sábado, 5 de abril de 2014

Ecos de la Sabana - nº - 28


Miércoles 5 Marzo 2014
El Este también existe
Desde que llegué aquí a Yaundé estoy colaborando en una asociación que los religiosos han creado en esta ciudad llamada “Africae Munus”. Este “nombre bárbaro” viene de la última encíclica que el papa Benedicto XVI escribió a la iglesia de África, y en realidad es un modo de esconder un poco lo que se quiere hacer pues aquí hay que andarse con cuidado ya que aunque estemos en un país democrático hay muchísimo control y no se puede decir lo que se quiere en cualquier lugar. El objetivo de esta asociación es de observar y analizar la realidad socio-político-económica que nos rodea para poder presentarlo a otros religiosos y decidir sobre alguna pista de acción que se puede tener juntos.
Esto de observar y analizar no es una tarea fácil pues en primer lugar no es siempre sencillo el conocer lo que ocurre. Los periódicos son muy parciales y muchas veces uno lee noticias que no se sabe si son reales o no. Recordad lo que paso con nuestro joven camerunés que murió ahogado en Filipinas hace unos meses y que según el periódico fue asesinado por motivos ocultos. Además les gusta mucho el dar noticias sensacionalistas pero siempre de veracidad dudosa.
El domingo pasado acompañé con el coche a Josiane, la que está tomando las riendas de esta asociación, junto a Matthieu, un joven estudiante en derecho que está haciendo un doctorado sobre el tema de la tierra y de los derechos de propiedad de la tierra. Es una persona muy interesada y preocupada en todo esto y colabora con la asociación. Y por ultimo estaba Begoña, una religiosa de Bilbao que ha  trabajado en África más de 30 años y desde hace unos años trabaja en Bélgica en un centro que todos los religiosos han creado para hacer presión sobre la CEE sobre realidades de explotación, de armas, de acaparamiento de tierras, etc… realidades que vivimos aquí pero que muchas veces son desconocidas en Europa. El nombre de esta asociación es “Fe y Justicia, África y Europa”. Ella llego aquí la semana pasada y ha venido para conocer lo que se está haciendo aquí y dar unas sesiones de formación a religiosos sobre este tema.
Salimos hacia las ocho de la mañana dirección hacia Batouri a unos 500 km hacia el este de Camerún. No había estado nunca por esa zona y tenia interés y curiosidad por conocerla. El viaje fue muy entretenido pues no hubo ni un minuto de silencio a pesar de las 7 horas de viaje. Se habló mucho y de cosas muy interesantes sobre todo de los temas que nos preocupan y que nos han permitido de encontrarnos. Los últimos 100 Km eran con una carretera de tierra en bastante buen estado pero de vez en cuando llegaban enormes camiones con troncos inmensos que han sido talados en el bosque y que son llevados hasta el puerto de Douala para la exportación por barco. En cuanto uno los veía desde lejos había que ponerse a un lado y detener el coche pues ellos ni desaceleraban ni cambiaban un centímetro de su itinerario.
Recorriendo esa zona uno se da más cuenta de la tala inmensa que se está haciendo en el bosque de este país desde hace al menos 30 años. De hecho en este último tramo de carretera en medio del bosque a veces recorríamos muchos kilómetros sin ver ni un árbol, como si estuviéramos en la sabana de Chad en vez de estar en el bosque tropical.
Al poco de llegar y después de quitarnos el sudor y el polvo del camino, María, la religiosa que nos ha acogido nos puso al día de su trabajo inmenso desde hace un mes. Un trabajo inesperado y causado por la llegada repentina en las ultimas semanas de refugiados de Centroáfrica. Con ella teníamos que trabajar sobre un tema que ella lleva adelante y es el tema de la malnutrición,  muy extendida en esa zona, pero debido a la urgencia de los refugiados nos centramos en ello.
Sin duda que todos estáis al corriente de los problemas y de la violencia que se vive en Centroáfrica desde hace ya un par de años. Precisamente ayer recibí un artículo de Juan José Aguirre, un misionero comboniano cordobés obispo de Bangassou allí en Centroáfrica, en donde habla de la grave situación que vive el país, con hambre, guerra, enfrentamientos, etc. Dice así: “Todo empezó hace dos años con la invasión de los Seleka, una coalición de fundamentalistas islámicos que invadieron Centroáfrica y tomaron el poder. Fue un auténtico caos, sobre todo cuando los Seleka, por su incompetencia, se fueron en diciembre de 2012.Todo se complica cuando tras la salida de los Seleka, se crearon grupos de autodefensa -contra Seleka-, llamados Anti-Balaka, no musulmanes, que se han ido armando, a los que se han unido cantidad de ex militares de las Fuerzas Armadas Centroafricanas, que estuvieron escondidos durante más de un año y ahora aparecen con sus armas y se unen a esos grupos de autodefensa
Como consecuencia de ello, las carreteras se han vuelto a cerrar, el alimento hacia la capital ha sido muy escaso y hay una dificultad enorme para comer. Y esto lo sufren los más frágiles.
