Domingo 28 de Abril 2019
Semana Santa en Yaundé.
El tiempo corre y vuela y ya hace una semana que celebramos el domingo
de resurrección concluyendo las celebraciones de la semana santa. Quiero compartir con vosotros algo de lo que
hemos vivido en estos días que seguramente es muy distinto a lo que por allí
vivís.
Todo empezó el viernes 12 a
las dos de la tarde. Tenemos la costumbre este último viernes de cuaresma,
anterior al domingo de ramos, de hacer un viacrucis organizado por los jóvenes
desde la plaza de la parroquia hasta lo alto de un monte cercano. Comenzamos
mas o menos a la hora prevista hacia las dos y media con un sol de justicia que
picaba de lo lindo. En cada estación los jóvenes de distintos grupos de la
parroquia presentaban una reflexión sobre algunas de las cruces que hoy en día
ellos viven aquí en donde estamos: la cruz de la injusticia, la de todos los
desplazados en dos regiones del país a causa de los conflictos políticos, la
del paro, la del tribalismo, la de la violencia, la de la desesperanza, la de
la violencia, la de las familias rotas y desestructuradas, la del aborto, la de
las falsas acusaciones, la de la corrupción, la de la soledad… Se puede decir
que no es fácil ser joven y vivir con fe y optimismo por estas partes del
mundo. La mayoría de los grupos prepararon muy bien la reflexión y la oración
sobre la cruz que se les había atribuido, y así poco a poco, ayudados por las
reflexiones y en compañía de los cantos fuimos subiendo hasta lo alto del
monte. Cuando llegamos arriba el cielo había cambiado de color y estaba negro y
amenazador, se veía incluso que en los barrios de enfrente estaba lloviendo,
pero a nosotros ni una gota. Pudimos acabar, pasar incluso un buen rato confesando
a los que lo pedían y regresar a nuestro paso. Pero apenas pusimos los pies en
casa cayo una tromba de agua de esas que recuerdan el diluvio, aunque no estuviéramos
presentes.
El domingo 14, domingo de Ramos,
en todas las misas había un gran gentío que agitaban sus ramos, todos iguales y
muchos criados en nuestros jardines, para repetir el “Hosana, bendito el que viene en el nombre del Señor”. Ese día el
grupo misionero había organizado el café misionero que tiene como objetivo el
reunir a la gente a la salida de la misa para tomar algo juntos y al mismo
tiempo recaudar fondos para actividades que los misioneros realizamos. Esto también
sirvió para animar un poco el día y permitir a los que querían de sentarse un
rato alrededor de un café o de un trozo de bizcocho.
El lunes 15 fui el día de la limpieza a fondo de toda la
casa y de los alrededores. Recuerdo que en los pueblos alrededor de la fiesta
siempre se aprovecha para embellecer la casa y dejarla acogedora. También nosotros
nos dimos a fondo y al final del día estábamos cansados pero contentos de ver
lo que se había hecho. Por la noche llego mi primo Fernando. Es profesor y está
haciendo un año de voluntariado en Guinea Ecuatorial con las religiosas de Jesús
y María en donde enseña en Valencia. Desde septiembre está en Ebibiyim, una
pequeña ciudad limítrofe con Camerún. Ya lo veréis en alguna foto. Para mi fue
todo un regalo de poder pasar estos días con uno de la familia y su presencia ha
sido un regalo y una gran alegría para toda nuestra comunidad.
El martes 16 y miércoles 17, estuvimos sin luz, cosa aquí frecuente a
causa de las tormentas y de las instalaciones eléctricas precarias, pero esos
dos días tuvimos la tarde de confesiones una con adultos, y la otra con jóvenes.
Os aseguro que las colas aun no siendo enormes parecía que no terminaban nunca.
Pero a pesar de la gente es algo muy bonito de poder ofrecer el perdón y la paz
a tantas personas, algunas con pesos muy grandes.
El jueves 18, jueves santo,
fui un día bien ocupado. Por la mañana subí con Fernando al monte a donde habíamos
ido el viernes en el viacrucis. Esta vez sin las estaciones del viacrucis, pero
si con las paradas de saludos de la gente. Quería que pudiera descubrir este
sitio tan bonito a solo una hora de casa. Cada año en este día el grupo de
mujeres llamadas “dames apostoliques”, encargadas de hacer la acogida en la
iglesia, vienen a nuestra casa y preparan la comida para toda la comunidad. Unos
días antes nos habían hecho un regalo a cada uno de los sacerdotes. Este año
una hermosa camisa de aquí, que creo aparece por alguna foto. Con ellas
comimos, cantamos y hasta bailamos un poco celebrando el día del sacerdote. Habíamos
puesto una botella de wiski que nos habían regalado encima de la mesa y durante
la comida nadie la toco. Pero al acabar la comida y la animación las mujeres me
dijeron si era para ver o para tomar. No os podéis imaginar con que rapidez la
liquidaron.
