sábado, 28 de octubre de 2023

ECOS DE LA SABANA nº 223, SAMIR EL ENANO

 

Sábado 28 octubre 2023
La historia de Samir el enano y Mohammed el ciego.

La foto adjunta, fue tomada en Damasco (Siria) en el año de 1889. El hombre que está siendo llevado, es un cristiano llamado “Samir el enano”. Quien le lleva a cuestas, es Mohammed, un musulmán ciego. Samir el enano, dependía de Mohammed para el transporte a través de las concurridas calles de Damasco. Mohammed, dependía a su vez de Samir, para que le ayudase y guiase en su caminar, evitando así los obstáculos. Sólo uno de ellos era capaz de caminar; y sólo uno de ellos era capaz de ver. Ambos eran huérfanos, y vivían juntos en la misma habitación. Samir y Mohammed siempre estaban juntos. Cuando murió Mohammed, Samir se quedó en su habitación, llorando durante toda una semana. Samir había perdido “su otra mitad”; y, como resultado, termino muriendo de tristeza.

Esta historia, que encarna el espíritu del diálogo, debe servir de ejemplo tanto a judíos, como a cristianos y musulmanes. Y es que, pensándolo bien, todos somos “huérfanos” (es decir, compartimos los mismos sufrimientos de la vida). Y, cada uno de nosotros, tiene una aportación única que realizar. Por eso, debemos hacer nuestro más grande esfuerzo por vivir juntos, trabajando en armonía para lograr el bienestar mutuo. Obrando de este modo, podremos transitar con mayor facilidad las sendas angostas de nuestra vida terrenal. Y es así que lograremos ser realmente fuertes: cuando el amor fraterno, y la solidaridad, sean tan grandes que ya no podamos vivir los unos sin los otros.


sábado, 21 de octubre de 2023

ECOS DE LA SABANA nº 222, ENTREVISTA A FERNANDO GARCIA, SUPERIOR GENERAL DE LOS MISIONEROS JAVERIANOS. VIDEO Y PREGON DEL DOMUND 2023

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Sábado 21 octubre 2023
Fernando García: “El misionero le recuerda a la Iglesia su razón de ser”


Os presento la entrevista realizada por José Luis Celada a nuestro compañero y superior general FERNANDO GARCIA y publicada en VIDA NUEVA el 13 octubre 2023. Creo que es un testimonio muy bonito de la belleza de la misión en este fin de semana en el que celebramos el DOMUND con el lema “CORAZONES ARDIENTES, PIES EN CAMINO”.

 

Bukavu (República Democrática del Congo) fue el escenario elegido por los Misioneros Javerianos para celebrar en julio su XVIII Capítulo General. No solo porque llegaran a aquel país en octubre de 1958 o porque hoy no pocos de ellos sean de allí, sino porque “África existe, es una riqueza, y cuenta –y mucho– para el futuro de la humanidad y de la Iglesia”. Lo reivindica Fernando García Rodríguez, superior general de este instituto misionero, reelegido para otros seis años en el cargo. Con este granadino de La Huertezuela (Huéneja), aprovechando las preguntas del documento preparatorio para la cita capitular, pasamos revista al pasado, el presente y el futuro de la familia javeriana… y de la misión.

PREGUNTA.- ¿De dónde vienen los Misioneros Javerianos?

RESPUESTA.- Nacen del sueño de un joven sacerdote italiano, Guido M. Conforti, que no pudiendo ser misionero por un problema serio de salud, pensó en iniciar un instituto misionero con la única finalidad de anunciar el Evangelio a quien todavía no lo conociera. Y lo fundó en su Parma natal el 3 de diciembre de 1895, fiesta de san Francisco Javier, nuestro patrón. Ya en 1898, los dos primeros misioneros fueron enviados a China.

Rostro intercultural

P.- ¿Dónde están ahora mismo?

R.- Estamos en veinte países de cuatro continentes. La primera presencia fue en China, y las últimas en Mozambique, Tailandia y Marruecos. Hasta los años 80, casi todos éramos europeos, principalmente italianos. A partir de entonces, nos hemos ido enriqueciendo con una diversidad de procedencias: Asia, América y África. Hoy el rostro javeriano no solo es multicultural, sino intercultural. Vivimos en pequeñas comunidades misioneras compañeros de diferentes países y culturas con un fin concreto: testimoniar el amor de Dios a la humanidad manifestado en Jesucristo, y esto en contextos netamente misioneros.

