domingo, 24 de noviembre de 2024

ECOS DE LA SABANA nº 256: EXPERIENCIA DE ENCUENTRO ENTRE ORANTES: MUSULMANES Y CRISTIANOS ORANDO A DIOS

PINCHA EN LA FOTO PARA VER EL ALBUM DE FOTOS Y LOS VÍDEOS

Domingo 3 de noviembre 2024
Experiencias de encuentro entre orantes: musulmanes y cristianos orando a Dios

AMISTAD

Un amigo sufí me decía hace un año: “Rolando, lo que tenemos que hacer todas las mañanas al levantarnos es preguntarle a Dios lo que quiere que hagamos, pues lo que hacemos no lo hacemos solos sin su ayuda”. Esa idea ha estado rondando mi espíritu desde entonces, viene de un amigo y este amigo musulmán me ayuda a vivir y dar sentido a mi oración. Claro, es un hombre que busca a Dios, y su búsqueda de Dios alienta la mía. Sin premeditar nada, hemos ido haciendo camino juntos, él como musulmán y yo, como cristiano, nos estamos ayudando mutuamente y nuestra amistad abre caminos hacia Dios. Es así como nació el deseo de hacer una peregrinación islamo-cristiana el año pasado, y sin buscar muchas teorías hemos ido dejando madurar en la oración y con el tiempo lo que sería. Sin lugar a dudas Dios viene a nuestro encuentro y nos prepara el sendero, pero hay que andarlo, y ese andar es en confianza, sin la confianza es difícil caminar hacia lo desconocido y esta va forjando nuestra fe, pues sin lugar a dudas Dios la fortalece y nos hace vislumbrar lo que sabemos pero que tenemos que experimentar, es decir, que Dios nos supera siempre, y que cuando avanzamos confiándonos en él nunca defrauda. 

CAMINAR JUNTOS

Caminar juntos hacia Dios, claro suena bien, pero no olvidemos que uno es musulmán y el otro cristiano, y que ninguno de los dos quiere dejar de ser lo que es, pero sí tenemos esa certeza interior de que Dios nos acompaña en el caminar y por ello podemos caminar en la confianza. Cuando caen los obstáculos y ya no hay barreras se experimenta a Dios. Esos obstáculos pueden ser prejuicios, también malas experiencias del pasado, o enfrentar un camino desconocido. Se requiere una cierta sutileza para sentir espiritualmente lo que quiere Dios, se requiere un cierto conocimiento de los movimientos internos del corazón que se expresan en paz, serenidad, confianza, miedo, inquietud, desasosiego. 

Se requiere abandono y confianza, mucha oración y preguntar-preguntarse, confrontar y confrontarse para ver los caminos que no hay que andar o los que aunque no se hayan andado se pueden andar.

ESCUCHAR EL CORAZÓN

Hace tiempo leía en Teresa de Lisieux un pensamiento que me ha guiado personalmente y del que disfruto cuando lo vivo: Dios “hace desear lo que él te quiere dar”. Sí, indudablemente es el corazón el que recibe las mociones del espíritu, y hay que saberlas leer, sentir, orar, y luego al final, este camino no se hace sólo, en el otro, Dios pone los mismos deseos, y cuán admirable parece ser cuando el otro que no es cristiano como uno, sino musulmán, tiene esos mismos deseos, y ha llegado por otros caminos a sentir el mismo deseo. Ahí nace una nueva comprensión de Dios. Dios nos supera infinitamente, y nos lleva a desear lo inédito. Mi pensamiento evoca el testamento espiritual de Christian de Chergé en donde expresa que, “su deseo más punzante era, si Dios, el Padre se lo permitía, hundir su mirada en la del Padre para contemplar con él a sus hijos del Islam tal como él los ve…”.

JESÚS INSPIRA TODA ORACIÓN                                                                    

No dejo de inspirarme en Jesús, para mí su vida es central: “ya no es aquí o en Jerusalén en donde los verdaderos adoradores adorarán a Dios, Dios es espíritu y verdad, y los verdaderos adoradores lo adoran en espíritu y verdad” (Jn 4,23-24). Hace años una imagen me había penetrado impregnando mi espíritu, Benedicto XVI orando en la mezquita azul de Estambul, su mirada orante y silencio me decían todo. La amistad de Francisco con el imam Ahmed Al Tayyeb, que se concretizaría en el documento sobre la Fraternidad Humana, salta a mi espíritu. Sí, la Iglesia de Jesucristo me anima para descubrir que ella es una misión en la tierra, y que se desarrolla en la medida en que acogemos el Espíritu Santo que nos empuja y envía al mundo, y nos llama a tejer lazos de amistad, de fraternidad, de compromiso social, y de oración con los creyentes de otras religiones. Han quedado atrás los tiempos de las guerras de religiones, que en ocasiones siguen impregnando nuestras relaciones, sin embargo estamos llamados a vivirlas de manera nueva y humana.

