Sábado 15 julio 2023La misión continúa
Los misioneros javerianos abrieron su primera comunidad en
Chad en 1982, precisamente en Gunu-Gaya en la Diócesis de Pala. El obispo nos
confió el seguimiento de cinco grandes parroquias que tenían más de 100 pueblos.
En esa comunidad pasé yo mis trece años y medio de misión en Chad, entre
1993-2003 y 2009-2013.
Gunu-Gaya forma parte de la diócesis de Pala, que fue
creada en 1964, hace solo 59 años. Los
misioneros oblatos de María Inmaculada fueron los primeros en llegar a estas
tierras desde el norte de Camerún y Centroáfrica, y después de casi 30 años
cedieron el testigo a nosotros los misioneros javerianos.
Para mi fueron años muy bonitos en comunidades muy jóvenes
y con grupos pequeños de cristianos que a medida que han ido pasando los años
han crecido y se han hecho consistentes. A pesar del gran trabajo que hicieron
los 1ºs misioneros había muchísimo que hacer y muchísimas carencias de todo
tipo. Que con el paso de los años hemos intentado paliar y mejorar. Después de
41 años abundantes de trabajo también ha llegado la hora de que nosotros pasemos
el testigo a la iglesia local.
El domingo 4 de junio 2023 tuvo lugar una emotiva celebración
con la presencia del obispo, de sacerdotes locales y de un grupo de misioneros
javerianos que siguen trabajando en otros lugares de la diócesis y en otras diócesis
del país. Hubo una multitud de
personas que no quisieron perderse el momento histórico e incluso hubo alguno
de los veteranos, misioneros duros que han vivido allí guerras, atracos a mano
armada y hambrunas, y que soltaron algunas lágrimas recordando a las personas
que los recibieron y los ayudaron a entrar en esta nueva realidad y que ya han
fallecido.
¿Cuál es la razón por la que hemos cedido esta comunidad
a la iglesia local? Y ¿Por qué lo hacemos si el número de bautizados no llega
aún al 10 por ciento?
Los criterios no son numéricos, sino que creemos que el
protagonista y responsable principal de la misión y del anuncio del Evangelio
es la Iglesia Local. De hecho la iglesia local ha crecido mucho y también el número
de sus sacerdotes y personas consagradas, y por eso nosotros los misioneros
dejamos que sean ellos los que tomen las riendas para marcharnos a otros lugares
en donde la iglesia se encuentra menos estructurada.
San Pablo hizo lo mismo en su tiempo, una vez que las
iglesias habían sido fundadas, se iba a otro lugar para iniciar un trabajo
nuevo. Por eso hace tres años los javerianos se fueron hacia el norte del Chad,
en un territorio de mayoría musulmana para trabajar allí. La misión continúa.
Dios es su autor: Él envía a su hijo Jesucristo, quien a su vez envía a los
Doce. Dios sigue enviando hoy otros trabajadores a su viña. Los extranjeros
disminuyen y los locales aumentan. Son ellos los que deben conducir la viña del
Señor. Hace un año la diócesis de Pala recibió su primer obispo local. Ahora,
los javerianos le dan gracias a Dios por haber trabajado 40 años en esa zona de
Gunu-Gaya.
Como dijo Jesús: “La
mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la
mies que mande trabajadores a su mies”. Sabemos que hacen
falta sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos que puedan asegurar el
trabajo. Pidamos a Dios para que siga enviando trabajadores a su viña.
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