P.- ¿Hacia dónde se encaminan?

R.- Queremos seguir siendo fieles a la misión que la Iglesia nos ha confiado: anunciar y testimoniar el Evangelio hasta los últimos confines de la tierra (Mt 28,18-20). Después de dos mil años, nos damos cuenta de que el número de quien no conoce a Jesucristo sigue aumentando. Hoy dos terceras partes de la humanidad no saben que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Estar ahí, en contextos geográficos, culturales y existenciales muy diferentes entre sí, es parte de nuestra vocación misionera.

Capítulo en Bukavu

P.- Resulta muy significativo –y así se lo agradecía el Papa en su mensaje– el lugar elegido para celebrar el Capítulo…

R.- Nos sentimos parte de la humanidad, con una atención especial a países, regiones y grupos humanos que cuentan poco delante de los poderes que guían nuestro mundo; personas de carne y hueso que sufren violencia, son explotadas en sus riquezas naturales, se les niega el derecho a vivir dignamente… Se oye poco hablar de ellas, salvo en caso de calamidades, violencia… como si esa fuese la única realidad. Sin embargo, hay una gran riqueza natural, humana y espiritual. Celebrar el Capítulo en la República Democrática del Congo fue una opción pensada para decir en voz alta una gran verdad: África existe, es una riqueza, y cuenta –y mucho– para el futuro de la humanidad y de la Iglesia.

P.- El lema de la cita era “Amar nuestra vocación javeriana” ¿Siente que el ardor misionero relega en ocasiones a un segundo plano esa pasión por el propio carisma?

R.- Amar nuestra vocación javeriana ha sido, primero, una invitación a ir al origen de lo que somos cada uno de nosotros, ese momento de nuestra vida en el que sentimos que Dios nos amaba incondicionalmente y, amándonos, nos invitaba a colaborar en la realización de su sueño: que la humanidad, en su diversidad, pueda vivir dándose la mano, construyendo puentes de comunicación, de fraternidad, de servicio, de justicia, de paz…

Y, en segundo lugar, ha sido una llamada a cada uno de nosotros no solo a seguir manteniendo vivo ese sueño de Dios. Que es también el nuestro, sino a seguir creciendo en la fidelidad diaria al amor del Señor que se manifiesta en la entrega cotidiana de nuestras vidas, amando la misión que la Iglesia nos ha confiado y sirviendo a las personas que el Señor pone en nuestro camino.

P.-¿Qué es la cultura javeriana” esa idea tan presente en el Capítulo?

R.- Nuestro servicio de evangelización, de hacer presente al Señor Jesús en las personas que todavía no lo conocen ni lo aman, pasa en primer lugar por el testimonio de nuestra vida concreta, de cada día. Lo que llamamos “cultura javeriana”, por consiguiente, es un estilo de vida de quien desea con todo el corazón hacer del mundo una sola familia en Cristo. Esto se traduce en la inmediatez de las relaciones, en la sencillez de  vida, en la capacidad de relativizar la propia cultura y acoger la riqueza de la cultura de los demás. Este estilo de vida, fundado en una profunda consagración a Cristo, modelado según el ejemplo de San Guido M. Conforti, con ese espíritu de fe viva que les hace ver a Dios, buscar a Dios y amar a Dios en todo y en todos, nos une a todos como Familia Javeriana.

P.- ¿Y cómo vive la Familia Carismática Javeriana la misión compartida entre religiosos, religiosas y laicos? ¿En qué medida les está ayudando el Sínodo de la Sinodalidad?

R.- Evangelizar es propio de quien ha acogido en su vida el amor de Dios manifestado en Cristo y, a partir de ahí, siente la urgencia de compartir esta Buena Noticia en los cuatro rincones del universo. El carisma javeriano participa de este deseo urgente de evangelizar hoy. Y ahí estamos, religiosos y laicos, compartiendo misión y a veces en lugares diferentes, otras caminando juntos. El camino sinodal es la manera concreta de ser hoy Iglesia. No hay otra. Nuestro deseo es seguir creciendo en esta mentalidad y estrechando lazos de fraternidad y colaboración mutua.

P.- La creciente pluralidad de la congregación enriquece su presencia y testimonio, pero ¿cómo se conjuga la apertura al mundo con la atención a las diversas Iglesias locales?

R.- El carisma misionero es parte esencial de la Iglesia. El misionero nace, crece, se desarrolla y vive en la Iglesia. Allí donde hay un misionero, la Iglesia está presente. El misionero, con su testimonio de vida, le recuerda a la Iglesia su razón de ser en este mundo, evangelizar, hacer presente el Reino de Dios.

