Lunes 6 octubre 2014
Calentando motores
Dicen que lo que más cuesta es poner el
motor en funcionamiento, hace falta paciencia y todavía más cuando el chofer es
un novato. Con esto quiero hablar de este mes de septiembre en nuestra
comunidad de Yaundé, los días han transcurrido muy rápidos, con muchas cosas
que hacer. No es una novedad el estar allí, pero sí lo es el organizar todo
esto.
Primero hacer los papeles en la policía
para poder acoger a los estudiantes nuevos que debían venir de Indonesia y del
Congo. Hay que tener una paciencia enorme y hay que ir no una vez sino cada día
durante varias semanas para que te pongan la firma y el cuño necesario para el
visado. Luego los imprevistos del ébola que han hecho, como decía, que los dos
congoleños no pudieran venir al haber prohibido a todos los provenientes de
Liberia, Sierra Leona, Guinea Conakry y RD del Congo de venir a Camerún. Lo que
es curioso es que un camerunés que estaba allí en Congo ha podido entrar pasando
por Brazzaville, como si la epidemia solo afectara a los congoleños.
Mientras unos y otros iban llegando los
que estábamos en casa intentamos limpiar, pintar y arreglar un poco la casa.
Durante el año no hay tiempo para esos detalles que son importantes, pero antes
de comenzar el curso hicimos una lista de las cosas que hacer y todas las
mañanas nos empeñamos bien en el trabajo para que nuestra casa sea acogedora.
Es además un momento en el que cada uno puede mostrar sus capacidades de
pintura, de carpintería, de fontanería… todos somos capaces de algo y es bonito
el descubrir capacidades escondidas pero que hacen que la vida en común sea más
bonita.
Luego a mitad de mes hemos tenido una
semana de ejercicios espirituales en lo alto de un monte un lugar muy bonito,
tranquilo y que nos ha ayudado a hacer silencio. Ya veréis alguna foto de ese
lugar casi paradisiaco. Allí un sacerdote camerunés, profesor de biblia, nos ha
ayudado a vivir estos días de silencio y oración en compañía de san Pablo y de
sus cartas. Quiso concluir los ejercicios con este cuento que os transcribo:
“En medio de un gran valle había un
edificio con cinco pisos. En el primer piso vivía la gallina, la gran perezosa que no quería hacer casi nada y se
contentaba de picar y comer lo que encontraba por el camino. En el segundo piso
vivía el gato. Este era un maniático
de la limpieza y se pasaba el día entero lavando y lavándose. En el tercer piso
vivía la ardilla. Esta se pasaba el
día en el bosque buscando nueces que traía a casa, almacenaba para los meses de
carestía y por la noche las iba devorando poco a poco haciendo un gran ruido. En
el cuarto piso vivía el pichón,
aunque en realidad este no estaba casi nunca en casa a causa de sus continuos viajes
de un sitio para otro. El quinto piso estaba vacío y habían puesto una placa en
donde se informaba del alquiler de este piso.
La primera que vino a informarse fue la hormiga. Cuando visito el piso le
gusto mucho pero como era una gran trabajadora dijo que no podía vivir junto a
la perezosa gallina. Para quedarse pedía que la gallina fuera echada a otro
sitio. Pero los otros animales no aceptaron su propuesta.
Después vino el cerdo y se quedo satisfecho del piso aunque para él estaba muy
limpio. Quería quedarse pero dijo que no podría vivir junto al gato, maniático
de la limpieza. Entonces pedía que este se marchara para poder quedarse allí.
Pero los otros animales no aceptaron su propuesta.
Después del cerdo llegó el ruiseñor. Visitó el piso y le gustó
mucho. Les dijo que necesitaba descansar durante la noche para poder cantar y
componer sus melodías, pero como la ardilla era tan ruidosa era mejor que esta
se marchara. Pero los otros animales no aceptaron su propuesta.
A continuación fue la coneja quien llegó, visito el piso y se quedó muy satisfecha.
