Sábado 22 de noviembre 2014
Pequeños signos de solidaridad y de amor.
Esta tarde he estado celebrando el
funeral de Eveline fallecida hace poco más de un mes con solo 33 años y dejando
dos chiquillos. El 11 de septiembre de este año día a luz en el centro de salud
en donde trabajaba como auxiliar de enfermería, aunque dudo que tuviera el
titulo. Estaba enferma hace tiempo y de hecho algunos pensaban que no llegaría
a dar a luz.
Hoy en el funeral han contado algo de su
vida que no ha sido una vida muy alegre que digamos, ni mucho menos. Y en
cambio Eveline era una chica muy sonriente y servicial conocida en el barrio y
apreciada por todos. Yo no pensaba que tuviera esos problemas familiares, ni
mucho menos.
No vivía con su familia, ni parece que
tuviera relación con ellos. Hace ya bastantes años tuvo un embarazo de gemelos
que no llego a término y perdió los gemelos. Tuvo varios novios y con uno de
ellos tuvo una niña, Dominique, hace unos 8 años. El novio la abandono y nunca
hizo nada ni por la madre ni por la hija. Hace unos pocos días se presento
diciendo que se iba a ocupar de la pequeña, y hoy estaba en la celebración y se
ha levantado para decir que siempre se ha ocupado de la niña y seguirá
haciéndolo. Los que conocen su historia estaban abochornados de oírle decir eso
delante de todo el mundo sabiendo que no había dado ni siquiera un botón a
Eveline para criar a su hija. Pero hay personas que no tienen vergüenza de
hablar delante de todos e incluso de decir tales mentiras como si nadie
estuviera al corriente. Durante la velada alguien que estaba muy enojado con
sus palabras me decía que encima esta señor había sido seminarista durante
bastantes años y que pensaban que tendría principios, pero que no era el caso.
Otra persona que ha dado su testimonio al
final decía que durante su último embarazo Eveline había recibido amenazas de
alguien, probablemente del que la había dejado en ese estado. Y que ella
pensaba que no llegaría a dar a luz, así que cuando dio a luz en el centro de
salud le dijo al enfermero que la asistió, François, “gracias a Dios que no he
fallecido antes, he aquí tu hija, a ti te la confió para que la cuides”.
Eveline trabajaba en un centro de salud
privado aquí en nuestro barrio desde hacía 7 años. François es el responsable y
entre ella y él había una relación casi de padre a hija. Quizás en él encontró
el padre que no tuvo o del que no recibió ningún cariño. De hecho cuando
falleció en el hospital los que la asistían le llamaron a él para ver que iban
a hacer con el cadáver de Eveline, en vez de hacerlo a su familia como
normalmente se hace. La familia la enterró rápidamente y no hicieron casi
ninguna celebración, es por eso que hoy los que trabajan en el centro de salud
de François y el grupo de cristianos que la asistieron en su enfermedad querían
celebrar una eucaristía en recuerdo y memoria de Eveline que vivió sin mucho
amor y que murió sin recibir tampoco mucho amor.
Cuando dio a luz y viendo su estado de
salud la llevaron a otro hospital en donde estuvo ingresada hasta que falleció
el 28 de octubre. Casi nadie de su familia se hizo presente y gran parte de los
gastos fueron asumidos por el grupo de cristianos que vivían alrededor de ella.
Hoy hemos dado gracias a Dios por ella y
por su vida que no fue fácil pero que supo llevar siempre con una sonrisa en
los labios e intentando ayudar a los que le pedían ayuda. Yo he agradecido a
los que han tenido este detalle de reunirnos para pedir por Eveline y dar
gracias por su vida. Son gestos que cuentan y valen mucho, que no hacen ruido pero
que humanizan este mundo a veces tan cruento y deshumanizado. Allí estaba
Raphaelle, la pequeña que Eveline dejó, y que François está cuidando y haciendo
crecer, dándole el cariño que no recibirá ni de su madre ni de su padre,
desconocido. Esperemos que la familia de Eveline no obligue a François a darles
el bebe, como muchas veces ocurre por estos lugares, pues si no han tenido
cariño con la madre no creo que lo tengan con la hija.
Domingo 30 de noviembre 2014
La ofrenda de la viuda.
Cada domingo por la mañana un grupo de
seis personas de la parroquia y otros seis de nuestra comunidad vamos a llevar
la comunión a los enfermos y a visitarlos, de dos en dos y si no se puede uno
solo. Es una actividad muy enriquecedora para todos nosotros y hace unos días
cuando hacíamos una reunión para ver el número de enfermos que había y como
acompañarlos, todos decían que ese servicio cada domingo, aunque exigente, les
ayudaba mucho y les enriquecía como personas. Intentamos que cada uno no tenga
más de cuatro enfermos pues lleva su tiempo, aunque hay uno que lleva a seis. Ellos
suelen hacerlo siempre a la misma hora el domingo por la mañana, yo en cambio
lo hago según mi disponibilidad en el domingo pues los horarios no son siempre
los mismos. Son treinta los enfermos que cada semana visitamos, llevamos la
comunión y hacemos con ellos un rato de oración.
Esta mañana he visitado a Odile, una
señora mayor que tiene problemas en la espalda y casi no puede andar. Ella
suele estar en el pueblo, pero cuando no está bien su hija se la suele traer
aquí a su casa. No habla nada de francés y gracias a su hija hacemos un rato de
oración y me ayuda a comentar el evangelio y a hacer algunas oraciones. Hoy la
hija no estaba y me he defendido como he podido, es cierto que aun sin saber la
lengua existe eso que se llama “lenguaje” y que nos permite poder comunicarnos.
