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Domingo
22 de diciembre 2024Fallece el misionero javeriano Luis Pérez: un
secuestro, el ébola y mucha fe
El sábado pasado, 14 de
diciembre, tarde por la noche recibíamos la triste noticia del fallecimiento en
Makeni, Sierra Leona, del compañero Misionero Javeriano Luis Pérez Hernández.
Precisamente el lunes anterior en una reunión
nuestra de los javerianos hablábamos del estado de su salud que se había deteriorado un poco, según
nos habían informado desde Sierra Leona, pero que no era en absoluto preocupante
ni pensábamos que tuviera un desenlace tan rápido.
Rolando Ruiz, nuestro superior de la delegación,
al comunicar su fallecimiento decía: “Allá quería estar y allí le ha llamado el
Señor; nosotros queremos con espíritu de fe y misión orar por él”.
Luis tenía 72 años, nacido en Toledo, y su
vocación la debía a un misionero javeriano que pasó por su escuela cuando era
pequeño y despertó en él el deseo de dar su vida a la misión. Después de unos
años de formación y de preparación su primer destino fue a la comunidad de
Pamplona para un trabajo de animación
vocacional y animación misionera entre los jóvenes. Luego tuvo cargos de
responsabilidad como superior de los javerianos en España durante 8 años, y
durante 6 años formó parte del consejo general de los misioneros javerianos en
Roma. Concluido este periodo fue destinado a Sierra Leona a donde llegó en
1997. En Sierra Leona, uno de los países más pobres de la tierra, estuvo
volcado en todo tipo de actividades de promoción de la salud, de la educación,
de mejoras de vida. Todo ello no le quitaba tiempo para la pastoral en
parroquias y para el anuncio del Evangelio. Su primera estancia en el país la
vivió en medio de una terrible guerra civil que asoló el país y que, como él
mismo decía, afectó al 95% de las familias de Sierra Leona. También él la vivió
en carne propia cuando fue secuestrado por grupos militares rebeldes en 1999.
En aquel momento estaba en la capital, Freetown, y fue secuestrado con otros
cuatro javerianos junto al arzobispo y seis Misioneras de la Caridad, de las
que cuatro fueron asesinadas.
En 2002 regresó a España en donde realizó
distintas actividades hasta 2014, fecha de su retorno a Sierra Leona, poco
antes de la crisis del virus del ébola. Luis Pérez recordaba que “el
primer mes del ébola para nosotros fue muy duro, incluso más que la guerra,
porque en la guerra se oían los disparos y los cañonazos, por lo que podías
moverte de un sitio a otro, pero en el ébola no sabíamos dónde estaba, ni cómo
se transmitía, ni cómo venía y eso les provocaba desazón, aunque no miedo,
porque de un día a otro podías estar muerto”. A pesar de todo esto,
reconocía: “Cuando llegué a Sierra Leona, creía en Dios. Después de mis años de
misión, puedo decir que estoy convencido de que la fe es real”.
En una de sus cartas Luis decía: “Una
cosa que me ayudó mucho, fue con mucha sencillez poner nuestras vidas y la de
los que nos rodeaban en las manos del Señor, como diciendo Tú me has traído
aquí, pues sostenme, ayúdame”.
Luis estaba convencido que la Iglesia es
fundamentalmente misionera. Y que un misionero debe ser un testimonio de Jesús en
tiempos malos y en tiempos buenos. “Quien está convencido de esto, pues da el
paso hacia la misión”, para ello “hay que tener la convicción de que Jesús es
una aportación de bien para la vida del mundo, no solo para los católicos, o
los cristianos, sino para todos”. En una de sus últimas entrevistas decía:
“la
misión siempre y en todas partes da esperanza. Yo lo veo aquí entre los
nuestros. Da esperanza a todos aquellos que quieren vivir y relacionarse con
los demás como hermanos en este mundo en que vivimos. La misión da esperanza y,
por decirlo así, una ilusión de futuro, de un futuro mejor”.
En 2015, el Ayuntamiento de Toledo
reconoció su labor nombrándolo Hijo predilecto de la ciudad de Toledo. Un equipo de las Obras Misionales Pontificias viajó en 2022 a Sierra Leona
para elaborar el vídeo del Domund de ese año. Entre las muchas entrevistas que
realizaron hay una inédita que, con motivo del fallecimiento de Luis Pérez,
sale ahora a la luz. Hablaba de esperanza, una inspiración cuando está a punto
de comenzar el Jubileo de la Esperanza de este 2025. Y Luis decía en esa
entrevista: “La misión siempre y en todas partes da esperanza”
Luis fue enterrado en Freetown el martes
17 y se celebró una eucaristía en Toledo, su ciudad natal, el viernes en la
Parroquia del Buen Pastor, donde celebró su primera misa.
Descansa en paz y goza
del abrazo del Padre al que tanto has amado.
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