Ella tenía muchos conejitos y pidió que el pichón que estaba siempre fuera se
marchara para no dar mal ejemplo a sus hijos. Pero los otros animales no
aceptaron su propuesta.
Al final llegó la paloma. Esta visitó el piso sin prestar mucha atención, mientras
que se fijaba mucho en los que habitaban el edificio. Al final les dijo que el
piso no le gustaba mucho, pero que querría quedarse a causa de los habitantes
que allí se hospedaban. Los otros animales le preguntaron qué veía en ellos y
ella les dijo: “yo que con facilidad vivo preocupada podré aprender de la
gallina a estar más tranquila. A mí que no me gusta demasiado la limpieza el
gato podrá ensenarme a ser más limpia; a mí que tampoco me gusta almacenar y
prever para el futuro, la ardilla me enseñará a prever y guardar; el pichón en
cambio me ayudará a conocer lo que ocurre en otros sitios y me mantendrá
informada.
La paloma no se quedó a causa de lo
bonito que era el piso sino a causa de las cualidades que ella supo encontrar
en los animales que allí vivían. Por eso mismo los otros animales le dijeron
que ellos también harían el esfuerzo de limar sus defectos para vivir mejor con
ella”. Y colorín colorado…
Sin duda que es bonito y provocador el
comenzar un curso desde esta óptica, buscando lo que el otro me puede enseñar y
cómo gracias a él puedo crecer y hacerme más persona.
Justo al regresar de estos días de
ejercicios, sin tiempo ni siquiera para abrir la bolsa, tuvimos la gran
asamblea parroquial con todos los jóvenes de la parroquia para lanzar el año y
las actividades. En la parroquia hay unos diez grupos de jóvenes y niños y me
toca también la dicha de coordinarlos. Es cierto que cada grupo es autónomo y
en casi todos hay personas responsables y serias que trabajan muy bien; pero
intentamos que haya actividades que organizamos juntos para así no correr el
peligro de encerrarnos en nuestro grupico y ya basta.
Sábado 11 Octubre 2014
Juntos programando
Ya veis que esta vez estos ecos son un
poco organizativos. El lunes 23 de septiembre llego Carlo, el ultimo que
faltaba para completar nuestra comunidad este año. Carlo es italiano y ha
trabajado bastantes años en Chad y aquí en Camerún, tiene 67 años pero se le ve
muy dinámico y activo. Con él ya estamos al completo, quince personas esta vez
de solo seis países distintos, de los cuales doce jóvenes que se preparan para
ser misioneros con los estudios y tres que estamos acompañándolos y haciendo
todo lo que se puede en la parroquia. Pasamos tres días muy intensos intentando
ver como queríamos vivir este año nuevo y cómo a pesar y gracias a nuestra
diversidad queríamos ser un signo de Jesús en nuestro barrio. A partir de
noviembre será el año de la vida religiosa y como objetivo del año hemos tomado
una frase del papa Francisco dirigida a los religiosos. En nuestra comunidad,
aprovechando de nuestra diversidad y de nuestra riqueza, y en este barrio
popular en el que vivimos queremos “ser
misioneros de la alegría: una alegría a redescubrir, a vivir y a dar para
despertar el mundo”. Es cierto que el listón lo hemos puesto alto, pero es
solo así que podremos progresar y avanzar durante este año. Las ganas no nos
faltan y las capacidades, viendo el grupo, tampoco.
El último domingo de septiembre la plaza
de la iglesia estaba llena de personas y de jóvenes que presentaban sus
distintos grupos a la gente que venía a las distintas misas. Era el día del
lanzamiento de los grupos de jóvenes de los que os he hablado arriba. Habían
puesto pequeñas mesas con la información de lo que hacen, de cuando y donde se
reúnen. Por la tarde en la misa que siempre está llena de jóvenes cada grupo
fue presentando un poco a todo el mundo lo que hacía para ver si los otros se
animan a participar a alguno de ellos. Fue un rato largo pero muy ameno con
risas y comentarios alegres de los que allí estaban presentes. En el ofertorio
cada grupo trajo algo representativo o signo de identidad de su grupo. Es
siempre un modo de implicarlos más y de hacer que otros puedan integrarse.
