martes, 5 de julio de 2011

Ecos de la sabana (45)


Lunes 21 Junio 2011
Después del monte hay que volver a la llanura.

Os decía que estábamos de ejercicios y ha sido una semana muy bonita. Éramos 27 personas de países distintos: Italia, España, Francia, Senegal, Burundi, Congo, Chad…y a pesar de la diferencia es curioso que se puede vivir juntos. Han sido unos días de descanso no echados al sol sino de descanso con el Señor y ahora hay que regresar a nuestros destinos en donde debemos trabajar y compartir lo que hemos recibido.

Es cierto que cuando uno está a gusto en un sitio querría quedarse allí, pero sabemos que no se puede ni es tampoco bueno el quedarse allí, sino que hay que volver a la vida, a nuestras ocupaciones y trabajos y allí ser testigos de Jesús y descubrir como él se hace presente en el cotidiano de nuestra vida. Así que aun estando muy a gusto en el monte hemos querido bajar a la llanura y continuar nuestra  andadura por esta sabana. Que esta semana nos ayude a vivir con más profundidad y atención los acontecimientos de cada día.



Jueves 30 Junio 2011
La salud es un gran regalo

Sé que las noticias corren y vuelan así que quiero compartir con vosotros algo que algunos saben antes de que haya otras versiones. Ya varias veces os he dicho que la vida aquí es muy frágil y parece que hasta tenga poco valor. También es cierto que uno aquí, sin saber cómo ni por qué, pero se siente más vulnerable y menos fuerte. Bueno pues después de esta introducción os cuento un poco.

A primeros de junio tuve varios días dolores en el oído, pero bueno nada exagerado. Tenía algún granico y un día uno de ellos reventó saliendo un poco de pues, después otro. Fui a ver un enfermero amigo y  no me miro ni siquiera, me dijo que comprara un antibiótico y paracetamol, es la solución aquí para casi todo. Así lo hice y empecé a tomar esas pastillas, pero a los días el oído se bloqueo y no oía nada. Coincidió que era durante la semana de ejercicios espirituales y como no me dolía ni la cosa fue a mas no le di mucha importancia ni me preocupé mucho. Fui de nuevo al hospital y esta vez tuve la suerte que me miro un medico con un aparatillo y me receto otro antibiótico y un antiinflamatorio. Pero nada no había cambios, seguía con el oído tapado, un ronroneo en la cabeza y me daba la impresión de no tener mucha sensibilidad en esa zona. Al acabar los ejercicios regresé a ver el médico y me miro de nuevo recetándome otras pastillas y unas vitaminas.

Ya llevaba más de 10 días con el oído bloqueado sin ninguna mejoría, a pesar de las pastillas, así que después de pensarlo decidí ir a la capital, 400 km de distancia, en un autobús público para ver si podía ver un otorrino. No conocía a nadie pero a través de un cura amigo fui a un centro de salud en donde trabaja una religiosa libanesa que es médico. Ella vio que era mejor consultar un otorrino y buscando encontró uno que trabajaba en el hospital general. Quizás el único en todo el país. Lo llamo y a la hora me estaba consultando, como veis las amistades siempre ayudan. Me miro y me dio otro antibiótico mas fuerte con un antiinflamatorio dándome la cita a las 2 días.

En Ndjamena hay una base militar francesa en donde hay un pequeño hospital que a veces recibe a enfermos no militares pero hay que tener mano y alguien que te conozca. El 1er día llamé a este cura amigo para ver si podía solicitar una cita allí, pero no pudo ser y me oriento como os decía con la doctora libanesa. El 2º día alguien me paso el número de teléfono de una chadiana que trabaja allí en el hospital de la base, la llamé y me dijo que fuera a la tarde. Después de esperar más de una hora bajo un tórrido sol tropical me recibieron en el hospital de la base y un joven francés me consulto. Me miro con el aparatillo y me hizo un diagnostico preocupante. Según él era grave y había que ir a un hospital europeo. Así que ya veis, 2 diagnósticos distintos y yo sin saber mucho qué hacer.

El sábado fui a la cita con el chadiano y me receto unas gotas antibióticos dándome la cita el lunes para hacerme limpieza del oído. Bueno para salir de dudas el sábado después de la consulta  fui a otro hospital hecho hace poco por los jesuitas y tuve la suerte de ser consultado por un jesuita beninés. En seguida me dijo que no era especialista del oído, pero me miro con el aparatillo y entre los 2 diagnósticos él se pronunciaba mas por el del otorrino chadiano, así que me quedé tranquilo. Con todo el oído seguía bloqueado, aunque sin dolor.

