Viernes 14 Mayo 2021Despojados de su tierra
y luchando por no perderla.
Todos sabemos que el derecho a la tierra
es un derecho fundamental para todas las personas, pero que no es reconocido en
muchos rincones del mundo. En muchos países de África, la tierra es un bien
comunitario, no existe la propiedad privada, sino que es un bien del pueblo que
se ha recibido de los abuelos, y estos de los antepasados y que el anciano o el
jefe del poblado gestiona, utiliza y reparte según las necesidades del pueblo y
de cada familia. Como podréis imaginar muy pocos son los que tienen los títulos
de propiedad de los terrenos, documentos escritos que muestran que es un bien que les pertenece desde muchísimas
generaciones. Para muchos este es un papel que no sirve para nada pues lo que
cuenta es la tradición, lo que se ha hecho desde siempre y el seguir perpetuando
estas tradiciones.
Pero estas leyes tradicionales entran en
conflicto con las leyes modernas y las ordenanzas hechas por los gobiernos que,
como es el caso en Camerún y en Chad, dicen que toda la tierra que no tiene un
título de propiedad es considerada como un bien del estado y aunque haya gente
que viva allí desde hacía siglos, que la cultiven y cuiden, el gobierno puede
expropiarla sin ningún problema y a veces sin casi ninguna compensación
económica diciendo que es debido a una necesidad de utilidad pública.
Camerún es un país un poco más pequeño que España, con
475.650 km2, situado en el corazón de África. Con una población
estimada de unos 25 millones de habitantes, la mayoría jóvenes. Según el último
censo los que tienen menos de 25 años representan el 64,2% de la población. La
población urbana en 2018 era del 56% y conoce un aumento acelerado sobre todo
en las 2 ciudades más grandes: Douala con 2.817.695 habitantes y Yaundé con
2.785.637 habitantes en 2015.
Estos últimos años, bajo la presión de
empresas nacionales pero muy a menudo internacionales, el gobierno ha procedido
a conceder inmensos terrenos a dichas empresas o multinacionales. Casi siempre,
esto se realiza sin tener en cuenta la población local cuyos derechos son por
lo general pisoteados e ignorados. Muchas de estas personas que sufren estas
injusticias de estado no tienen capacidad ni medios para asociarse, ni reunirse
para hacer presión juntos ante las instancias políticas o los jefecillos
locales, para reivindicar las indemnizaciones, la violación de su espacio
vital. La mayoría ignoran las leyes y los reglamentos que les protegen, ignoran
todo lo relativo al problema de la propiedad de la tierra y es para ellos muy
difícil el defender sus derechos.
Por otra parte el gobierno, con la
complicidad de las autoridades locales, bajo la presión de grandes inversores
nacionales o extranjeros, permite ceder superficies enormes sin respetar la
población local. Esto hace más doloroso, si cabe, la situación de la población
local a la que se le quita la tierra, que se deja abandonada a ella misma y no dispone
de casi ningún medio para defender y reivindicar sus derechos. Pero sabed que
no cruzamos los brazos y allí está presente y actúa la iglesia para apoyar y
defender los derechos de estos pobres a quienes se les quita lo que tienen, su
modo de subsistencia.
Foi
et Justice (Fe y Justicia) es una asociación que fue creada en
2010 por las Congregaciones religiosas establecidas en Camerún al ver el peso
de las injusticias que afectan a todos los habitantes de Camerún, pero en
especial a los más pobres. Es una
asociación que quiere promover la justicia económica y social a través del
activismo, de la denuncia y de la defensa de la gente sencilla frente a las
instituciones locales o internacionales. Los religiosos se unieron para actuar
a través del activismo en la denuncia y en la defensa de situaciones que
afectan a la gente sencilla en su día a día.
Foi
et Justice es una asociación que permite que haya un canal
legal a través del cual las congregaciones religiosas puedan hacer presión en
la política del gobierno que afecta a la vida de la población más sencilla. Esta
asociación está presente en todo Camerún a través de observadores cuya misión
es estar despiertos, observando y documentarse sobre los fenómenos sociales que
se están produciendo. También trabajan implicándose de cerca a nivel local en
las injusticias más presentes, buscando sus causas e intentando actuar con
acciones concretas. Otra iniciativa muy importante de Foi et Justice es la de sensibilizar a la gente sobre todo tipo de
injusticia y apoyarlos para que hagan lo que está en sus manos para que eso
disminuya o pueda desaparecer.
