jueves, 17 de enero de 2019

ECOS DE LA SABANA 75, Viaje a Chad


Martes 15 de enero 2019
De nuevo en la sabana.
Era a primeros de enero de 2013 que dejaba Gunu-Gaya y el Chad para venir aquí a Yaundé a donde los superiores habían decidido de enviarme. Y Dios ha permitido que justo 6 años después haya podido volver al Chad para una reunión del equipo de coordinación regional de los javerianos. Sali de Yaundé con Pierre, un compañero, el viernes 4 hacia las 4 de la tarde en un autobús casi nuevo y cómodo. Después de 14 horas de viaje llegamos a Ngaoundere a unos 840 km, ciudad situada más o menos en el centro del país. Apenas una hora después salíamos de nuevo hacia Touboro, pequeña ciudad al noreste de Camerun cerca de la frontera sur con el Chad. Esta vez el autobús era menos cómodo y el espacio había que ganárselo a pulso sin ceder ni un centímetro al de al lado, ni dejar que el vecino se desplazara ocupando tu espacio vital. Eran las 10h30 cuando llegamos al destino y estábamos supercontentos pues todo se estaba pasando estupendamente. Eso me permitía disfrutar del paisaje, contemplar a la gente al borde del camino, los niños jugando o haciendo pequeños trabajos en el campo y la vida que me rodeaba.
Allí tuvimos que cambiar de vehículo y esta vez del autobús pasamos a un coche normal, pero con el maletero abierto y atado con unas cuerdas debido a todo el equipaje que llevaba y en su interior con 7 adultos y un bebe. Delante el chofer con dos pasajeros a su lado y cuatro adultos entre ellos una mujer medianamente gruesa con su niño en el asiento trasero. Pierre, mi compañero es también un poco grueso y para cerrar la puerta tuvimos que retener la respiración apretarnos y así pudieron cerrarla. Claro esta que imposible hacer un mínimo movimiento. Menos mal que hasta la frontera solo había 40 km pero yo no sabía que en ese tramo el chofer se iba a detener tres veces en distintos controles de policía y entre los papeles del vehículo que les enseñaba había cada vez un billete de 1.000 fcfa para aliviar las penas y el cansancio de estos policías. Así que después de una hora bien enlatados como las sardinas llegamos a la frontera. Primero en la de Camerún, un control sin incidentes, y unos metros más allí la de Chad. En cuanto enseño el pasaporte con el visado del Chad, hecho en la embajada de Yaundé, el policía me dice que no es válido y que no puedo pasar. Yo no me había fijado, pero sí que había un pequeño error; ponía pasaporte depositado el 28-12-18 y valido a partir del 03-01-18. Esta claro que el secretario se había confundido con el año y en vez de poner 19 había puesto 18. Insisto que es un pequeño error de escritura, pero la negativa es rotunda e insisten que no puedo pasar y que debo regresar a la embajada en Yaundé para corregir el error. Les insisto y me presento diciendo que he vivido 14 años y que puedo llamar a gente conocida como el obispo…. Me dicen que en Europa por cosas menores echan a la gente. El coche en el que he venido tenía prisa y se ponen en camino. Yo me despido del compañero y esperando que se cansen y me dejen pasar me quedo delante de ellos más de una hora, pero nada de nada. Era más de la una de la tarde.
Al principio pensaba regresar a casa, pero poco a poco pienso que tengo un día y pico por delante pues la reunión comienza el lunes y puedo entrar por otra frontera a unos 900 km hacia el norte. Espero a ver si hay un coche que me lleve al pueblo de donde vengo, unos 40 km pero nada, así que cojo una moto que me lleva hasta el autobús. Había un gentío enorme esperando y un autobús pequeño al punto de salir. Voy a sacar el billete y la providencia de Dios y el hecho que solo llevaba una pequeña mochila encima hace que me encuentren un sitio en este autobús y encima en la cabina junto al chofer, un poco mas holgado que atrás. A eso de las tres nos ponemos de camino, yo calculaba unas 3 horas y media como por la mañana, pero esta vez en una parada el chofer se da cuenta que el vehículo pierde un líquido y con el tiempo de mirar y componerlo llegamos a destino a las ocho de la tarde, aquí ya bien de noches. El estomaga empieza a hacerme sus caprichos, pero lo primero que hago al llegar es ir a buscar un billete para continuar los 600 km que me separan de Yagua, frontera con Chad. Allí de nuevo un gentío inmenso pues era el final de las vacaciones de navidad y muchos regresaban a la escuela o al trabajo. De nuevo el Señor me acompaña y gracias a mi mochila pequeña me encuentran un sitio en un autobús que esta casi para salir.
Aprovecho para ir al baño, dar respiro a los caprichos del estómago; tomar un te caliente, para alegrarlo un poco, pues durante todo el día no había tomado nada y me subo al autobús. Parece que el autobús tiene una pequeña avería y nos hacen esperar mientras la solucionan. Eran las 10h30 de la noche cuando nos ponemos de camino y yo intento dormir un poco pues el cansancio se acumula. El camino es terrible, con baches que nos hacen saltar y danzar de un sitio para otro. A la vuelta pude tomar alguna foto para ilustrarlo.
A las seis de la mañana llegamos a Garua, después de haber recorrido los 280 km que nos separaban en tan solo siete horas y media. Allí hay que cambiar de autobús y espero el que debía llevarme hasta el destino, Yagua. La estación estaba archillena, con mucha gente y montañas de sacos, bolsos, paquetes…me dicen que el autobús saldrá a las siete, y aprovecho para desayunar un té y comerme un bocata de tortilla. Eran las 9 cuando nos ponemos en camino. Esta vez la carretera es mejor que la de la noche, pero aun así necesitamos cinco horas y media para recorrer los 300 km que nos separan. En Yagua, vive un compañero javeriano que lleva allí muchos años, apasionado por la cultura local, esta haciendo un museo del que otro día os hablaré. Habíamos hablado por teléfono y me esperaba. Que alegría el encontrarlo y el poder disfrutar de unos espaguetis con salsa de albahaca que me saben a gloria y de un guisado de cerdo delicioso. Primera comida normal después de dos días. Mientras como charlamos y me enseña rápidamente lo que está haciendo, aunque el tiempo me aprieta. Hacia las tres y media busca a un chaval que con la moto me acompaña hasta la frontera de Camerun que esta al borde del rio Logone que separa Camerún con Chad. Me subo en la barca para atravesar el rio y como estamos en la estación seca en poco mas de 10 minutos estoy en la otra orilla que es otro país. Aquí empienzan de nuevo los problemas y la paciencia.
Me olvidaba que para no tener el mismo problema que el día anterior, en la agencia del autobús había pedido el corrector blanco y había corregido de un modo impecable el 8 con un 9, de modo que no hubiera mas problemas. Pero esta vez me toca un joven militar medio analfabeto que insiste que el visado estaba caducado desde el 03, cuando ponía valido a partir del 03. Mas de media hora discutiendo y con paciencia, y me exigen dar 2.000 fcfa para poner el cuño, claro esta que sin el no puedo pasar y a pesar de todo tengo que sonreírle y darle las gracias. Hacia las cinco de la tarde llego a nuestra casa en Bongor. Después de más de dos días de viaje y unos 1700 km recorridos, pero dando gracias a Dios por haber llevado vivo y coleando.

