miércoles, 15 de enero de 2020

ECOS DE LA SABANA nº 91


Miércoles 1 de enero 2020
Noche vieja agridulce.
            En pocos años he visto como se ha ido convirtiendo en una tradición el querer acabar el año con la oración y comenzarlo así también. Son muchas las parroquias que organizan una vigilia de oración o una misa el 31 de diciembre a partir de las 9 o 10 para llegar a medianoche y comenzar el año en oración o incluso para continuar durante toda la noche con esta. Aquí en nuestra parroquia es uno de los días en que la iglesia y la plaza parroquial se llena de una muchedumbre inmensa. Hablando con varias personas intentaban dar explicaciones a este fenómeno: uno decía que es a causa de la vida difícil y de los problemas que muchos tienen, según él vienen a estas celebraciones para pedir al Señor que le eche una mano ante el año que se avecina; otro me hacía comprender que quizás la realidad que vivimos nos hace comprender que nuestras vidas son frágiles y están en manos de Dios, por eso el acabar el año y el comenzar el año ante el Señor; para otro es como un talismán que quizás pueda protegerles y hacerlos invulnerables durante el resto del año; es cierto que muchos son los que ven una oportunidad que se nos ofrece para acabar el año dando gracias por todo lo vivido y recibido, pidiendo perdón por tantos errores y faltas de atención y comenzar el año presentándolo al Señor para vivirlo a tope y en plenitud.
            Aquí tenemos la tradición de hacer una misa con testimonios que puedan ayudar a los que asisten a vivir con plenitud. Este año el párroco ha querido que los protagonistas fueran los jóvenes y que durante todo este año ellos estén en el centro de la preocupación de la parroquia. El párroco hablo un poco y se preguntó qué hace la iglesia con esta marea de jóvenes que hay aquí. Es cierto que se hacen cosas pero se podría hacer muchísimo más. En la entrada de la iglesia se había puesto un cartel grande con la frase “Joven, no tengas miedo. Dios te ama, conoce tu situación, quiere ayudarte… ven a él”. Luego hubo 3 testimonios; el 1º de Aurore, una chica de unos 26 años, muy activa en un grupo de lucha contra la droga entre los jóvenes llamado “New Life”. Ella habló de todas las consecuencias negativas del consumo de la droga: embarazos no deseados, Sida, abortos, familias desestructuradas… y dio el testimonio de la dificultad que ha tenido y tiene para encontrar un trabajo. Nos habló de “la promoción sofá”, es decir que para avanzar u obtener un trabajo te tienes que acostar con el jefe. Ella contaba que había vivido esa proposición pero que no había aceptado e invitaba a vivir con valores y a no aceptar cualquier propuesta para avanzar u obtener un trabajo.
            A continuación Roland dio su testimonio, él es el responsable de esta asociación de lucha contra la droga. E insistía sobre el consumo de estas y sobre todo del consumo del alcohol tan difundido entre los jóvenes. Subrayaba el hecho que quizás es porque en parte los padres no se interesan demasiado por lo que hacen sus hijos o dialogan poco con ellos. Y después de dar su testimonio leyó una carta que la madre de un chaval drogadicto del barrio había escrito. Ella estaba presente pero como entenderéis no le era fácil el ponerse a hablar delante de todos y prefirió escribir una carta. Ella decía “este es mi hijo que el Señor me ha dado, con 24 años y haciendo 4º de la ESO, por 4ª vez. Yo no sé cuándo empezó a tomar eso pero ya es desde hacía varios años. No es fácil ser madre de un hijo así, y recibo muchos insultos de la gente cercana. He comprendido que no hay que humillar a estas personas ni compararlas con otras, sino apreciarlas y valorarlas… y sigo guardando mi fe en el Señor”.
            Por ultimo hablo Ricardo, un joven que hace el 3er año de matemáticas en la universidad. Nos contó cómo desde joven apenas con 12 años empezó a beber, fumar y tontear con las drogas. Tenía éxitos sentimentales pero fracasos en la escuela. Es gracias a una amiga que le trajo poco a poco a la iglesia y a un grupo cristiano que ha ido dejando todo; pero la lucha por dejar esas sustancias no ha sido fácil. Insistía sobre la importancia de cortar con las antiguas amistades y el darse cuenta que aunque lo haya dejado desde hace 1 o varios años la tentación está siempre presente, por eso la importancia de continuar y de implicarse cada día.
            La eucaristía continuó en este ambiente festivo y de reflexión, con un rato de silencio y de adoración al final de la misa esperando que llegara la medianoche y es con mucha alegría que hicimos la cuenta atrás y entramos en el año nuevo, con abrazos, buenos deseos y alegría. Los jóvenes habían preparado unos perolones grandes de café con leche y unos bocatas y se fueron distribuyendo para comenzar el año con buen gusto de boca. Y seguimos con bailes y cantos que los jóvenes habían preparado hasta casi las 2 de la mañana.
            Justo cuando todo estaba acabando me llaman por teléfono varias veces y me informan que Nelly, una joven de unos 22 años que conozco, acababa de ser violada delante de su casa. En seguida me puse en camino hacia su casa con otro compañero. Ella había venido a la misa con su madre, y nos habíamos intercambiado el deseo de Feliz año, pero como estaba cansada no quiso quedarse con su madre y a eso de la una se fue para casa. Bajando a su casa, es cierto que no hay mucha luz o casi ninguna, pero ella echó una mirada antes de hacer ese último tramo más oscuro y vio que no había nadie. Bajó y llegó a su casa, no tenía llave y llamó a la puerta para que su hermana que estaba dentro le abriera. Precisamente su hermana es la joven de la que os hablaba hace poco que tuvo un niño, Michel, y que fuimos un día a darle la bienvenida. De repente vio que uno estaba junto a ella y se asustó, pensó que quería robarle y le dio el teléfono, pero este le puso un cuchillo en su cuerpo y le invitó a callar y a obedecer. La llevó a un lado, detrás de casa, cerca había un grupo de vecinos que hacían la fiesta y que estaban con música. Nelly tuvo miedo por la amenaza y el otro se aprovechó de ella, amenazándola antes de irse que no dijera nada. Al poco ella gritó y los vecinos vinieron, les explicó y salieron en su búsqueda a la calle pero en vano.
            Cuando nosotros llegamos, hacia las 2 y media de la mañana, ella seguía bajo el choc y apenas si podía hablar. Allí estuvimos un rato con ella y su madre. Llamé al comisario, amigo mío y me dijo que al día siguiente fueran a hacer un control médico y luego a la comisaria para hacer la denuncia. Y así fue, cuando las vi al mediodía volvían de hacer el control y yo les acompañé a la comisaria. Como os imagináis hay un sentimiento de rabia y de impotencia grande que se mezclan. Sé que la denuncia no servirá para casi nada, pero es algo que hay que hacer. Esperemos que no haya sido contagiada con ninguna enfermedad. He contactado una amiga religiosa que es psicóloga para que pueda acompañarla y ayudarla un poco a sobrellevar este golpe tan duro. Ya veis que en unos minutos hemos pasado de la gran alegría y de todos los buenos deseos a esta gran tristeza y a descubrir que la realidad es a menudo dura y cruel con algunas personas.

