Lunes 7 de Octubre 2013
Visita grata de Susana y de Lorenzo
Hay
gente que pasa el tiempo a añorar el pasado y a ver los defectos y limites del
presente, pero es más difícil encontrar personas que tienen una mirada positiva
y objetiva de la realidad que vivimos, intentando descubrir los signos
positivos en el día a día.
El
jueves por la mañana he recibido en la estación de tren una sobrina-prima
llamada Susana y Lorenzo. Los dos venían del Chad en donde Lorenzo vive y
ejerce su trabajo de misionero-medico como encargado de la salud en una gran
diócesis llamada diócesis de Lai, no muy lejos de donde yo vivía en Gounou Gaya
y en donde Susana ha estado dos meses haciendo voluntariado en el centro de
Bayaka. Ya os he hablado otras veces de este centro de acogida de niños
huérfanos o con grandes dificultades sociales que es llevado por una
encantadora pareja de malagueños: Sergio y Pili. Este verano habían organizado
actividades de apoyo escolar para los niños del centro y para los niños del
pueblo por primera vez. Han sido muchos los niños que se han inscrito y por
ello mismo han debido de hacer dos grupos uno que seguía los cursos por la
mañana y otro por la tarde y para llevar adelante estas actividades han contado
con el apoyo de tres jóvenes voluntarios que han querido compartir un poco de
su tiempo, de sus energías y de sus ahorros con estos críos: Susana enfermera
de Lérida, Alberto de Santander y Jimmy de Alicante. La experiencia ha sido muy
positiva y enriquecedora. Y estos tres son solo un botón de muestra de tantos
otros que ofrecen su tiempo, sus energías e incluso parte de sus ingresos para
ayudar a otros dentro y fuera de nuestro país. Está claro que son muchas las
semillas, que aun siendo pequeñas, se siembran por todos los rincones de
nuestro país y del mundo y que hacen ver la fuerza de la gratuidad y del
voluntariado, no siempre motivado por razones de fe, pero si por razones de
humanidad y de amor.
Susana
es hija de un primo carnal mío y por eso no sé si será mi prima o sobrina… Aquí
la he presentado como sobrina para que se entendiera mejor. Después de los dos
meses pasados en Chad no quería regresar a España sin pasar unos días conmigo y
eso me ha alegrado mucho. Sabéis que las visitas de amigos y familiares por
estos rincones no suelen ser frecuentes por eso mismo me ha alegrado muchísimo
y he agradecido el paso de ellos dos unos días por nuestra comunidad.
También
es cierto que una visita así te obliga a organizar tu tiempo y ver cómo
acompañar a estas personas sin dejar las actividades que uno tiene que hacer,
así que lo he intentado, aunque no he podido pasar con ellos todo el tiempo que
hubiera querido.
Aquí
hay uno de Pamplona, José Luis, que lo conocí precisamente el 15 de agosto, en
la fiesta de la Virgen quiso venir a pasar el día a nuestra casa, y quería que
fuéramos con ellos a cenar. Nos dimos la cita para el sábado a la noche y me
dijo de ir a un sitio llamado “Café de Yaundé”, yo no conocía ese sitio pues no
son lugares que suelo frecuentar y porque tampoco son del nivel en el que yo vivo
y me muevo. Era un sitio muy bonito de estos de película, el dueño era Alfonso,
un italiano ya de una cierta edad muy simpático y que decía bromeando “yo soy
ateo por la gracia de Dios”. Ya veréis alguna foto pero de verdad que era un
pequeño gueto de blancos y de gente de pasta. Es cierto que lo pasamos muy bien
pero de regreso hablando con ellos dos comentábamos que eso no era lo nuestro y
una vez se puede hacer, pero uno se siente como pez fuera del agua. Así que ya
veis que gracias a Lorenzo y Susana he descubierto cosas que ignoraba y que
nunca había visto. Como se suele decir es gracias a los turistas que uno
descubre rincones desconocidos de su ciudad.
Sábado 12 de Octubre 2013
Flamenco y sevillanas tropicalizadas
Desde
luego que Susana y Lorenzo no podían llegar en mejor momento. Y quien lo iba a
pensar de poder participar en un concierto de sevillanas, de flamenco y de rumbas
aquí en plena capital de Camerún. Hoy es la fiesta nacional y yo había recibido
una invitación para participar en una recepción que ofrece el embajador de
España aquí en Camerún en su casa. Y como preparación a la fiesta ayer nos
invitaron a un concierto de un grupo flamenco “Agustín el Jayao y su grupo”.
