"Cuando yo voy a confesarme es para sanarme, para curar mi
alma. Para salir con más salud espiritual. Para pasar de la miseria a la
misericordia. El centro de la confesión no son los pecados que decimos, sino el
amor divino que recibimos y que siempre necesitamos. El centro de la confesión
es Jesús que nos espera, nos escucha y nos perdona. En el corazón de Dios
estamos nosotros antes que nuestras equivocaciones
Recemos para que vivamos el sacramento de la Reconciliación
con renovada profundidad y para saborear el perdón y la infinita misericordia
de Dios.
Recemos para que Dios dé a su Iglesia sacerdotes misericordiosos y no torturadores" Papa Francisco
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