Jueves 6 de Agosto 2020
Lavado de coco
sorprendente.
Otras veces ya
os he hablado de la cantidad de sectas que por aquí hay y que hoy en día están presentes
por todos los sitios. De hecho recuerdo que cuando llegué aquí, viniendo de
Chad, es una de las cosas que me sorprendió, e incluso una vez intenté hacer el
recuento de todas estas iglesias y de sus denominaciones, a cual más curiosa e
interesante. Lo podéis leer en los ecos de enero del 2013, y un día mientras me
daba un paseo por el barrio me divertí a escribir algunas de las que me
encontré durante el paseo: Testigos de
Jehovah, Iglesia Católica Romana de rito latino, La Iglesia de Dios en Camerún,
Iglesia de Cristo en Camerún, Iglesia Metodista unida, Iglesia católica
Carismática, Iglesia Embajada de Cristo, Misión Evangélica Vida y Paz en
Camerún. Sin duda que no fui exhaustivo y me dejé varias,
pero esas fueron las que me encontré al borde del camino por donde paseé. En estos
años creo que el número no cesa de crecer y de vez en cuando aparecen noticias curiosas
y sorprendentes en la prensa y nos hacen ver cómo estas sectas logran manipular
a sus fieles y comerles el coco. Hace unos meses hizo mucho ruido un pastor de
una de estas sectas que en Douala había dejado embarazadas a 10 jóvenes diciéndoles
que es así como les daba el Espíritu Santo, y es gracias a los familiares de
alguna de ellas que fue desenmascarado y detenido.
Llevamos un mes con los exámenes oficiales tipo
selectividad, aunque aquí son 3 de 3 niveles diversos. Este año han sido
retrasados a causa del corona y exigían que los estudiantes fueran al examen y
estuvieran en el aula con la mascarilla. Antes de ayer fue noticia un grupo de jóvenes
que fueron expulsados del centro en donde debían hacer el examen porque
rechazaban de ponerse la mascarilla. Curiosamente todos pertenecían a una secta
llamada “el Tabernáculo de la Libertad”
en donde hacen oraciones que empiezan por la mañana y que terminan a menudo
tarde por la noche. El pastor o profeta, como así lo llaman, habían prohibido
el ponerse la mascarilla pues, según él, era una práctica satánica e incluso prohibía
el lavarse las manos. Los jóvenes fueron expulsados del examen y al día
siguiente el lugar en donde hacían la oración fue precintado pero después de
una batalla nada fácil entre las fuerzas del orden y los fieles de esta secta allí
atrincherados.
A menudos hay grandes anuncios publicitarios y
pancartas que anuncian profecías, curaciones, milagros y mil y una maravillas a
los que participen a las oraciones que esas sectas ofrecen. En medio de la
pobreza, del desempleo, de familias desestructuradas, de personas que buscan un
marido y una mujer desesperadamente, de personas con muchos problemas de todo
tipo; algunos buscan la solución a todos estos males y problemas en estos
lugares. Y os aseguro que la oferta es grande y muy variada. Creo que hay que decir
también que el gobierno ha dimitido y deja hacer la que la gente quiere sin ningún
control, y sin ningún respeto de las normas ni del saber vivir. Cualquiera
puede abrir su chiringuito como quiere y en donde quiere. Cualquier sitio es
bueno para ver nacer una secta: un salón, una cocina, una casa abandonada, un almacén…
hace falta poco, lo que es imprescindible es un tener unos mega altavoces que
hacen un estruendo inimaginable para que se sepa que allí están, y luego poco a
poco hay siempre algunos crédulos que adhieren y se vuelven fanáticos.
Claro está que los que sufren son los familiares de
estas personas atrapadas en estas redes que destruyen a las personas y los que
viven cerca de estos lugares y que a causa de los mega altavoces no tienen
derecho al silencio, al descanso ni al respeto… pero de esto hablaremos otro día.
Lunes 10 de Agosto 2020
Un profeta que nos
deja.
El sábado pasado,
8 de agosto, se hizo pública la noticia del fallecimiento de Pedro Casaldàliga,
llamado el obispo de los pobres. A pesar de haber vivido sin lujos ni
comodidades, el Señor le concedió una larga, intensa y fructuosa vida,
falleciendo a los 92 años con el parkison como compañero durante bastantes años.
Era un
religioso misionero claretiano, español de origen, pero de corazón y casi toda
su vida pasada en la región de la Amazonia en Brasil, en donde fue obispo de
Sao Felix do Araguaia. Se puede decir que quiso vivir con los más desamparados
de este mundo, con ellos y como ellos.