Claro está que no se podía desperdiciar la invitación, quería haber ido con
todos los estudiantes de casa, 16, pero solo dejaban a una persona y junto a
Susana y Lorenzo nos acompañó Paolo, el compañero italiano que toca muy bien la
guitarra y yo sabía que lo iba a disfrutar como un chiquillo y así fue. El
concierto comenzaba a las 7’00 de la
tarde y salimos de casa hacia las 6’30 pensando llegar sin ningún problema,
pero nos tocó un atasco increíble y llegamos al sitio a las 8, pero justo unos
minutos antes de que empezara. Es como si nos estuvieran esperando. La sala
estaba decorada con banderas españolas y parecía que estuviéramos lejos de
Camerún y de la tierra africana. El concierto estuvo muy bien, aunque algunos
expertos decían que la calidad era mediana, pero ¿qué más se puede pedir en
Camerún?
Por
lo visto fue financiado en gran parte por empresarios españoles que están
trabajando aquí con varios proyectos de construcción, así que ya veis que en
tiempos de crisis los hay que vienen a ganarse las habichuelas aquí, y con
buenos sueldos. Son cosas que a veces cuesta entender, pero esta vez no es de
eso de lo que quería hablar.
Después
del concierto tuvimos la suerte de comer un poco de tortilla de patatas y de
echarnos un vinico que no estaba nada mal. Yo comentaba a Susana y a Lorenzo
que algunos pueden pensar que estamos siempre de fiesta, pero bueno, el que
quiera ver que venga a pasar una temporada.
Esta
tarde hemos estado en casa del embajador, situada en uno de los barrios de lujo
y para los extranjeros y gente con pasta, muy distinto del nuestro. Ha sido un
momento muy agradable pues he encontrado a muchos misioneros/as que están por
aquí trabajando y dando el callo. Algunos los conocía, pero otros muchos no, y
da alegría el saber que somos muchos y que andamos por los distintos barrios, a
menudo más populares. Si ayer nos ofrecieron tortilla de patatas y un vinico,
hoy la variedad ha sido grande y el jamón ha estado presente en abundancia.
Como os imaginaréis hemos hecho un esfuerzo y hemos aprovechado, al menos una
vez, del impuesto que todos pagáis y que hoy nos ha alimentado. También han
estado presentes los del grupo de flamenco y esta vez con menos gente nos han
animado mucho.
Domingo 13 de Octubre 2013
Bendiciendo la casa de Praxedes
Ayer
por la mañana aprovechando la presencia de Susana y de Lorenzo pasamos un rato
muy a gusto en casa de Praxedes. Es una mujer joven y llena de energía con
cuatro hijos muy guapos pues el padre es Peppino, un italiano con el que se
caso y vive desde hace ya unos cuantos años. Ella se dedica por completo a sus
hijos y los lleva al colegio, va a recogerlos, los trae los sábados a la tarde
a la parroquia pues dos de ellos cantan en la coral de niños, los vuelve a
traer el domingo para que participen y canten en la misa de los niños, os
aseguro que vive para ellos y por ellos. Es cierto que Peppino suele estar muy
ausente a causa de su trabajo y el peso de la familia recae sobre ella.
Y por
si fuera poco es una mujer muy emprendedora y que busca el modo de ganarse la
vida. Me había comentado hace unas semanas que estaba construyendo unas
habitaciones en un terreno que habían comprado con la intención de alquilarlas
y de tener algo para cuando sus hijos sean grandes. Me pedía si podía ir allí a
bendecir el sitio y la obra, y pensé que sería una buena cosa el hacerlo junto
a nuestros huéspedes. Pero le dije que preparara alguna cosica para celebrar el
momento y aunque solo fuera que los críos tuvieran algo para comer y
celebrarlo.
Allí
fuimos y pasamos un rato muy agradable. Ella es la que está leyendo en la foto
y como veis no solo preparó para los niños sino que todos compartimos un poco
de la alegría del momento. Le preguntaba cómo había podido hacer todo eso ella
y sin duda que se habría levantado muy temprano de madrugada. Pero como se dice
“hace más el que quiere que el que puede”,
que el Señor siga bendiciendo esta familia y las ganas de luchar y de salir
adelante, que es un acicate para los que los rodean.
