viernes, 5 de febrero de 2021

ECOS DE LA SABANA nº 119


Sábado 6 Febrero 2021

Conociendo un poco más Chad y sobre todo nuestra comunidad de Bitkine.

El 31 de agosto de 2019 los misioneros javerianos se instalaron en Bitkine y abrieron así una nueva presencia misionera en Chad, en el Vicariato Apostólico de Mongo. Son tres los misioneros javerianos que allí fueron enviados: Jesús Calero, español;  François Xavien Agung, indonesio y Antoine Ntabala, congoleño de la República Democrática del Congo. Esta nueva misión javeriana en la región llamada Guéra fue puesta bajo la protección de San Guido Maria Conforti, Fundador de los Misioneros Javerianos y de Santa Josefina Bakitha. Una religiosa de Sudán que fue secuestrada, por unos comerciantes de esclavos, cuando solo era una niña y apodada de forma irónica “Bakhita”, que significa “afortunada”. Al igual que ella, su hermana también fue secuestrada y desarraigada de su familia. Tuvo que salir forzosamente de su tierra, perdió su nombre y fue sometida a esclavitud y tortura. Pese a perder todo y a ser vendida a distintos amos que la maltrataron durante años, Bakhita conservó la inocencia y un corazón limpio. “Fui realmente afortunada, porque el nuevo patrón era un hombre bueno. No me maltrataba ni humillaba, algo que me parecía completamente irreal”, escribió Josefina en su diario con trece años, refiriéndose a la paz y tranquilidad que sintió por primera vez desde el comienzo de su pesadilla, al conocer a su quinto y último amo, el único que la trató bien. Bakhita viajó con él a Italia donde trabajó de niñera para después ingresar al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad, en Venecia. Allí supo que Dios le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud y fue bautizada como Josefina Margarita Afortunada. Ella es símbolo de África, por su origen; del absurdo del racismo, por su negritud; de las mujeres maltratadas, por la violencia que padeció; de la fe de los pobres, pues su única posesión fue un crucifijo; y de la reconciliación que encarnó. Su vida es un signo de nuestros tiempos; posee el don de la universalidad.

Así que bajo la protección de estos 2 santos, un sueño se convierte realidad para nosotros los Misioneros Javerianos. Porque se necesitaron 16 años para que la Dirección General, en colaboración con la Región de Camerún-Chad, respondiera positivamente a la solicitud del obispo Henri Coudray, obispo del Vicariato Apostólico de Mongo. 

Monseñor Henri Coudray, les confió la gestión de la parroquia de Bitkine, que no es ni mucho menos como una de nuestras parroquias de aquí en España. Daros cuenta que esta parroquia de los Santos Pedro y Pablo de Bitkine es una de las seis parroquias del Vicariato Apostólico de Mongo (Mongo, Bitkine, Dadour, Baro Abéché y Am-Timan), en Chad. Este Vicariato tiene una superficie de 540.000 km2 (mayor que toda España). Comparte 400 km de frontera con Libia en el norte, más de 1000 km con los dos Sudan en el este y finalmente con la República Centroafricana en el sur. Al oeste limita con Níger, Nigeria y Camerún.

Monseñor Henri Coudray en las palabras de acogida que dirigió a los javerianos y a los cristianos allí reunidos les habló de “movilidad misionera ". Y con estas palabras quiso definir la presencia de los misioneros javerianos en el Vicariato Apostólico de Mongo. ¿Por qué “movilidad misionera”? Porque esta nueva misión está realmente en las fronteras geográfica y humana. En efecto, la parroquia de Bitkine es una iglesia minoritaria que busca vivir de Cristo y dar testimonio de la posible fraternidad con los musulmanes que son mayoría y con los que siguen la religión tradicional de sus antepasados. Es también la única comunidad en todo el Vicariato de Mongo que todavía tiene cristianos autóctonos. Los protestantes también son numerosos allí con muchas obras sociales. 

Ante esta situación, la Parroquia de Bitkine se ha marcado el objetivo de testimonio y servicio. La tarea a la que se dedican es en primer lugar la evangelización, también trabajan en el diálogo interreligioso y llevan adelante muchas iniciativas de promoción social. Actualmente los compañeros javerianos siguen aprendiendo el idioma local llamado Kenga y el árabe. Ellos, en medio de sus hermanos y hermanas Kenga y árabes, viven la misión a través de diferentes actividades: el anuncio de la palabra de Dios, el acompañamiento y animación de movimientos, grupos y servicios; educación de los jóvenes en el centro cultural, biblioteca parroquial, clases en el colegio de niñas de Santa Joséphine Bakitha; la gestión de dos internados (niñas y niños); cursos de alfabetización y costura para la promoción de la mujer y las jóvenes, en un entorno donde la mujer es muy marginada y considerada como un objeto de reproducción y placer.

El obispo no ocultó su alegría al decir, “¡este es un momento que llevo soñando desde hace mucho tiempo! ¡Buena suerte a los pioneros!




 

 

 

 

 

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