Sábado 4 de enero 2020
Contamos con ocho diáconos.
            Si recordáis os hablé de la profesión perpetua de 8 de nuestros jóvenes el 5 de Noviembre, fiesta de nuestro santo fundador Guido María Conforti. Justo un mes después el 5 de diciembre estos mismos han sido ordenados diáconos gracias a la oración e imposición de manos del obispo emérito Roger Pirene. Un belga, misionero la mayoría de su vida aquí en Camerún. La celebración fue sencilla pero se vivió con intensidad y la presencia de muchos amigos de la parroquia, del barrio y amigos de nuestros 8 jóvenes. Este es otro paso más que dan en su camino de formación y a unos meses de terminar esta y de ser destinados como futuros misioneros allí en donde los superiores vean que hacen más falta.
            Los 8 tienen la suerte de poder ejercer un poco este ministerio de diaconado que se les ha dado gracias a su presencia en nuestra parroquia y en distintos lugares donde ejercen su apostolado. Así van descubriendo la belleza de la misión y al mismo tiempo los desafíos que esta conlleva, van también ejercitándose y cogiendo experiencia que les ayudará en el día de mañana allí a donde se les envíe.
            Como os imaginareis este es un año de abundancia y por eso seguimos dando gracias a Dios por todos estos dones que nos ofrece. Que los 8 puedan vivir este ministerio desde el servicio y que ellos nos recuerden que también nosotros fuimos y seguimos siendo diáconos y servidores.