Jueves 24 de Octubre 2013
De regreso de una semana intensa
El
domingo 20 de octubre celebramos el día del DOMUND, pero este año nosotros lo
anticipamos al sábado 19 y lo celebramos de un modo muy especial pues ese día
fue ordenado sacerdote Martin ALIGEGE, primer javeriano chadiano y por si fuera
poco natural de Gounou-Gaya en donde yo he trabajado hasta hace unos meses.
Como os imaginaréis no podía estar ausente a esta gran cita de la historia, ni
tampoco Fernando el de Guadix, que también trabajo allí casi 10 años y que fue
el que acompañó a Martín en sus primeros pasos de su vocación, ni Paolo que ha
sido su rector durante cuatro años.
El
miércoles 16, casi a media, noche viajaba Susana de regreso a España y a su
trabajo que le esperaba en el hospital de Lérida; pero unas horas antes ella y
otro compañero nos acompañaron a la estación de tren para emprender el viaje
hacia el Chad y poder participar allí a la celebración de la ordenación del
sábado. En total unos 1200
km , la mitad en tren y la otra mitad por carretera. Casi
me olvidaba de Lorenzo que nos acompañaba o mejor dicho que viajaba con
nosotros de regreso a su casa y a su trabajo en Chad. El tren salió a la hora
prevista, 6’10 de la tarde bajo una lluvia torrencial pero esta vez no había
goteras en el camarote. Y sorprendentemente llegó a su destino a unos 600 km hacia las 7’30 de la
mañana, se puede decir que con gran puntualidad. Allí nos esperaba el chofer con
el coche de Lorenzo y al poco rato nos pusimos en camino por una carretera
nueva que yo no conocía y de nuevo sorprendentemente buena, casi sin tráfico y
en buen estado. Teníamos que recorrer unos 500 km hasta la ciudad de
Lorenzo. Hicimos una parada para comer y recuperar fuerzas y de nuevo
sorprendentemente estábamos en Kelo, la ciudad en donde reside Lorenzo, a las
16’15. Allí se acababa nuestro confortable viaje en coche, solo nos separaban 60 km de Gounou-Gaya y como
el camino no estaba muy bien cogimos tres motos taxis, uno en cada una pues
llevábamos nuestras bolsas y nos pusimos en camino hacia el destino final. Os
aseguro que es difícil contar con palabras estos últimos 60 km de viaje, y para que os
hagáis una idea lo que hicimos fue como un rallye de los que se ve por la tele.
Las motos iban a una velocidad endiablada, una detrás de otra por un camino no
muy bueno, con baches, charcos, piedras, animales que atravesaban, personas que
caminaban por los lados… Yo iba en la última y le dije al piloto que lo
importante era llegar enteros ya que no había premio que ganar, pero no
escuchaba mucho. Por cierto nadie llevaba casco ni nada de eso y al ir detrás
venía una polvareda de los de adelante que impedía el ver y que me puso toda la
ropa y el cuerpo del color rojo de la tierra.
No es
exageración, ni mucho menos, pues esos 60 Km los recorrimos en una hora en punto, a
pesar de los baches, piedras y todo eso que os decía y que justo poco antes de
llegar a Gounou-Gaya había un charco inmenso que ya conocía del año pasado y en
el que la primera moto se quedó un rato atascada pues lo pasó por el lado malo,
nosotros al ir detrás enderezamos el tiro y no nos mojamos.
Así
que en 24 horas pasamos de un mundo de ciudad, desde la capital de Camerún, a
otro rural y totalmente distinto. El susto y el apretón del estomago del viaje
en rallye se transformó en alegría de volver a encontrar a personas conocidas,
a los compañeros y amigos de allí con los que he vivido hasta hace solo unos
meses.
El
viernes después de la misa matinal de las 5’30 de la mañana, de los saludos y de
los reencuentros fuimos a visitar y dar el pésame a una familia muy conocida
que había perdido al padre y marido, nuestro profesor de musey y un gran
colaborador de la parroquia. Allí de nuevo tocamos con mano el sufrimiento y
como la vida en estos lugares es una suerte y un regalo pero en equilibrio
precario.
Después
nos pusimos a echar una mano a los compañeros en la limpieza y decoración del
área sagrada en donde se celebraría la ordenación el sábado. Allí estuvimos
trabajando casi hasta las tres de la tarde pero ya veréis en las fotos que
quedo muy chula. Enseguida empezaron a llegar los huéspedes que venían de lejos
y la gente de las parroquias vecinas que habían recorrido algunos 25 y 30 km a pie.
