Viernes 11 Febrero 2022Nuestra indiferencia los
condena al olvido
Como cada año a mitad de Febrero celebramos la
campaña de MANOS UNIDAS, Ong de la iglesia para el desarrollo de los países del
sur. Este año es la campaña 63 y hay que estar orgullosos de lo que se ha hecho
en todos estos años y de lo que se sigue haciendo gracias a la colaboración de
todos. El lema de esta campaña es “NUESTRA
INDIFERENCIA LOS CONDENA AL OLVIDO”. Con este lema se intenta concienciar y
se quiere evitar que el muro de la
indiferencia y de la desigualdad condene al olvido a más de mil millones de
personas empobrecidas y hambrientas ante las que nunca debemos volver la
espalda. Está claro que no podemos permanecer impasibles ante la desigualdad
que condena al olvido y a la marginación a mujeres, niños, ancianos, personas
con discapacidad, minorías étnicas… que representan a los “desheredados” de la
Tierra.
Cada día nos despertamos escuchando las cifras
que arroja una pandemia que empezó a golpearnos hace casi dos años y que ha
cambiado la realidad que nos toca vivir. El coronavirus ha puesto en jaque al
mundo, pero no solo en cuanto a salud se refiere, sino en algo mucho más grave:
el auge de la desigualdad y aumento del
número de personas que pasan hambre en el planeta.
Millones de personas ya afrontaban sus vidas
como un desafío casi insalvable antes de la actual crisis social y sanitaria
que padecemos. Pero la Covid-19 empujará a otros 500 millones de personas a la
pobreza. Y lo peor es que, si no hacemos algo, y lo hacemos ya, el hambre
podría alcanzar a más de mil millones de seres humanos en los próximos años. Pero,
por desgracia, estas cifras esconden rostros de seres humanos que no
tenemos tiempo ni de mirar ni de tener presentes. Vivimos en una sociedad
marcada por el individualismo en la que la desigualdad nos parece algo
normal. Y con nuestros comportamientos y actitudes condenamos y marginamos
a millones de seres humanos.
Manos Unidas alza la voz ante la
creciente indiferencia que se está instaurando en nuestro mundo. Nos
invita a despertar nuestras conciencias
anestesiadas porque no es posible construir un mundo diferente con gente
indiferente.
Si no reaccionamos, sin nuestra mirada, atención y apoyo, los más pobres del planeta serán olvidados y se harán invisibles. No podemos seguir ignorando la dura realidad que viven millones de personas en el mundo que, cada día, se están volviendo más invisibles y más olvidados a causa de nuestra indiferencia. No querer ver la desigualdad hará invisibles a las personas más pobres del planeta. Que la pobreza y el hambre no sean invisibles depende de cada uno de nosotros. Estamos a tiempo de actuar.
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