudar, colaborar, participar en un proyecto de sociedad nueva que
se construye menos desde el individualismo y más desde un nosotros compartido.
Los
cristianos y cristianas estamos llamados a vivir en coherencia con este amor y
a reflejarlo en el día a día, en nuestras acciones y decisiones, en un estilo
de vida más sencillo y austero, en una forma de ser que lleva a hacerse pan
para otros, a tejer red y relaciones con otros diferentes, a contagiar alegría,
esperanza.
Ser del
grupo de seguidores de Jesús nos compromete a compartir la mejor versión de
nosotros mismos, y a enredarnos e implicarnos en la vida de los otros. Es un
compromiso que pone en juego nuestra forma de mirar, de pensar y de sentir. Vivir
de forma comprometida significa vincularse, no pasar de largo ni mirar para
otro lado.
“La solidaridad es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales” (Papa Francisco Fratelli Tutti nº 116).
Un modo muy
bonito de terminar esta fiesta del Corpus, de honrar y venerar el cuerpo de Jesús
en la comunión, en la hostia sagrada, pero también en todo hombre y mujer que
es rostro suyo. Por eso te invito a MIRAR CON TERNURA, a ESCUCHAR CON PACIENCIA,
a
CUIDAR LA FRAGILIDAD, a COMPARTIR CON GENEROSIDAD y a DENUNCIAR LA INCOHERENCIA
QUE GENERA INJUSTICIA.
y para acabar te invito a escuchar esta hermosa canción de Luis Guitarra, Alfredo Fraile y Migueli, pinchando en este enlace de aquí abajo:
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