El lunes regresé a la cita del otorrino y justo cuando entraba en la consulta para que me limpiara el oído se fue la luz. Os estoy hablando del hospital general de Ndjamena, uno de los raros y quizás el más importante. Claro está que no podía hacer nada pues me iba a limpiar con un aparatillo como un aspirador, así que nos pusimos a charlar y a esperar a ver si volvía la luz. La espera duro una hora y 2 y 2 y media, hasta que me dijo que lo iba a hacer de un modo manual. Y así fue con un palico y algodón fue limpiando el oído y el pus que se había pegado al tímpano. Luego con una jeringa grande y agua fue proyectándola dentro del oído y saco también un tapón, y con él desbloqueo el oído. Así que ya veis que sin un hospital europeo e incluso sin electricidad logro desbloquear el oído.

Os decía que la salud es un regalo y no siempre es fácil encontrar personas preparadas y con conocimientos para curar, y también los medios necesarios para ello. Os aseguro que en estos días y durante estas idas y venidas he encontrado personas estupendas, acogedoras, generosas y disponibles a echar una mano aun sin conocerme, y me han hecho reflexionar mucho sobre la importancia de la acogida y de la atención al otro, algo que no podemos nunca olvidar. Ha sido para mí una lección grande de cariño y acogida y espero no olvidarla rápidamente.



Viernes 1 Julio 2011
Meses de mucho trabajo

Esta mañana viniendo a Domo con la bici para hacer una reunión con los que coordinan las actividades en varios pueblos era muy bonito ver la estampa de muchísima gente trabajando en el campo. Llevamos varios días de lluvia y por eso todo el mundo se vuelca a trabajar: unos escardando la hierba, otros cultivando con el arado y los bueyes, otros sembrando, otros los mas pequeños cuidando las cabras para que no se coman el mijo o el arroz que está brotando. Os aseguro que es mucha la gente que uno ve y es que aquí se vive casi totalmente de la agricultura. Todo el mundo cultiva, incluso los funcionarios o maestros, para redondear el sueldo y disponer de la comida sin tener que comprarla. Estamos en los meses de mucho trabajo. Hay que decir que hay personas que llevan varios meses sin dar golpe, en especial muchos hombres, pero ahora no hay excusas, ni tiempo que perder. Todos esperan con impaciencia la lluvia para ver crecer lo sembrando en el campo.

Algunos dicen que el trabajo es la maldición que Dios ha dado al hombre a causa de la desobediencia de Adam y Eva, yo en cambio pienso que es una suerte la de poder trabajar para ganarnos el pan o el mijo o el arroz, y sobre todo es una suerte la de poder colaborar en la creación que seguimos recreando con nuestro esfuerzo. Así que seguimos dando gracias a Dios por la lluvia y por todos los que trabajan y siguen recreando el mundo.



Sábado 2 Julio 2011
Los milagros siguen existiendo.

Ya hace 2 lunes, antes de volver a casa recibí un mail de una amiga de mi pueblo pidiéndome información sobre esa chica de la que os hablaba con la herida en el pecho y de la cual envié una foto en la que ponía “impotencia”.

Sé que cuando veis estas fotos os quedáis impresionados y no os creáis que las envío para impresionaros ni mucho menos, sino para haceros ver un poco de la realidad que aquí la gente vive y que nosotros vivimos con ellos. Esta amiga me decía si no se podía llevar esta chica a España para curarla allí, son sentimientos humanos de compasión. 

Creo que a propósito de ella os escribía contando la oposición de su padre para que sea llevada al hospital y sufra la amputación del pecho antes de que sea más grave y con consecuencias peores en las que peligre su vida. Como veis aquí hay que luchar contra muchas adversidades y una de ellas es el peso de ciertas de sus tradiciones y costumbres que no ayudan en absoluto, o que mejor dicho entorpecen. Pero por otro lado no se puede hacer nada sin su consentimiento. Con esa chica nos encontramos en esa situación, su padre que no quiere que se le haga nada más de lo poco que se está haciendo.

Ayer a la tarde después de la reunión estuve en el centro de salud y le pregunté al enfermero por ella, si había vuelto y si iba mejor. La sorpresa fue grande ya que me dijo que estaba viniendo con regularidad, había estado ese mismo día y la herida estaba cerrándose y cicatrizando. Todo un milagro. Ya veis que los milagros siguen existiendo y a ver si la semana que viene la veo y puedo hacerle una foto para que veáis el progreso de su herida. Otra vez que se ha salvado una vida sin ir a un hospital europeo e incluso sin electricidad, pero con el trabajo y la atención de estos enfermeros que con pocos medios siguen haciendo milagros.

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