Jueves 17 de enero 2019
Contemplando las maravillas que nuestros compañeros realizan.
A pesar del viaje hemos empezado la reunión el lunes por la mañana y no ha habido casi pausa hasta el jueves al mediodía. Ese día después de comer hemos ido con los compañeros de allí: Denis, un italiano, Felipe, un mejicano y Antxon que muchos de vosotros conocen a ver lo que ellos hacen. Primero hemos estado en el Lycee Technique Agricole (LTA) de Bongor Sieke. Es un instituto de formación agrícola que se ha creado y que nuestros compañeros llevan adelante. Es Denis sobre todo que se encarga de ello y nos ha impresionado el ver lo que allí se hace. Los alumnos además de hacer cursos teóricos tienen cursos prácticos y veréis fotos del vergel que allí en medio del desierto se ha creado. Una esperanza para esta gente que vive en un entorno hostil por la sequía y el calor.
De allí vamos a la Radio Terre Nouvelle (RTN), una radio diocesana y única radio FM en la zona y de la que desde hace unos años Antxon es el director. Él nos explica lo que hacen. Tiene unos 3 millones de oyentes y cada día emiten seis horas y media, con una variada parrilla de programas de desarrollo, religiosos, informativos, culturales...., en 7 u 8 idiomas. Nos dice que hay 10 personas que trabajan a tiempo completo como periodistas y técnicos y que tienen unos 30 corresponsales en los distintos pueblos en donde se escucha. Como la diócesis es muy grande se ha creado otro centro de emisión en Pala, centro de la diócesis. Nos comenta que a nivel económico hasta el 2016 era independiente pero estos últimos dos años, a causa de averías y grandes problemas técnicos hay bastante déficit. Por si esto fuera poco han tenido hace unos meses una gran avería causada por la empresa eléctrica de Bongor que en vez de enviar la corriente normal envió una corriente mucho mas fuerte quemando muchos aparatos.   
Por último, fuimos a la parroquia en donde trabajan los tres compañeros con Felipe como coordinador. Allí encontramos los catecúmenos reunidos como es costumbre debajo del árbol haciendo la catequesis y aprendiendo el evangelio de memoria. ¡Que recuerdos! En el seno de la parroquia hay una escuela de primaria que por las tardes es de secundaria y también una biblioteca que es una joya para los jóvenes que estudian y buscan un lugar de paz. En la parroquia están haciendo la adoración eucarística pues es jueves.
Volviendo a casa al caer de la tarde doy gracias por todo lo vivido y por todo lo que los compañeros hacen a pesar de las dificultades que les rodean. Sin duda que ha valido la pena el venir hasta aquí a pesar de los problemas vividos, del experimentar lo que se siente cuando te echan en una frontera y de pasar dos días de viaje sin parar. Espero que el viaje de regreso sea mas llevadero.

Y para acabar os pongo algunas reflexiones que encontré y que me parecen muy bonitas para comenzar el año:

LA FELICIDAD
"Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener otro hijo. Entonces nos sentimos frustrados porque los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos más felices cuando lo sean. Después de eso nos frustramos porque son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esta etapa. Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo (a) le vaya mejor, cuando tengamos un coche mejor o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados.
"La felicidad "es" el camino; así que atesora cada momento que tienes y atesóralo más cuando lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo y recuerda que el tiempo no espera por nadie... así que deja de esperar hasta que bajes cinco kilos, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que éste para ser feliz... la felicidad es un trayecto, no un destino!!!! Eduardo Galeano.

Oración Judía
Que tus despertares te despierten.
Y que al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruce en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque "solo" se trate de pan y agua.
Y que encuentres algún momento durante el día , aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo alto y agradecer, por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico equilibrio interno.
Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus brazos, abracen.
Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres te sorprendan, y que nunca dejen de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer por la tarea satisfactoria realizada durante el día.
Y que tu sueño sea calmo, reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio.
Y que no te creas más que nadie, porque, solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante, que cada segundo de vida es un regalo, un obsequio, y que, si fuésemos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar conciencia de ello.
Como un pequeñísimo homenaje al misterio de la vida que nos acoge, nos abraza y nos bendice.


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