En toda esta crisis, el 60% de la población de Centroáfrica, sobre todo en Bangui la capital, han estado escondidos y protegidos en las parroquias, rezando y llorando por los muertos y ahora en los últimos meses se nos han unido miles de musulmanes, huyendo de los Anti-Balaka, y se han protegido en muchas parroquias. Ello conlleva una dificultad añadida cuando hay centenares de miles de personas hacinadas en parroquias.
             Otro detalle importante que cuenta el obispo de Bangassou es que el presidente de las comunidades islámicas de Centroáfrica (un imán) vive desde hace tres meses en el arzobispado, con el arzobispo, come con él y están haciendo conferencias de prensa los dos para pedir la paz por Centroáfrica. Esto ya da a entender que la crisis de Centroáfrica no es una crisis religiosa sino que es una crisis militar y política. Todos los religiosos hacen llamamientos continuos para la paz.
En Camerún se habla ya de más de 70.000 refugiados en diversos campamentos. Batouri se encuentra a unos 120 km de la frontera centroafricana y en estas últimas semanas se había censado a mas de 300 personas que venían de allí. No se les puede reunir en ningún campamento de refugiados, pues para ello debe haber al menos 1000 personas, así que estas personas viven en los barrios acogidos por familias de allí. Se puede decir que es la solidaridad africana que permite que estas personas puedan vivir. La iglesia estaba haciendo un trabajo enorme en lo que se refiere a atención primaria en los centros de salud y apoyo a estas familias, pero nos hacía ver que era algo que iba más allá de sus fuerzas, pero ya que ni el gobierno ni el organismo de la ONU encargado de los refugiados hacia casi nada ellos hacían lo que podían y más.
Esa misma tarde llegaron a casa de María dos jóvenes, Lionel y Richi, que venían de Centroáfrica y que llevaban varios días en camino. Lionel había perdido a su madre y a dos de sus hermanos, mientras que Richi a su madre y a cuatro de sus hermanos. Ya os imagináis que dramas! María los acogió en su casa esperando de encontrar otra solución al día siguiente.
Por la mañana estuvimos con el obispo de la diócesis, un hombre muy sencillo, cercano y muy preocupado de los problemas que vive su gente. Hablamos de los refugiados y luego nos presento otros problemas que le preocupan como: la explotación arbitraria de las riquezas naturales como madera y minerales por parte de empresas a menudo extranjeras. Su preocupación es como hacer para que la población no se vea saqueada de sus riquezas y para que ellos también puedan aprovecharse de estas riquezas. Han logrado crear una asociación de bosques comunitarios que mejora el nivel de vida de la gente y controla la explotación de sus bosques. En cuanto a los refugiados centroafricanos nos decía un poco lo que ya habíamos oído el día anterior y nos hacia comprender que no se podía convertir a las parroquias en campamentos de acogida pues no había ni medios ni capacidad para ello. También nos habló sobre el gran problema de la malnutrición. Es curioso que en medio de una naturaleza tan generosa, en donde todo crece sin ningún problema haya problemas y muertes a causa de la malnutrición. En gran parte es debida al modo de alimentarse, pues la comida base es la mandioca que llena el estomago pero que carece de proteínas. También nos decía que se está trabajando desde la iglesia para educar y concientizar sobre este problema.
Con él pasamos más de una hora y pudimos conocer más de cerca la realidad y los problemas de allí. A continuación nos reunimos con un grupo de seis personas que trabajan en Caritas y que junto a María intentan hacer frente a estos problemas. En la reunión estaba también presente Alain, un pastor protestante centroafricano que llego allí hace tres semanas y que hace un gran trabajo con los refugiados. Habló un poco de la situación de su país y de porque había huido hace cosa de un mes ya que lo buscaban para eliminarlo por haber acogido a musulmanes en su casa. De hecho él pudo huir pero uno de sus hijos fue asesinado junto a su casa. Con ellos hablamos de lo que están haciendo y de lo que prevén que se puede y deba hacer. Además de la ayuda puntual para resolver los problemas inmediatos que encuentran, lo que ellos están haciendo es informar a las autoridades y organismos de lo que allí está ocurriendo, es un modo de interpelarlos para que no se queden con los brazos cruzados y así poder sensibilizarlos para que actúan cuanto antes.
En conclusión se decía que nosotros intervenimos rápidamente pues el corazón nos lo pide, pero ante una situación parecida el corazón no basta y hay que ver como involucrar todos; políticos, organismos internacionales, musulmanes, etc para actuar juntos.
