Domingo 24 de agosto 2025Noticias desde Chad
Hola a todas/os:
Ya he terminado mis vueltas por los
pueblos... de momento, porque en ocho pueblos la catequesis de primer año fue
muy deficiente y van a seguir durante la estación de lluvias. Volveré a ver cómo
ha ido a finales de agosto. Aun así seguimos teniendo cifras que asustan: 2.820
personas (la gran mayoría chicas) avanzan en la catequesis, de ellas 830 son
candidatas a recibir el bautismo en 2026. Por el contrario, más de 500 no
avanzan por diversos motivos: ausencia a las catequesis, vida desordenada,
problemas de alcoholismo...
Como digo, estas cifras no son definitivas porque faltan por contabilizar ocho pueblos. Y en octubre serán inscritos los nuevos, que suelen ser unos mil cada año.
Hablando de cifras, ya se han publicado
los resultados de la selectividad: de los 103.000 que se presentaron han
aprobado 23.000 y otros 25.000 han sido admitidos a la recuperación.
Directamente 55.000 suspendidos. En España el porcentaje de aprobados suele ser
del 97% y aquí con un 23% se dan por satisfechos. Quienes alzan la media son
los centros católicos porque los institutos públicos son un desastre: el del
pueblo en el que vivo se ha quedado con un 5% de aprobados, y aun así ha
superado el porcentaje del año pasado. La directora del mejor instituto del
país que está en la capital, también de la Iglesia, me decía que en sus siete
años como directora sólo han suspendido la selectividad cuatro alumnos, y todos
ellos eran casos sociales admitidos por caridad.
A nivel académico Chad suspende, pero en
cuanto a hospitalidad son sobresalientes: el otro día me sorprendió la lluvia
por el camino así que me acerqué a la primera casa que encontré y sin pedir
ninguna explicación ni conocerme dos niños (el mayor quizás de ocho años) me
hicieron entrar. Si llegan a estar también los adultos (estaban cultivando los
campos) me habrían preparado incluso el té.
La única foto esta vez es de los jóvenes que han participado a un encuentro vocacional.
El jueves pasado nos pusimos de viaje con el coche a
pesar de la lluvia caída y ya a los 10 kilómetros de camino nos quedamos una
hora atrapados en un charco. Menos mal que las personas de estos lugares saben
colaborar y a fuerza de empujones el coche salió.
Unos 30 kilómetros después un niño con problemas
mentales (entre 5 y 6 años, desnudo de cintura para abajo y huyendo de su casa)
se ve que se asustó con el ruido del motor y a nuestro paso se puso a correr...
¡Hacia el centro de la pista! El choque fue inevitable. Lo sorprendente es que
ninguna de las cuatro ruedas pasó sobre él, y eso que estando en el suelo se
debió de girar porque cuando el coche le alcanzó estaba de espaldas y nos lo
encontramos boca arriba, y tampoco tuvo fracturas. Temíamos una hemorragia
interna pero hoy, una semana después, los padres me dicen que sigue con algún
ligero dolor pero ya levantado y comiendo ¡Qué susto! Su ángel de la guarda
debe de estar sudando por sus esfuerzos de evitar lo que parecía inevitable.
Hablando de este caso, mis compañeros javerianos me
cuentan otro aún más sorprendente: una mujer en bici y con su bebé atado a la
espalda se asusta con el ruido del motor, se planta en medio de la pista y se
queda bajo el coche. Resultado: sólo la mano rota pero el bebé en perfecto
estado.
¡Qué historias!
La que se salvó también de milagro fue una serpiente.
Hacía mucho que no me las encontraba. Esta era muy pequeña y estrecha como el
cordón de un zapato. Estaba en medio de la pista y tuvo la suerte que por allí
no había ni piedras ni palos, sólo arena. Le pasé por encima con la bici
sabiendo que sobre la arena eso es como hacerle cosquillas. Se alejó y me miró.
Afortunadamente no conozco el lenguaje sibilino porque seguro que se estaba
acordando de toda mi genealogía. Al final huyó.
Un par de fotos para terminar: ahora es la época de
sembrar el ajonjolí (sésamo), la mayoría de las familias hacen los surcos con
el arado romano todavía; y las obras para la nueva escuela ya están en marcha,
aunque todavía nos falta un buen montón de pasta. Como veis en estos lugares
llevamos bastantes siglos de atraso.
Aunque las lluvias llegaron tarde están siendo muy
regulares y sin violencia. En el mercado ya se encuentra el nuevo maíz
(producción local) y los nuevos cacahuetes (llegados de lejos). La hambruna
anunciada no se ha hecho sentir salvo casos aislados. Sobre el primer maíz la
leyenda urbana dice que favorece la malaria...
Como es natural la lluvia dificulta los caminos, sobre
todo cuando hay que atravesar cursos de agua. Para las obras de la escuela
tenemos que atravesar el de la primera foto.
Tres días antes no se podía pasar por la fuerza del agua y la altura (hasta el cuello). Yo pasé al día siguiente y el agua me llegaba a los muslos. Llevaba material para la obra y sin decir nada una señora que ni conozco y que también iba a pasar al otro lado se lo puso sobre la cabeza y así pude atravesar ligero de equipaje cargando sólo la bicicleta. Y al tercer día fui con el coche llevando cemento. Estuve tentado de pasar porque el nivel del agua había descendido mucho como veis, pero en el fondo hay barro y con el coche cargado me abstuve. Parece fácil eso de llevar los sacos de cemento sobre la cabeza, pero cada saco pesa 50 kilos y como digo bajo el agua hay barro que dificulta la movilidad. Los obreros que descargaron el cemento ganan cada día de trabajo el equivalente a dos euros. Ciertamente una miseria, y sin embargo es más de lo que la Diócesis nos da a los javerianos. Hemos hablado con el obispo a ver si puede darnos algo más y la respuesta ha sido negativa.
Acompañan a este mensaje otras fotos de las obras. Gracias a la colaboración de muchos el trabajo avanza.
"En todas partes cuecen habas", y aunque aquí no se dan las habas (lástima) el alcalde y el secretario del ayuntamiento han sido destituidos acusados de corrupción y desvío de fondos públicos para beneficio privado.
Yo llevo dos semanas solo en mi comunidad y aún pasaré
así 10 días. Un salmo dice: "mi compañía son las tinieblas". En mi
caso mi compañía son los animalitos de la última foto. Tras un año y varios
intentos fallidos ahora sí se han adaptado.
Un abrazo y hasta otra. Antxón Serrano Insausti
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