Viernes 10 de enero 2020
Viaje complicadillo.
            El 1ero de enero por la tarde me puse en viaje con otros 2 compañeros pues teníamos que ir a Garoua, hacia el norte del país, a unos 1150 km de aquí, para una reunión con todos los javerianos que trabajamos en Camerún y en Chad. El viaje se pasó sin incidentes y como suele pasarse, es decir que llegamos a destino al día siguiente hacia las 2 y pico de la tarde. Cansados pues los últimos 270 km, como ya he escrito otras veces son en una carretera llena de baches, polvo y agujeros. Pero es lo que hay y lo que todo el mundo debe soportar para llegar al destino. Menos mal que la recompensa es un batido de frutas en un pequeño restaurante cutre al lado de la estación, pero que sabe muy bueno.
            Han sido unos días bonitos y como veréis en alguna foto que se hizo estábamos un buen grupo, en realidad solo faltaba uno. Es cada 2 años que nos juntamos unos días para encontrarnos y para tratar algún tema que nuestro que pueda ayudarnos a realizar mejor nuestra misión. Este año el tema de reflexión giraba alrededor de la economía, y el objetivo era aprobar un pequeño documento llamado Directorio de Bienes Materiales. Un pequeño documento en el que decimos cómo queremos gestionar las ayudas y el dinero que recibimos. Os puede parecer mentira pero es algo necesario pues como veréis en la foto el grupo de javerianos es cada vez más internacional; en la mayoría de las comunidades suele haber 3 personas de 3 continentes distintos y los hermanos que vienen del continente del sur son más numerosos que los que venimos del norte. Esto hace que las ayudas vayan disminuyendo y que también el modo de vivir y realizar la misión se interrogue para poder seguir adelante con menos recursos. Hemos decidido el poner todo en común entre todos, lo que llamamos Caja Común Total, es decir que la que recibimos se junta y luego cada comunidad intenta gastar según lo previsto y si no les llega lo que tienen, reciben de esa caja común. Como veis es nuestro estilo de vida y es algo que lo llevamos haciendo desde siempre pero que ahora se ha querido hacer oficial y entre todos. Los Hechos de los Apóstoles dicen que las primeras comunidades cristianas lo ponían todo en común y a nadie le faltaba lo necesario para vivir, y es cierto, si creemos en ello, y vivimos con coherencia a nadie le faltara lo necesario para vivir.
            El viaje de vuelta es algo que vale la pena mencionar. Nos dijeron que estuviéramos en la estación a las 6 de la mañana y allí estuvimos puntuales. Mosquitos y polvo por todos los sitios, a eso de las 9 nos invitaron a subir al autobús que veréis en la foto. Media hora después nos pusimos en movimiento, yo tuve la suerte de estar entre los primeros y de sentarme en el asiento de adelante por lo que veía bien al conductor. Al poco de salir el chofer entra en una gasolinera donde suelen llenar el depósito pero no se para sino que da la media vuelta y regresa a la estación. Allí entendemos que el autobús no tiene frenos y hay que cambiar de carromato. Nos suben a otro un poco más viejo, se descargan y cargan bolsas, sacos y maletas de todo tipo y a eso de las 10h30 nos ponemos en camino. Al principio todo más o menos bien, pero yo veo cómo el chofer hace grandes esfuerzos para meter las velocidades. Nos paramos un poco y para arrancar lo hace con la velocidad pues el embrague no funciona, y eso varias veces. A eso de las 2 de la tarde paramos en un sitio y luego imposible de arrancar, el embrague no funciona y la batería tampoco. Llama por teléfono a la compañía para informar y nos invita a empujar el carromato para que pueda arrancar y después de bastantes intentos lo logramos. El vehículo como no puede pararse hay que subirse arriba en movimiento, corriendo y a empujones. Cada cambio de velocidad es a golpe de fuerza  pero seguimos adelante con un poco de miedo y sin saber si llegaremos. En la carretera hay muchos controles de policías, aduanas, gendarmes… y en varios reduce la velocidad pero se los salta haciendo ver que tiene un problema mecánico, pero llegamos a uno en donde hay un palo que cruza la carretera y obliga todos los vehículos a pararse y a los viajeros a bajar para mostrar los documentos, así que allí se para. Estamos a unos 50 km del destino pero justo delante de nosotros hay un pequeño puerto de montaña nada fácil para subir con ese carromato, si logramos que arranque. Bajamos hacemos el control y después de unos 20 minutos vemos aparecer otro autobús de la misma compañía que ha sido enviado para recogernos. De nuevo cambio de equipaje: sacos, bolsas, maletas… y al rato de nuevo en camino esta vez con un vehículo que funciona bien y que nos permite llegar sanos y salvos al destino a eso de las 6 y pico de la tarde. Debíamos haber cogido otro a las 4 pero ya veis que hemos llegado solo con 2 horas y pico de retraso y nos dicen que a las 7 tenemos otro que sale para Yaundé. Justo el tiempo de hacer nuestras necesidades y quitarnos el polvo del camino, comprar un bocata y una botella de agua pues desde la mañana no he comido nada, y unos veinte minutos después de las 7 ya nos ponemos en camino. El autobús se ve bien y tiene hasta aire acondicionado, que casi molesta de lo fuerte que está puesto. Al cabo de veinte minutos se detiene a un lado de la carretera. La gente empieza a bajar y me sorprende pues no es allí en donde suele pararse para echar gasolina pero me bajo yo también para ver. Y me indican la rueda de adelante que estaba al rojo vivo, como el hierro de la forja. El chofer enseguida vacía un pequeño extintor sobre la rueda y se enfría un poco. Allí oímos comentarios de todo tipo y nos decimos “hoy no es nuestro buen día”. Como estábamos no muy lejos de la estación, a la media hora llega uno con la moto, parece que es el mecánico que había estado revisando el autobús poco antes de salir, con una llave suelta un tornillo detrás de la rueda y dice que ya está solucionado. Parece que había bloqueado el freno para hacer algo y se había olvidado de desbloquearlo así que el rozamiento hizo que se pusiera al rojo vivo con el peligro que la rueda se incendiara, pero damos gracias a Dios por lo que no ha ocurrido y nos ponemos en camino con cierta inquietud y un poco de miedo pensando en lo que nos pasará, pero eso fue falsa alarma. El viaje se pasa bien durante toda la noche despertándonos y haciéndonos bajar varias veces para controles de documentos y a eso de las 10 de la mañana llegamos al destino, esta vez después de más de un día de espera y de viaje y de haber tenido varias averías, pero con la suerte de haber llegado sanos y salvos. 





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