Después de una mañana maratón de reuniones volvimos a casa de María para comer un poco y nos pusimos en camino hacia Mbang a unos 90 Km de allí en donde teníamos que encontrar Monique. El camino era todo de tierra y fue una verdadera aventura el llegar al destino. Había llovido y resbalaba como el jabón, así que tardamos más de cuatro horas y media en recorrer ese tramo. Era un camino trazado en medio del bosque exuberante y de vez en cuando aparecían algunas casas aisladas o algún barrio al improviso. Al final de estos 90 km nos encontramos con este pueblo que allí es considerado ciudad y que aparece en medio de la nada. Hay una gran empresa maderera francesa que da trabajo a mas de 700 personas así que ya veis que hay gente. A las afueras de Mbang viven tres religiosas, dos francesas que llevan mas de 30 anos en Camerún, y una camerunesa y que hacen un trabajo inmenso y sorprendente. Es la gran alegría de ver la iglesia comprometida con los más pobres allí en donde nadie quiere estar presente. Ellas tienen un pequeño centro de salud muy sencillo, también una escuela de formación para chicas que quieren aprender un oficio de costura y sobre todo se preocupan de la población BAKA. Sin duda que esta palabra no os dice nada pero en cambio si os hablo de los pigmeos enseguida sabréis de qué hablo. Los Baka son los pigmeos aunque este último término es peyorativo y no se suele emplear. Claro está que es la población autóctona del lugar, llevan allí cientos o miles de años y siguen viviendo con un estilo de vida que ha cambiado muy poco pero que ha sido muy perturbado en los últimos 30 años por la tala y la explotación de sus bosques. Los Baka son un pueblo que vive de la recogida de frutos en el bosque y de la caza, allí no hay problemas pues la vegetación es exuberante y la naturaleza generosa. Poco a poco se van sedentarizando en el borde del camino y también van perdiendo costumbres y habilidades.
También allí el gran problema es la malnutrición  y la muerte de muchas niños por mala alimentación. Cuando el bebe deja de tomar el pecho lo alimentan con lo que es la base de su comida: la mandioca o yuca, que como os decía llena el estomago pero alimenta poco. Y de hecho hay una mortalidad alta de bebes de dos años pues es el momento crítico. Las hermanas están introduciendo y elaborando una harina enriquecida llamada BAMISA, hecha con maíz, soja, cacahuetes y un poco de azúcar. Es algo milagroso con lo que se puede elaborar una papilla que aporta lo que el bebé necesita. Algunas de las chicas que ellas forman han aprendido a elaborarla y ahora tienen un proyecto de producción en gran cantidad. Sin duda que puede solucionar los problemas de malnutrición y al mismo tiempo potenciar el cultivo y la comercialización de estos productos con los que se hace.
Hace tres años las hermanas han creado un internado para acoger a niños baka y permitirles así que puedan ir a la escuela. Es algo que no está en su cultura ni en sus tradiciones. De hecho nos decían que aun ahora hay críos que desaparecen durante un mes sin decir nada pues se van con sus padres a la caza o la recogida de productos del bosque. Actualmente hay 25 críos y crías que son acogidos y que van a la escuela. Cada dos semanas el viernes por la tarde los llevan a sus pueblos y van a recogerlos el domingo, así pueden pasar un par de días con la familia y el domingo de regreso vienen con plátanos o productos del campo para ayudar al internado.
Nos contaban que hay muchos proyectos elaborados por el gobierno y organismos para venir en ayuda de los baka y que hay muchos millones que son destinados a esos proyectos, pero la mayoría de ese dinero no beneficia a los baka ni llega a sus poblados si no que se queda en los bolsillos y en los estómagos de los que los elaboran.
Por la mañana tuvimos de nuevo varios encuentros muy enriquecedores. Primero con Joseph que es el médico encargado del pequeño hospital de Mbang. Nos decía que su mayor preocupación como camerunés y como medico es de poder aliviar el sufrimiento de la gente, pero en realidad se da cuenta de las grandes inegalidades  que existen. Comentaba que los baka, que están perdiendo su cultura y sus tradiciones a un ritmo rápido, son utilizados por los otros como bestias de trabajo. Les hacen cultivar y en vez de darles lo que se merecen les pagan con un poco de bebida o con algunas monedas.
Joseph nos hablo durante más de una hora de tantas injusticias que ve y que le hacen sufrir, se veía un hombre integro y que busca el bien de los otros. Y parece que aun existen estas personas.
Después encontramos a Matthieu, es un concejal de Mbang, bastante crítico y preocupado por los problemas que allí hay. Ha escrito y denunciado ciertas injusticias que el ayuntamiento ha cometido. Problemas de dinero que ha desaparecido, problemas de salud y de accesos a los medicamentos, problemas de escuelas, problemas de carreteras de los que hemos sido testigos oculares… Uno se pregunta por dónde empezar y por donde continuar.
Y después de escuchar a Matthieu y de darnos cuenta que la cosa no es sencilla fuimos a saludar a una diputada que vivía no muy lejos. No recuerdo el nombre pues no lo escribí pero ya veréis su foto. Nos hablo también de la preocupación que tiene por los problemas y el desarrollo de la zona. Nos repitió los mismos problemas de los que Matthieu nos había hablado pero hablo también de riquezas que allí hay y que deberían ser una fuerza de desarrollo: la tierra muy fértil, la madera, los minerales…
De nuevo y sin quererlo llegamos más allá del mediodía , con un poco de prisa comimos y nos pusimos de camino sabiendo que este no era muy fácil, pero con el sol se había secado y aunque los agujeros seguían tal cual, al menos no se resbalaba, así que en nueve horas pudimos llegar a Yaundé, un poco cansados pero contentos de haber descubierto esta realidad hasta entonces desconocida.





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