Después de la oración Odile me ha dicho que esperara un poco y ha ido
renqueando a su habitación. Cuando ha vuelto me ha dado unas monedas, 300
francos = 45 céntimos de Euro. Yo me he quedado sorprendido y se lo he
agradecido con el corazón. Precisamente en la bolsa llevaba una de las cruces
misioneras que traje y como ella no llevaba cruz se la he puesto y me ha
regalado otra gran sonrisa.
Cuando volvía a casa recordaba el gesto
que Odile ha hecho conmigo y me venía a la cabeza la moneda que la viuda echo y
que Jesús supo descubrir y alabar. Pues si, son muchas las viudas que siguen
haciendo estos gestos de compartir desde su pobreza, y eso nos da fuerza y
animo a nosotros que seguimos cada domingo, acompañándolas y haciéndonos
presente en sus casas para que sepan que el Señor no las abandona ni la
comunidad tampoco.
Lunes 8 Diciembre 2014
Blanche ha sido empujada hacia arriba.
En el reparto de los niños con cáncer hay
una niña de dos años llamada Ginette, muy graciosilla y con una lengua de trapo
que además siempre tiene algo que decir. Esta mañana a las cinco de la mañana
cuando he entrado en la habitación ha sido ella la primera que me ha recibido y
quien enseguida me ha dicho “Blanche ha sido empujada hacia arriba”. Una hora
antes Chanceline,la madre de Blanche, me ha despertado con su llamada y
llorando me ha dicho que Blanche había fallecido hacia las dos de la mañana.
Ayer a la tarde después de una mañana de
retiro con los jóvenes y antes de la misa de las seis de la tarde fui con la
moto a visitar a los amigos del hospital pues bastante tienen con estar
enfermos. Les llevé un poco de pollo frito con patatas fritas que habían
sobrado del mediodía. La sorpresa fue de encontrar al padre de Blanche que
había venido desde Douala (230
km ) en autobús para ver a su hija, creo que llevaba los
tres meses que ella llevaba hospitalizada sin verla. Blanche tenía grandes
dolores y llevaba ya varios días con la temperatura muy alta de 40° C. Gemía de
dolor y no quiso comer nada, a pesar de insistirle. Nos hicimos una foto pues
el otro día quería que me hiciera la foto con ella y llamaron a un fotógrafo,
pero yo quería tener una foto con ella y pude hacer también de los padres y de ella.
Se sentó en la silla y la vistieron, y aun estuvo así una media hora sin gemir
ni quejarse, pero en cuanto se recostó en la cama empezó de nuevo a gemir y a
quejarse fuerte. Sin duda que el mal la corroía por dentro y debía ser cruento.
Me despedí de ellas preocupado y confiándola a Dios pues la veía mal.
Hoy a mi llegada al hospital de
madrugada, había una cama en el pasillo con una sabana por encima pero he
pasado de largo como diciéndome que no era Blanche. En la habitación es la
pequeña Ginette de dos años que me ha recibido con esas palabras “ Blanche ha
sido empujada hacia arriba”. Que sin duda quería decir con su ingenuidad y su pequeñez
que Blanche se había ido junto al Padre “empujada” por sus ángeles. Su madre me
decía que la pequeña Ginette durante toda la noche había seguido los gritos de
Blanche y su agonía y que preguntaba quien le hacía daño para que se lamentara tanto. Chanceline lloraba y
todos en la habitación estaban bajo el choque y con el dolor. Hemos hecho una
pequeña oración ante el cuerpo de Blanche y luego he echado una mano para
resolver los problemas de la burocracia. Llevaban allí casi tres meses y aunque
es un hospital que ofrece ciertas cosas y algún medicamento gratis, debían
pagar por la hospitalización y varias transfusiones de sangre en total casi 300
E. Ella no los tenía, y la enfermera le ha hecho el acta de defunción y le ha
dicho que se fuera antes de que amaneciera pues durante el día podría tener
problemas. Nos hemos quedado todos sorprendidos y hemos cargado las cosas que
tenían en el coche y Blandine, solo rodeada y atada con la sabana la hemos
puesto en el asiento trasero. Manos mal que una tía de Chanceline estaba allí y
me han dicho que las llevara a la estación de los autobuses que van hacia el
oeste del país, lugar de su pueblo natal. En esto iban llamado por teléfono a
unos y a otros. Allí en la estación había autobuses grandes y pequeños de 20 y
30 plazas. La tía ha ido a preguntar y claro decían que no aceptaban llevar el
cadáver en un autobús con pasajeros pues estos no lo consienten. Ha tenido que
alquilar un micro bus y ha estado casi una hora discutiendo, mientras yo estaba
con Chanceline junto al coche. Muy pocos se han dado cuenta del cadáver y era
curioso ver el hormigueo de gente que iba y venía y nosotros ahí con Blanche
fallecida en el coche. Al final se han puesto de acuerdo y el micro bus ha
salido hasta un sitio cercano, yo le he seguido y allí hemos colocado el cuerpo
de Blanche en los asientos traseros. De verdad que ha sido algo difícil de imaginar,
en medio del ajetreo y del movimiento de la ciudad esta madre casi sola con su
hija, después de tantos esfuerzos y fatigas. Yo tenía un retiro con los jóvenes
de la comunidad, así que he tenido que marcharme con la tía que iba justo a
avisar en su casa y a buscar algo de dinero para acompañar a Chanceline al
pueblo.
Esta tarde he hablado con ella y me decía
que han llegado al pueblo hacia las tres de la tarde y que el funeral será
mañana. Que Blanche descanse después de haber sufrido tanto en su corta vida y
que Chanceline también pueda descansar pues ha estado día y noche al pie de su
hija con muchas atenciones y tanto cariño.
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