A la tarde a las 6h30 celebramos la eucaristía en recuerdo de la ultima
cena con el lavamiento de los pies, este año sobre todo a jóvenes. La celebración
se continuó con la adoración hasta casi la una de la mañana. Cada CEB animaba
un rato y más de uno paso todo el rato en oración sin moverse de allí.
El viernes 19, viernes santo,
nos pusimos a limpiar y arreglar el sitio en donde se iba a celebrar la oración
de la tarde. Un sitio debajo de los arboles muy bonito. Hacia un sol de
justicia y después de haberlo preparado todo, hacia la 1 empezaron a llegar
grupos rezando el viacrucis desde sus distintas comunidades o barrios. La celebración
comenzó a las 2 con los tambores tradicionales que se tocan aquí cuando hay un
funeral o se entierra a alguien. Otros años os he hablado de este rito
tradicional llamado Esani, que se ha incorporado a la oración del viernes santo
para celebrar la muerte de Jesús. Hay
personas que vienen delante del jefe de familia, que en este caso era yo pues
presidia la celebración, y me preguntan cómo o de qué y porque ha muerto Jesús.
Es bonito pues los que preguntaban representaban distintos personajes del
evangelio: Nicodemo, Lázaro, la mujer enferma desde hacía 12 años, la
samaritana, la mujer adúltera, Baltasar (uno de los 3 reyes magos), el joven
rico, María Magdalena y en último lugar María la madre de Jesús. Cada uno dice
algo de lo que Jesús hizo por él y termina preguntándome porque uno que había hecho
tanto bien ha acabado muerto en la cruz. Como conclusión se proclama la pasión de
Jesús según san Juan en idioma ewondo, pero escenificada y cantada por la
coral. Muy sentida y vivida, y aun sin comprender el idioma se podía seguir
todo muy bien gracias a la escenificación. Cuando Jesús muere todo el mundo nos
ponemos de rodillas y al rato los tambores empiezan a tocar el ritmo de la
muerte y nos ponemos a bailar con una ramica en la mano. Yo al ser el
presidente de la celebración delante y todos los que querían detrás de mí. Parece
un momento cómico, pero es también muy profundo y con gran sentido. Después de
hacer una vuelta por todo el lugar de la celebración, cuando todos nos congregamos
alrededor de los tambores, se acaba echando las ramica delante de los tambores
y estos se paran.
Justo después es el momento
de la homilía. Este año me he centrado en la frase que Jesús pronuncio antes de
morir “TENGO SED”. Haciendo ver que hoy en día Jesús seguía teniendo sed de 4
cosas: primero de JUSTICIA, sobre
todo viendo todo lo que vivimos por aquí, la corrupción instaurada como
sistema, las personas encarceladas sin ningún motivo. En segundo lugar, de PAZ, sabéis que hay dos regiones anglófonas al
oeste del país en donde desde hace 2 años la situación es muy difícil, muchísimos
desplazados, pueblos quemados y muchos muertos, tanto civiles como militares. Solo
en nuestro barrio en estos dos últimos meses ha habido dos jóvenes gendarmes de
alrededor de 25 años que han sido asesinados en esa zona. En tercer lugar, de ESPERANZA, sobre todo
en medio de los jóvenes que debido a la situación social están ahí sin grandes
sueños y sin demasiados horizontes. Y, en cuarto
lugar, de SENTIDO COMUN, ante tantas situaciones que vemos, a veces da la impresión
que este es el menos común de los sentidos.