LA MISIÓN COMO DIÁLOGO Y SALVACIÓN

Ha caído en mis manos un pequeño libro que es una pequeña teología de la misión, de la misión hoy, es del cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella y de este libro me nace el trascribir el siguiente texto: “Por tanto, diálogo y misión no pueden contraponerse, como a veces ocurre. Se trata más bien de vivir el mandamiento de la misión en la actitud espiritual del diálogo, inspirado a su vez por el gesto de Dios en su revelación. En definitiva, lo más asombroso no es que haya tantos caminos hacia Dios, sino que los caminos hacia la humanidad se adaptan siempre a la situación cultural, social, religiosa, irreligiosa, arreligiosa o atea de cada ser humano. Esta es la profunda acción de gracias de todo misionero que se descubre constantemente precedido en todas las Galileas de las naciones a las que es enviado (Mc 16,7).”

Sin lugar a dudas, ahí está Dios, en las Galileas del mundo, y como decía Jean-Pierre Schumacher, sobreviviente de Tibhirine “nuestro trabajo es detectar la acción del Espíritu Santo que obra en nuestros hermanos musulmanes”. Una convicción clara es que el Espíritu Santo obra en cada ser humano y por ello nuestra tarea consiste en buscar expresamente el rostro de Dios en el otro, que profesa otra religión y que lleva en sí al mismo Dios, que nos ha creado a todos, pues nuestras fibras más íntimas están marcadas por el mismo Artesano, y es el mismo soplo vital el que nos inspira el deseo de buscarle.

RIBAT-EL-SALAM

Hace años nacía en Argelia el vínculo de la Paz (Ribat-el-Salam) cuyos fundadores han sido Claude Rault y Christian de Chergé. Se puede resumir como encuentros de oración islamo-cristianos. Nosotros Misioneros Javerianos al llegar a Marruecos hace cuatro años, deseábamos insertarnos en esta nueva misión y abrirnos al diálogo interreligioso desde lo espiritual, es decir a través de la oración. Ciertas circunstancias, que no menciono para no extenderme demasiado, han hecho posible el encuentro entre miembros de la Tariqa Alawiya de Tetuán y los Misioneros Javerianos de Fnideq. Y poco a poco hemos ido encontrándonos gracias a lo que yo considero como una semilla que ya había sido sembrada por otros y, que a nosotros nos toca observar y gustar de sus brotes, contemplando la novedad de su planta.

Mons. Claude Rault, obispo emérito del Sahara argelino (Diócesis de Laghouat-Ghardaia) y actualmente miembro del Servicio Nacional por el Encuentro con los Musulmanes de la Conferencia Episcopal de Francia, que se encontraba en Tetuán para una sesión sobre el evangelio de Marcos a las novicias de las hermanitas de Jesús, nos ha acompañado en una de nuestras reuniones de oración y nos ha recordado ciertos principios de esta oración: 

·         Cada uno de nosotros debe ser lo que es, ya sea musulmán o cristiano.
·         La experiencia que el otro lleva de Dios me ayuda a crecer a mí en mi fe.
·         Nuestra unidad reside en la búsqueda de Dios a través de nuestras diversas prácticas de fe.
·         No es una amalgama, se trata de identificarse plenamente con su fe y dejarse tocar por la experiencia espiritual que el otro vive.

Hay momentos de oración musulmana a la que los cristianos asisten con su simple presencia y momentos de oración cristiana a la que los musulmanes asisten con su simple presencia.

CONCLUSIÓN

No cabe duda de que vamos iniciando un camino poco andado, un camino bello y que se nos presenta intrépido y a la vez atractivo. Un camino en el que hay que pararse y reflexionar, pero que se vive haciendo experiencia y evaluando desde la vida de fe y oración: “por sus frutos los conoceréis…” (Mt 7,16-20). En este camino la dimensión espiritual es muy importante, pues nuestra presencia debe estar arraigada en Dios: “los musulmanes esperan el testimonio de verdaderos cristianos, el testimonio de vidas entregadas, porque han sido transformadas por la presencia íntima de la Trascendencia y convertida por gracia en deseable, comunicable y grata”. La novedad del siglo XXI con sus desafíos para la humanidad y para la misión nos invitan a ser hombres y mujeres de Dios, a tejer lazos entre los creyentes de las diferentes religiones, a estrechar puentes y ofrecer experiencia de Dios al mundo de hoy, a orar juntos y descubrir que venimos de Dios y vamos a Dios.

Con todo este patrimonio espiritual de la Iglesia e impulsados por el Espíritu Santo, hemos podido iniciar una experiencia de oración islamo-cristiana que se ha ido concretando en momentos de oración, en una peregrinación islamo-cristiana en la que uno acoge y es acogido, en un retiro espiritual en silencio y buscando a Dios. En fin, la misión tiene mucho que ver con la oración, como dicen las Constituciones de los Misioneros Javerianos “La oración es la primera actividad del misionero, sostén de su fidelidad y de su tarea apostólica”. Acogiendo este 2024, año de Oración, en preparación para el jubileo de 2025, acogemos la invitación para vivirlo también desde la oración junto a nuestros hermanos y hermanas musulmanes en la tierra en la que nos ofrecen su hospitalidad.

Artículo tomado de la revista: Misiones Extranjeras: la oración y la misión. Preparación al Jubileo 2025 “te pido también por los que van a creer en mí mediante su mensaje” Jn 17,20, no 309 Abril-Junio 2024, pp 245-249.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Quizá también te interese:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...