"Mientras algunos intentan ir a la luna, otros intentamos llegar a los poblados. Ecos de la vida cotidiana de los poblados de Chad y de Camerún"
jueves, 31 de diciembre de 2020
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lunes, 21 de diciembre de 2020
miércoles, 2 de diciembre de 2020
martes, 1 de diciembre de 2020
ECOS DE LA SABANA nº 115
Martes 1 diciembre 2020
Caín y Abel o la convivencia pacífica entre agricultores y nómadas.
Chad
es un país en su gran mayoría de agricultores y ganaderos nómadas que intentan
vivir y compartir un territorio en el que a causa de la desertificación y de la
disminución de las lluvias, los conflictos por la tierra y por el
aprovechamiento de esta son cada vez más frecuentes. Es el eterno conflicto que
aparece en las 1as páginas de la biblia entre los dos hermanos, Caín
y Abel; uno agricultor y el otro ganadero nómada, y que provocó la 1ª muerte
que además fue una muerte violenta según la biblia.
Hace
unos días me escribieron amigos de Chad informándome y contándome los tristes
sucesos que allí habían sucedido el lunes 23 y el martes 24 de noviembre, en
unos pueblos que yo conozco muy bien pues estuve trabajando durante 10 años y
los recorrí muchísimas veces. Están situados en una zona que hasta hace 30 años
estaba inhabitada pero que a causa del aumento de la población, del
empobrecimiento de la tierra y de la escasez de lluvias se ha ido ocupando.
Recuerdo que en uno de estos pueblos, Belle Vayzum, en medio de la nada, a 8 km
del pueblo más cercano, con un sendero con el que solo se podía ir en bici o en
moto, se habían instalado muchas familias.
La
zona era muy fértil y producían mucho algodón y cereales, pero el gran problema
era el agua; había solo un pozo para todo el pueblo, hombres y animales y para
sacar el agua las mujeres debían hacer cola desde la noche con unas cuerdas
larguísimas pues era muy profundo.
Durante varios meses el pozo se secaba y debían ir hasta 5 y 6 km
andando o con las bicis para buscar agua. Y por si fuera poco en esos meses, de
febrero a mayo, la temperatura no bajaba de los 30ºC por la mañana y llegaba a
los 45ºC al mediodía. Era un trabajo durísimo y casi exclusivo de las mujeres.
Los animales los llevaban a pastorear y a beber a 10-15 km y así se quedaban hasta
el día siguiente. Recuerdo que solicitaron a la parroquia una ayuda para hacer
un pozo grande y moderno. Nosotros solicitamos los encargados de la diócesis y
aceptaron hacer el pozo. El pozo era enorme con cemento armado que se iba
poniendo conforme se escarbaba. Llegaron a los 50 metros de profundidad y los
que trabajaban abajo decían que era muy difícil el seguir trabajando a causa
del calor que allí hacía. Se encontró agua pero no en gran cantidad.
Desde
entonces más gente se ha asentado en esa zona y cada vez son más los ganaderos
nómadas, con sus rebaños de a veces varios cientos de cabezas, vacas, ovejas y
cabras, que se van acercando e instalando en sus campamentos cerca de esa zona
habitada y de los campos de los agricultores.
El
lunes pasado, 23 de noviembre, los bueyes de los ganaderos nómadas devastaron
varios campos con cereal todavía sin recoger. La reacción de los agricultores fue
violenta y causó 12 muertos. Dos días después los agricultores que trabajaban
en los campos fueron sorprendidos por nómadas con machetes, arcos y flechas y
de nuevo causaron 10 muertos.
Este
amigo que me escribió es periodista en una radio local y me decía que la gente
al ver lo que ocurría se escapó y es así como también muchas casas de varios
pueblos fueron quemadas con todo lo que allí había, sobre todo el fruto de la
nueva cosecha que debe servir para vivir todo el año hasta el próximo mes de agosto,
en que llegara la nueva cosecha. Desgraciadamente, me decía, es un conflicto en
el que el gobierno está implicado pues protege más a los ganaderos nómadas y
son siempre los agricultores los que salen perdiendo. Según él, después de los
muertos del lunes se preveía una respuesta violenta pero las autoridades no
hicieron nada para evitarlo, y como siempre son los inocentes los que salen
perdiendo y pagando.
Y
mi amigo terminaba su correo con este cuento:
“Un
día, hace muchos años en el reino de los animales, un cordero que iba pastando oyó
un animal que gritaba y lloraba. Se acercó
para ver que sucedía y vio un león que estaba atrapado en una jaula. El león
suplicaba que lo sacara de allí y le prometía que no le haría nada sino que
sería su gran protector, pero el cordero tenía miedo, no confiaba en el león y
no quiso ayudarle.
Tanto
lloraba el león y tanto le suplicaba que el cordero al final tuvo lastima del
león y le ayudó a liberarlo de la jaula. Pero apenas esté fue liberado, como tenía
tanta hambre, se echó sobre el cordero con intención de devorarlo. El cordero
le recordó la promesa que este le había hecho y como discutían muy fuerte,
otros animales que por ahí pasaban se acercaron curiosos de oír tantos gritos.
El
cordero contaba su versión y el león la suya, pero los otros animales como temían
al león y no querían enojarlo demasiado le dijeron que tenía razón. La tortuga
fue la única que declaró no estar muy de acuerdo y que no podía tirar ninguna
conclusión sin antes comprender bien lo que había pasado. Esta le pidió al león
que le mostrara el lugar en el que estaba cuando el cordero lo liberó. El león
indico con su pata el lugar y la jaula. La tortuga le preguntó si estaba dentro
o fuera de la jaula cuando el cordero llegó. El león respondió que estaba
dentro.
La
tortuga le pidió si podía entrar dentro de la jaula para ver cómo estaba y en qué
condiciones tan incomodas se encontraba encerrado. El león entro en la jaula y
la tortuga inmediatamente lo encerró en su interior.
Sorprendidos
los otros animales le preguntaron. ¿Por qué haces eso? Y ella les respondió: si
le permitimos que se coma hoy al cordero, mañana tendrá hambre de nuevo y no
sabemos quién entre nosotros será devorado mañana”.
Y terminaba con esta moraleja: no apoyéis nunca el mal o la injusticia, con la excusa que eso no os afecta directamente, pues mañana podrían cambiarse los papeles y ser vosotros las víctimas de esta injusticia.
Y aquí os dejo este pequeño texto para reflexionar sobre el ADVIENTO:
Adviento: Tiempo de compromiso.
No podemos detener la vida, porque es camino,
y no podemos contentarnos con el camino ya hecho, sino que, como ya advertía el
poeta, hay que ir haciendo camino al andar. No podemos conformarnos con el
mundo que hemos construido, entre muchas razones, porque es un mundo en el que
no tienen sitio la mayoría de los hombres y mujeres: los pobres, los
hambrientos, los sin papeles, los parados, los emigrantes, los otros. Y es mucha
la tarea que nos queda y nos compromete para ir resolviendo todo eso que hace
que nuestro proyecto de mundo sea insostenible. Así no se puede seguir, porque
son demasiados los que se van quedando en la cuneta de la vida, y tenemos que
ser suficientemente honestos para no pasar de largo ante nuestros hermanos.