Por
la noche después de cenar habían preparado una bonita vigilia de oración con
testimonios de Martin y de Fernando, videos sobre Guido María Conforti y sobre
los primeros misioneros que llegaron a Gounou-Gaya en 1952. La gente se
sorprendía de ver los cambios que había, la mayoría de la gente medio desnuda y
cosas que ahora ya no se ven. Como veis la noche fue corta y el sábado el
movimiento para algunos comenzó muy temprano, todavía casi a oscuras.
Conforme
iba llegando la gente se saludaba y pasaba un rato con los que conocía, pero
como os imaginaréis era difícil el atender a todos y el charlar con todos. La
misa comenzó con un poco de retraso según el tiempo previsto, pero aquí media
hora no es gran cosa y solo duró tres horas y un poco. La celebración estaba
bien preparada, aunque habían dicho a la gente de no moverse ni bailar, y para
ello había un grupico de crías y cuatro hombres que bailaban en nombre de
todos. El gentío era grande y el área sagrada a pesar de poder contener más de mil personas, estaba saturada y
muchísima gente seguía la celebración desde fuera sentándose en donde podía y
sobre todo buscando la sombra pues ese día el sol picaba mucho.
Martin
tiene 32 años y estaba contento y feliz del día, al final de la celebración
nuestro superior anunció que había sido destinado a ir a misión a Sierra Leona,
en el oeste de África. Sin duda que un bonito signo en la víspera del Domund
que toda iglesia es misionera y que cada uno puede compartir de su pobreza. Al
final de la celebración y de los regalos pudimos compartir un poco de comida
para recuperar las fuerzas y sobre todo hidratarnos pues hacía calor. Al día
siguiente se celebró la primera misa allí mismo y de nuevo un gentío pues era
domingo y es el día del mercado en Gounou-Gaya, así que el venir a misa luego
se ve recompensado con un paseo por el mercado.
Es
increíble el trabajo y el esfuerzo de los compañeros y de todos los que
colaboraron para que esas celebraciones se pasaran en armonía. Toda la gente
estaba contenta y es cierto que siempre se puede hacer mejor pero os aseguro
que no será fácil.
Nosotros
nos pusimos de viaje de regreso el martes y esta vez no bastaron 24 horas sino
el doble. Los primeros 60 km
no hicimos el rallye sino que un compañero nos acompañó, pero luego el resto
fue en medios públicos. 250
km en un coche normal detrás iban sentados 4 adultos y
dos chavales de unos 7 u 8 años, y delante Fernando y yo junto al chofer; sin
mirar el maletero lleno hasta los topes. Yo iba sentado encima del freno de
mano y la maniobra difícil para el chofer era cuando cambiaba de velocidad,
pero como la carretera era muy buena no hubo demasiados problemas. Después de
esperar un poco más de dos horas cogimos un autobús pequeño y esta vez íbamos
delante junto al chofer bastante cómodos y con un asiento para cada uno. Llegamos
a la ciudad en donde había que coger el tren a eso de las ocho y allí nos
hospedamos en casa de una amiga religiosa que tiene un centro de acogida de
críos con dificultad. Todo un gran regalo, pues al día siguiente que lo
teníamos libre hasta la hora del tren pudimos visitar el centro y así ver de
cerca todas las actividades que allí realizan: escuela materna, primaria,
secundaria y profesional; granja de vacas, de cerdos y de gallinas ponedoras;
taller de fabricación de hostias; la casa de los críos y por ultimo un
santuario que están construyendo en la ladera de un monte y en el que se ha
implicado de lleno un sacerdote suizo, amigo nuestro pues trabajo en Chad más
de 30 años y era nuestro vecino. De verdad que muchas maravillas en pocos años
pues Nicole, la religiosa que dirige todo lleva solo unos 10 años. También con
ella trabajamos juntos en Chad. De verdad que fue la guinda o la cereza del
viaje y nos sirvió para seguir dando gracias a Dios por todo lo que habíamos
vivido en esos días.
¿Qué más
se puede pedir? Creo que muy poco y es por eso mismo que esta vez el tren que
debía salir a las 6’10 salió con dos horas de retraso y llegó un poquico más
tarde hacia las 11’30. Tampoco hay que exagerar.
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