P.- ¿Cómo afronta este segundo mandado como superior?

R.- Hay una convicción grande en mi vida: la misión cristiana es la misión de Dios. Somos colaboradores de la obra divina. Si Dios nos ha guiado hasta hoy, continuará haciéndolo. De esto no tengo duda. Es importante esta confianza en el Señor que guía a la Iglesia, y que, a través de su Espíritu, le indica qué caminos recorrer. Intento vivir día a día con esta confianza. El resto, lo iremos descubriendo haciendo camino.

P.- ¿El futuro de la Iglesia católica pasa por la misión?

R.- Evangelizar es la vocación de la Iglesia. El futuro de la Iglesia dependerá de la calidad de testimonio de nuestra vida cristiana, de nuestro amor a Dios y a la humanidad; sabiendo y sintiendo que no estamos solos, que el Señor Jesús está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Nota: Agradecemos a la Revista Vida Nueva que nos ha permitido publicar la entrevista que José Luis Celada ha hecho a nuestro superior general: Fernando García Rodríguez. Vida Nueva nº 3.336, año 2023, páginas 16-17.

 






sábado, 14 de octubre de 2023

ECOS DE LA SABANA nº 221 "LAUDATE DEUM", "ALABEN A DIOS"


 

Sábado 14 octubre 2023
“Alaben a Dios” el grito del papa Francisco para responder a la crisis climática.

El 4 de octubre, fiesta de san Francisco de Asís, el papa Francisco publicaba la exhortación apostólica “LAUDATE DEUM” que significa “ALABEN A DIOS”. Es un texto en continuidad con la encíclica “Laudato si'” de 2015.  El papa muestra el compromiso que tenemos los cristianos con el cuidado de la casa común, que es nuestro planeta, y al mismo tiempo lanzar una voz de alarma ante la emergencia del cambio climático, antes de que sea demasiado tarde. El papa insiste que el cambio climático es uno «de los principales desafíos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial» y «los efectos del cambio climático son soportados por las personas más vulnerables, ya sea en casa o en todo el mundo».

Todos somos conscientes que los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Somos testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra», una «enfermedad silenciosa que nos afecta a todos».  Todo está cambiando con una velocidad tal que basta una sola generación —no siglos ni milenios— para constatarlo».

La realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial, y que la emisión per cápita de los países más ricos es muchas veces mayor que la de los más pobres.

«Ya no se puede dudar del origen humano del cambio climático», Por desgracia, la crisis climática no es precisamente un asunto que interese a los grandes poderes económicos, preocupados por el mayor rédito posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda».

Estamos justo a tiempo de evitar daños aún más dramáticos. Se nos pide nada más que algo de responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo».

Hemos logrado «progresos tecnológicos, y no advertimos que al mismo tiempo nos convertimos en seres altamente peligrosos, capaces de poner en riesgo la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia».

El Papa recuerda que la motivación de este compromiso nace de la fe cristiana, animando a «los hermanos y hermanas de otras religiones a que hagan lo mismo».





sábado, 7 de octubre de 2023

EL VIDEO DEL PAPA OCTUBRE 2023: POR UN SINODO QUE INVOLUCRE A TODOS SIN EXCLUIR A NADIE

 


La misión está en el corazón de la Iglesia. Y más aún. Cuando una Iglesia está en Sínodo, solamente esa dinámica sinodal la lleva adelante la vocación misionera. Es decir, la respuesta al mandato de Jesús de anunciar el Evangelio.
Quisiera recordar que aquí no se acaba nada, sino que aquí continúa un camino eclesial.
Se trata de un camino que recorreremos, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor que siempre sale a nuestro encuentro.
Es el Señor de la sorpresa.
Por medio de la oración y el discernimiento, el Espíritu Santo nos ayuda a realizar el “apostolado del oído”, o sea, escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la palabra de Dios.
Y así nos acercamos al corazón de Cristo, del que brota nuestra misión y la voz que atrae hacia Él.
Una voz que nos descubre el centro de la misión que es llegar a todos, buscar a todos, acoger a todos, involucrar a todos, sin excluir a nadie.
Oremos por la Iglesia, para que adopte la escucha y el diálogo como estilo de vida a todos los niveles, dejándose guiar por la fuerza del Espíritu Santo hacia las periferias del mundo.













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