Otras veces he hablado en este blog del
problema del acceso a los medicamentos de calidad, de la venta ambulante de medicamentos,
a menudo nocivos para la salud (basta ver los ecos nº 77 del 23 de febrero 2019
en donde hablaba de los medicamentos falsos que se venden por todas las calles
de Yaundé, y en los ecos nº 99 del 5 de mayo de 2020 en donde hablé del
problema de la malaria-paludismo, enfermedad en la que no hay ningún interés para
erradicarla, al ser una enfermedad que solo afecta a los países pobres del sur),
y de la gran presencia de los religiosos en centros de salud y hospitales (basta
ver los ecos del 20 de agosto de 2012, en los ecos nº 79 del 25 de agosto del
2018, en los ecos nº 80 del 5 de junio del 2019, en los nº 103 y 105 de julio
del 2020). Es así como Foi et Justice ha
logrado crear una asociación llamada EDISA, reconocida por el gobierno en 2013 para
proveer a los centros de salud de las distintas congregaciones religiosas de medicamentos
a buen precio y de calidad.
Un tema muy preocupante es el de la seguridad
en alimentos y para eso Foi et Justice se
preocupa también en la lucha contra el acaparamiento de tierras y en los
problemas relativos al título de propiedad de la tierra que priva a muchos
agricultores y a sus familias de sus tierras ancestrales y con esta de sus
medios de subsistencia.
El problema de la compra de grandes superficies de
tierra por empresas nacionales o internacionales es algo que preocupa mucho en
Camerún y en varios países de África subsahariana, (en febrero del 2020 subí un
video que habla de los recursos naturales que hay en África y que sabemos no benefician
a los africanos). En Camerún actualmente hay grandes multinacionales como (CDC, SOCAPALM, SOSUCAM, HÉVÉCAM, SGSOC, Herakles) que utilizan terrenos inmensos para inmensas plantaciones de caucho, plátanos, palmeras de
aceite, piñas… todo, claro está, destinado a la exportación. Y en los últimos
años ha aparecido China que también está ocupando terrenos muy grandes también
en las regiones del Centro y Sud del país.
La asociación Foi
et Justice queriéndose hacer “voz de los que no
tienen voz” ha hecho este estudio para comprender el problema de la gestión de
la tierra que prevalece ahora en Camerún. Está claro que esto muestra cómo los
inversores son capaces de hacer lo que quieran por el hecho de tener dinero, y
eso en complicidad con las autoridades administrativas y tradicionales, con el
único fin de dejar a esta gente sin tierra, abandonados a su suerte.
La asociación Foi et Justice ha realizado una encuesta, durante varios meses y acercándose
a la población afectada por el desahucio, en el valle de Ntem, una región al
sur de Camerún alrededor del municipio de Ambam, sobre la inseguridad que
produce la concesión de grandes parcelas de tierra a los inversores sin
escrúpulos que se aprovechan de su poder financiero, de sus influencias
políticas y administrativas, e incluso de la fuerza para pisotear los derechos
de la gente sencilla.
La encuesta concluye: “en Camerún, el
acaparamiento de tierras sigue siendo un sujeto que preocupa a muchas personas.
Debido a una acta administrativa, el terreno de 26 pueblos de la región del Sur
ha sido incorporado a la propiedad privada del estado y a continuación cedido a
2 empresas o multinacionales: 26.000 hectáreas a Neo Indusrty (en principio una empresa camerunesa que trabaja con
el cacao) y 30.700 hectáreas a Plants et Aquaculture du Cameroun (PAC) (una empresa del gobierno para promover las pequeñas
empresas), sin respetar las normas ni los derechos de la población local. Esta
misma empresa PAC tiene previsto, en un futuro cercano, la compra o el expolio de
200.000 hectáreas de tierra en la zona de Tibati, hacia el norte del país.
El proyecto de Plants
et Aquaculture du Cameroun (PAC) se sitúa en plena selva ecuatorial, un
santuario de especies animales y vegetales que serán arrasadas para hacer
grandes plantaciones, sin realizar ningún estudio medioambiental. Por si fuera
poco no se sabe bien ni cómo se va a utilizar la tierra, ni lo que se quiere
producir allí. Lo que sí se sabe es que podrá tener consecuencias en la calidad
del agua de los ríos cercanos, en la deforestación, y sobre todo en toda la población
que deberá desplazarse y abandonar sus terrenos.
El documento elaborado como conclusión del estudio y
de la encuesta se ha enviado a la administración local y estatal. En él se
invita a abandonar totalmente el proyecto pues está viciado desde el inicio.
También se invita a parar definitivamente con la cesión de grandes superficies
de tierra a grandes empresas con la excusa que es para reducir la pobreza en
Camerún. Se invita a hacer reformas en la ley de la protección de los derechos
de las poblaciones y de los colectivos locales. Se invita a promover y a apoyar
el desarrollo de pequeñas explotaciones agrícolas para los que allí viven.
Sabemos que son pequeños pasos, pero muy
importantes y convencidos que podrán dar mucho fruto.
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