Era obispo sin
ornamentos, ni palacio, ni coche y fue una sola vez a Roma porque el papa Juan
Pablo II se lo mandó. Delante de él se presentó con un sombrero de paja. Era un
místico y un poeta defensor incansable de los más desamparados, y al mismo
tiempo era un hombre libre y con una libertad enorme para decir a los ricos y a
los pobres lo que tenía que decirles para que fueran más humanos. No tuvo miedo
en decir cosas que pusieron en peligro su vida, siempre por defender a los más débiles.
Él siempre creyó en un Dios liberador que traía la libertad, y caminó con
confianza con su mirada puesta en él.
Una vez
escribió esto: “Me llamaran subversivo y yo les diré: lo soy. Por mi pueblo en lucha
vivo, con mi pueblo en marcha voy”.
Creo que es
necesario, aunque solo sea en unas pocas líneas, hacer memoria de este pequeño
hombre que mostró tener un gran corazón y un inmenso amor a Dios y a los
privilegiados del Reino: los pobres. Un poco más abajo cito un par de poesías suyas,
cortas pero muy profundas y quiero acabar con un soneto que José Ignacio González
Faus, ha escrito en su memoria y que resume su vida en unos versos.
La
amalgama de amores que cultivas
va
tejiendo un tapiz de siemprevivas:
flores
regadas de mujeres y hombres.
Tapirapés
surcando el Araguaia
con
orgullo de raza rediviva,
dibujan
con el agua azul festiva
tu
nombre en las arenas de la playa.
Y
te acoge el Misterio en un abrazo
sin
fin, que te recrea en Su regazo
de
eternidad sin sombra de egoísmo.
Te
vas, pero nos dejas un venero
de
paz y de coraje; guerrillero
del
mundo, de la Iglesia y de ti mismo.
Aquí os dejo alguna frase y alguna reflexión que nos puede ayudar:
Al final del camino me dirán:
-¿Has vivido?
¿Has amado?
Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres..." Pedro
Casaldáliga
"Los del
Primer Mundo, si no trabajáis la solidaridad, no os vais a salvar, pese lo que
os pese" Pedro
Casaldáliga
«Ámame más, Señor, para quererte».
Búscame más, para mejor hallarte.
Desasosiégame, por no buscarte.
Desasosiégame, por retenerte.
Pódame más, para más florecerte.
Desnúdame, para no disfrazarte.
Enséñame a acoger, para esperarte.
Mírame en todos, para en todos verte.
¡Por los que no han sabido sospecharte,
por los que tienen miedo de encontrarte,
por los que piensan que ya te han perdido,
por todos los que esperas en la muerte,
quiero cantarte, Amor, agradecido,
porque siempre acabamos por vencerte!
Pedro
Casaldáliga
“Si
no escalas la montaña, jamás podrás disfrutar el paisaje”. Pablo Neruda
“Arriesgarse
es perder un poco, no arriesgarse es perderlo todo”. Anónimo
“Si
me caí, es porque estaba caminando y caminar vale la pena aunque te caigas”. Eduardo Galeano
“Aunque
no nos muriéramos al morirnos, le va bien a ese trance la palabra: Muerte.
Muerte es que no nos miren los que amamos, muerte es quedarse solo, mudo y
quieto y no poder gritar que sigues vivo”. Gloria
Fuertes
LA ALONDRA
“En
una soleada mañana, dos alondras subían volando a lo alto. La alondra padre
hablaba con su polluelo, haciéndole ver lo maravilloso que es tener alas y
poder volar hasta las alturas. Pero el pequeño, en su inexperiencia, escuchaba
sólo a medias, pues su atención se fijaba en el tintinear de una campanita, que
llegaba a sus oídos desde la tierra. El pajarillo, curioso, bajó al campo de dónde
provenía el sonido que tanto le atraía, y vio a un hombrecillo que guiaba un
carro mientras gritaba: - "¡Vendo lombrices! ¡Dos lombrices por una
pluma!"
A
la pequeña alondra le encantaban las lombrices; ya al nombrarlas se le hacía
agua el pico. Y sin pensar más se decidió: arrancó una pluma de sus alas y la
cambió por dos lombrices. Cuando se las hubo comido volvió junto a su padre,
muy satisfecha. Al día siguiente la alondra esperó ansiosamente el sonido de la
campanita, y al oírla bajó a realizar nuevamente su extraño negocio, dando otra
pluma a cambio de dos lombrices. Esto lo repitió día tras día. Una vez ofreció
al hombrecillo cinco plumas por diez lombrices. El vendedor aceptó entusiasmado
y, desde entonces, por espacio de varios días más, continuó el intercambio. Al
cabo la alondra batió sus alas inútilmente: ¡ya no podía volar! ¡Estaba atada a
la tierra y condenada a arrastrarse en lugar de volar! ¡Había cambiado sus
alas, su libertad, por un puñado de lombrices!” Luther Burbank
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