Y para acabar este mes ajetreado, el
viernes 4 de octubre por la noche, cogí el avión que pasando por Estambul me
llevo a Roma. No venía a hacer ninguna peregrinación, aunque siempre se
aprovecha para visitar la plaza de san Pedro y el Vaticano; sino que había una
reunión que los hermanos que coordinan nuestra congregación habían convocado en
Roma entre los responsables de las cuatro comunidades de teología que nosotros
tenemos dispersas por el mundo. De los cuatro tres somos nuevos y estamos
empezando este servicio así que nos venía bien para entender un poco mejor como
hacer este trabajo. La comunidad más antigua está en Parma, Italia y el
responsable es un italiano aunque entre todos los jóvenes que estudian allí no
hay ninguno italiano. La segunda es la de Méjico y el responsable es un
mejicano con un gran grupo de jóvenes que acaban de llegar este año allí. La
tercera es la de Manila en Filipinas y el responsable es un brasileño, tampoco
allí hay ningún estudiante filipino. Y la última es la de Yaundé en Camerún con
la presencia de dos jóvenes cameruneses entre nosotros. Ya veis que no es fácil
pero ahí estamos intentando hacerlo lo mejor que podemos. Es cierto que para
esto no basta la buena voluntad y por eso mismo se había convocado esta reunión
primero para vernos y ver lo que estábamos haciendo, intentando armonizar un
poco nuestro modo de actuar. Y en segundo lugar para darnos algunas pistas y
puntos que nos ayuden a conocer mejor a los jóvenes y a descubrir que somos
complejos.
El primer día nuestro superior general de
Roma nos dijo qué es lo que esperaba de nosotros y de nuestro trabajo, cuales
son los puntos sobre los que habría que insistir y no negociar pues no es tarea
fácil el formar a los misioneros del mañana. Sobre ello tuvimos un tiempo de
intercambio y de diálogo muy enriquecedor. Por la tarde otro compañero nos
presento un documento que acaban de hacer sobre las distintas etapas de
formación de uno que quiere ser misionero javeriano. Es un documento muy rico y
que sin duda nos va a ayudar mucho en nuestra tarea. También tuvimos un tiempo
de intercambio y de dialogo.
El segundo y tercer día tuvimos dos
personas, un jesuita y una profesora de psicología, que nos hicieron comprender
la complejidad de la persona humana y lo difícil que es acompañar a una
persona, con sus traumas y sus problemas,
para que haga un camino de crecimiento y de madurez. Nos dejaron bastantes
cosas para leer y deberes para hacer, pero fue muy apasionante y al mismo
tiempo uno se siente poco preparado dado la complejidad del ser humano.
El cuarto día presentamos nuestras
comunidades y lo que hemos programado hacer durante este curso. Vimos que las
diferencias a veces son grandes y que hay que intentar armonizar para caminar
juntos. Los dos últimos días fueron los de encontrar puntos en común y
compromisos que queremos llevar juntos adelante.
Como veis la semana fue muy intensa y con
poco tiempo para pasear. Menos mal que por la noche nos dábamos siempre un
paseo por los alrededores del vaticano, ya que nuestra casa está bastante
cerca. También los domingos aprovechamos para patear Roma: los monumentos romanos,
algunas de las muchísimas iglesias y monumentos cristianos, etc. Incluso pude
pasar la mañana del domingo con un amigo de mi pueblo que es benedictino y
profesor allí y descubrir la riqueza y un poco de la vida de los benedictinos.
No fuimos de peregrinación pero estando allí me di cuenta de las miles y miles
de personas que cada día se mueven por esa zona del vaticano. Eran ríos de
gente y parece que desde que esta el papa Francisco son ríos de gente cada día
y en especial los miércoles y los domingos. Ya podréis contemplar alguna de
estas fotos que no son de la sabana ni del trópico sino de la marea humana en
el asfalto de Roma.
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