En todo esto el cielo se iba
oscureciendo y poniendo gris. Cuando empezamos la adoración de la cruz empezó a
caer un chirimiri que no asusto a nadie, pero el cielo se iba poniendo mas
negro. Llego el momento de la comunión y ya estaba negrísimo. Muchos, conforme
comulgaban se marchaban por si las moscas. Acabamos un poco más rápido de lo normal
y justo nos dio el tiempo de refugiarnos en la iglesia y de recoger el
mobiliario y la megafonía, que cayó una tromba de agua muy fuerte. De verdad
que el Señor tuvo compasión de nosotros por esta vez. Los jóvenes se preparaban
para hacer el teatro de la pasión que preparan con muchas ganas pero que una
vez mas conforme las escenas van tomando intensidad el ruido y la agitación del
publico se hace mas fuerte. Empezaron hacia las 7 y eran las 9 y media cuando acabaron.
El sábado 20, sábado santo, habíamos
previsto hacer “el esfuerzo de cuaresma comunitario”. Es un trabajo que hacemos
como comunidad javeriana en alguna parte del barrio con la gente del barrio
para la mejoría del barrio. Este año el equipo de preparación había elegido
limpiar el desagüe de una calle. Allí fuimos al punto de la mañana con picos,
palas, carretillas y muchas ganas. Es cierto que solo había dos mujeres que nos
esperaban como respuesta popular. Después de hacer una oración nos pusimos
manos a la obra. Los desagües eran de cemento, pero tenían casi un metro de tierra
y de todo tipo de suciedad que os podáis imaginar. Fernando vio que la suciedad
era grande y envió a un joven a comprar guantes, nosotros éramos 11, pero solo encontró
4 pares, así que los otros se confiaron al Señor. Toda la gente que pasaba decía
algo, muchos saludaban, algunos protestaban, los menos, alguno viéndonos se
unieron a nosotros y otros nos ofrecieron mangos y plátanos. Fue una gran
sudada pero que merecido la pena y esperemos que sirva a la gente para ver que
ellos mismos pueden hacer cosas sin esperar a que el gobierno lo haga.
Por la noche celebramos la vigilia de la resurrección, comenzando a las
8 y media. Este año había un gran gentío y mucha gente estaba afuera de la
iglesia. Durante esta celebración celebramos el bautizo de 9 jóvenes, que también
recibieron la comunión y la confirmación. Hubo otros 5 que recibieron la
primera comunión y uno de los bautizados celebró también el sacramento del matrimonio.
Como os podéis imaginar con mucha alegría y buen ambiente. De hecho, la celebración
fue un poco larga y acabamos a eso de las 12 y media o un poco mas tarde.
El domingo 21, domingo de resurrección,
fue un gentío inmenso a todas las misas. Yo celebré la de los niños y como
siempre a pesar del ruido por tanto niño, es siempre una celebración muy alegre
y festiva, en parte gracias a la coral de niños llamada st Kisito. Estos habían
organizado un concierto a las 3 de la tarde y de verdad que fue un momento muy
bonito. Ya he colgado un pequeño video de este concierto en el blog para que os
hagáis una idea. Esta vez algunos padres, más madres, vinieron a escuchar y a animar
a sus hijos, aunque es algo no muy frecuente por aquí. Os aseguro que da un
poco de pena el ver a los críos solos y sin ningún familiar que los anime o se
alegre con lo que hacen, pero seguimos empujando y animando. Al final del
concierto se había preparado unas bolsicas con chucherías para todos los críos y
un bizcocho para los padres. Creo que mas no se puede pedir para celebrar la pascua,
la fiesta de la vida.
Y para acabar os pongo algunas reflexiones que encontré y que me parecen
muy bonitas y pertinentes sobre todo en este hermoso tiempo pascual:
CONSTRUIR LA PAZ
Ser
testigos de la resurrección supone salir de nuestro encierro, pues muchas veces
estamos encerrados, como los apóstoles, en nuestros miedos, en nuestras
comodidades, en nuestras tibiezas y nos desentendemos del mundo que nos rodea.
Tenemos pues que salir a nuestro mundo para ser constructores de paz en una
sociedad donde la paz no se destruye solo por las guerras sino por la
injusticia y el egoísmo de los hombres, porque no se puede hablar de paz cuando
tenemos el número de parados que tenemos, cuando la gente que hay bajo el
umbral de la pobreza alcanza cifras escandalosas, cuando la crisis que
padecemos no alcanza a todos por igual sino que los que la provocaron son los
que ahora se enriquecen con ella y los más débiles se condenan a la miseria.
Por todo ello, la Pascua nos renueva y nos libera para que salgamos de nuestro
encierro a ser constructores de paz en nuestra sociedad, sabiendo que esto solo
será posible si colaboramos a «cimentar la paz en la justicia y el amor»,
aportando así los medios para una paz auténtica
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